martes, 10 de septiembre de 2019

Juan Bonilla: La novela del buscador de libros


Idioma: español
Año de publicación: 2018
Valoración: recomendable, como poco

¿Se lo puede uno pasar pipa (no os quejéis del adverbio, que iba a poner "pirata") con un libro que trata en exclusiva sobre libros y, es más, sobre los libros que le gustan a otra persona y, ES MÁS, sobre la pulsión bibliómana de su autor? Pues sí. Abro hil... digoo, here we go! 

Supongo que pocos lectores sabrán que el conocido escritor Juan Bonilla es también un irredento coleccionista de libros, sobre todo de las vanguardias del siglo XX en España e Hispanoamérica; me refiero a primeras o segundas ediciones, ejemplares de alguna edición especial de los mismos, etc... Es, por tanto, un infatigable buscador en librerías de viejo, ferias del libro usado o incluso rastreador en la red digital.

Esta peculiar "novela" se puede considerar, además, en parte una "novela de aprendizaje", en la que Bonilla nos va contando sus primeros pinitos como coleccionista -incluso como lector-, sus obsesiones temporales o preferencias por determinados autores -el poeta y paisano suyo Julio Mariscal, el también gaditano Fernando Quiñones, o el "gran autor juvenil" Bukowski-, sus periplos por diferentes países en busca de sus objetos de deseo, las diferentes librerías en las que se provee y los libreros con los que ha entablado relación y en ocasiones, amistad... Incluso en un capítulo nos cuenta algún mal momento económico, en el que ha debido vender parte de su colección, y esta circunstancia se integra como un elemento más en ese "aprendizaje" del coleccionista.

Encontramos en este libro capítulos realmente deliciosos, como los dedicados alas librerías de viejo de Sevilla o de diferentes ciudades latinoamericanas -ay, ese recuerdo de Tegucigalpa-... o la legendaria "librería-burdel" en la casa del poeta Trujillo, en Bogotá; otros, dedicados a los catálogos de ciertas librerías - Ulysses, Renacimiento, L'Arengario-, objeto de coleccionismo, a su vez. o el dedicado a una de las librerías preferidas del autor, la enorme y llena de promesas Strand, en Nueva York. también, entre otros capítulos sobre las exquisiteces de la edición y las cubiertas vanguardistas, podemos deleitarnos con otro dedicado en exclusiva a ¡oh, maravilla! las cubiertas de Lolita, un caso paradigmático en el que la ilustración de la cubierta ha ido cambiando a lo largo de los años, pero también determinando de manera fundamental la percepción que se ha ido teniendo de la novela. En fin, nada nuevo para los lectores de este blog, gracias al quehacer y perspicacia de nuestra preclara Beatriz Garza: aquí.

Debo decir que los momentos en que Bonilla se explaya sobre vaguedades más teóricas, como la naturaleza de la literatura o la relación de ésta con la vida real, me han resultado menos interesantes (aunque no tediosos, pues la competencia prosista de este autor está más que comprobada); pero ya digo que los que tratan de algún asunto concreto, ya sea sobre un autor, un libro deseado, una librería añorada... me han parecido una verdadera delicia, que nos pueden hacer sentir, aunque sea de forma vicaria, como parte de esa cofradía de apariencia tranquila pero ánimo febril que son los cazadores de libros viejos... participar así en la emoción de la búsqueda y la satisfacción -¿o es insatisfacción? No queda del todo claro- del anhelado hallazgo. comprender, en suma en que consiste una forma más de pasar por el mundo, unas vidas tan intensas como las que pueden tener el explorador, el aventurero o el amante más conspicuo. Supongo que ese es el objetivo de cualquier coleccionismo y, claro está, de la literatura.

Otros títulos de Juan Bonilla reseñados en Un Libro Al Día: Prohibido entrar sin pantalonesTotalidad sexual del cosmos

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Dark heart of mine, who only wakes up with the thunder of anger.

Juan G. B. dijo...

Miña Terra Galega, donde el cielo es siempre gris.

Lupita dijo...

Yo estoy convencida de que al señor Baigorri le encantaría mi colección.
Aparte de eso, tengo seis Quijotes, varios muy muy bizarros.

Juan G. B. dijo...

Hola Lupita:
Al señor Baigorri sin duda... Al señor Bonilla no lo sé, puesto que lo suyo son las vanguardias y esas cosas...
Un saludo y gracias por tu visuta.