Título original: Gràcies per la propina
Año de publicación: 1994
Valoración: bastante recomendable
Sin duda uno de los escritores valencianos actuales más conocidos (sobre todo, aunque no sólo, entre los que escriben en la lengua vernácula) es Ferran Torrent, "el Tigre de Sedaví", un autor basatante prolífico y que sobre todo ha cultivado cierto tipo de novela negra. pero hace 25 años publicó también este libro, que podemos adscribir a un género de "ficción nostálgica"; incluso tal vez lo que ahora llamaos "autoficcción", ya que parece que el protagonista coincide cn algunos puntos biográficos con el autor: por ejemplo, es de su misma generación y vive en un pueblo muy cercano a Valencia, en los años 60; en el caso del Ferran de la novela, junto a su hermano, su abuelo y sus tíos, pues es o son huérfanos de padre y madre. Forman así una familia compuesta sólo por hombres -hay que añadir a algunos pintorescos amigos- lo que, en principio, parecería sinónimo de desastre, pero que, aunque éste se bordee en alguna ocasión, resulta ser un arreglo que funciona bastante bien; cierto que, pese a su apariencia desastrada y hasta anárquica, la familia Torres del libro remeda la estructura de cualquier otra más "tradicional", con el abuelo como numen benévolo y protector, el tío Tomás como "padre", que sale al mundo a ganar el sustento de todos -a gastárselo, en este caso- y el tío Ramonet como figura "materna" que mantiene, hasta cierto punto, el orden en el hogar.
Siendo sobre todo la historia de dos chavales, el narrador y su hermano Pepín, durante su adolescencia y primera juventud, ésta no deja de ser una novela de formación e incluso, en gran medida, de "educación sentimental"... y quien dice sentimental quiere decir sexual, claro, aunque, de acuerdo con los tiempos en que se desarrolla, esta "educación" no podía ser otra cosa que insuficiente y bastante cutre: de los achuchones furtivos a las mujeres aprovechando los vaivenes del transporte público, al socorrido recurso a las profesionales del tema, sector con el que los hermanos adquieren mucha familiaridad, gracias a los tratos de su tío Tomás con diversas barras americanas de la ciudad, y porque uno de sus mejores amigos es el Fino, un gitano macarra -por proxeneta, me refiero- que es todo un ejemplo de seriedad y rigor en los negocios, por otra parte... Con tales elementos, puede parecer, y sin duda es así en un principio, que esta novela que es, en gran medida, un campo de nab eminentemente masculina, impera un espíritu misógino o al menos displicente con las féminas, pero no es así: no sólo nuestro protagonista-narrador descubrirá, tanto en su propia persona como a través de ejemplos cercanos, lo que es el amor y la consideración hacia las mujeres, sino que muestra, o se muestra en la novela, una sensibilidad respetuosa con la desgraciada historia de la mujer del Carraca -otro de los grandes amigos, y socio, del tío Tomás-, y también con aquel.
Lo mejor de la novela, aparte de la competencia con que está escrita y que hace un retrato algo diferente del habitual, por oxigenada, de una época que en España no dejaba de ser opresiva y triste, es que muestra una bonhomía y una tolerancia encomiables: sus protagonistas son seguidores de la doctrina del "vive y deja vivir" -lo que no significa que no se den cuenta del oprobio de los tiempos y se resistan a él en la medida de lo posible-, y tienen un sentido de la familia y de la amistad cimentado en el cariño y la empatía, mucho más que en las obligaciones sociales o el interés. Una familia desastrosa en aspectos financieros o educativos, pero que, sin duda, en otros más importantes resultaría ejemplar en aquellos tiempos tan oscuros para la libertad y la dignidad de los ciudadanos españoles... y que, sin embargo, algunos malnacidos no sólo echan de menos sino que están empeñados que vuelvan.
Otros títulos de Ferran Torrent reseñados en Un Libro Al Día: Sombras en la noche, No me vacilen al comisario
Lo mejor de la novela, aparte de la competencia con que está escrita y que hace un retrato algo diferente del habitual, por oxigenada, de una época que en España no dejaba de ser opresiva y triste, es que muestra una bonhomía y una tolerancia encomiables: sus protagonistas son seguidores de la doctrina del "vive y deja vivir" -lo que no significa que no se den cuenta del oprobio de los tiempos y se resistan a él en la medida de lo posible-, y tienen un sentido de la familia y de la amistad cimentado en el cariño y la empatía, mucho más que en las obligaciones sociales o el interés. Una familia desastrosa en aspectos financieros o educativos, pero que, sin duda, en otros más importantes resultaría ejemplar en aquellos tiempos tan oscuros para la libertad y la dignidad de los ciudadanos españoles... y que, sin embargo, algunos malnacidos no sólo echan de menos sino que están empeñados que vuelvan.
Otros títulos de Ferran Torrent reseñados en Un Libro Al Día: Sombras en la noche, No me vacilen al comisario
1 comentario:
Gran reseña Juan. Muy acertado lo que dices en el párrafo final.
Saludos
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