Idioma original: Inglés
Título original: Fear and loathing in Las Vegas
Año de publicación: 1971
Traducción: J. M. Alvarez / Ángela Pérez
Traducción: J. M. Alvarez / Ángela Pérez
Valoración: recomendable
Cuidado con según qué clásicos y lo que digas de ellos. Cuidado con pisar los cenagales críticos cuando uno se refiere a según qué libros. Yo he leído este libro dos veces: cerca de la veintena, rodeado de muchos compañeros de estudios que simplemente alucinaban con que un libro pudiese llegar a relatar en primera persona hechos tan alucinados como los que aquí se relatan, y ahora, ejem, pasados los cuarenta, con la pura intención de comprobar si esa imagen que conservaba de su lectura llega más allá de lo epatante de su historia.
Y sí, diría que no es para tanto, aunque seguiré diciendo que todo el mundo, sobre todo en ese rango de edades, debería leerlo alguna vez. Lo cual no es difícil: la lectura es rápida, casi frenética, el descontrol inherente a la acción y a su, entiendo, rigurosa experiencia en carne propia, no afecta al estilo, que es claro, accesible, no tan confuso como todo lo que pasa (y las circunstancias en que pasa) podría sugerir.
Hunter S. Thompson creó un estilo con este libro: el llamado periodismo Gonzo, en el que el escritor y narrador era el propio experimentador de la acción. Para ello se encargó de procurarse esa mítica maleta de drogas, continuamente inventariada, y la compañía de su abogado samoano. Poco consciente de que crearía esa corriente que recorrerían escritores de todo tipo, ya sea tomándose a pecho la premisa Gonzo, ya sea generando veloces historias de coches, drogas, alcohol, sexo y descontrol generalizado. El término Gonzo ha franqueado barreras y se ha instaurado en la cultura contemporánea: no te limites a crear, forma parte de tu creación. Si hasta hay porno Gonzo.
Entonces me debato entre asignarle o no un valor concreto: el literario es relativo, aquí no se trata de estilo, de estructura, de lírica (madre mía, ¡pobre del que busque lírica aquí!). Se trata de dar primero y dar dos veces, y de, al nivel que se pueda, escandalizar de alguna manera, por lo atrevido, por lo osado, por lo limítrofe con el delito o la apología del exceso. Si se encuentra un escenario delirante, ponerlo: si puede darse una vuelta de tuerca, darla. En eso este libro tiene un innegable valor, abrir esa brecha por la que muchos otros autores han discurrido, desde Welsh a Easton Ellis o Palahniuk, esa especie de literatura pop ligeramente acelerada y aderezada de experiencias tóxicas y extremas. Aunque puede que, por ello, no sea más que un subgénero de gran calado, y que, por esa misma influencia, muchos se hayan sentido empujados a poner sobre papel cualquier desvarío por descabellado que este sea, sin considerar si eso interesa o tiene algún valor por encima de la crónica de la experiencia.
Hace cuarenta años, este libro fue considerado una especie de apología de las adicciones. Su autor entró de bruces en el cajón de los malditos, que, si ello llegó a preocuparle en algún momento, podría ser que hasta fuera su intención. No hay mejor publicidad que esa: vuelvo a mencionar a Easton Ellis.
La novela fue adaptada al cine en 1998 por Terry Gilliam, con muy poca fortuna. Con la intervención en el papel principal de Johnny Depp, a la sazón amigo personal del escritor, que organizó su funeral cuando, muy coherentemente con la vida de excesos y descontrol del que este libro es testimonio necesario, se suicidó en 2005 pegándose un tiro en la cabeza. Dice su entrada en Wikipedia que sus restos mortales fueron disparados desde un cañón en lo alto de una torre. Vaya tela.
Entonces me debato entre asignarle o no un valor concreto: el literario es relativo, aquí no se trata de estilo, de estructura, de lírica (madre mía, ¡pobre del que busque lírica aquí!). Se trata de dar primero y dar dos veces, y de, al nivel que se pueda, escandalizar de alguna manera, por lo atrevido, por lo osado, por lo limítrofe con el delito o la apología del exceso. Si se encuentra un escenario delirante, ponerlo: si puede darse una vuelta de tuerca, darla. En eso este libro tiene un innegable valor, abrir esa brecha por la que muchos otros autores han discurrido, desde Welsh a Easton Ellis o Palahniuk, esa especie de literatura pop ligeramente acelerada y aderezada de experiencias tóxicas y extremas. Aunque puede que, por ello, no sea más que un subgénero de gran calado, y que, por esa misma influencia, muchos se hayan sentido empujados a poner sobre papel cualquier desvarío por descabellado que este sea, sin considerar si eso interesa o tiene algún valor por encima de la crónica de la experiencia.
Hace cuarenta años, este libro fue considerado una especie de apología de las adicciones. Su autor entró de bruces en el cajón de los malditos, que, si ello llegó a preocuparle en algún momento, podría ser que hasta fuera su intención. No hay mejor publicidad que esa: vuelvo a mencionar a Easton Ellis.
La novela fue adaptada al cine en 1998 por Terry Gilliam, con muy poca fortuna. Con la intervención en el papel principal de Johnny Depp, a la sazón amigo personal del escritor, que organizó su funeral cuando, muy coherentemente con la vida de excesos y descontrol del que este libro es testimonio necesario, se suicidó en 2005 pegándose un tiro en la cabeza. Dice su entrada en Wikipedia que sus restos mortales fueron disparados desde un cañón en lo alto de una torre. Vaya tela.
10 comentarios:
Buenas. Siento disentir contigo hoy, Francesc. El libro de Thompson se sigue estudiando en cualquier facultad de Filología Inglesa como un texto fundamental para entender el último tercio de la narrativa del siglo XX americana. Creo que está narrado con maestría, que es muy divertido y que constituye una sátira desternillante contra el llamado sueño americano (lo que no me parece poca cosa). Pero para gustos colores, que dijo uno comiéndose los mocos :) Saludos.
Bueno, Mike, yo recomiendo este libro, y a todo el mundo!. Simplemente veo que algunas de sus escenas ya han sido superadas por la realidad o por el empeño de los seguidores literarios de Thompson. Estoy de acuerdo en su influencia y en su valor, pero considero que los 40 años del libro empiezan a pesar en ciertos momentos. Mi admiración por Thompson es total e, insisto, pienso que es una lectura necesaria igual que tú, aunque no veo, por ejemplo, a quien le puede gustar Isabel Allende y Thompson, por poner un ejemplo estrafalario. No soporto a la Allende, si hace falta aclararlo. Gracias por el comentario.
Hola: gracias por ilustrarme en una cosa: yo pensaba que el término "gonzo", aparte de a uno que sale en El Informal, se refería precisamente a un tipo de pelis porno (y no, no soy un usuario entusiasta de este género: simplemente, es culturilla general). Nunca te acostarás sin ponerte el pijama, o algo así...
Un saludo.
Je! lo que se aprende en los blogs, aunque no sean guarretes!
No sabía que esa película (que no he visto) saliera de un libro. ¿Hay alguna película que no salga de un libro? Cada día descubro uno nuevo. Lo tendré en cuenta si un día me lo cruzo, parece curioso. Saludos
Pues sí, sale de un libro y tiene cierto reflejo fiel del libro, pero es difícil: hay cosas que no pueden ponerse en imágenes porque siempre son diferentes de las que se han creado en el cerebro durante la lectura. Gracias por el comentario.
Esperemos que algún escritor español llegue a escribir: "Miedo y asco en Eurovegas". El asco, al menos, está garantizado.
Jonan: tu comentario va directo a mi Top Five particular. Brillante como pocos.
Pues a mí la película me encantó. No paré de reír. Y en inglés molaba más. Johnny actuaba muy bien solo que en aquel entonces no se le tenía tanta estima. Me muero de ganas de leer el libro.
Problemas de leer antes el libro (como unos veinte añoa antes) que la película. No podría creerme a Johhny Depp en esa papel, jamás.
Gracias por comentar.
Publicar un comentario