sábado, 31 de marzo de 2018

Jordi Puntí: Esto no es América

Idioma original: Catalán
Título original: Això no és Amèrica
Año de publicación: 2017
Traducción: Rita Da Costa
Valoración: muy recomendable

He de reconocer que me tentaba, incluso antes de llegar a las 40 o 50 páginas de esta colección de relatos, lanzarme a una pequeña exposición sobre la influencia de la narrativa de Quim Monzó (reciente Premi D'Honor de les Lletres Catalanes) sobre la generación de narradores en catalán que han acabado siendo casi sus coetáneos. Y hablar de una alargada sombra que se proyectaba y les condicionaba.
Bueno: casi lo he hecho, pero hubiera sido injusto, y no he necesitado más que un par de relatos para convencerme de que Puntí, escritor no demasiado prolífico (esta es su segunda colección de relatos, y cuenta además con una novela y otra publicación por encargo de una revista, que reseñamos aquí) dispone de una voz propia, y que esta tiene su propia personalidad, ergo, es capaz de proyectar sus propias sombras y no palidecer ante comparación alguna. 
Con cierta ventaja ha contado, por eso: me encanta la narrativa que es prolija en anclarse a iconos culturales y Puntí usa ese recurso con sabiduría y cierto gusto por el que siento afinidad, cuestión que genera cercanía y complicidad. Pero esto no sería suficiente si no se sostuviera en lo narrativo. Y aquí, y me remito a ese fallido primer párrafo, la sorpresa ha sido muy agradable. Los personajes que pueblan estos relatos resultan memorables, sin necesidad de efectismo, sin cargas artificiales en lo estrictamente creativo, todos esos hombres maduros resultan creíbles y posibles, capaces de distinguirse entre ellos aunque su unión aporte una inequívoca sensación de conjunto, cada uno de los relatos aporta algo a ese todo y el mensaje final, el del conjunto, es esperanzado y deja una sensación de historias trabajadas, de obra pensada y modelada. 
Aprovecho para aconsejar con firmeza leer siempre que es posible al escritor en la lengua en que concibió su obra. Afortunadamente he podido hacerlo (el libro está traducido al español, por eso) y el catalán de Puntí es juguetón, arriesgado, sin miedo al uso de vocablos poco habituales en ese catalán bastardo (a mucha honra) que es el metropolitano. Otro incentivo más, ya sé, restringido al lector catalano-parlante pero que aseguraría habrá estado bien traspasado en la traducción. En fin, sin querer repasar relato por relato, aquí hay hombres sobre los cuarenta y muchos en distintos estados de unas existencias que tendrán futuro. Puntí no usa recurso trágico alguno. Son tipos normales a los que les pasan cosas normales con algún detalle levemente surrealista. Solo en esbozo. Un tipo que se dedica a desplazarse usando el auto-stop durante unos determinados días de la semana. Otro que se embarca solo en un crucero por despecho en medio de una relación que queda en suspenso. Un adicto al juego que se va a trabajar a Las Vegas. Un hermano que irrumpe de repente en la vida de otro tras décadas de alejamiento. Un hombre que se obsesiona con la idea de una mujer a la que pueda unirle una obsesión por una canción determinada.
Esa clase de cosas. Qué queja puedo tener cuando el título se saca de una canción que Bowie interpretó para una vieja película con Sean Penn. Qué elegancia en la descripción de las referencias musicales que proliferan por doquier sin el lacrimógeno recurso y con un uso elegante y contenido eludiendo esa nostalgia a la que suelo, personalmente, manifestarme tan alérgico.
Y el truco final, el que eleva a Puntí a ese Olimpo poco habitado de escritores que saben  jugar con el lector y conseguir que ese juego sea capaz de activar el cosquilleo, la sensación de estar ante un autor con algo diferente. El último cuento en que, entre abruptos cambios de la primera a la tercera persona, desplazando la atención en una broma autoreferencial, y añadiendo una muy brillante analogía para distinguir entre dos tipos de escritores, cierra este brillante colección dejándonos expectantes, dejándonos impacientes.

2 comentarios:

Lupita dijo...

Hola, Francesc:
Libro de relatos, con alusiones a iconos culturales de la época, juegos de palabras..
Me gusta todo!!
Hace pocos días estuve en una gran librería y casi me da algo entre tanta novedad, y más cuando hojeé las publicaciones de nuevos poetas (corramos un tupido velo), así que agradezco muchísimo esta reseña. Justo me apetece leer relatos, qué casualidad:)
He de decirte que Quim Monzó me entusiasma, he leído varias veces sus libros de relatos, me parece un genio.
Pero como el tema es presentarmos a Puntí, y ponerle en un lugar sobresaliente por méritos propios, te diré que me has convencido y lo voy a leer, aunque en catalán me lo pensaré..jeje
Me ha recordado mucho a Manuel Rivas lo que nos cuentas de él, y cómo crea personajes inolvidables. Un ejemplo sería el profesor de "La lengua de las mariposas", llevado al cine e interpretado por Fernán Gómez.
Saludod

Carlos Andia dijo...

Me encanta la cubierta, y espléndida la reseña!