jueves, 11 de octubre de 2018

Ioan T. Morar: Negro y rojo

Idioma original: rumano
Título original: Negru și Roșu
Año de publicación: 2013
Traducción: Joaquín Garrigós
Valoración: recomendable

A riesgo de que la literatura sobre la Segunda Guerra Mundial se considere a todos los efectos como un tema oficialmente agotado, he de decir que Negro y rojo me parece un libro relativamente original en su planteamiento sobre el tema. Entendámonos: no se trata de nada aparatoso,  no hay cambios de perspectiva ni experimentos proclives a herir susceptibilidades, pero sí hay un elemento que (y esto no tiene ningún deje recriminatorio) no siempre ha disfrutado del plano que merece, que es que el holocausto tuvo también a la etnia gitana como objetivo cruel e implacable, que su planificación y ejecución no contó con la repercusión merecida, y que sus circunstancias tienen entidad por sí mismas y no deberían considerarse únicamente como un “apéndice” o un “complemento” que añade cifras espeluznantes a otras que ya lo son.  
Negro y rojo novela la vida de un militar, Georgian Nicolau, que llega a cambiar su nombre para borrar su rastro de raza gitana. Lo hace porque el color de su piel y de sus ojos ayudan a que su raza no se manifieste y lo hace porque manifestar la verdad planteará un obstáculo insalvable al desarrollo de su carrera militar. Esa decisión pasará de ser un acto estímulo de cierta ambición a un acto producto del instinto de supervivencia, pero Georgian no solo efectúa un giro en ese sentido. Como si se tratara de un progresivo desencanto, Georgian lo pondrá todo en duda y esa duda se consolidarà de forma implacable. La primera y la tercera parte de la novela se llaman igual: La traición. Georgian se dará cuenta de que una cosa es pretender progresar en la sociedad y otra muy diferente, camino que  no tomarà, que ese progreso pase por encima de la desgracia y los cadáveres de sus semejantes más cercanos.
Telón de fondo, el obvio. La colaboración del gobierno rumano con los nazis, la masacre de Odessa, la deportación a Transnistria, todos los hechos reales los sitúa perfectamente el autor y coloca ahí a Nicolau, en esa difícil situación, nudo de la novela, de ser un represor y un cómplice en la represión y el exterminio de sus semejantes. Situación que derivará, cuestión muy visible desde las primeras páginas, en un conflicto moral que Nicolau habrá de resolver, rodeado de amigos que son enemigos y entorno que puede acabar siendo delator.
Puede que esta novela acuse cierto tono folletinesco y que ese personaje de ética y rectitud puesta en tela de juicio por propia voluntad resulte excesivamente estereotipado en ese equívoco saco del servidor incondicional a la sociedad y a la autoridad, hasta que se da cuenta que ésta se ha carcomido y ha dado la espalda a la justicia y a la propia condición humana. En este sentido, Negro y rojo puede resultar excesivamente tópica. Pero a veces el contenido de las  novelas ha de prevalecer. Más repercusión y más sensación de deja vu tuvo “La luz que no puedes  ver” y Morar no ha tenido ni el Booker ni la promoción propia: al contrario, esta novela es traducida (con cierto aire algo anacrónico) y publicada por una pequeña editorial lejos del ruido mediático del mundo indie literario, con lo que, dentro de los parámetros del género y consciente de la enorme sombra que Cartarescu proyecta sobre la literatura rumana, no puedo dejar de recomendar echarle un vistazo.

2 comentarios:

Gabriel Diz dijo...

Estupenda reseña Francesc!

Saludos

Carlos Andia dijo...

Está bastante claro que las dimensiones del exterminio judío y su exposición mediática han dejado en segundo plano horrores similares de los que fueron víctimas otros colectivos, entre ellos los gitanos (como los homosexuales, enfermos mentales, ciertos colectivos eslavos). Así que bienvenido sea un relato en torno a estos olvidados de la Historia. Otra cosa es la calidad literaria de la narración, pero sobre ese aspecto ya lo deja claro la reseña.