martes, 21 de enero de 2025

Patrick Radden Keefe: Maleantes


Idioma original: inglés
Título original: Rogues: True Stories od Grifters, Killers, Rebels and Crooks
Traducción: Pablo Hermida Lazcano
Año de publicación: 2023.
Valoración: bastante recomendable

Decir que Radden Keefe está creando un género propio sería absolutamente exagerado, pero hay que reconocerle sus méritos en una especie de segregación de un híbrido que queda a medias entre la semblanza biográfica, el reportaje, el periodismo de investigación y, cómo no, si no no le prestaríamos atención, cierta intención de creación literaria más basada en las formas de presentar sus escritos (que parecen obedecer cierta progresión de trama) que en intención (no la he detectado en ninguna de sus obras) de tomarse licencias creativas.

Maleantes recoge una docena de artículos que Radden Keefe dedica a personalidades del mundo criminal. Es variado en su rango tanto geográfico como profesional. Tenemos traficantes mexicanos, delincuentes comunes holandeses, especuladores estadounidenses, comerciantes israelíes. Quizás haya que recriminar a Keefe que lo noto más cómodo cuando, como en El imperio del dolor, coge un tema y lo exprime hacia la saciedad, que en estos artículos de duraciones más escuetas – los más largos apenas superan las 40 páginas – aunque intuyo que muchos de ellos encargos de las publicaciones para las que escribe. No me malinterpretéis, cualquiera de estos textos tiene su propio valor y el estilo del escritor es sumamente ameno y estimulante. Pero la limitación de extensión opera algo en su contra. En el momento en que Radden Keefe acota el alcance de su análisis, algo, literariamente, se pierde, o como mínimo se difumina. El perfil psicológico no es tan profundo, la información que se acumula en aras de la vista de conjunto, de la puesta en contexto, es necesariamente inferior y el conjunto se resiente. No es que los "personajes" que por aquí desfilan sean menos memorables, o que los hechos que estos protagonizan sean menos memorables. Cómo olvidar al Chapo Guzmán  o a Monzer Al-Kassar. Simplemente que el formato queda un poco corto para sus merecimientos. 

Radden Keefe sigue siendo riguroso, decidido, eficaz en todo momento, no debe quedar duda alguna. Maleantes queda atrás simplemente si lo comparamos con sus obras más extensas y ambiciosas respecto a las cuales, si se me permite el símil, esta colección de artículos parece una prometedora colección de demos. 

 Otras obras de Raddn Keefe reseñadas en ULAD: aquí


 

lunes, 20 de enero de 2025

Neil Gaiman & Shane Oakley: Esposas prohibidas de siervos sin rostro en la mansión secreta de la noche del aciago deseo

Idioma original: inglés

Título original: Neil Gaiman's Forbidden Brides of the Faceless Slaves in the Secret House of the Night of Dread Desire

Año de publicación: 2017

Traducción: José Torralba

Valoración: no podemos recomendar este libro, aunque, en otras circunstancias, lo merecería...

- ¿Neil Gaiman? ¿NEIL GAIMAN? -me espetaron en el Consejo Supervisor de Reseñas de Un Libro Al Día cuando fui a solicitar el permiso para ésta-. ¿Tú estás loco? No podemos reseñar a Neil Gaiman.

- ¿Cómo? ¿Por qué no?

- ¿No te has enterado? Está canceladísimo...

- ¿Y eso? -pregunté, del todo estupefacto.

- Por lo visto, le acusan de hacerle guarrerías muy feas a varias chicas. Hasta J. K. Rowling le ha puesto a caldo... y, como comprenderás, no vamos nosotros quedar peor que J. K. Rowling...

- Pues vaya con Neil; si parecía más majo que las pesetas...

- Ya ves... Esos son los peores.

Reflexioné un instante. Yo había publicado varias reseñas de libros de Neil Gaiman y bastante elogiosas, además. No podía arriesgarme a que alguien pudiera relacionarme de alguna manera con un cancelado... Pero, por otro lado, caramba, la reseña ya la tenía escrita y no me apetecía tirarla a la papelera...

- Bueno, en realidad tampoco es que sea exactamente un libro de Neil Gaiman. Se trata de un cómic dibujado por Shane Oakley basado en un relato de Gaiman.

- ¿Sale su nombre en la cubierta o no?

- Sí, pero...

- Pues no hay más que hablar. Reseña no autorizada. No nos vamos a meter en líos por un simple tebeo.

- ¡Pero es que no es un simple tebeo! -vislumbré una rendija en la que podía meter las uñas y agrandarla-. Se trata de una historia de carácter irónicamente metaliterario sobre un escritor de novelas góticas que incluyen todos los tópicos del género. Para empezar, hay una bella y turgente joven en apuros...

- Uy, turgente... eso no lo puedes poner, si es de Neil Gaiman.

- Vale, dejémoslo... Se trata de un chica en verdad muy formal, una huérfana que va a trabajar como institutriz y en una noche de tormenta debe refugiarse en una siniestra mansión...

-Ya vemos eso de los tópicos del género.

- El caso es que Gaim... quiero decir Oakley se sirve de esta historia para, con gran sentido del humor, reflexionar sobre la creación literaria, los géneros la representación de la realidad en la ficción... Con la ayuda, además, de unas magníficas y expresivas ilustraciones, llenas de dramatismo gracias a unos encuadres originales, un teatral uso del claroscuro...

- Como si son obra del mismísimo Caravaggio. Lo sentimos, pero no choice... Gaiman está vetado en este blog.

Guardé silencio, mirando fijamente al comité. Me quedaba una última bala en la recámara y decidí usarla. Me acerqué a ellos y, bajando la voz, como si contara un secreto, les razoné:

- Pensad en la cantidad de visitas que atraerá el nombre de Gaiman, aunque sólo sea por morbo. Y más visitas al blog representan más ingresos para nosotros... que, al fin y al cabo, es lo que importa, ¿no?

-De acuerdo -la respuesta no tardó ni dos segundos en llegar, junto con la autorización debidamente cumplimentada y sellada-. Y publícala cuanto antes; tenemos que aprovechar el momento...


Más reseñas de libros de Neil Gaiman que serán eliminadas del blog en cuanto el Comité Supervisor lo decida: aquí

domingo, 19 de enero de 2025

Haruki Murakami y Makoto Wada: Retratos de jazz

 Idioma original: japonés

Título original: Potoreito in jazu (ポートレイト・イン・ジャズ)

Traducción: Juan Francisco González Sánchez

Año de publicación: 2020

Valoración: decepcionante

Si acaso piensan que leer todos los libros de Haruki Murakami traducidos al español les llevaría más tiempo que ver todos los capítulos de One Piece, deberían consultar el catálogo de sus obras en japonés. Siendo uno de los escritores japoneses más populares, las editoriales hacen bien en sacarle todo el jugo que se pueda, aunque lleguen a extremos absurdos como publicar libros del estilo “Aprende inglés con Haruki Murakami”. En esa línea, llega a nosotros la traducción al español de textos cortos, a medio camino entre el ensayo y el post de Facebook, donde el abuelo Murakami nos comparte sus ideas sobre el mundo del jazz, tomando como eje de cada texto a un músico icónico de aquella época dorada del jazz norteamericano.

El libro presenta más de 50 semblanzas, cada una acompañada del retrato del músico correspondiente, dibujado por Makoto Wada, un ilustrador que ya había colaborado con Murakami en otras obras y que fue el ilustrador de la portada de la revista literaria Shūkan Bunshun durante más de 40 años. Además, cada entrada incluye la foto de un vinilo, una recomendación para conocer al músico y comprender un poco más lo que Murakami está expresando.

Una pregunta que me planteé después de leer algunos capítulos del libro fue: ¿Por qué hacer un libro específicamente para esto? Con las palabras que elegí en el párrafo anterior ya se habrán dado cuenta de que, a mi parecer, este libro bien pudo haber sido un blog (¡ja!) o una cuenta de instagram donde Murakami recomendara los discos que le gustan. Incluso se podrían incluir fácilmente audios y videos, elementos indispensables tratándose de música.

Hablando específicamente del texto, por muy aficionado al jazz que sea (ya todos sabemos que tenía un club de jazz), se nota que Murakami no es músico. A pesar de que este libro no pretende darnos detalles técnicos y que el público objetivo es, al igual que Murakami, aficionados al jazz, la forma en que se abordan estos ‘retratos’ es demasiado superficial. En muchas ocasiones ni siquiera se relatan episodios interesantes de la vida de los músicos, solo impresiones de lo más frívolas: “es indudablemente increíble”, “el bajo era profundo como un bosque”. Murakami llega al descaro de, en el capítulo dedicado a Charlie Parker, ponerse a hablar de otra cosa y, al final, decirnos: “Ah, perdón, ya ni dije nada de Charlie Parker”.

Para no quedarnos en el terreno de lo abstracto, vean cómo se abordan estos temas por el saxofonista y youtuber Jay Metcalf de BetterSax en uno de sus videos ("Top 10 alto sax players of all time"), hablando de Charlie Parker:

Vamos primero con el más obvio, porque sin él, esta lista ni siquiera sería posible. Claro, estoy hablando de Charlie Parker, Bird. Considerado como el padre del Be-bop, el innovador, el instigador, el creador. Es, sin duda, uno de los más grandes genios musicales del siglo XX. Tan adelantado a su tiempo que si tocara al día de hoy, su música sonaría contemporánea. Es irónico que muchos músicos que aparecieron después de él sean acusados de plagiar a Charlie Parker, cuando en realidad, la técnica de Bird es aún inigualable. Hasta donde sé, este es el único video de Bird tocando en vivo (procede a mostrarnos un clip de Parker tocando). ¿Vieron eso? La llave de octava se quedó trabada y la tuvo que regresar a su lugar (a esto me refiero, alguien que sabe de lo que habla puede señalarnos detalles interesantes). Parker tocaba su saxofón personalizado ‘King Super 20’, el cual se encuentra exhibido en el Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana (otro detalle interesante). Después nos da detalles más técnicos (tocando algunas partes él mismo). Como les decía, entiendo que este no es el punto del libro de Murakami, pero de no ser así, no entiendo cuál es.

Otro ejemplo notable de un texto desarrollado alrededor de un músico es El perseguidor, de Cortázar. Un cuento increíble, obligatorio para todo fan del jazz.

Además, Makoto Wada, el ilustrador del libro, aporta una dimensión visual que podría haber enriquecido la experiencia si se hubiera integrado de manera más coherente con los textos. Personalmente, su estilo naïf no es muy de mi agrado, al menos no en este libro, pero entiendo su atractivo. Sin embargo, a menudo no reflejan la profundidad o complejidad de los músicos (Miles Davis y Stan Getz son representados de manera muy similar). Un estilo más realista o expresivo podría haber complementado mejor los ensayos de Murakami, ofreciendo una conexión más significativa entre la imagen y el texto. 

En mi opinión, este libro solo fue un capricho de Murakami y/o un negocio para la editorial. Siendo yo mismo un aficionado al jazz, este libro fue realmente una decepción. Tanto en el texto como en lo visual, Retratos de jazz falla en capturar la esencia de los grandes músicos del género, quedándose en una superficialidad que no satisface ni a seguidores casuales ni a conocedores del jazz.

Otras obras de Haruki Murakami en ULAD: Kafka en la orillaDe qué hablo cuando hablo de correrAl sur de la frontera, al oeste del SolLa muerte del comendador. Libro I y IIDe qué hablo cuando hablo de escribirEl Elefante Desaparece de Haruki MurakamiLos años de peregrinación del chico sin colorAfter DarkTokio Blues

sábado, 18 de enero de 2025

Colaboración: La noche quedó atrás, de Jan Valtin

Idioma original: Inglés

Título original: Out of the night

Año de publicación: 1940-1941

Traducción: No consta

Valoración: Imprescindible


Anoten: Richard Julius Hermann Krebs, alias Jan Valtin: La noche quedó atrás. ¿Cómo es posible que una obra como ésta sea prácticamente desconocida, y lleve tiempo descatalogada en nuestro país? Nada desde que Seix Barral la publicara hace bastantes años, en una edición y traducción que no podemos calificar sino de manifiestamente mejorables. 

La vida de Krebs – Valtin no es la de un narrador, ni la de un novelista, ni la de un académico: es una vida de película, riesgo, suspense, espionaje y contraespionaje; es la entrega a una causa que prácticamente abduce todo lo demás (familia, hijos, hogar). Valtin fue un consagrado al partido comunista alemán y a la internacional comunista en la Europa de entreguerras. Si les gusta la Historia de la primera mitad del siglo XX, si les atrae la política de la época y saber los entresijos concretos tras cada acción visible –ésas que luego los historiadores a menudo explican en visión aérea- no esperen. Porque Krebs fue autor de varias obras, pero en realidad sólo lo fue de una, que es la historia de su vida. 

Nacido en Maguncia, hijo de un inspector marino espartaquista allá cuando Rosa Luxemburgo (“quien no se mueve, no siente las cadenas”) Krebs tuvo una infancia errante debido a la profesión de su padre. Pero si puede citarse una ciudad asociada a su adolescencia y juventud, ésa es Hamburgo, donde vive entre muelles, obreros y revueltas, en un país moramente derrotado tras Versalles, a cuya célebre Constitución azotan el paro, la pobreza y las fuerzas extremas del momento –partido comunista y partido nacionalsocialista- que sorprendentemente no dudan en aunar fuerzas para acabar con las opciones moderadas, a la espera de un futuro duelo a dos que nunca llegó a producirse…al menos entre germanos y sin trincheras. Krebs insiste: el error comunista en la identificación de los socialistas como el enemigo a batir, y la consiguiente subestimación del potencial del partido nazi allanan el camino de Hitler al poder. 

En el difícil contexto de los años 20, Valtin se adhiere al comunismo, una nueva religión que anuncia su pronto advenimiento, trasciende fronteras y pretende acabar para siempre con la injusticia en el mundo. Pero el parto, necesariamente, ha de ser doloroso. Y así se transforma en un soldado dentro de la jerarquía de la Komintern, un activista que medra en la sección marina. Como apóstol de una nueva fe, predica la cercanía de una realidad que auspicia y protege Moscú. Recluta adeptos, reparte por medio mundo octavillas multilingües producidas en imprentas clandestinas, conspira en clubes internacionales que son realmente centros de operaciones del partido, organiza sabotajes y huelgas en los buques y en los puertos, perfecciona su formación en Leningrado y viaja y propaga sin descanso la buena nueva en cada país, obedeciendo como un soldado y ejecutando cada consigna con la fe y el ardor de un convertido. No obstante, de vez en vez aparecen las dudas. Y es que el propio autor llega a afirmar que “sólo la compañía de Jesús tiene más poder sobre sus juramentados que la Komintern.” 

El libro muestra en detalle el funcionamiento del partido y la organización de sus actividades, en especial en Alemania y los países nórdicos; respeta nombres de personajes reales y, en otros casos, parece que oculta personas bajo nombres ficticios, y tal vez introduce algunos de su propia imaginación. El más notable y seguramente el mejor descrito, Ernst Wollweber, sería futuro Ministro para la seguridad del Estado de la RDA y cabeza de la Stasi. Por las páginas de esta autobiografía novelada desfilan personajes de segundo orden, precisamente los que ejecutan las decisiones concretas (y aquí radica uno de los alicientes del libro, como he anticipado): Grigori Dimitrov, Heinz Neumann, Richard Jensen, Peter Kraus, Hertha Jens. Heinrich Himmler y Herman Göring aparecen igualmente, si bien de forma fugaz. 

Alemania, Dinamarca, Noruega, Suecia, Inglaterra y Estados Unidos son los escenarios de la acción de Krebs bajo múltiples identidades falsas, hasta su detención por la Gestapo en su país natal, momento en que empieza una segunda parte de la novela, claramente diferenciada de la primera y –no vamos a negarlo- descarnada y sin concesiones (pueden imaginar la vida de un espía de la Komintern, poseedor de información valiosa, en manos de la policía de Hitler). Los campos, las cárceles, las leyes dictadas por el partido nazi y la ampliación paulatina del espectro de colectivos objeto de persecución nacionalsocialista son retratados sin una sola tirita: la –entonces- cara oculta de aquella “nueva Alemania”, descrita tal cual fue. 

Pero Krebs recupera la libertad, de un modo y a un precio que no vamos a desvelar. Ex preso de los nazis, su desencanto y sus dudas aumentan con el creciente poder de Stalin en un partido en el que –por razones que tampoco desvelaremos- su posición pasa a ser incómoda. De modo que finalmente huye a los Estados Unidos y publica, entre 1940 y 1941, la obra que reseñamos, que automáticamente se convierte en un best seller en el que, con probabilidad, maquilla al menos algunas acciones no demasiado honorables de su biografía. “Encuentro grotesco seguir aún con vida” llegó a declarar el autor. A la vista de la obra, no nos extraña.

¿Qué es La noche quedó atrás? Parece que Roosevelt la describió como “el mejor libro que he leído sobre el siglo XX.” Son diversas las reacciones o juicios que la obra puede provocar en el lector; algunos positivos, como la fe en unos valores, la lucha por algo en lo que se cree, la esperanza de un mundo mejor; o negativos, como la interdicción de cuestionar directrices o la deriva radical dentro de una organización de estructura férrea, con la consiguiente pérdida de la amistad, confianza y camaradería. Pero creo que, esencialmente, la novela es un duro alegato y una prevención, justo durante el curso de una guerra mundial, contra los dos extremos que asolaron Europa –el nacionalsocialismo de Hitler y el comunismo de Stalin- en casi 800 páginas sin fisuras, que te atrapan y no te sueltan. Un libro que, una vez empezado, no puedes parar de leer.       

Firmado: Francisco Marín

viernes, 17 de enero de 2025

Ali Smith: Biblioteca pública

Idioma original: inglés
Título original: Public library
Traducción: Dolors Udina en catalán para Raig Verd y Magdalena Palmer en castellano para Nórdica
Año de publicación: 2015
Valoración: se deja leer

Desde que la conocí hace unos años a través de su cuarteto estacional (gran tetralogía, por cierto), Ali Smith siempre me ha despertado admiración por la gran capacidad que tiene de hilvanar temas actuales que nos afectan como sociedad (con grandes dosis de crítica y denuncia) con relatos protagonizados por protagonistas a los que, gracias a su estilo narrativo, se les coge cariño.

En este caso, la obra que nos ofrece la escritora escocesa es muy diferente a lo que nos tenía acostumbrados, pues se trata de un libro de relatos cortos que más bien son una serie de reflexiones en torno al arte en sus diferentes ámbitos y disciplinas. Y, justamente por este cambio de registro tan marcado y por ser relatos con poca relación entre ellos, su lectura se me ha hecho algo cuesta arriba pues se trata de un libro algo extraño debido a que, a pesar de que supuestamente trata sobre las bibliotecas, solo lo hace en algunas páginas intercaladas y en textos de corta extensión ubicados entre los relatos de la autora que poco o nada tienen que ver con las librerías (aunque sí con las palabras y los libros). Por ello, me cuesta horrores definir este libro porque parece apuntar a una cosa, aunque el resultado es totalmente diferente y en pocos de esos relatos encuentro el talento de Smith que sí vi en sus otras obras. Por contra, las páginas que abren cada relato sí están dedicadas a las bibliotecas y que provienen de conversaciones o anécdotas de la autora sí consiguen transmitir esa pasión por esos templos de cultura que son el gérmen y origen de gran parte de nuestras vidas (reales o imaginadas); son textos basados en conversaciones con amigos, en historias narradas y en otras fuentes de conocimiento que sirven a la autora para, supuestamente a partir de ellos, escribir un relato relacionado aunque desgraciadamente, en este caso, no consigue su propósito y el libro no deja de ser poco más que un conjunto de breves textos inconexos con el añadido de, por su corta extensión, carecen de personajes bien definidos con los que sentirse identificados o empatizar con lo que les sucede; no hay extensión para tal propósito y este hecho provoca que uno vaya perdiendo interés a medida que avanza. Por ello, el principal problema de este libro es, justa y sorprendentemente, la parte de narrativa, pues no he encontrado muchos relatos en el libro que sobresalgan ni despierten mi interés. 

De esta manera, a pesar de tener un título claramente dedicado a las bibliotecas y su gran (e impagable) valor no únicamente por dar acceso para todo el mundo a la cultura y, por tanto, a la reflexión, sino también como espacio de integración, de acogida y de imbricación de la comunidad, el libro no trata especialmente sobre ello aunque sí ofrece en ocasiones interesantes reflexiones acerca de la importancia de las lenguas habladas, la voz y las entonaciones porque, desgraciadamente, «hoy en día todo es imagen y tengo la sensación de que cada vez nos alejamos más de las voces humanas». 

En cualquier caso, me quedo con una de las reflexiones de Ali Smith en la que indica que «lo más importante respecto a la idea de una biblioteca pública es que es el único lugar donde se puede ir, un espacio libre, un espacio democrático al cual puede ir cualquier persona y estar allí con otra gente, y no hace falta tener dinero». Y creo que es justamente por eso, que muchos las consideramos nuestro segundo hogar.

jueves, 16 de enero de 2025

Myke Babylon: Yongüein’s Massacre

Idioma original: Español
Año de publicación: 2025
Valoración: Recomendable (para raritos)

¡Qué divertida me ha parecido Yongüein’s Massacre, de Myke Babylon! A fin de cuentas, esta novela corta recuerda a una de esas películas de terror de serie B que tanto me gustan. En primer lugar, porque tiene un asesino gigantesco, una pandilla de jóvenes que devendrán sus víctimas, muertes hilarantes (pienso, por ejemplo, en la del cazador del tercer capítulo), sangre a raudales, sexo gratuito y un final abierto que anticipa una secuela. Pero, sobre todo, porque está claro que, al igual que sucede con muchas cintas de género baratas, los implicados en ella (desde el escritor hasta el ilustrador) se lo han pasado de puta madre creándola.

Trata sobre unos chavales que van de gangstas y deben enfrentarse a un monstruo enorme que acecha la Sierra de Gredos, sorbe los sesos de sus presas y está dispuesto a usar su falo descomunal a la mínima.

Además de a una película de terror barato, Yongüein’s Massacre también recuerda (y mucho) a Bighead de Edward Lee, clásico de la literatura "splatterpunk" donde los haya. No sólo en su planteamiento argumental y estilístico, en su humor negro, en su ambientación rural o en su villano, sino que incluso en la estética de ciertas escenas o en ideas muy concretas. Y aunque normalmente no hay que comparar dos obras de arte, por más que una haya podido influenciar a la otra, creo que en este caso está justificado, porque el homenaje de Babylon es tan evidente como desacomplejado. 

Así pues, diría que Yongüein’s Massacre es un calco de Bighead que no llega al nivel de salvajismo, "gore", escatología, truculencia y desmadre del original (si bien quiero aclarar que no escatima en ninguno de estos apartados). Pero, en cambio, es, aún dentro de lo excesivo y trasnochado, una ficción mucho más centrada y focalizada que la novela de Lee, cosa a mi juicio muy positiva. Sea como fuere, recomiendo a los amantes de la literatura gamberra, el terror depravado y el mal gusto experimentar ambas versiones, pues resultan perfectamente complementarias y cada una tiene méritos particulares.

Poco más puedo añadir. Sólo insistir en que Yongüein’s Massacre es (si te gustan estas cosas, por supuesto) una gozada. Una que, si bien no tiene un argumento complejo o un elenco memorable (tampoco es que lo pretenda), sabe hacernos pasar un rato endiabladamente entretenido y sacarnos unas cuantas sonrisas retorcidas. Además, nos obsequia con muertes exquisitamente grotescas y un interesante diseño y origen para su villano (quien conserva un sugerente halo de misterio hasta el final). ¿Qué más puede pedir uno cuando ya se ha tragado casi todo el terror de serie B que tiene que ofrecer el cine, y busca más de lo mismo pero en un libro? ¿Qué más puede pedir alguien que disfrutó de Bighead pero la hubiera preferido menos improvisada?

Ah, no quiero terminar esta reseña sin alabar la edición de Yongüein’s Massacre. Como viene siendo habitual, Colectivo Juan de Madre Presenta nos regala una cubierta extraordinaria y un prólogo estupendo. A dicho prólogo, por cierto, no le quitaría ni una coma. Y es que en él, Valero #01 destaca los paralelismos que hay entre Bighead y Yongüein’s Massacre, a la par que reivindica, con una retórica simpatiquísima, el acto creativo de homenajear a terceros (incluso cuando se hace rozando el plagio).


También de Myke Babylon en ULAD: Aquí

miércoles, 15 de enero de 2025

Thomas Mann: Viaje por mar con Don Quijote

Idioma original: alemán

Título original: Meerfahrt mit Don Quijote

Traducción: Genoveva Dieterich

Año de publicación: 1945 (escrito en 1934)

Valoración: Recomendable alto


Se podría reflexionar sobre el peso que en un libro puede llegar a tener el talento del autor, quiero decir, hasta qué punto una mano diestra es capaz de levantar cualquier texto, se trate de lo que se trate. No es sólo la prosa, el estilo o la elegancia, es la cadencia, la sabiduría para contar cosas con el tono exacto, hacer que el libro interese y tenerlo controlado, equilibrado y en el punto que pide el texto. Eso se hace con técnica, con trabajo, claro, pero me sigue pareciendo que la materia prima es insustituible, y es lo que hace que el libro rezume naturalidad y parezca escrito sin esfuerzo. Con todo esto no puedo ya ocultar que me encanta Thomas Mann, en especial el de Muerte en Venecia, aunque de vez en cuando se deje llevar por la frase excesivamente rizada o las digresiones se le vayan a veces de las manos. 

Esas cualidades que apuntaba me atrevería a decir que se dejan ver especialmente en obritas menores, cuando el escritor no se está planteando crear algo importante y parece dejar fluir el texto como un mero entretenimiento. Viaje por mar con Don Quijote es una especie de pequeño diario, unos pocos días, escrito en una de las varias travesías marítimas que Mann realizó con su esposa Katia entre Europa y Nueva York. Podríamos pensar en algo parecido al crucero que David Foster Wallace contó en aquel corrosivo librito, pero las similitudes se reducen a la presencia en un barco surcando la inmensidad del mar (cómo se puede escribir dos cosas tan diferentes, e igualmente atinadas, a partir de un mismo motivo).

Thomas Mann no se propone nada concreto relatando su experiencia oceánica. Se limita a contar pequeñas anécdotas, a describir de pasada el ambiente de los salones o la cubierta, o apuntes rápidos sobre la meteorología cambiante. Lo demás son reflexiones que se van encadenando sin más planificación que lo que surge espontáneamente sobre el papel en blanco, y donde queda un papel importante para su lectura de cabecera, que naturalmente es el Don Quijote que luce en el título.

Tampoco es un ensayo sobre el libro de Cervantes, sino comentarios que brotan al hilo de la lectura. Mann se admira no solo de la personalidad de Don Quijote, sino de cómo evoluciona, cómo trata el autor a su personaje, se extiende algo más en torno a la viva defensa que Cervantes hace de su obra frente a la impostura del libro de Avellaneda, o el peso del personaje original frente a la caricatura de loco divertido que todos, en alguna medida, tenemos interiorizado. Las opiniones del autor alemán son de tal finura y profundidad que uno es consciente de que ha conectado por completo con el clásico. Todo ello, expresado en pequeñas píldoras y sin orden aparente lleva a sentir que está uno embarcado con el propio Mann, compartiendo con él un café y cambiando impresiones sobre el Quijote o, mejor dicho, escuchando embelesado sus reflexiones.

No todo se reduce a Cervantes. El pequeño diario incluye comentarios, siempre relajados y elegantes, sobre la propia singladura, sensaciones sobre la sobrecogedora pequeñez frente al océano inmenso, la distorsión de la perspectiva producto del aislamiento y la lejanía, o curiosidades como la llamada diaria a un progresivo cambio de hora y el equívoco de vivir dos veces el mismo tramo horario. El relato se extiende en ocasiones hacia asuntos aparentemente banales, como el contenido deliberadamente amable de la información que se hace circular en la nave (el crucero como mundo independiente de la realidad exterior), y en otras se adentra en reflexiones de calado que sin problema alguno podrían aplicarse a nuestro siglo XXI, como cuando apunta “¡Ah, la humanidad! Su progreso espiritual-moral queda detrás de su progreso técnico, anda muy rezagado”.

Pero ni en esos momentos toca el autor asuntos especialmente sensibles, lo que resulta llamativo en el complicado contexto de los años 30. Se diría que Mann esquiva cuestiones espinosas que sí tocará en otras obras, ahora es como quien, al igual que esas hojas informativas del crucero, al sentirse en un medio hostil, intenta centrarse en asuntos amables o al menos inofensivos. De esta forma, el libro transmite al mismo tiempo agudeza y relajación, y permite disfrutar de un autor que sea en el formato que sea, siempre parece capaz de escribir bien.

Otras obras de Thomas Mann reseñadas en ULAD: La muerte en VeneciaLa montaña mágica