martes, 28 de septiembre de 2010

Voltaire: Cándido o el optimismo

Título original: Candide, ou l'Optimisme
Idioma original: francés
Fecha de publicación: 1759
Valoración: recomendable

En casa tenemos desde tiempos remotísimos una colección bellamente encuadernada de Clásicos Universales. Siendo yo una adolescente, me dediqué a ir leyéndolos. Como en clase habíamos tocado la Ilustración, y se mencionó a Voltaire, y vi que teníamos este librito en la susodicha colección, pues lo leí. Y confieso que me decepcionó un poco. Supongo que esperaba una crítica atroz sobre todos los temas y algo que me escandalizara como había escandalizado a sus contemporáneos. Pero claro, había pasado un par de siglos, y habíamos cambiado. Nos escandalizaba otra forma de escribir, y Voltaire se me hacía un poco bastante moderado.

Pero me explico. Cándido es considerada su obra cumbre, y eso que él mismo rechazaba su autoría y estaba firmada con un seudónimo. Pero no se suele hacer caso de ello y el estilo del autor indica que realmente es Voltaire su creador.

Bien. Novela corta o cuento filosófico, es muy breve. Voltaire expone sus ideas sobre el mundo y los que lo habitan, criticando varias cuestiones: el pensamiento de Leibniz, que afirmaba que estamos en el mejor de los mundos posibles y que todo tiende a mejorar. Así, Cándido el protagonista, discípulo de Pangloss (Leibniz), se ve continuamente forzado a reafirmarse en esta idea, a pesar de las calamidades que le acontecen; también critica a la vieja aristocracia, anquilosada en unos conceptos ya caducos y orgullosa de su decadencia; a la Iglesia y la religión católica, como hervidero de hipócritas, intolerantes y fanáticos; a la sociedad y el mundo en el que vive, donde la crueldad y la oscuridad campan por doquier.

Documento interesante sobre el Siglo de las Luces que nos muestra cómo hay voces que discrepan del orden establecido. Voltaire se pasó la vida entre viajes a la Batilla y destierros de Francia, Alemania, Ginebra, etc, pues provocaba a los ciudadanos con sus sátitas y críticas feroces. En esta breve novela conseguimos encontrar la mayor parte de sus argumentos en contra de un optimismo crédulo y una religiosidad hipócrita e intolerante. El era deísta y concebía la existencia de una entidad superior no interventora en los devaneos humanos, “no hay reloj sin relojero”. Apoya el arte y la ciencia.

Pero, me decepcionó, sí. Me impactó la fuerte crítica que transmite, y el que aún así posea cierto optimismo, pues cree que no estamos en el mejor de los mundos posibles, pero podemos cambiarlo. Lástima que no comparto su visión sobre el mundo que debería ser. Quizá fue eso lo que hizo que no me gustara la novela. Es el mensaje de fondo el que me deja ese poso agrio que me dice que hay algo que me chirría. Pero leedlo. Es muy interesante.

8 comentarios:

Santi dijo...

Por cierto que, como curiosidad, el Cándido incluye una descripción del terrible terremoto que asoló Lisboa en 1755, y que, como se cuenta en la novela, mató a decenas de miles de personas.

Anónimo dijo...

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beatrizrodriguezsoto dijo...

Entro a hacer un comentario ocho años después de la reseña. Seguramente Sonia ya no es reseñista porque sigo desde hace un año la página de ULAD día a día y nunca he visto su firma. Da igual, no escribo para nadie. Digamos que me hago una reflexión a mí misma: Amo a Voltaire. Voltaire tiene buen humor, es sonriente, tolerante y burlón. Su agudeza es brillante y escribe muy bien, claro. Él no hace sus críticas con arengas ni exposiciones demostrativas.Él se burla, ironiza y llega incluso al sarcasmo pero siempre con maneras corteses. Tan sólo con la iglesia católica y su curia tiene expresiones más claras y severas y aún así, casi siempre pidiendo disculpas a un dios con el que difiere, a unos santos de los que se rie y a unos dogmas en los que no cree.
Cándido, en una primera lectura, me pareció soso. Ahora que conozco a Voltaire cada frase del relato me arranca una sonrisa. Y está tan bien escrito, con un lenguaje tan claro y sencillo! La dificultad, que tampoco es mucha, está en captar la ironía con que el autor se está expresando.
Creo que su Diccionario filosófico es el mejor libro para conocer a Voltaire. Largo, pero muy culto, ameno y divertido. Y no utiliza mucho ese humor "cortesano" tan habitual en él.
Cada vez estoy más convencida de la conveniencia de una segunda lectura de muchos libros ( algunos no la merecen ). Es asombroso cuántas cosas se ven en una segunda lectura. Parece una paradoja pero Cándido no lo entiendes si no conoces a Voltaire, Arte de amar (seguramente el libro que da más información de la mitología griega ) no lo entiendes si previamente no conoces bien la mitología griega, de Pedro Páramo no comprendes nada la primera vez que lo lees y no llegas a comprenderlo del todo después de varias veces y rebuscando la poca información que hay sobre su hermético autor, Faulkner resulta un jeroglífico, etc.,etc.. Y, al fin, leer un buen libro, apreciando todos sus detalles e incluso atisbando la personalidad del autor, es un gran placer.
Sin más.
Saludos.

beatrizrodriguezsoto dijo...

Entro a hacer un comentario ocho años después de la reseña. Seguramente Sonia ya no es reseñista porque sigo desde hace un año la página de ULAD día a día y nunca he visto su firma. Da igual, no escribo para nadie. Digamos que me hago una reflexión a mí misma: Amo a Voltaire. Voltaire tiene buen humor, es sonriente, tolerante y burlón. Su agudeza es brillante y escribe muy bien, claro. Él no hace sus críticas con arengas ni exposiciones demostrativas.Él se burla, ironiza y llega incluso al sarcasmo pero siempre con maneras corteses. Tan sólo con la iglesia católica y su curia tiene expresiones más claras y severas y aún así, casi siempre pidiendo disculpas a un dios con el que difiere, a unos santos de los que se rie y a unos dogmas en los que no cree.
Cándido, en una primera lectura, me pareció soso. Ahora que conozco a Voltaire cada frase del relato me arranca una sonrisa. Y está tan bien escrito, con un lenguaje tan claro y sencillo! La dificultad, que tampoco es mucha, está en captar la ironía con que el autor se está expresando.
Creo que su Diccionario filosófico es el mejor libro para conocer a Voltaire. Largo, pero muy culto, ameno y divertido. Y no utiliza mucho ese humor "cortesano" tan habitual en él.
Cada vez estoy más convencida de la conveniencia de una segunda lectura de muchos libros ( algunos no la merecen ). Es asombroso cuántas cosas se ven en una segunda lectura. Parece una paradoja pero Cándido no lo entiendes si no conoces a Voltaire, Arte de amar (seguramente el libro que da más información de la mitología griega ) no lo entiendes si previamente no conoces bien la mitología griega, de Pedro Páramo no comprendes nada la primera vez que lo lees y no llegas a comprenderlo del todo después de varias veces y rebuscando la poca información que hay sobre su hermético autor, Faulkner resulta un jeroglífico, etc.,etc.. Y, al fin, leer un buen libro, apreciando todos sus detalles e incluso atisbando la personalidad del autor, es un gran placer.
Sin más.
Saludos.

Luis Manteiga Pousa dijo...

¿Es este el mejor de los mundos posibles? Pienso que no. Es fácil imaginar mundos mejores pero ¿son posibles?. En algunos aspectos pienso que si, en otros pienso que no. Lo difícil es llevarlo a la práctica y , además, solemos discrepar sobre como sería un mundo mejor.

Luis Manteiga Pousa dijo...

Cuando Leibniz hablaba de que este es el mejor posible supongo que se refería a que era el mejor posible en ese momento histórico, a que en ese momento histórico hubiera sido imposible que el mundo fuera mejor, pero que no lo decía en términos absolutos de que el mundo de su época era el mejor de los posibles y ya no se podía mejorar. De hecho el tenía inquietudes para que mejorara y se esforzaba para ello. Por que es un hecho que el mundo cambia constantemente, el cambio es inherente a su Ser, puede ser para "mejor", o para "peor" o para "igual". Hegel, que también compartía el postulado de Leibniz de que este es el mejor de los mundos posibles, pensaba que cambiaba inexorablemente para bien, me parece que creía en el progreso continuo, hasta alcanzar la perfección. En esto no coincido con Hegel, pienso que la perfección no existe, o es inalcanzable.

Luis MP dijo...

Aunque, si todo está determinado...En ese caso este sería el mejor y el peor de los mundos posibles, el único posible.

beatrizrodriguezsoto dijo...

Claro, Luis, este es el único mundo posible.