jueves, 31 de mayo de 2012

José Mauro de Vasconcelos: Mi planta de naranja lima

Idioma original: portugués
Título original: O meu pé de laranja lima
Año de publicación: 1968
Valoración: Imprescindible

No sé si estaréis de acuerdo, pero tengo la impresión de que la edición independiente en España tiene un nivel altísimo: hay un grupo de editoriales relativamente nuevas que está haciéndolo un gran trabajo, en cuanto al contenido (creando catálogos de una calidad sostenida que hacen que confíes en la editorial de aquí en adelante) y en cuanto al tratamiento del propio libro, haciendo ediciones bonitas, cuidadas, elegantes. Me refiero por ejemplo a Impedimenta, de la que reseñábamos ayer mismo Una oración por Kateřina Horovitzová; a Acantilado, de la que ya me he declarado seguidor varias veces; o a Libros del Asteroide, la editorial que ha recuperado Mi planta de naranja lima del limbo de los libros inencontrables en España, mientras que en los países de habla portuguesa es un auténtico clásico de la literatura juvenil.

Mi planta de naranja lima es una novela de aprendizaje (el espantoso término técnico es Bilgungsroman): el de Zezé, un niño de cinco años, travieso, inteligente e imaginativo que sueña con convertirse en poeta y llevar corbata de lazo. Para escapar de la realidad de pobreza y maltrato en que vive, Zezé se refugia en un mundo ficticio con Minguinho, un árbol de naranja lima con el que comparte sus preocupaciones, sus aventuras imaginarias y sus sueños. En la segunda mitad de la novela cobrará importancia la figura de Manuel Valadares, el Portuga, con quien Zezé entabla una amistad casi paterno-filial.

Esta novela es en gran medida autobiográfico: recuerda la propia infancia de Vasconcelos en Bangú, donde vivió en condiciones muy semejantes a las que refleja el libro; pero esto, obviamente, no lo desmerece para nada. Al margen de inspiraciones reales, Mi planta de naranja lima está llena de personajes, imágenes y situaciones tratadas con el tono perfecto, ni idealizante ni lacrimógeno: el tío Edmundo, que parece saberlo todo; los juegos que Zezé inventa para entretener a su hermano Luis; su relación con la maestra, que parece ser la única que no lo ve como un diablo; su hermana Gloria, que lo protege de la violencia que lo rodea... Un universo duro pero cargado de poesía y de belleza.

Cuando empecé a leer este libro, escribí a la persona que me lo había regalado para decirle que me gustaba la delicadeza con que estaba contada la historia. Ella dijo que le gustaba más la palabra "ternura". Llámalo ternura o delicadeza, es lo de menos. Lo de más es que esta es una novela conmovedora, que hará llorar a más de un lector.

8 comentarios:

Jaime dijo...

Yo sólo quiero decir que me parece un título espectacular, que evoca muchísimo con los medios mínimos. Dan todas las ganas de leerlo.

Inmaculada dijo...

Hace tiempo que lo vengo viendo recomendado y seguro que acabo leyéndolo. Gracias por tu reseña.
Saludos.

Angel dijo...

Un libro realmente bello, me sacò mucha màs de una làgrima....

Unknown dijo...

Lo lei como cuando tenia 8 y nunca podre olvidarlo, muy triste, hermoso pero no volveria a leerlo, llore demasiado, al igual que con El Velero de Cristal

Unknown dijo...

Lloré mucho. Sinceramente, nunca me imaginé que sería tan triste. Creo que ningún libro me hizo llorar tanto.

Unknown dijo...

Yo voy a disentir, con todo respeto. Me parece un bonito libro, pero con un exceso de melodrama y lugares comunes que por momentos se volvían tediosos. El niño pobre que sin embargo es generoso, o la maestra solterona y sensible, son recursos enternecedores pero muy gastados.

Creo que es un libro difícil de evaluar porque muchas personas lo leyeron en su infancia, y lo han sacralizado al punto de transformar cualquier crítica en una herejía. Sin embargo yo voy a decir esto:

En la historia no se deja de hablar de dinero. El niño es pobre, el padre no tiene trabajo, el Portuga es rico y es bueno. A menudo la moral y el dinero se entremezclan. El padre natural es pobre y malvado, el padre adoptivo es rico y bueno. El Portuga es bueno porque le compra bebidas y galletas (Y Zezé lo remarca varias veces). En fin, sé que no es la lectura habitual de este libro, pero yo me detuve en la cantidad de situaciones en las que flota la controversia rico-bueno y pobre-malo. El dinero es, por su falta o por su abundancia, un gran protagonista de esta obra.

Emi Lee dijo...

Zezé es un alma sensible que te perfora el alma. Disiento del comentario anterior en cuanto a que Zezé considera bueno a Portuga porque le compra cosas, se engancha emocionalmente a él porque le da cariño.

Unknown dijo...

Y en cierto pasaje no quiere chucherías y le dice que lo quiere por todo lo que le cuida y no porque lo agasaje con regalos y comida.