martes, 2 de septiembre de 2014

David Benioff: Ciudad de ladrones

Título original: City of thieves
Idioma original: inglés
Traducción: Francisco Lacruz
Año de publicación: 2008
Valoración: recomendable

Situémonos en un lugar y un momento peliagudos: la ciudad de Leningrado durante su asedio en la II Guerra Mundial. En esa ciudad bombardeada sin tregua, acosada por las tropas alemanas y, sobre todo, por el hambre, y aterrorizada además por la rigurosa ley marcial que impone su propio ejército, sus habitantes tratan de sobrevivir como buenamente pueden. Dos de ellos, Lev, un muchacho medio judío atrapado saqueando el cadáver de un paracaidista enemigo, y Kolya, un soldado acusado de desertar, podrán librarse de ser ejecutados sólo si  cumplen una insólita misión: encontrar una docena de huevos para el pastel de bodas de la bella hija de un coronel de la NKVD.

A partir de esta curiosa premisa, Benioff lanza a sus protagonistas a recorrer la ciudad de Piter (como la llaman los lugareños), indagando en el mercado negro, enfrentándose con caníbales y por fin, cruzando la línea del frente para adentrarse en los bosques  infestados de partisanos rusos y Eizantzgruppen nazis. todo en busca de la maldita docena de huevos. los dos jóvenes, como no podía ser de otra manerA, acaban por hacerse amigos, a pesar de sus diferencias de carácter (tímido y taciturno uno, extrovertido y carismático el otro); la novela es, en buena medida, el relato de esta amistad, que se amasa compartiendo momentos de peligro, pero también incontables diálogos llenos de agilidad e ingenio y, sobre todo, el mismo fatum absurdo en medio de la situación más trágica imaginable.

Hay que decir que, además de novelista, David Benioff es guionista de cine y televisión y eso se nota en Ciudad de ladrones, en la eficaz limpieza de su prosa y, sobre todo, en que a pesar de los aparentes desvíos y peripecias varias, la trama avanza de manera discreta pero con la inexorabilidad de un tanque ruso T-34 y la eficiencia de un reloj soviéti... bueno, dejémoslo en suizo... Ahora bien, Benioff es guionista de Hollywood, no de películas indies y eso también se nota: sin pretender darle una connotación negativa, digamos que hay un cierto "toque Spielberg" que podría haberse ahorrado, sin menoscabo para la novela.

Eso sí, que nadie piense, tras leer el párrafo anterior, que esta novela cae en la excesiva sensiblería o que evita las imágenes más crudas de la guerra: muy al contrario, e incluso alguna de esas imágenes resulta especialmente perturbadora y, me temo, imborrable. Otra cosa es que el autor haya ido primando la eficacia narrativa, de forma que esta pasa por delante (que no por encima) de cualquier morosidad descriptiva o especulativa. No soslaya la denuncia del horror de la guerra, ni mucho menos, pero la subordina a la historia que nos está contando.

Una historia, por lo demás, de lo más amena y en apariencia, documentada con una minuciosidad exquisita. También es cierto que se supone que lo que el autor nos cuenta aquí es la historia de sus propios abuelos. Teniendo una familia así, no me extraña que David Benioff pensara que su vida de guionista de Hollywood era rutinaria y aburrida... Y la de quién no.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

que tipo de literatura es ?

Juan G. B. dijo...

Hola:
¿Te refieres al género literario? Pues yo diría que género bélico o incluso histórico, puesto que está ambientada durante la II Guerra Mundial.
Por lo demás, tiene mucho de novela de aventuras y si me apuras, de formación o "bildungsroman"...
Y, sobre todo, es una historia muy bien contada.