martes, 19 de febrero de 2013

Knut Hamsun: Hambre

Idioma original: noruego
Título original: Sult
Fecha de publicación: 1890
Valoración: Muy recomendable

Llegué a este libro por pura casualidad, esquivando a uno de esos individuos desconocidos que en espacios públicos y sin mediar palabra, se le pegan a uno como si no hubiera ningún ser humano más sobre la faz de la tierra. Sucedió en una de las bibliotecas que frecuento, y la lapa humana de turno provocó que dejara de curiosear libros de autores cuyos apellidos empiezan por "D" y huyera despavorido hacia la primera estantería que pillé, donde están los autores cuyos apellidos empiezan por "H". Así hallé a Knut Hamsun, autor del que, otra casualidad, había visto un biopic (palabra horrorosa que significa: película biográfica sobre la vida de un personaje célebre) la noche anterior. Miré un poco de qué iba su Hambre y me lo llevé a casa, dando esquinazo definitivo a mi perseguidor.

Y la verdad es que Hambre me ha gustado mucho y ahora entiendo por qué, según dicen en su prólogo, fue y es libro de cabecera de autores tan dispares como Thomas Mann, Maxim Gorki, Paul Auster, Charles Bukowski o Henry Miller. Yo, por mi parte, estoy convencido de que también le impactó bastante a Ferenc Karinthy (la Metrópolis de éste podría ser su prima-hermana) y a otros muchos más, sobre todo, a "artistas del hambre": escritores que lo pasaron francamente mal, torturados por carencias de todo tipo, mientras escribían sus obras.

Hambre cuenta, precisamente, la historia de un tipo del que no sabemos ni cómo se llama ni de dónde viene, sólo que es escritor y que las está pasando canutas. Vive en Christiania, la antigua capital de Noruega, y por sus calles deambula todo el día muerto de hambre, un hambre descrito con tal fiereza y fidelidad por Hamsun, que a uno se le pueden llegar a revolver las tripas. Nuestro penoso héroe no encuentra trabajo, está medio muerto de frío, empeña todo lo que tiene (en un momento dado incluso intenta vender los botones de su chaleco), le debe no sé cuánto dinero a su arrendadora, malvive escribiendo articulitos para periódicos que, por lo menos, le reconocen que están muy bien, y tiene un curioso y exasperante código ético que le obliga a dar limosnas (¡cuando él está a punto de morir!) pero a rechazar ayudas que él considera que atentan contra su dignidad.

En varios momentos de la novela, que es corta, dan ganas de abofetear al moribundo (¡Dios! ¡Que pida ayuda! ¡Que deje de ser tan asquerosamente orgulloso!), pero la criatura de Hamsun, sin necesidad de nuestros zarandeos, va sobreviviendo milagrosamente página a página, e incluso tiene tiempo para enamorarse de una joven desconocida a la que adjudica el imposible nombre de Ylayali.

En fin, en Hambre tenemos, una vez más, al Hombre (con todas sus circunstancias y valores personales) contra el Mundo. Y el lenguaje y el estilo que utiliza Hamsun para contarnos esta historia narrada en una efectiva primera persona son perfectos para que uno sienta el espíritu desesperado pero obsesivo y rebelde de su protagonista. Porque, pase lo que pase, él mantiene intacta su peculiar visión de la vida. Su vida.


En fin. Un libro muy recomendable con un final que me recordó al de la ya citada Metrópolis, de Karinthy.

Y no pienso hablar de que si Hamsun, premio Nobel de Literatura, fue odiado en su país durante mucho tiempo por sus simpatías por el nazismo, ni del buen biopic que sobre él vi y en el que Max Von Sydow le da vida.

Otras obras de Knut Hamsun reseñadas en Un Libro al Día: PanLa bendición de la tierraVictoria, El círculo se ha cerradoMisterios

12 comentarios:

Koldo dijo...

Desde luego, una obra que te revuelve las tripas. Y la verdad es que es curioso el parecido entre Metrópolis y Hambre (Epepé - Uyaliya o como se llamen).
Ahora, cuántas grandes obras se habrá perdido la gente por prejuicios políticos o de cualquier otra índole (Mishima, Hamsun, Celine, etc)?

Azul Sanchez dijo...

A mí me encanto. Llegué a él vía Paul Auster y (bastante recomendable) el arte del hambre.

Anónimo dijo...

¿Podría ser el protagonista del biopic Max Von Sydow?

Ian Grecco dijo...

¡Es verdad, Anónimo! El actor de la película a la que me refiero es Von Sydow. Gracias por la observación. A veces le confundo con el difunto Richard Harris...

Anónimo dijo...

Me encantó este libro, aunque a ratos es muy angustioso. También muy recomendable es "Pan" de este mismo autor, al que yo llegué igualmente por casualidad y descubrí a un autor increible.

Anonimo 2

Anónimo dijo...

Me pareció excelente. Puro humor, claro, y literatura.-

Anónimo dijo...

Titulo original Sult, slut no. Saludos

Marc Peig dijo...

Gracias Anónimo por tu comentario. Es correcto, estaba mal escrito. Ya está corregido. Gracias por leernos.

Pablo GP dijo...

Me ha gustado mucho. También me ha encantado el prólogo de las traductoras, que, como siempre, me leo al final (como si se tratara un epílogo).
No conocía al autor. Otro gran descubrimiento. Ahora me esperan Pan y la La Bendición de la Tierra, sus otras obras recomendadas.
Simpatía por el nazismo? Sí, que le vamos a hacer, no es la primera vez. Pero el arte está por encima de todo. O no?

Marc Peig dijo...

Hola, Pablo. A mí también me gustó mucho este libro, y supuso mi descubrimiento del autor. Luego leí «Pan» que también me gustó y recientemente «El círculo se ha cerrado» que ya me gustó menos (reseñe ambas obras en ULAD). Respecto a «La bendición de la tierra», no descartó leerlo, aunque creo que me esperaré a tu veredicto ;-)
Respecto a la ideología del autor, pues es lo que es, pero, por ejemplo, Strindberg era un misógino y no por eso dejé de disfrutar de sus dos libros. Coincido contigo al respecto, creo que se puede admirar una obra y aborrecer al autor (o que te provoque antipatía) a la vez, aunque a veces no lo pongan fácil.
Saludos y gracias por comentar.
Marc

Anónimo dijo...

Otro anónimo

Pues sí creo que, sin ignorarla, hay que distanciarse de la realidad de los autores para disfrutar sus obras.
Disfruté no sin cierta congoja de las penurias de este alucinado personaje, mitad Quijote y mitad Carpanta. La lucha por que la miseria no destruya su integridad es a veces exasperante. Encontré muy conmovedor el agridulce episodio de la amada, el extraño cortejo y el desquiciante desenlace.
Una gran novela.
Saludos

Marc Peig dijo...

Hola, Anónimo. Me gusta tu definición del personaje como mitad Quijote, mitad Carpanta. Realmente es un personaje que no cae demasiado bien, por su desmesura, por su agrio carácter, y por su tozudez. El cortejo también es una de las partes que me gustaron y sí quieres leer otro "cortejo" del mismo autor, puedes leer «Pan», que es realmente «peculiar», por decirlo suavemente.
Saludos, y gracias por comentar la reseña.
Marc