Año de publicación: 1911
Valoración: Recomendable (especialmente para interesados)
La gota de sangre, novela breve de Emilia Pardo Bazán, no es muy memorable, pero cumple en tanto que ficción entretenida e incluso me atrevería a decir que moderadamente original. Yo la veo como una suerte de parodia de la literatura policíaca, aunque escrita desde una bonhomía respetuosa y juguetona carente de ese cinismo irónico que lastra a tantas propuestas similares.
¿De qué trata? Su protagonista y narrador, el Sr. Selva, descubre un cadáver cerca de su casa y acaba siendo considerado el principal sospechoso del crimen por las autoridades y la sociedad. A cualquier otro, esto le resultaría, cuanto menos, un inconveniente; a nuestro héroe, en cambio, le va que ni pintado, porque su vida era tediosa y ejercer de detective aficionado da color a su existencia.
En efecto: al Sr. Selva no le interesa resolver el asesinato para exculparse; ni siquiera le mueve un sentido de justicia abstracto; simplemente ve la oportunidad de convertirse en un «diletante de emociones» (página 32) y la abraza. Este rasgo de su personalidad hace que seguir sus pasos sea absorbente y permite que tome una decisión final tan sorprendente como moralmente cuestionable.
Al argumento de La gota de sangre se le pueden achacar diversos excesos: motivaciones un tanto excéntricas, abuso del azar y las conveniencias forzadas, conclusiones alcanzadas gracias al sexismo o la psicología más rancia… Sin embargo, estos excesos son, por lo general, deliberados: Bazán los remarca constantemente y, de hecho, conforman parte de la mentada crítica bienintencionada de la autora al género negro y sus clichés.
Varios elementos dotan de atractivo a esta historia. Por ejemplo, su ligereza, que permite que se lea de una sentada. O su prosa, que imprime un ritmo agilísimo a la acción y abunda en descripciones o diálogos cargados de humor. Ah, y no creo que haga falta mencionar de nuevo al fascinante Sr. Selva.
Desgraciadamente, ciertos apartados del conjunto están menos logrados. A saber: no se exprime satisfactoriamente la simpática rivalidad que surge entre el protagonista y el Sr. Cordelero, el policía que desconfía de él y se toma las cosas mucho más en serio. Sumemos a esto que el desenlace se antoja algo precipitado, impidiendo que el clímax alcanzado unos párrafos antes impacte todo lo que debería.
En cualquier caso, La gota de sangre es un clásico que, dentro de lo que cabe, se conserva relativamente fresco. Gustará especialmente a los amantes del misterio y lo detectivesco, pero igualmente deleitará a un público mayoritario; siempre y cuando este público mayoritario entienda, claro, que ni siquiera una mujer adelantada a su tiempo como era Bazán puede escapar de su contexto, por lo que es normal que proclame, en boca de su narrador, ideas machistas o clasistas, que seguro que ella compartía en parte.
También de Emilia Pardo Bazán en ULAD: Aquí
2 comentarios:
No conocía esta novela corta de Doña Emilia y espero leerla. En cuanto al argumento me ha recordado a La incógnita/Realidad de Galdós. Quizás sea un guiño de ella a él; como queriéndole decir: mira, para "novelitas de asesinatos" no hace falta escribir dos novelas .
No conocía las novelas de Gladós que mencionas, Salvador. Me las apunto.
Si al final lees "La gota de sangre", ya me dirás qué te parece.
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