viernes, 17 de enero de 2025

Ali Smith: Biblioteca pública

Idioma original: inglés
Título original: Public library
Traducción: Dolors Udina en catalán para Raig Verd y Magdalena Palmer en castellano para Nórdica
Año de publicación: 2015
Valoración: se deja leer

Desde que la conocí hace unos años a través de su cuarteto estacional (gran tetralogía, por cierto), Ali Smith siempre me ha despertado admiración por la gran capacidad que tiene de hilvanar temas actuales que nos afectan como sociedad (con grandes dosis de crítica y denuncia) con relatos protagonizados por protagonistas a los que, gracias a su estilo narrativo, se les coge cariño.

En este caso, la obra que nos ofrece la escritora escocesa es muy diferente a lo que nos tenía acostumbrados, pues se trata de un libro de relatos cortos que más bien son una serie de reflexiones en torno al arte en sus diferentes ámbitos y disciplinas. Y, justamente por este cambio de registro tan marcado y por ser relatos con poca relación entre ellos, su lectura se me ha hecho algo cuesta arriba pues se trata de un libro algo extraño debido a que, a pesar de que supuestamente trata sobre las bibliotecas, solo lo hace en algunas páginas intercaladas y en textos de corta extensión ubicados entre los relatos de la autora que poco o nada tienen que ver con las librerías (aunque sí con las palabras y los libros). Por ello, me cuesta horrores definir este libro porque parece apuntar a una cosa, aunque el resultado es totalmente diferente y en pocos de esos relatos encuentro el talento de Smith que sí vi en sus otras obras. Por contra, las páginas que abren cada relato sí están dedicadas a las bibliotecas y que provienen de conversaciones o anécdotas de la autora sí consiguen transmitir esa pasión por esos templos de cultura que son el gérmen y origen de gran parte de nuestras vidas (reales o imaginadas); son textos basados en conversaciones con amigos, en historias narradas y en otras fuentes de conocimiento que sirven a la autora para, supuestamente a partir de ellos, escribir un relato relacionado aunque desgraciadamente, en este caso, no consigue su propósito y el libro no deja de ser poco más que un conjunto de breves textos inconexos con el añadido de, por su corta extensión, carecen de personajes bien definidos con los que sentirse identificados o empatizar con lo que les sucede; no hay extensión para tal propósito y este hecho provoca que uno vaya perdiendo interés a medida que avanza. Por ello, el principal problema de este libro es, justa y sorprendentemente, la parte de narrativa, pues no he encontrado muchos relatos en el libro que sobresalgan ni despierten mi interés. 

De esta manera, a pesar de tener un título claramente dedicado a las bibliotecas y su gran (e impagable) valor no únicamente por dar acceso para todo el mundo a la cultura y, por tanto, a la reflexión, sino también como espacio de integración, de acogida y de imbricación de la comunidad, el libro no trata especialmente sobre ello aunque sí ofrece en ocasiones interesantes reflexiones acerca de la importancia de las lenguas habladas, la voz y las entonaciones porque, desgraciadamente, «hoy en día todo es imagen y tengo la sensación de que cada vez nos alejamos más de las voces humanas». 

En cualquier caso, me quedo con una de las reflexiones de Ali Smith en la que indica que «lo más importante respecto a la idea de una biblioteca pública es que es el único lugar donde se puede ir, un espacio libre, un espacio democrático al cual puede ir cualquier persona y estar allí con otra gente, y no hace falta tener dinero». Y creo que es justamente por eso, que muchos las consideramos nuestro segundo hogar.

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