Idioma original: español
Año de publicación: 2012
Valoración: está bien
Hace ya bastantes años empecé a seguir un blog de humor absurdo llamado La decadencia del ingenio. Hace algunos meses empecé a seguir a un twittero gracioso, de un humor bastante absurdo, llamado Jaime Rubio. Hace algunas semanas descubrí dos cosas: que Jaime Rubio es el autor del blog La decadencia del ingenio, y que es también el autor de tres novelas de humor absurdo (como era de esperar): La decadencia del ingenio, El secreto de mi éxito y El problema de la bala. Cuando vi que la tercera estaba disponible en la página Libro de Notas a un precio más que asequible (ahora cuesta 2,40€, pero creo que yo la compré de oferta por 1€...) me decidí a probar...
Me gustaría hacer una aclaración antes de pasar a hablar del libro: creo que hay dos cosas que son especialmente difíciles para un escritor: escribir una escena de sexo sin caer en lo cursi ni lo pornográfico; y hacer reír al lector sin caer en el humor fácil de caca culo pedo pis. Son pocos los libros con los que recuerdo haberme reído (no una sonrisa irónica de complicidad, sino una carcajada que se oiga desde la habitación de al lado): así a bote pronto me acuerdo de haberme reido con Sin noticias de Gurb, con Wilt de Tom Sharpe, con algunos relatos de Woody Allen y Groucho Marx... y sí, lo confieso, con algunos pasajes del Quijote. Digo esto para que se ponga en perspectiva todo lo que voy a decir a continuación sobre la novela de Jaime Rubio.
Porque El problema de la bala es (¿ya lo había dicho?) una novela de humor absurdo, un poco en la línea de Christopher Moore. El protagonista de la novela decide un buen día suicidarse pegándose un tiro, sin saber que ese será solo el principio de sus problemas: acusado de asesinato (porque de hecho ha matado a una persona), debe enfrentarse simultáneamente a su propia putrefacción y a un proceso judicial rocambolesco en el que acabará sentenciado a muerte (otra vez) y recluido en la cárcel Modelo a espera de que se cumpla la sentencia.
Que conste que la novela me ha entretenido, que es para lo que se compra y se lee una novela como estas. Así que, en ese sentido, prueba superada, Jaime Rubio. Ahora, la mayor pega que le pongo al texto es que el humor que utiliza es muy blando, muy blanco, me habría gustado que fuese más incisivo y más ácido, y que no recurriese tanto a determinados tópicos o estereotipos (los abogados solo quieren dinero, los políticos son unos idiotas corruptos, etc.). He echado en falta en la mezcla un poco de Ricky Gervais o de Masaenfurecida, por decirlo así. O un poco más de absurdez, aunque parezca mentira leyendo el argumento de la obra del párrafo anterior. En algunas páginas da la impresión de que se acaba el impulso de la idea inicial y se sigue leyendo un poco por inercia, a la espera de que el tono remonte...
Y es una pena, porque tengo la impresión de que no haría falta mucho para afilar el texto, solo una dosis de ironía al estilo de Ambrose Bierce (cuando se pone irónico) o de sátira a lo Jonathan Swift (cuando se pone satírico). Recuerdo por ejempo un pasaje en que un personaje dice (aproximadamente, cito de memoria): "Usted no es perfecto: estudiaba Filosofía y seguro que se hizo algunos enemigos en la Facultad"; con haber cortado la frase después de "Usted no es perfecto: estudiaba Filosofía", ya habría sido más gracioso (aunque también más ofensivo para miles de estudiantes de Filosofía everywhere, claro).
En fin, que es una novela divertida, alocada, entretenida pero blandita. No descarto en algún momento (dentro de algún tiempo) comprarme alguna otra del mismo autor, aunque, entre tanto, me contentaré con seguir a Jaime Rubio en su blog y en Twitter.
1 comentario:
Ya en cuanto vimos que mencionabas a Christopher Moore nos echamos a temblar: a mucha gente le encantará pero a nosotras nos parece un sosón.
Por cierto, totalmente de acuerdo en la crítica que haces a la frase de la filosofía.
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