Título original: Tu, calla!/Tú, ¡cállate!
Año de publicación: 2018
Valoración: muy recomendable
Estamos asistiendo, últimamente en España, a un momento en el que los derechos de los ciudadanos son recortados, día tras día y de manera alarmante. Parece que en pocos años se ha abierto la veda a limitar, recortar y restringir derechos y libertades que costaron mucho conseguir, y corremos el riesgo de que en poco tiempo los perdamos de nuevo. Nos acercamos a tiempos que nos llevan a épocas oscuras de nuestro pasado, y libros como el presente sirven para encender una luz que nos despierte, que ilumine ante nuestros ojos la realidad de lo que está pasando.
Así, la obra que nos ocupa es un libro de denuncia, y su título contundente y el subtítulo que lo acompaña ya lo indican claramente. Estamos en una clara lucha entre la censura y el derecho a la libertad de expresión y manifestación. Del resultado de esta confrontación depende nuestra libertad, aunque ya avisó Angela Davis que «la libertad es una batalla constante» y, por tanto, siempre hay que estar atentos.
Con la censura como elemento nuclear, ya en las primeras páginas las autoras nos ponen rápidamente en antecedentes y narran el origen y propósitos del libro. Así empiezan mencionando la reforma del Código Penal y la Ley Mordaza, ambas aprobadas el 1 de julio de 2015 como respuesta principal a tres movimientos que ponían en jaque, a través de la desobediencia civil, un estado heredado del franquismo y regido por la constitución de 1978: el 15M, Podemos y el soberanismo catalán. A ello, hay que añadir la irrupción con fuerza de movimientos reivindicativos antifascistas, la plataforma PAH, las protestas por el soterramiento del AVE en Murcia, manifestaciones feministas... Mucha desobediencia civil para un estado acostumbrado a atar en corto a sus ciudadanos. ¿La respuesta del estado ante el cambio de paradigma social y tanta reivindicación? Más represión, a través de un endurecimiento del Código Penal y la aprobación de la Ley Mordaza (ley criticada por asociaciones como Amnistía Internacional, Human Rights Watch, entre otras y medios internacionales como el New York Times, que afirmó que la ley recordaba a los tiempos de Franco).
Con este propósito censor y represivo, la aprobación de la Ley Mordaza es clave, ya que modificando la tipificación de algunos delitos y pasando otros a ser infracciones administrativas en lugar de penales, se elimina la presunción de inocencia; en lugar de que la fiscalía tenga que probar la culpabilidad, es el supuesto infractor quien debe probar la inocencia y hacerlo por encima de la presunción de veracidad y la discrecionalidad de los agentes policiales. Si a ello le sumamos una falta de investigación sobre las prácticas que llevan a cabo los cuerpos y fuerzas de seguridad, tenemos un sistema policial regido por una gran dosis de impunidad. La propia ONU ya denunció la manera en la que la ley estaba redactada y el peligro que suponía debido a la restricción del derecho a la libertad de expresión que implicaba; también, en un artículo escrito por «UN experts», se avisaba que «tal y como están definidos los crímenes, podrían criminalizar aquellos que convoquen manifestaciones pacíficas». El resultado y el ejemplo más evidente de esto es la detención y acusación de rebelión a Jordi Cuixart y Jordi Sánchez, por haber participado en una manifestación pacífica. A día de hoy, siguen en prisión provisional, sin haber sido juzgados aún, más de un año más tarde de aquellos hechos.
En un escenario geopolítico como en el que nos encontramos, la situación de alerta terrorista que vive Occidente y en concreto España fue utilizada por parte del gobierno para instrumentalizar el miedo y el populismo, aprobando una ley que tenía también como propósito atacar directamente la libertad de expresión y coartar las libertades de los ciudadanos. Así, una interpretación sesgada sobre lo que es «Terrorismo e incitación al terrorismo» sirve al aparato estatal para criminalizar la actuación, por ejemplo, de los CDRs (Comités de Defensa de la República) y convertir manifestaciones pacíficas en posibles actos de terrorismo. Como ejemplo, la acusación de terrorismo a dos personas (Adrià Carrasco y Tamara Vila) por el simple hecho de levantar las barreras de un peaje en una acción de resistencia pacífica. Pero no únicamente el aparato represor se escuda en unas leyes ambiguas y difusas, sino que también tiene el soporte y complicidad de los medios de comunicación afines al poder, que crean un relato de violencia (incluso antes de que haya detenciones) para justificar acciones posteriores. Los medios difunden miedo a través de mentiras, el estado actúa. Todos perdemos. Así, la estrategia es clara: se crea la noticia acompañándola de lenguaje bélico, se genera un ambiente donde la opinión pública consienta cualquier medida, y luego se aplica la (supuesta) justicia. La prueba del endurecimiento del código penal es que ha habido más sentencias por enaltecimiento del terrorismo después de la renuncia definitiva de ETA a las armas que antes de ese hecho.
La consecuencia directa de ello no es únicamente la censura ejercida por el estado, sino también la propia autocensura. Y es que la detención de hasta 76 personas entre 2014 y 2016 por comentarios en Twitter tienen como objetivo este efecto autocensor, en claro detrimento de la libertad de expresión. Como ejemplo evidente está el de Cassandra, acusada de enaltecimiento del terrorismo por tuitear un chiste sobre Carrero Blanco. La autocensura aplicada por un doble motivo: por el posible procedimiento judicial penal, pero también por el perjuicio que causa el mismo al implicado en su vida laboral, a su estado de salud, etc. En los casos tratados, sea el acusado absuelto o no, en el propio proceso ya está el castigo.
Algo similar ocurre con la incitación al odio; la ley fue creada pensada para proteger grupos vulnerables o tradicionalmente discriminados o minorías desamparadas o en riesgo de exclusión social. Sin embargo, no ha sido así, atribuyendo delitos de incitación al odio a los críticos contra la policía nacional, el PP o la Monarquía, todos ellos estamentos en clara posición dominante y lejos de encontrarse en una situación de vulnerabilidad. Hay cargos por delitos de odio a propietarios de un restaurante por negarse a servir a la policía tras el referéndum del 1O, o un civil que se puso una nariz de payaso al lado de un policía. Y la diferencia de trato es aún más evidente si nos fijamos en una cierta impunidad del que la extrema derecha parece gozar por parte de la policía, fiscalía y sistema judicial. Una impunidad que tiene como resultado una ayuda a favor de la represión.
En el capítulo dedicado a la ley mordaza se habla de la facilidad con la que las críticas a los estamentos policiales se transforman en faltas de respeto con las consiguientes multas a quien las realiza. Y todo ello también se hace extensivo al colectivo de periodistas, que son obstaculizados por hacer su labor, atentando contra la libertad de información. Hay que poder ser crítico con el sistema, pues en caso contrario nos acercamos demasiado a un estado totalitario. El libro destaca varios casos de aplicación restrictiva de la ley mordaza, con multas a periodistas y manifestantes, con un objetivo claro que vas más allá del castigo puntual: el objetivo final es el de atemorizar y avisar al resto de la población; si haces esto, te ocurrirá lo otro, así que cuidado. Así, se veta el debate, se elimina el pensamiento crítico, se restringe la opinión, se censura la discrepancia, se criminaliza la disidencia.
El libro también trata sobre las consecuencias de todo ello, que consisten principalmente en un aumento de la represión hacia la libertad de expresión que conduce a la autocensura, y la represión de la libertad de manifestación conduce a la desmovilización. De hecho, Amnistía Internacional explica de manera clara que manifestarse es un derecho y que “las autoridades tienen una obligación positiva de facilitar el desecho de reunión”, ¿ocurre así en España? De hecho, el propio Tribunal Constitucional afirma que “el espacio urbano no es solo un ámbito de circulación, sino también un ámbito de participación, por lo que cualquier corte de tráfico o invasión de calzadas producido por el curso de una manifestación puede incluirse en los límites del artículo 21.2 CE.”. ¿Con lo que afirma el TC, sería entonces terrorismo cortar una autopista? No debería serlo, pero actualmente podríamos ser acusados de ello. El resultado de ello es un exceso de autocensura en la población, convirtiéndonos nosotros mismos en represores de la libertad de expresión.
El libro está repleto de ejemplos que ponen en evidencia esta interpretación abusiva, sesgada e interesada de la ley, además de los ya mencionados anteriormente. Así nos habla de los casos de Pitu y Apurtu.org, Valtònyc, Ermengol Gassiot, y Cesar Strawberry, Pablo Hásel, los chicos de Altsasu, Willy Toledo, la criminalización de los CDRs, la existencia de presos políticos catalanes y denuncias contra profesores por hablar de los hechos del 1 de octubre, entre muchos otros casos.
A pesar de ser un ensayo con gran trasfondo jurídico-legal, las autoras han conseguido redactarlo de manera sencilla, haciéndolo totalmente accesible a cualquier lector, y es de agradecer, pues no parecía tarea fácil. Además, se nota el gran trabajo de documentación realizado, pues se nombran y se explican múltiples casos donde se hace evidente este retroceso en los derechos humanos. Se trata, por tanto, de un libro muy necesario en el que se pone de relieve la deriva represora de un estado que, en lugar de adaptarse a las demandas de la sociedad a la que debe dar respuesta, opta por intentar acallarla. Independientemente de la posición política que se tenga, el libro es necesario porque habla de algo que, ideología política aparte, nos concierne a todos: el derecho a la libertad de expresión y manifestación. Y aunque retrata casos ocurridos en el estado español, el libro también puede ser de interés para aquellos que, desde fuera, quieran ver lo que actualmente ocurre en España, una de las supuestas democracias avanzadas. Así estamos.
Y para profundizar un poco más sobre el momento en el que nos encontramos, hablamos con una de sus autoras, Laura Huerga, que amablemente ha aceptado participar en esta breve entrevista:
¿En qué momento decidisteis lanzaros a escribir sobre esta temática? ¿Cuál fue el detonante?
La acumulación de casos en un tema tan delicado como el de la libertad de expresión y que, como editorial, es nuestra obligación defender con más ahínco incluso. Era un listado que, al principio pretendía ser una enumeración de injusticias, y que se acabó convirtiendo en una voluntad expresa de querer conocer nuestros derechos y entender las leyes que los vulneran. También nos interesaba saber quién o qué intereses podría haber detrás.
En una sociedad donde constantemente vemos nuevos casos de censura, debe ser difícil escoger un momento en el cual terminar el libro. ¿Cuál fue el motivo final que os dijo "tenemos que sacarlo ya"?
Teníamos la sensación de que para que el libro sirviese de algo, tenía que salir pronto. Pedro Sánchez había prometido la derogación de la ley mordaza y cuando empezó el debate en el Congreso ya sólo se hablaba de posible reforma. El libro pretende concienciar sobre la necesidad de la derogación para recuperar derechos humanos fundamentales como la libertad de expresión y de manifestación, aunque en realidad sólo es una de las cosas que se tendrían que hacer para proteger estos derechos.
En el libro comentáis, mencionando la tesis de Naomi Klein, que los gobiernos aprovechan momentos de crisis en los que la sociedad está centrada en salir adelante para implantar medidas poco populares. ¿Creéis que la sociedad ha apartado la mirada ante los abusos, o incluso hay cierta parte de la sociedad que, por ignorancia o incluso por interés, ha callado ante los recortes sobre la libertad?
El gobierno español lo ha utilizado de tal manera que parecía que siguiera las instrucciones de la propia Klein como si fuera un manual de la represión. En cuanto al resto de nosotros, siempre hay motivos por los que callar, sin duda. Desde el riesgo personal hasta el interés. Desde el miedo al otro hasta la explotación de una situación de vulnerabilidad de ese mismo otro. Pero callar ante estas injusticias es lo mismo que ejercerlas. Es consentir. Es legitimar.
Tras la publicación simultánea en catalán y castellano, ¿el público lo ha recibido de igual manera?
En catalán ha funcionado mucho mejor que en castellano, pero es cierto que el apoyo de la prensa catalana ha sido imprescindible para su difusión. Es algo que aún tendríamos que trabajar en la edición castellana, así como la presencia de actos fuera de Cataluña que ayudarían también.
Este libro se ha publicado en un momento en que la situación se estaba haciendo ya insostenible, pero tras el auge de partidos como VOX parece que no estamos aún en el peor momento. ¿Creéis que en un corto plazo de tiempo será necesario sacar un nuevo volumen para denunciar nuevos casos?
A cada nueva noticia tomamos notas para actualizar los contenidos. Lo cierto es que algunos de los casos han tenido alguna actualización, pero no es relevante para el hilo que sigue el relato. Los casos nos ayudan a explicar los agujeros, vacíos, vaguedades y errores, tanto de la ley mordaza como de la reforma del código penal. Y dado que sigue pasando con otros nombres y en otros sitios, el discurso sigue teniendo el mismo interés.
Pregunta final, y hablando de autocensura, ¿os ha influenciado de algún modo a la hora de escribir el libro? ¿Os habéis autocensurado o lo habéis escrito con total libertad?
No nos hemos censurado y hemos realizado un ejercicio de autocrítica muy intenso para que así no pasara. Nuestro editor incluso nos hizo una broma, señalando un párrafo que no desvelaré, sobre qué tipo de pastelitos preferíamos que nos llevara a prisión. A veces el humor es el único revulsivo que nos queda.
Así, la obra que nos ocupa es un libro de denuncia, y su título contundente y el subtítulo que lo acompaña ya lo indican claramente. Estamos en una clara lucha entre la censura y el derecho a la libertad de expresión y manifestación. Del resultado de esta confrontación depende nuestra libertad, aunque ya avisó Angela Davis que «la libertad es una batalla constante» y, por tanto, siempre hay que estar atentos.
Con la censura como elemento nuclear, ya en las primeras páginas las autoras nos ponen rápidamente en antecedentes y narran el origen y propósitos del libro. Así empiezan mencionando la reforma del Código Penal y la Ley Mordaza, ambas aprobadas el 1 de julio de 2015 como respuesta principal a tres movimientos que ponían en jaque, a través de la desobediencia civil, un estado heredado del franquismo y regido por la constitución de 1978: el 15M, Podemos y el soberanismo catalán. A ello, hay que añadir la irrupción con fuerza de movimientos reivindicativos antifascistas, la plataforma PAH, las protestas por el soterramiento del AVE en Murcia, manifestaciones feministas... Mucha desobediencia civil para un estado acostumbrado a atar en corto a sus ciudadanos. ¿La respuesta del estado ante el cambio de paradigma social y tanta reivindicación? Más represión, a través de un endurecimiento del Código Penal y la aprobación de la Ley Mordaza (ley criticada por asociaciones como Amnistía Internacional, Human Rights Watch, entre otras y medios internacionales como el New York Times, que afirmó que la ley recordaba a los tiempos de Franco).
Con este propósito censor y represivo, la aprobación de la Ley Mordaza es clave, ya que modificando la tipificación de algunos delitos y pasando otros a ser infracciones administrativas en lugar de penales, se elimina la presunción de inocencia; en lugar de que la fiscalía tenga que probar la culpabilidad, es el supuesto infractor quien debe probar la inocencia y hacerlo por encima de la presunción de veracidad y la discrecionalidad de los agentes policiales. Si a ello le sumamos una falta de investigación sobre las prácticas que llevan a cabo los cuerpos y fuerzas de seguridad, tenemos un sistema policial regido por una gran dosis de impunidad. La propia ONU ya denunció la manera en la que la ley estaba redactada y el peligro que suponía debido a la restricción del derecho a la libertad de expresión que implicaba; también, en un artículo escrito por «UN experts», se avisaba que «tal y como están definidos los crímenes, podrían criminalizar aquellos que convoquen manifestaciones pacíficas». El resultado y el ejemplo más evidente de esto es la detención y acusación de rebelión a Jordi Cuixart y Jordi Sánchez, por haber participado en una manifestación pacífica. A día de hoy, siguen en prisión provisional, sin haber sido juzgados aún, más de un año más tarde de aquellos hechos.
En un escenario geopolítico como en el que nos encontramos, la situación de alerta terrorista que vive Occidente y en concreto España fue utilizada por parte del gobierno para instrumentalizar el miedo y el populismo, aprobando una ley que tenía también como propósito atacar directamente la libertad de expresión y coartar las libertades de los ciudadanos. Así, una interpretación sesgada sobre lo que es «Terrorismo e incitación al terrorismo» sirve al aparato estatal para criminalizar la actuación, por ejemplo, de los CDRs (Comités de Defensa de la República) y convertir manifestaciones pacíficas en posibles actos de terrorismo. Como ejemplo, la acusación de terrorismo a dos personas (Adrià Carrasco y Tamara Vila) por el simple hecho de levantar las barreras de un peaje en una acción de resistencia pacífica. Pero no únicamente el aparato represor se escuda en unas leyes ambiguas y difusas, sino que también tiene el soporte y complicidad de los medios de comunicación afines al poder, que crean un relato de violencia (incluso antes de que haya detenciones) para justificar acciones posteriores. Los medios difunden miedo a través de mentiras, el estado actúa. Todos perdemos. Así, la estrategia es clara: se crea la noticia acompañándola de lenguaje bélico, se genera un ambiente donde la opinión pública consienta cualquier medida, y luego se aplica la (supuesta) justicia. La prueba del endurecimiento del código penal es que ha habido más sentencias por enaltecimiento del terrorismo después de la renuncia definitiva de ETA a las armas que antes de ese hecho.
La consecuencia directa de ello no es únicamente la censura ejercida por el estado, sino también la propia autocensura. Y es que la detención de hasta 76 personas entre 2014 y 2016 por comentarios en Twitter tienen como objetivo este efecto autocensor, en claro detrimento de la libertad de expresión. Como ejemplo evidente está el de Cassandra, acusada de enaltecimiento del terrorismo por tuitear un chiste sobre Carrero Blanco. La autocensura aplicada por un doble motivo: por el posible procedimiento judicial penal, pero también por el perjuicio que causa el mismo al implicado en su vida laboral, a su estado de salud, etc. En los casos tratados, sea el acusado absuelto o no, en el propio proceso ya está el castigo.
Algo similar ocurre con la incitación al odio; la ley fue creada pensada para proteger grupos vulnerables o tradicionalmente discriminados o minorías desamparadas o en riesgo de exclusión social. Sin embargo, no ha sido así, atribuyendo delitos de incitación al odio a los críticos contra la policía nacional, el PP o la Monarquía, todos ellos estamentos en clara posición dominante y lejos de encontrarse en una situación de vulnerabilidad. Hay cargos por delitos de odio a propietarios de un restaurante por negarse a servir a la policía tras el referéndum del 1O, o un civil que se puso una nariz de payaso al lado de un policía. Y la diferencia de trato es aún más evidente si nos fijamos en una cierta impunidad del que la extrema derecha parece gozar por parte de la policía, fiscalía y sistema judicial. Una impunidad que tiene como resultado una ayuda a favor de la represión.
En el capítulo dedicado a la ley mordaza se habla de la facilidad con la que las críticas a los estamentos policiales se transforman en faltas de respeto con las consiguientes multas a quien las realiza. Y todo ello también se hace extensivo al colectivo de periodistas, que son obstaculizados por hacer su labor, atentando contra la libertad de información. Hay que poder ser crítico con el sistema, pues en caso contrario nos acercamos demasiado a un estado totalitario. El libro destaca varios casos de aplicación restrictiva de la ley mordaza, con multas a periodistas y manifestantes, con un objetivo claro que vas más allá del castigo puntual: el objetivo final es el de atemorizar y avisar al resto de la población; si haces esto, te ocurrirá lo otro, así que cuidado. Así, se veta el debate, se elimina el pensamiento crítico, se restringe la opinión, se censura la discrepancia, se criminaliza la disidencia.
El libro también trata sobre las consecuencias de todo ello, que consisten principalmente en un aumento de la represión hacia la libertad de expresión que conduce a la autocensura, y la represión de la libertad de manifestación conduce a la desmovilización. De hecho, Amnistía Internacional explica de manera clara que manifestarse es un derecho y que “las autoridades tienen una obligación positiva de facilitar el desecho de reunión”, ¿ocurre así en España? De hecho, el propio Tribunal Constitucional afirma que “el espacio urbano no es solo un ámbito de circulación, sino también un ámbito de participación, por lo que cualquier corte de tráfico o invasión de calzadas producido por el curso de una manifestación puede incluirse en los límites del artículo 21.2 CE.”. ¿Con lo que afirma el TC, sería entonces terrorismo cortar una autopista? No debería serlo, pero actualmente podríamos ser acusados de ello. El resultado de ello es un exceso de autocensura en la población, convirtiéndonos nosotros mismos en represores de la libertad de expresión.
El libro está repleto de ejemplos que ponen en evidencia esta interpretación abusiva, sesgada e interesada de la ley, además de los ya mencionados anteriormente. Así nos habla de los casos de Pitu y Apurtu.org, Valtònyc, Ermengol Gassiot, y Cesar Strawberry, Pablo Hásel, los chicos de Altsasu, Willy Toledo, la criminalización de los CDRs, la existencia de presos políticos catalanes y denuncias contra profesores por hablar de los hechos del 1 de octubre, entre muchos otros casos.
A pesar de ser un ensayo con gran trasfondo jurídico-legal, las autoras han conseguido redactarlo de manera sencilla, haciéndolo totalmente accesible a cualquier lector, y es de agradecer, pues no parecía tarea fácil. Además, se nota el gran trabajo de documentación realizado, pues se nombran y se explican múltiples casos donde se hace evidente este retroceso en los derechos humanos. Se trata, por tanto, de un libro muy necesario en el que se pone de relieve la deriva represora de un estado que, en lugar de adaptarse a las demandas de la sociedad a la que debe dar respuesta, opta por intentar acallarla. Independientemente de la posición política que se tenga, el libro es necesario porque habla de algo que, ideología política aparte, nos concierne a todos: el derecho a la libertad de expresión y manifestación. Y aunque retrata casos ocurridos en el estado español, el libro también puede ser de interés para aquellos que, desde fuera, quieran ver lo que actualmente ocurre en España, una de las supuestas democracias avanzadas. Así estamos.
Y para profundizar un poco más sobre el momento en el que nos encontramos, hablamos con una de sus autoras, Laura Huerga, que amablemente ha aceptado participar en esta breve entrevista:
¿En qué momento decidisteis lanzaros a escribir sobre esta temática? ¿Cuál fue el detonante?
La acumulación de casos en un tema tan delicado como el de la libertad de expresión y que, como editorial, es nuestra obligación defender con más ahínco incluso. Era un listado que, al principio pretendía ser una enumeración de injusticias, y que se acabó convirtiendo en una voluntad expresa de querer conocer nuestros derechos y entender las leyes que los vulneran. También nos interesaba saber quién o qué intereses podría haber detrás.
En una sociedad donde constantemente vemos nuevos casos de censura, debe ser difícil escoger un momento en el cual terminar el libro. ¿Cuál fue el motivo final que os dijo "tenemos que sacarlo ya"?
Teníamos la sensación de que para que el libro sirviese de algo, tenía que salir pronto. Pedro Sánchez había prometido la derogación de la ley mordaza y cuando empezó el debate en el Congreso ya sólo se hablaba de posible reforma. El libro pretende concienciar sobre la necesidad de la derogación para recuperar derechos humanos fundamentales como la libertad de expresión y de manifestación, aunque en realidad sólo es una de las cosas que se tendrían que hacer para proteger estos derechos.
En el libro comentáis, mencionando la tesis de Naomi Klein, que los gobiernos aprovechan momentos de crisis en los que la sociedad está centrada en salir adelante para implantar medidas poco populares. ¿Creéis que la sociedad ha apartado la mirada ante los abusos, o incluso hay cierta parte de la sociedad que, por ignorancia o incluso por interés, ha callado ante los recortes sobre la libertad?
El gobierno español lo ha utilizado de tal manera que parecía que siguiera las instrucciones de la propia Klein como si fuera un manual de la represión. En cuanto al resto de nosotros, siempre hay motivos por los que callar, sin duda. Desde el riesgo personal hasta el interés. Desde el miedo al otro hasta la explotación de una situación de vulnerabilidad de ese mismo otro. Pero callar ante estas injusticias es lo mismo que ejercerlas. Es consentir. Es legitimar.
Tras la publicación simultánea en catalán y castellano, ¿el público lo ha recibido de igual manera?
En catalán ha funcionado mucho mejor que en castellano, pero es cierto que el apoyo de la prensa catalana ha sido imprescindible para su difusión. Es algo que aún tendríamos que trabajar en la edición castellana, así como la presencia de actos fuera de Cataluña que ayudarían también.
Este libro se ha publicado en un momento en que la situación se estaba haciendo ya insostenible, pero tras el auge de partidos como VOX parece que no estamos aún en el peor momento. ¿Creéis que en un corto plazo de tiempo será necesario sacar un nuevo volumen para denunciar nuevos casos?
A cada nueva noticia tomamos notas para actualizar los contenidos. Lo cierto es que algunos de los casos han tenido alguna actualización, pero no es relevante para el hilo que sigue el relato. Los casos nos ayudan a explicar los agujeros, vacíos, vaguedades y errores, tanto de la ley mordaza como de la reforma del código penal. Y dado que sigue pasando con otros nombres y en otros sitios, el discurso sigue teniendo el mismo interés.
Pregunta final, y hablando de autocensura, ¿os ha influenciado de algún modo a la hora de escribir el libro? ¿Os habéis autocensurado o lo habéis escrito con total libertad?
No nos hemos censurado y hemos realizado un ejercicio de autocrítica muy intenso para que así no pasara. Nuestro editor incluso nos hizo una broma, señalando un párrafo que no desvelaré, sobre qué tipo de pastelitos preferíamos que nos llevara a prisión. A veces el humor es el único revulsivo que nos queda.
79 comentarios:
Señores de la Audiencia Nacional: "Los bots rusos nos han hackeado el blog"
Yo preferiría argumentar que "Marc nos ha salido rana".
:D
Desde luego parece un libro muy necesario porque la situación en España cada vez es peor en cuanto a garantías y libertades. Pero ojo con el péndulo. Que estos recortes no nos hagan ponernos de parte de quien no tiene razón porque entonces lo que haremos es dar la vuelta a una injusticia creando otra. Al menos no tienen razón en la forma en que se manifiestan. En el fondo, cada uno juzgará.
Me refiero por ejemplo a algo que comentas. Lo que hacen los CDR no es terrorismo para mí, no lo es. Pero desde luego tampoco es manifestarse pacificamente como dices en tu reseña. Es manifestarse con violencia. Y debe ser juzgado como tal. Igual que cuando la gente de la Kale Borroka quemaba un autubús. Eso no es libertad de expresión.
Otro ejemplo que supongo que para algunos puede ser discutible. Para mí no es lo mismo, llevar ante un juez a un cómico que se suena los mocos con una bandera, o alguien que twitea un chiste sobre Carrero Blanco, que un rapero animando a gritos a su público a que mate guardias civiles. Eso es un delito que pienso que no debemos meter en el mismo saco que un chiste irreverente.
No esperaba menos de vosotros...
Hola, Anónimo. Entiendo tu punto de vista y, en parte, lo comparto. No estoy de acuerdo en lo que comentas acerca de los CDRs, pues bloquear una carretera sentándose en la calzada o incluso quemando ruedas como acto de manifestación no creo que sean actos violentos. Pero ahí entramos ya en qué significado se le da al concepto violencia, hoy en día un concepto bastante ampliado según el interés del que lo utiliza. En cualquier caso, sí coincido en que hoy en día parece que todo es susceptible que pueda ser punible, como el caso de Dani Mateo (posterior a este libro) o Willy Toledo.
Da miedo el recorte sobre la libertad de expresión, se comparta o no el mensaje que da quien lo ejerce.
Saludos, y gracias por comentar la entrada.
Marc
Amigo Marc: me has obligado a sacar papel y boli para apuntar las cosas más llamativas de tu reseña, que entiendo trasladan el contenido del libro y al mismo tiempo reflejan tu propia opinión. Aunque no es mi costumbre –ni creo que sea el objetivo del blog- discutir sobre las ideas que se plasman en un libro, he estado tentado de rebatir una por una buena parte de las afirmaciones que haces, pero tampoco quiero resultar pesado, así que simplifico.
Estoy bastante de acuerdo con que la llamada Ley Mordaza y alguna otra reforma legal han implicado restricciones a la libertad de expresión, y sobre todo ha judicializado algunas conductas que a lo sumo debieran ser objeto de reproche por el mal gusto, la ofensa o la ordinariez. También coincido en los excesos sobre la aplicación del término ‘terrorismo’ a actuaciones que en mi opinión no cuadran en absoluto con mi concepto de lo que es una actividad terrorista, que aquí tenemos muestra clara y reciente de en qué consiste.
Pero de ahí a cadenas de hipérboles como ‘se veta el debate, se elimina el pensamiento crítico, se restringe la opinión, se censura la discrepancia, se criminaliza la disidencia’, va un mundo. Todos los días veo y escucho distintos medios de comunicación, y no tengo ninguna dificultad en conocer todas las opiniones sobre todos los temas, hay debates con todos los partidos, posiciones encontradas y opiniones de todo tipo, incluyendo bastantes aberraciones.
Ese extenso catálogo de violaciones a la libertad de expresión y criminalización del discrepante me recuerda un poco a los trabajos escolares sobre la energía nuclear o los avistamientos de OVNIs , siempre había cientos de testimonios que apoyaban nuestras tesis, ciertos, falsos y mediopensionistas. Lo mismo que aquí se mezclan con toda ligereza la condena (cuestionable) a un rapero malo con el procesamiento de unos salvajes que dan una paliza a dos ciudadanos (sí, guardias civiles, y qué) en un bar. Esos a los que la reseña se refiere como ‘los chicos de Altsasu’, y que por lo visto para algunos son unos héroes.
Con todo, y no obstante mi profundo desacuerdo con la mayor parte de lo que expones, te felicito por el trabajo sobre el texto y por la entrevista. Perdón por el ladrillo, y ahora centrémonos en los libros.
Saludos!
De todas formas, el riesgo de una reseña como esta, es que te pase lo que te ha pasado, que en lugar de una reseña sea un posicionamiento político. Que estás en tu derecho, por qué no. Pero el tema de los políticos que están en la cárcel, no creo que sea un problema de libertad de expresión. Es otra cosa. Para mí no son presos políticos. Pero vamos, sobre eso cada uno tendrá su punto de vista. Pero en lo que estaremos de acuerdo es en que ése no es un tema de libertad de expresión, es un tema, iba a decir más importante pero no estoy seguro.
Hola Marc, cómo estás. La situación de las libertades en España no es aislada. En todo el mundo se vive un retroceso de los derechos individuales de manifestación y expresión sumados al uso del aparato judicial para el castigo de los opositores políticos. Lula en Brasil está preso sin pruebas. El juez que lo encarceló fue elegido ministro del nuevo gobierno......raro, no?
En mi opinión el capitalismo en su fase actual no puede funcionar sin estos recortes de libertades. Sólo discrepo contigo en la definición de populismo que, creo, para ti tiene connotaciones negativas. Yo estoy más cerca de la idea de Ernesto Laclau.
Saludos
De acuerdo en todo lo que dice Carlos. Lo de ‘los chicos de Altsasu’ no lo quise ni comentar por no emponzoñar esto. Pero hace falta valor. A eso me refería con el péndulo, que una cosa es que eso no sea terrorismo y otra que sean los ‘los chicos de Altsasu’, que resulta hasta ofensivo leerlo. No son terroristas, pero son unos malnacidos.
Bravo, Carlos, de acuerdo en todo.
Lo que no puede ser es que por estar en contra de lo que signifca el Estado español o por estar a favor de la independencia de Cataluña como parace evidente en el caso de Marc, se esté de acuerdo con cualquier cosa que se haga contra España.
Es como si para posicionarte contra Bush hubiera que alinearse con Bin Laden. Por poner un ejemplo chorra.
Hola a todos, iré por partes. Ya suponía que sería un tema que daría de qué hablar. Respondo por orden.
Carlos, compañero uladiano, coincido contigo en que este es un blog de reseñas literarias y, como tal, se intenta plasmar lo que el libro refleja, se comparta o no su opinión. Y siempre es difícil en un ensayo hacer una reseña sin poner algo de la parte del reseñista, como es el caso. Sobre lo que comentas, la parte donde se indica que se restringe la opción, etc. es debida a que ha habido casos en Catalunya donde se han investigado escuelas por tratar en clase lo que ocurrió en el referéndum del 1de octubre. Si en una escuela no pueden tratarse temas de actualidad, vamos mal. Lo de los chicos de Altasus, como se denominan habitualmente, la pregunta es si hubiera ocurrido lo mismo, si la condena hubiera sigo igual, de no ser guardias civiles que iban de paisano, por una pelea en un bar. No entiendo de leyes pero la condena parece excesiva, a todas luces.
Al Anónimo, es una reseña en su mayor parte, pues lo que digo es lo que explica o me transfiere el libro, ideologías políticas aparte (que las tengo, como todos). Acerca de los presos políticos, yo no tengo duda que sí lo son, pero cada uno es libre de tener su opinión, no seré yo quien la censure. Y sí atañe al libro puesto que su acusación viene de una manifestación, tema que claramente toca el libro.
A Gabriel, habitual en los comentarios, coincido en lo que expones, pues ese retroceso es ampliamente ejercido en muchas partes del mundo.. El capitalismo necesita orden y control para hacer y deshacer como le venga en gana. Respecto a Ernesto Laclau, siento decir que no lo conozco, pero me informaré sobre ello.
Saludos, y gracias a todos por comentar.
Marc
Hola, Anónimo. Como tu respuesta ha llegado mientras contestaba, creo que mi comentario ya da respuesta acerca del por qué «los chicos del Altsasu». Creo que es la expresión que se utiliza en general en las redes para hablar de ellos, pero si prefieres denominarlos de otra manera, no hay problema.
Saludos
Marc
Pues te agradezco que me des permiso, la verdad, pero creo que no me has entendido.
Lo de 'los chicos' será la expresión que se utiliza en las redes que tú frecuentas. Sospecho que en otras partes de esas mismas redes, los llaman de otra forma.
Y eso que comentas de que si fueran guardias civiles serían juzgados de otra forma, no me cabe duda. Y me parece vergonzoso. Pero de ahí, a llamarles con un cariñoso 'los chicos', va un mundo. Vuelves a caer en la trampa del péndulo. Son unos malnacidos violentos. Me da igual si son guardias civiles o independentistas.
Pero bueno, no quiero ser pesado con esto. Creo que el debate de la libertad de expresión, es demasiado importante para contaminarlo con tus opiniones pendulares y con mis réplicas que no dejan de ser de alguna forma, otro viaje de vuelta del mismo péndulo y que probablemente distrae del debate principal.
Hola Anónimo. Es más que posible lo que indicas, y que en otros lugares se les llame de diferente manera. Y no digo «chicos» en término cariñoso, sino por su edad. En cualquier caso, y para que no quede ninguna duda, estoy en contra de la violencia. No creo que sea el camino para conseguir nada en esta vida. Que luego veo por aquí referencias a Bin Laden y se me ponen los pelos como escarpias. Nunca he defendido la violencia y espero no tener que hacerlo nunca.
Gracias por el comentario, me ha permitido (creo) aclarar este aspecto.
En cualquier caso, como bien dices, el debate sobre la libertad de expresión, la censura y el derecho a la manifestación es muy importante como para centrarse en una expresión que se puede interpretar de dieferentes maneras.
Saludos
Marc
Si hacen una segunda parte y va sobre Venezuela, me la compro.
Sólo una puntualización, Marc. En una escuela se pueden tratar temas de actualidad, y seguramente se debe hacerlo, aunque según a qué edades. Lo que no se puede hacer es adoctrinar a los niños en uno u otro sentido, y si existe la sospecha de que se ha hecho así, es perfectamente lógico que se investigue.
Saludos.
Joder, Marc, la que has liao... En compensación (a ver si aun salvamos el chiringuito), anuncio que mañana habrá una reseña de un libro de ese gran periodista y comunicador que es don Federico Jiménez Losantos, que él sí que si tiene claro dónde están los límites de la libertad de expresión
Pregunto: si de investigar se trata se ha investigado la actuación de las fuerzas de seguridad durante la represion en Cataluña? Hemos visto azorados en el resto del mundo cómo en España se arrojaba a una mujer escaleras abajo. No estamos hablando de un país africano.....sino de una democracia europea!
Saludos
Hola, Carlos. Estoy de acuerdo en que en las escuelas no se debe adoctrinar a los niños, otra cosa es que con lo sucedido, si además ha ocurrido en el propio colegio (pues allí se realizaron la mayoría de votaciones en el referéndum) salga el tema a colación. Dudo mucho que los profesores se dediquen a intentar convencer a los alumnos sobre una u otra opción política sabiendo que en su casa cada uno piensa de manera diferente. En cualquier caso, se denunciaron pocos casos y creo que en ningún caso se dio la razón al denunciante. Pero bueno, como se ha dicho anteriormente, que la profundidad e interés del libro no queden tapados por opiniones. De hecho, de ahí la importancia del libro, reflexionar sobre dónde estamos.
Saludos
Marc
Jajaja......he tenido que googlear al personaje porque no lo conocía!
Muy buena, Juan :-D
Que les pregunten a los alemanes, sino... al menos a los que hay en Baleares que creo que no tienen muy buen concepto de este personaje.
Saludos, compañero.
Y sí, Gabriel, se está investigando algún caso, pero pocos y con bastantes dificultades porque claro, mucha colaboración parece que no hay para identificar agentes.
Marc
Extrema derecha, Gabriel, ya que te veo interesado y creo que no vives en España. Lo de su adscripción a partidos de izquierda debió ser en sus inicios.Luego se fue derechizando hasta alcanzar cotas muy altas, pero eso sólo lo vemos quienes conocemos la adscripcion politica delos medios para los que trabaja, o sea, los que vivimos aquí.
Saludos
Gracias Montuenga!
Saludos
Fue de izquierdas hace muchos años. Luego fue una cosa rara. Le secuestaron unos terroristas catalanes y le pegaron un tiro en la pierna. Y luego se ha ido haciendo cada día más de derechas hasta que hoy día ya es casi una rana.
Pues justamente acabo de leer una noticia sobre los terroristas ésos de Aksasua (yo me niego a esa patochada de "Altsasu"), que creo puede ser de interés para este debate:
https://www.eldiario.es/politica/guardias-civiles-enfrentan-Cara-clientes_0_865463987.html
Uy, esperad, que creo que me he equivocado...
Bueno, vale, que no me he equivocado... Es sólo por mantener encendida la llama de la polémica, que a Marc lo veo poco follonero...; )
Qué gentuza tambien estos. Que se reunan en un local cerrado con los de Alsasua y lo hablen entre ellos.
Siendo cierto, lo que tú dices, amigo anónimo, conviene situar los hechos cronológicamente, para evitar confusiones a quien no viva en España: su secuestro tuvo lugar en el 81, y desde entonces (ya empezó antes, de hecho) se ha ido posicionando cada vez más a la derecha.
Hola, ULAD:
Comienzo diciendo que hace años me ocurrió algo bastante..."comprometido" (no sé qué palabra usar) en Alsasua, que conozco por haber ido en varias ocasiones, y sé lo que se cuece allí.Digamos que una persona muy cercana a mí me llevó con ciertas personas, a las que, a pesar de todo, no me molesta llamar chicos, bestezuelas o animales de bellota. Me asombra ver qué sociedad cansina y pesadísima llegamos a ser, como para discutir acerca de los términos usados. ¿Tengo que demostrar con mis palabras continuamente mis ideas políticas, creencias o afinidades? ¿No puedo simplemente decir algo sin que tenga doble intención, sea pro o anti algo, etc?
Normalmente me lo tomo todo a risa, pero, claro, cada uno tiene su límite. Comencé a odiar las redes sociales cuando vi que servían para insultar y cotillear a mansalva, llevando la discusión de barra de bar al plano digital. Si os sigo y hago comentarios, es porque aquí la tónica es otra. No soy de nadie, no creo en banderas ni nacionalidades; en todo caso soy humanista, y era una persona muy política, pero este ambiente estúpido y enrarecido, amén de muchas cosas más asociadas, me ha hecho distanciarme de lo que yo creía que era lo máximo a lo que podía aspirar alguien: poner su tiempo y su trabajo al servicio de los demás.
Mi sensación es que vivimos en una constante tensión paranoica, alimentada por el morbo de las informaciones tan sesgadas que nos llegan. Y no es fácil escapar de ello: si te dan a elegir entre la seguridad de tu familia, en una sociedad controlada por el miedo, o la libertad, pero con la incertidumbre de ser victima de mil posibles males, a ver qué eliges. Habría que ver cuánto de esto es cierto, y cuánto una forma muy vil e interesada de manipulación.
Y después de este rollo (perdón, perdón, es que Alsasua me de miedito, ay la bandera aquella) digo que el libro que ha elegido Marc me parece muy interesante por el tema tratado, y por recoger en un solo lugar, y en forma de libro, los acontecimientos que estamos viviendo en los últimos años, que sólo la historia dirá qué nombre reciben para las generaciones futuras. Si lo consigo, ya diré qué me parece.
Para acabar, os recomiendo encarecidamente a todos un cuento llamado "Los centinelas del tiempo" Está en una recopilación de relatos distópicos que se titula Mañana todavía", y es el cuento que lo cierra. Es de Javier Negrete, y es realmente magistral, te tiene en vilo hasta el fin. En él se nos cuenta la peripecia de un chico adolescente en una sociedad futura dominada por lo políticamente correcto, donde hasta los libros han sido reescritos para que no ofendan a nadie. Todos igualados por el miedo.
Saludos
El asunto de la libertad de expresión siempre es complejo, pero claro si se cree en ella se defiende para todos. Es curioso que el libro enfoque los ataque s de esa libertad en el Gobierno de España e ignore los ataques sistemáticos a la expresión de personas, asociaciones y personas contrarias a su proceso político. En tal caso, una vez más, se defiende sólo la libertad de expresar lo que piensan algunos, aunque se emita con violencia y se niega a los otros por motivos puramente ideológicos.
El libro ignora los ataques sistemáticos y continuos del Gobierno Catalán a partidos, asociaciones y personas contrarias a su proceso político (en aclaración al comentario anterior).
Hola, Kikechao. Completamente de acuerdo en que la libertad de expresión es un tema complejo, aunque no debería serlo. A todos nos gusta poder decir lo que pensamos, siempre y cuando no afecte a las minorías desamparadas, grupos vulnerables o tradicionalmente discriminados o en riesgo de exclusión social. O lo que viene a ser la idea de Voltaire al afirmar que puede no compartir las ideas de alguien pero si luchar firmemente para defender su derecho a expresarlas.
Respecto a Lupita, comentario como siempre ponderado, constructivo y respetuoso. Es cierto que estamos en un momento donde las polémicas cada vez son más frecuentes, con más repercusión y, creo que debido a eso, más incendiarias. La información es sesgada e interesada, y es difícil abstraerse de ella y ser objetivos. La idea de reseñar el libro es la que apuntas, pues recoge muchos de los casos donde ha habido censura o restricción de libertades que nos afecta a todos porque... si hoy es contra mí, mañana puede ser contra ti.
Me apunto el libro que recomiendas, pues parece de lo más interesante.
Gracias a ambos por comentar la entrada.
Saludos
Marc
El problema de la reseña y supongo que del libro, es que aborda el problema de la censura solo desde la perspectiva de la izquierda. Como ya se ha dicho más arriba, no hay nada malo en ello, faltaría más, pero entonces la cosa queda un poco coja. Porque desde mi punto de vista, no hay mayor peligro actualmente para la libertad de expresión que el discurso de lo políticamente correcto y la autocensura que fomenta, Soto Ivars lo explica muy bien en su libro "Arden las redes".
Por eso, Marc, no puedo estar de acuerdo contigo en que no hay que permitir la libertad de expresión cuando afecte a minorías discriminadas. La libertad de expresión siempre tiene que ser total, si mis ideas son indefendibles lo mejor que se puede hacer es que salgan a la luz para que se me rebata y yo quede como el cretino que soy, en caso contrario mis ideas adquirirán el halo romántico de lo prohibido. No sé si fue Escohotado el que dijo que el triunfo de Trump es el triunfo de lo políticamente incorrecto. El auge de VOX es muy posible que se trate de lo mismo.
Echadle un ojo al libro de Ivars o si no a este vídeo, que lo explican mejor que yo. Un saludo
https://www.youtube.com/watch?v=4zQfXxXW0eM
Como no conozco a nadie de los que son mencionados en la reseña, no opino.
Leyendo algunos comentarios, acoto.
Diego, para los que Pilar Rahola denomina "buenistas", criticar al narcoregimen chavista/bolivariano de Maduro es inaceptable. Trump es un malnacido, Macron un represor, Maduro un adalid de la libertad. Que millones de venezolanos hayan debido abandonar su patria (decenas de miles llegaron a Buenos Aires, y son formados y educados, no delincuentes) es otra mentira del imperialismo, como que Lula esté "detenido sin pruebas" o que el ladriprogresismo K en Argentina, autor del mayor latrocinio de la historia, es un invento de los neoliberales.
Así estamos.
Marc, no pierdas un minuto leyendo a Laclau. Mejor la autobiografía de Groucho Marxs, es mucho más gracioso.
Hola, Pepe Pótamos.
No termino de estar de acuerdo contigo. Me explico: este auge de censura se ha visto principalmente durante el gobierno de la derecha, por la reforma del código penal mencionada y por la ley mordaza. Por tanto, es normal que se critique desde la posición opuesta. Por otro lado, la misma autora indica en la entrevista que Pedro Sánchez había prometido derogar la ley mordaza y ahora solo se habla de su reforma. Por tanto, también se critica a la izquierda. De hecho, no se critica a partidos políticos en sí, sino a las políticas que aplican. Sobre poder defender todas las ideas, entraríamos en un terreno peligroso porque hay sectores que hay que proteger, por vulnerables, por históricamente reprimidos o por diversos motivos. Lo triste es que haya que protegerlos mediante leyes como las leyes contra la incitación al odio. Respecto a Ivars, prefiero no opinar porque he visto algunas veces comentarios suyos en las redes y casi que prefiero ignorarlo.
Respecto a lo que indicas, El Puma, la importancia de este libro, como muchos otros, es que contraponen situaciones con lo que dicen las leyes, para que sea más fácil entender para los no expertos, por donde parece tambalearse el sistema. Porque hay casos bastantes dudosos, por decirlo suavemente. Y respecto a Venezuela, no haré como muchos (políticos también) que opinan sin saber con detalle lo que ocurre en el país. Me parece demasiado complejo viviendo a miles de quilómetros de distancia. Pero gracias por sugerir la lectura de Groucho ;-)
Saludos, y gracias por comentar.
Marc
Que se puede decir de esta defensa de prohombres como Trump y Macron......Ah sí....faltó elogiar a Bolsonaro!
Cierto, Gabriel, faltaba Bolsonaro... Menuda pieza...
saludos
Marc
Puma, aunque cueste creer, casi con seguridad que el gobierno actual ya superó al gobierno pasado en cuanto a latrocinio(y eso que nos quedan 4 años más seguramente!).
Se ha dicho aquí, directa o indirectamente, que un error del libro es su enfoque apenas desde el punto de vista de la izquierda.
Aunque no lo haya leído, se deduce claramente de la reseña y entrevista de las autoras, que lo que se pretende transmitir con el libro, en líneas generales, es la desprotección jurídico-legal en temas de derechos civiles y libertad de expresión a que se ven sometidas las clases más desfavorecidas del país (siendo éstas de cualquier signo político y que a mi modo de ver son además un alto porcentaje de la población), por parte de los poderes del Estado, incluyendo jueces, fuerzas del orden y gobernantes, así como grandes grupos económicos y medios de comunicación afines.
No descubro nada si digo que esta postura se encuadra más dentro de la ideología de izquierda.
Pero ojo, me parece muy audaz y temerario llamar partido de izquierdas al gobierno socialista, porque desde hace años están haciendo méritos suficientes para perder esta condición.
Por ello, si la derecha, en general, está más del lado de los poderosos y no se importa de apoyar las políticas de represión y coartación de la libertad de expresión de las clases más desfavorecidas (las cuales, paradójicamente, en muchos casos, continúan a votar a partidos de derecha o últimamente de ultraderecha), no deja de ser contradictorio pretender un enfoque del libro más amplio, que incluya indistintamente las dos ideologías, porque no creo que ello sea posible.
Hola, Pepe:
Pues si me permites meterme de nuevo en el jardín, te diré que, en mi opinión, la diferencia, al menos en España, radica en que la censura por lo que hace o dice la "derecha" (en el sentido más amplio del término) puede suponer, en efecto, su crucifixión temporal por parte de los inquisidores de la corrección política en las redes sociales, como no se cansa de señalar Soto Ivars ( curiosamente, a través de esas mismas R.R.S.S....Por cierto, aquí tienes nuestra reseña de su libro:
https://unlibroaldia.blogspot.com/2018/02/2x1-los-peligros-de-internet-el.html?m=1 ).
Ahora bien, a la "izquierda" (también en un sentido amplio), en cambio, lo que le puede suponer esa censura es, cuando menos, una visitilla a los juzgados que se puede saldar con una multa o incluso una pena de cárcel, por delitos tan graves como sonarse con una bandera en un sketch, cagarse en Dios en tu cuenta personal de Facebook o ponerle a tu foto la cara del Cristo de tu pueblo, al menos si vives en Jaén... Por no mencionar chistes en tuiter o canciones subversivas.Sin embargo, un señor de orden como Jiménez Losantos (a quien he mencionado en otro comentario no por casualidad) puede declarar en su progrsma de radio que le gustaría disparar con una escopeta a los dirigentes de cierto partido de izquierdas o que habría que hacer una campaña terrorista contra los intereses y ciudadanos alemanes y, cono no hay ningún fiscal o juez que le de importancia a eso, aquí paz y después Gloria...
A ver si es que el problema para la libertad de expresión van a ser según que jueces y no las feministas ni los "ofendiditos", (como pretendían en el último anuncio de Campofrío)..
A mi modo de ver la derecha nunca va a tener problemas de censura ya que cuenta con la mayoría de los medios masivos de comunicación por lo menos de este lado del mundo. Esos medios de comunicación son los que defienden los ajustes económicos y la restricción de las libertades. La izquierda en cambio paga con presos políticos, es decir la carcel pura y dura. Insisto en que la fase actual del capitalismo no puede funcionar sin restringir los derechos individuales que supuestamente garantizaban las democracias republicanas. Un gobernante bestial como Trump apenas ha recibido algunas críticas de los grandes diarios, muy poco para las enomidades a las que nos tiene acostumbrados.
Saludos
Hola, Pepe Pótamos.
Estoy más cerca de tu forma de pensar que de la de Marc, pero aquí incluyo unos vídeos que cuestionan tú (nuestra) perspectiva, para que haya más variedad en este debate. Son de la youtuber ContraPoints, y defienden una tesis similar a la de Marc: hay grupos vulnerables cuya libertad de expresión hay que proteger con más ahínco, si cabe, que la de los demás (eso sí, sin descuidar, se entiende, la de los demás).
https://www.youtube.com/watch?v=GGTDhutW_us&t=5s
https://www.youtube.com/watch?v=IBUuBd5VRbY
En cuanto al vídeo que traes a coalición... Yo tengo un problema con UTBH. No suelo juntarme con gente de mi edad, pero cuando lo hago, todo el mundo habla de él. Normalmente, de forma favorable (al menos dentro de mi círculo). Parece que si eres un español menor de 25 años te tiene que seducir su retórica. Pero yo lo veo tan sesgado y alarmista que se me hace difícil no ser extremadamente crítico con su ideología. Tampoco me gustan demasiado algunos de sus referentes, como el a todas luces sobrevalorado Jordan Peterson o la "Based Mom" Camille Paglia.
Ojo: no digo que todo el contenido de UTBH sea malo; cuando expone a ciertos despropósitos feministas tiene su gracia, no creas. Pienso, por ejemplo, en sus vídeos sobre las Towanda Rebels o Buzzfed Lola. Sin embargo, al abordar temas más abstractos y complejos, me da la impresión de que patina mucho.
¡Abrazo!
Puma, mi comentario sobre Venezuela fue un chiste, al menos a mí me pareció un chiste. No va de que Maduro no sea un terraja, ni de que unos son peores que otros.
Me río de que acá es automático que cuando se critica o se señalan fallos en esta democracia, acto seguido se nos atomiza con lo mal que están en Venezuela, como que si no nos gustan cosas que suceden aqui, pensemos que aquello es peor y no hay alternativas.
De eso me reía yo.
Si voy a hablar en serio, diría que el libro tiene razón en muchas cosas, pero que también son verdades las que dice Carlos y otros más. Y eso hace que el libro no me interese como para leerlo por delante que a otros autores.
Nada es tan simple. Y la actualidad española me interesa, obviamente, porque vivo aca y mis hijos y pareja son de aquí, pero ya. Me encanta leer sobre estos temas pero de manera más global y a autores consagrados por su objetividad. Y no me pareció por la reseña que estos lo sean del todo.
Eso es todo en cuanto a mi comentario choto y en cuanto a la reseña.
Pero Juan, esa impunidad que dices que tiene Jiménez Losantos no es del todo cierta. Aquí acumulaba cinco condenas y parece que la noticia es de 2008:
http://ala.org.es/la-justicia-ratifica-la-quinta-condena-a-losantos-y-le-recuerda-que-la-libertad-de-expresion-no-es-ilimitada/
Además no es solo un tema judicial: para alguien relacionado con la cultura, un escritor o un periodista, un incidente relacionado con la corrección política le puede costar el puesto de trabajo y la carrera, en "Arden las redes" hay varios ejemplos (Marc, levántale el castigo a Ivars que el libro es interesante ;)
Un saludo a todos
Hola, Diego. Muy de acuerdo en lo que comentas sobre Venezuela, se pone a menudo como ejemplo y de manera demasiado frívola.
Respecto a la lectura o no del libro, es comprensible que no lo leas si no confías en la objetividad de quien lo escribe. Es lógico y totalmente respetable que prefieras otras lecturas, ¡faltaría más!. En cualquier caso, gracias por contribuir a este debate con tus comentarios.
Saludos
Marc
Hola Oriol, no había visto tu mensaje, mañana sin falta me veo los vídeos. Sobre Jordan Peterson, intenté leerme su "12 reglas para la vida" y efectivamente es un flipao de mucho cuidado, lo abandoné en el segundo capítulo.
Saludos!
¿UTBH es ese tío que va disfrazado de espermatozoide?
Le veo futuro en algún partido político español, sí...
A mí lo que me da la impresión es que todos los que presumen de ser "políticamente incorrectos" lo que son es un poco nenazas cuando el objeto de las críticas son ellos (por decirlon de una forma "políticamente incorrecta")...
Oriol:
No sabia quien era UTBH..Ahora me voy a la cama con ganas de llorar...
Qué grandísima y enorme mierda.
Menos mal que están los chicos de menos de 25 años, y los gatos, y los libros..
Es una falacia decir que yo defiendo a Trump o Macron!
Lo dire en lenguaje sencillo: para cierto progresismo, Trump es fascista (para mí también, además de impresentable), Macron reprime a los chalecos amarillos (Macron no es tampocosanto de mi devoción), pero Maduro es un prohombre de la democracia (para mi es un dictador asesino, sustentado en el narcotráfico y por las fuerzas armadas). He ahí la hipocresia de ese progresismo.
En cuanto a la situación en Venezuela, me disgusta mucho la típica posición de que está lejos y por ello no sabemos. Yo vivo a miles de km de Venezuela, perohablo a diario con exiliados venezolanos. podría estar horas contando comose vive alli.
Y para que no les queden dudas a quienes tildan de fachos a quienes no piensan como ellos: Bolsonaro es repugnante. Al igual que los hermanos Castro, Hitler, Mussolini, Stalin o Ceaucescu. les queda claro? Me importa nada la ideología! Condeno todos los totalitarismos.
No veo sea el caso de este progresismo sesgado.
Punto final para mí. Solo volveré a opinar de libros.
Querrás decir, "colación", Oriol, "coalición" aquí no viene a cuento. De nada.
Lupita, te pido perdón en nombre de esa sociedad cansina y pesadísima que tanto te irrita. Efectivamente tus palabras no tienen por qué demostrar continuamente de manera clara tu pensamiento. Creo que es suficiente con que no demuestren lo contrario
Y te agradezco ese hermoso mensaje lanzado desde la atalaya de la superioridad moral del que "se lo suele tomar todo a risa".
Puma:
No te autocensures ni te enfades, hombre. No nos conoces a ninguno en persona, no te vamos a afectar en tu vida para nada; hay muchos motivos para enfadarse, y, al final, al final, nadie hay tan importante. Las redes están dando su cuartito de hora de gilipollez a todo el mundo, y nos lo estamos creyendo.
Nada de lo humano al final nos resulta ajeno, y los libros acaban hablando de nosotros mismos, de nuestra sociedad. Es normal que en una reseña escrita con la finalidad de transmitir la experiencia que alguien ha tenido con la lectura de un libro, se nos hable de las afinidades, impresiones, ideas, etc. del reseñista.
Pero también hay muchas cosas que mirar a nuestro alrededor que nos pueden hacer morir de risa: los youtuber, las señoras con bolsa de plástico en la cabeza cuando llueve, las adolescentes con móvil en el canalillo, la música trap..
Si quieres enfadarte, pues enfádate, pero yo creo que es mejor seguir en ULAD diciendo lo que se te ponga ahí, que es mucho más divertido.
¡Mis hijas cunado sale Trump quitan el sonido y le doblan la voz!
Eso es sentido del humor.
Y a todos, seguid diciendo lo que os dé la gana. Esta semana de mini vacaciones me lo he pasado muy bien leyéndoos y diciendo tonterías.
Saludos y viva la libertad de expresión!!
Saludos
Hola, anónimo:
Te aseguro que lo de "tomárselo todo a risa" es una expresión, una forma de decir que mido mucho mis fuerzas para emplearla en las batallas que me importan.
Pero la verdad es que hay más de ignorancia y tontería que de superioridad moral; considero que lo que diga aquí importa mucho menos que lo que luego yo haga en mi vida diaria.
Por otro lado, esa forma de presentarme como que todo me da igual o me da risa, sí parece que es un poco pedante. Me da mucho que pensar.
Gracias por la observación.
Saludos
Gracias, Lupita.
El propósito de reseñar este libro, además de porque me gustó, fue porque, a sabiendas que sería un tema espinoso, creí que era interesante para cuestionarnos no entre nosotros (o también), sino a nosotros mismos, sobre la sociedad en la que vivimos. A unos les parecerá bien, a otros mal, es normal, lógico e importante que así sea. Porque siempre es bueno reflexionar, para cambiar la opinión en algunos casos, o para reforzarla en otros.
Y como dices, Lupita, una reseña transmite, no únicamente de qué va el libro, sino lo que nos aporta en lo,personal, lo que sentimos y lo que pensamos una vez terminado, no únicamente de lo meramente escrito sino lo que nos deja. Y en el caso de un ensayo, es todavía más complejo, pues son libros que, sí o sí, buscan esa reflexión en el lector. Pero en el fondo, se trata de la reseña de un libro, principalmente para darlo a conocer y para valorar si puede ser o no de interés.
Muchas gracias por los comentarios recibidos, y viva la libertad de expresión.
Saludos
Marc
¡Ostras...yo no he visto nunca una adolescente con el móvil en el canalillo!
Vaya follón... :D
No es la primera vez en este blog en la que "el tema" supera a la obra reseñada y los comentarios son más genéricos, ideológicos y temperamentales de lo habitual.
A fin de cuentas, todos somos humanos y estamos un poco como las mujeres de la peli de Almodóvar.
Por otro lado, la reseña de Marc (sobretodo el tono) no anunciaba precisamente parcialidad en relación al contenido de la obra y, sobretodo, no llevaba a engaño. Un reseñista no es un moderador, es alguien que necesariamente abre un debate. Y creo que el debate que Marc ha puesto sobre la mesa es importante y muy necesario en los tiempos que corren.
Así es ULAD. El que prefiera reseñas-seta: al fondo a la derecha :D
Y, por cierto, muy atentos al 1 de marzo que celebramos el décimo aniversario del blog.
Un abrazo para todas/os
Hola Puma, supongo que tu mensaje esta vez va para otra parte porque la verdad es que nunca crei que defendieras a Trump. Y si lo hicieras, pues vale, para mi seguirías siendo el argentino que comenta con mucho sentido común, gran conocimiento sobre cine, gustos literarios como los de Juan, y una edad que, entre otras cosas, ha dejado de creer en nubes o para a valorar otras cosas. Un gusto siempre leer tus recuerdos o anécdotas.
En general, aquí hasta cuando se discute uno puede leer sin cortarse las venas y autoengañarse de que vivimos en un mundo razonable.
Tú, yo, Juan, Marc, Gabriel, Pepe, Lupita (que es el verdadero centro ideológico de España), dejamos ver nuestras preferencias o nuestras desilusiones y, me gusta. No tienen que ser las mismas. Son razobanables y eso es todo porque es mucho. Yo no veo esto en todos los círculos donde me muevo y mucho menos en los medios.
Que así siga.
En cuanto a Venezuela no digo que no haya que preocuparse porque está lejos. Mucho menos si sabes que este es un mundo globalizado y cualquier pedo que vuela en China mata mariposas que podrían aletear en el otro extremo.
Pero me resulta patético que mi gobierno de ultimátum a un país y a otros con constatadas atrocidades le de la manito únicamente porque juega al mismo juego que España, la cual, tampoco juega a un juego propio.
Si a la ciudadanía española le interesa Venezuela más alla de sus telenovelas de la tarde es porque se lo han metido con calzador, por intereses partidistas que atañen a España y no tienen que ver, siquiera, por nuestras relaciones con el pais. Como suelo decir, las dictaduras delatan la tiranía de un gobierno y las democracias la estupidez de la mayoría.
No me cabe duda de que Maduro puede ser un tirano. Pero yo como español soy el que le vende armas al tirano que después pide a mansalva que hay que quitar. En qué lugar quedo yo?
Eso me pasa con la Venezuela ciencia ficción que vive en España y la Venezuela real, en la cual, Maduro es una consecuencia de los desastres que el neoliberalismo de los 90 causó en mi Latinoamérica natal. Yo no me fui del Uruguay con Mujica, me fui después de solo conocer gobiernos de derecha que hacían circulos donde cada vez entraba menos gente. Y lo mío es una pavada y una suerte comparado con lo de mi viejo, que tuvo que irse después que yo y con cincuenta y tantos a empezar de cero.
Sí amigo, sí amigos de derechas o de centro, cayó el muro de Berlín y las balsas a Miami hicieron cola. Pero eso no quita que sepamos también que este "bienestar" del capitalismo no tiene techo y no alcanza para todos. Peor aún, desafía las leyes de la termodinámica y eso se paga caro.
Derecha e izquierda hoy no son más que una indicación a una calle que ya cambió de nombre. De hecho Trump y Macron venden cosas opuestas. Se podría interpretar entonces que el debate de hoy va de liberalismo o nacionalismo, pero eso tambien huele a muerto.
Mi sesgo, mi creencia y posición política, es que el debate de hoy deberia ser crecimiento o decrecimiento. Lamentablemente, no existe partido político o medio que hable de la segunda opción. Y tampoco nosotros queremos saber nada sobre ella. Discutir entonces sobre todo lo anterior nos interesa a todos.
Lo he hecho otras veces, pero siempre recomiendo "La sociedad del riesgo" de Ulrich Beck, que es uno de los últimos grandes, grandes aportes en sociología. Muy importante, creo yo.
Y ta.
Jejeje. El mejor comentario de toda esta torta.
Sin duda, Diego. Buen análisis ;-)
Saludos y gracias
Marc
Hola, Juan. Yo espero sinceramente que se mantenga al margen de la política. Bueno, que siga tocándola en su canal, quiero decir, pero que no se meta de lleno en ningún partido. Porque viendo la deriva que su ídolo Jordan Peterson ha tenido (el cual ha matizado su rechazo inicial hacia los MGTOW, entre otras lindezas), no descarto que el bueno de UTBH pudiera acabar radicalizando su discurso relativamente neutral -en cuanto a partidos políticos se refiere-. Y alguien con tanta influencia metido en determinados partidos... Tiemblo con sólo pensarlo.
¡Anímate, Lupita, que no todo está perdido!
Ahora en serio, para mí, UTBH es de lo mejorcito que puedes encontrar en la esfera opinática de YT. ¡Y de la TV,que diablos!; ¿tú has visto a los tertulianos que te meten en los debates, o a los políticos falaces que atiborran los noticiarios?
Vale que UTBH no es tan riguroso como debería, pero creo que al menos lo intenta, que ya es mucho. Y, a fin de cuentas, no es su obligación (no entro en temas de responsabilidad), cómo sería el caso de los mentados tertulianos o politicuchos.
Aunque me gustaría que su audiencia, eso sí, fuera por lo general más crítica y cogiera con pinzas todo lo que dice. Más que nada, porque al final los ves regurgitando sus consignas sin meditarlas demasiado, cosa que irónicamente achacan a las feministas.
Hola de nuevo a todos/as y viceversa:
Oriol, no veo los noticiarios, no veo TV, tan sólo alguna cosa que me toca ver por la vida familiar. Sí oigo la radio, sí oigo a los tertulianos, y vaya tela.
Lo de YouTube me supera, la gente hablando a mil por hora, la superposición de imágenes sin parar, los challenges, los libros de youtubers, las entrevistas a youtubers..socorro!!!El otro día me sometieron a la tortura de ver videos de todo tipo. Bueno, soy un poco abuela, soy más abuela que Carmina Petit (ella sí mola)
Pero soy capaz de ver cualquier cosa, y de oírla. A ver si me atrevo, me da miedo ese hombre uperisado. Es interesante ver qué ve la gente.
Diego, vaya capacidad de reflexión y de síntesis. Te digo sinceramente que leyéndote entiendo algunas cosas mejor que oyendo a mis profesores de historia y filosofía. Por otro lado, me asombra que me sitúes en el centro ideológico, porque nunca me he considerado de centro. En todo caso, ahora mismo soy una persona "centrada" en pensar qué puedo hacer yo por los demás, y más bien apolítica. Apoyo a un partido muy minoritario, que precisamente se basa en el decrecimiento y el reparto de bienes. No hablo de política ni me posiciono en ningún sector porque todos me han desencantado por igual. Como soy bastante moñas y todo me afecta mucho, me refugio en el humor para no dejarme llevar por el sentimiento amargo del mundo podrido que vamos a dejar a nuestros hijos.
Y para acabar (me despido por unos días de vosotros), le explico a Juan. A ver, Juan, me caracterizo por fijarme en cosas absurdas. Los adolescentes son muy divertidos, casi tanto como los jubilados, y dan para mucho, aunque también me fijo para ver la que se me viene encima (ayy) Cualquier chaval de hoy en día de entre 13-15 años con bici, tiene que llevar a la churri en el manillar de la bici. Así que como los pantalones son de los de dejar poco a la imaginación, el móvil en verano va al entreteto. Una amiga mía dependienta de ropa dice que eso es posible debido a la alimentación más rica en grasas y proteínas. A las adolescentes de los 90 no nos daba para eso. La próxima vez que vayas a la ciudad, cruza el río y date una vuelta..
Saludos y seguid tan majicos todos
Lupita,
Carmina Petit te manda saludos. A ella tampoco le apasionan los Youtubers porque hacen que le suba la tensión. Y ella prefiere morir de café.
Un abrazo
Gracias por tus palabras, Lupita. Pero creeme, no me enfado. Simplemente soy vehemente al momento de abordar ciertas cuestiones.
Y gracias tambièn Diego, por transmitir esa sabiduría que siempre he admirado en los vecinos de la banda oriental (aún cuando lleves una vida en España).
No me autocensuro, respeto todas las opiniones, excepto cuando se trata de justificar lo injustificable. Lula da Silva está preso por corrupto. Hizo buenas cosas como presidente? Sí, muchas. Pero robó. Y merece estar preso. Como también merecieron estar presos dictadorzuelos de derecha como Noriega, Pinochet, Videla, Massera, Stroessner y un larguísimo etcétera.
Esta es la parte donde no puedo aceptar los justificativos del tipo "robaron, pero defendieron los derechos humanos" o "robaron, pero el pueblo tenía qué comer". No. Robaron, a la cárcel. Derecha, izquierda, centro, me nefrega, diría un italiano.
Pepe Mugica tiene cosas que me agradan y otras que no. Pero por sobre todas las cosas, admiro su integridad. Su esposa no usa carteras Louis Vuitton, no se hace llevar los diarios en el avión presidencial, no revolea bolsos llenos de dólares por sobre los muros de un convento.
En fin, bienvenido el debate con quienes están dispuestos a debatir, sin dogmatismo.
Por lo que he visto echando un vistazo rápido a los comentarios, el libro no sé si será polémico, pero sí lo parece tu reseña. Aunque haya sido un poco por encima, coincido contigo prácticamente en todo contigo.La situación en España, y también en el mundo, es para echarse a temblar. Es una época bastante deplorable; menos mal que nos queda la literatura, el cine y la música. Un abrazo. Salud.
Muchas gracias, Carlos, por los comentarios.
Efectivamente, parece que no estamos pasando, en España, pero tampoco a nivel global, por los mejores momentos. Y sí, siempre nos quedará la cultura como lugar donde evadirnos, o reflexionar.
Saludos, y gracias por opinar.
Y aprovecho para felicitarte por tu blog y recomendarlo, es muy interesante.
Saludos
Marc
Buenos días:
Me resistía algo a hacer mi aportación sobre esta entrada, quizás esperaba que las aguas amainaran y no tengo muy claro si este comentario no pueda hacer que vuelvan a revolverse. De hecho, mientras sopesaba la posibilidad de comentar o no, casi me decidí recordando una afirmación muy certera (creo que era de un amigo del portero de mi cuñado), pero se me ha borrado de la mente.
De lo que sí que me acuerdo es de algo que me dice mi hija muy a menudo: "Ni guerra entre pueblos, ni paz entre clases".
He de decir que, a pesar de mi habitual confraternización con las reflexiones de Marc, no comulgo mucho con el tono en esta reseña. Y es que le pasa algo que es muy habitual. Es que tendemos a juzgar positivamente los ensayos cuando sus conclusiones fortalecen nuestras convicciones o consolidan nuestras creencias. Entonces se le escapa, no puede contenerse el hombre y le comprendo, esa sucesión de hechos conocidos y de injusticias manifiestas (todo según nuestro rasero, claro, que el libro que ha leído ha contribuido a apuntalar) que viene a ser un resumen de todo aquello que ya suponíamos por la prensa, por las redes, por opiniones fiables, y que al publicarse se convierte en una VERDAD SUPREMA.
Por cierto: si hay algo que me da asco entre estas cosas de los tiempos líquidos y no sé qué es lo de la POST VERDAD. Pero qué pollas: verdad hay una que es la de los hechos y la de lo que pasaba por la cabeza de quien los perpetra en ese momento. Lo demás son artificios de las partes interesadas para atenuar o evitar sus consecuencias.
O sea: tenemos varios debates. El derecha vs izquierda clásico, con el tema de Maduro como apetecible pastel a que hincar el diente. Irrumpe la cuestión de las libertades básicas que los gobiernos más reaccionarios aprovechan a la mínima para recortar ya que eso les facilita, vía represión de muchos medios de lucha, la configuración de marcos más estables (el escenario favorito para los "inversores"). Que esos mecanismos de recorte extienden la posibilidad de lo subjetivo hasta un extremo sumamente tentador: "ya encontraré la manera de llamar a eso rebelión o sedición". Que los medios de comunicación son vástagos de esos mecanismos y se las apañan, extendiendo cheques si es necesario, para controlar la opinión pública y silenciar la discrepancia.
También ha asomado la cabeza el binomio feminismo vs otros y he de reconocer que sin conocer antes a UTBH me he pasado un par de horas sometido a su brillante e incontenible verborrea, y que solo espero no verle fichando por algún partido como "responsable de redes" o juvenil o cualquier mierda de esas, que personalmente correré a comparar con las camisas pardas, faltaría. Godwin siempre es un invitado a mis fiestas (a las de todos).
Y mañana en Madrid se convoca una manifestación cuyo percutor ha sido la (parece, abortada) designación de un mediador entre España y Catalunya, y que vendrá a ser una especie de marcaje de músculo de la derecha española, que parecía conformarse con la de "antes roja que rota", pero que, inyectada de adrenalina, ya reivindica volver a 1960 o eso, con el " por ellos" como nuevo leit-motiv.
Por no hablar del esperpento que empieza el día 12.
Y a todo eso, lo que me entristece es que se hable poco del libro y de su calidad como instigador de debates, y que Diego ha borrado un comentario, y a mí eso no suele gustarme.
Porque aquí, de momento, la libertad de expresión aún la consideramos innegociable e irrenunciable.
No te enfades, Marc. Mañana demostraremos al mundo algo en lo que estamos muy de acuerdo.
Uh. Y yo quería decir "a por ellos" y he puesto "por ellos". Qué curioso error.
Esto más que una reseña es un mitín político. Y no, no cuela que se nos haga pasar a un genuino ruc català que actualmente está presidiendo la Generalitat por Churchill, ni a los CDRs por boyscouts que están aprendiendo a hacer fogatas en las autopistas, ni a nuestros hermanos de Alsasua por sanos muchachotes seguidores de la UFC a los que la noche les confunde.
¿Qué es la UFC?
Como experiencia de "libertad de expresión" creo que tanto lxs autorxs del blog como nosotrxs lxs comentaristas, la hemos tenido con creces, motivadxs claro está, por la temática del libro y obviamente por la reseña misma, lo que me parece genial. Una conclusión podría ser entonces que más reseñas de este tipo de libros con este estilo de reseña, sería reinteresante. Creo que el miedo al debate, juzgar al que piensa diferente, la vida en blanco o negro, el ser pálidos al hablar y similares, es lo que finalmente deberíamos evitar. En este caso, unos verdaderos maestros para mi son lxs niñxs, los animales y, por supuesto, lxs locxs.
Hola, Antonieta. Gracias por tus palabras.
La verdad es que sabía que generaría polémica, pero también al ser un libro en contra de la censura y a favor de la libertad de expresión generaría algo más de consenso. Entiendo que si no ha sido así, es por los ejemplos que contiene el libro, que algunos pueden ver que vienen de una misma parte.
En cualquier caso, como se ha podido ver y así lo expones, hay libertad total en el blog (reseñistas y lectores) para expresarse siempre que se respeten las formas. Y generar debate, mirar la realidad que tenemos en frente y tomar consciencia de ella era uno de los propósitos de reseñar este libro. Y sí, ha habido críticas y también elogios. Y de eso se trataba, además de dar a conocer el libro para el que estuviera interesado.
Saludos, y gracias por tu comentario.
Marc
Francesc sí que sabe...
¿Sólo yo me he dado cuenta de que puso el comentario nro 69?
Así, como para reírse un rato..
Para quien se interese, sugiero leer este artículo del ensayista italiano Loris Zanatta. No se queden en el título. El contenido es mucho más rico.
https://www.lanacion.com.ar/2218982-con-venezuela-la-izquierda-latinoamericana-se-esta-suicidando
Buena! Me interesa, gracias, lo leo.
Jajajaja......Leer La Nación para conocer la situación venezolana es el mejor chiste que escuché en el último tiempo!
Típico comentario fundamentalista. Lea señor, luego juzgue.
No leo el diario La Nación porque apoyó enfáticamente la dictadura militar genocida que asoló Argentina. Por sus exabruptos anteriores estimo que usted debe ser un asiduo lector de La Nación. Lo lamento por usted.
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