Título original: Inon ez, inoiz ez
Año de publicación: 2014
Traducción: el propio autor y Mikel Iturria (en el caso de uno de los cuentos)
Valoración: entre recomendable y está bien
Último libro publicado en castellano del prolífico escritor Iban Zaldua, el estajanovista de las letras vascas, el taylorista de la narrativa breve, el fordista que saca libros de relatos como antaño salían coches de las factoría de la Motor Town, a ritmo de soul... (no tengo ni idea de lo que significa nada de lo que he escrito, pero supongo que él sí, así que lo suelto por si se da la casualidad de que lee esta reseña). El libro, en cualquier caso, es una traducción del publicado hace algunos años en su original vasco, Inon ez, inoiz ez, aunque ignoro si ha habido algún cambio o añadidura en el transvase de una lengua a la otra.
En este libro Zaldua vuelve a mostrar su querencia por el regate corto, salvo por un par de cuentos más extensos -y quizás de los mejores de la compilación-; la mayoría son relatos bastante breves, lo cual, junto con la impecable prosa y el humor suavemente irónico, en absoluto agresivo, que recorre todo el libro, contribuye a una lectura fácil y placentera. A grandes rasgos, por su temática, se pueden dividir esos cuentos en tres grupos, lo que no es óbice para que algunos de ellos muestren más de una de las características clasificadoras. De hecho, un elemento común a casi todas las narraciones es la inclusión en ellas de algún elemento fantástico:
- Por una parte, los cuentos que podríamos considerar como "específicamente vascos", no sólo por su ambientación en el País Vasco -puesto que hay otros que también lo están, pero de forma más superficial, ya que cambiando los nombres de los personajes o lugares podrían convertirse en, qué se yo, cuentos suecos o italianos-, sino porque tratan, de una manera u otra, sobre el mal llamando "conflicto vasco" (mal llamado porque ya Lendakaris Muertos explicó en una canción de hace tiempo cual era el verdadero conflicto vasco), al que este mismo autor, en Como si todo hubiera pasado, denominaba, simplemente "la cosa". Se trata, en este caso, de Discutiendo conmigo mismo, Guerras civiles y su extensión Extracto del informe de la Ertzaintza... y Entrevista. Curiosamente, el primero, quizás el más inherentemente vasco o, al menos, el más difícil de entender fuera de Euskal Herria, tiene el final más inherentemente español o, al menos, más difícil de entender fuera de España. Por su ambición, sin embargo, el mejor de todos éstos me parece Guerras Civiles; también puede que el más irónico.
- El segundo grupo estaría formado por los cuentos que se pueden denominar "metaliterarios", puesto que tratan sobre otros libros, escritores y juegan o especulan sobre ellos, sobre el acto tanto de escribir como de leer y la relación entre literatura y realidad. Se trata de Cuando me prohibió leer en la cama, El traductor de Kafka y "La Côte Basque" revisited. Excelentes los tres, en especial los dos primeros.
- Por último, el grupo más extenso, compuesto por relatos de los que se podrían llamar "costumbrismo fantástico", en el sentido de que ellos se introducen elementos fantásticos en realidades cotidianas de lo más comunes -hay un par de ellos, no obstante, Las moscas y Como los chorros del oro en los que ocurre a la inversa, creo yo: se trasladan a contextos costumbristas historias propias de la Ciencia-Ficción... de momento-; en ellos encontramos desde zapaterías que funcionan como la máquina del tiempo de Dr. Who, a llamadas telefónicas de la propia conciencia o una especie de body horror de lo más doméstico en Gusanos de seda. No voy a mencionar aquí todos, sino sólo los dos cuentos que más me han gustado: Madre, una visión diferente -y divertida, cosa que parece difícil de creer- sobre un tema tan espinoso, a la par que trillado, como es el alzheimer o la demencia senil, y Muerte por Twitter, cuento especialmente chanante, sin dejar de ser angustioso, para todos aquellos adictos a la citada red social que ahora tiene, por capricho del cenutrio de su dueño, nombre de género cinematográfico para adultos.
1 comentario:
Solo por comentar y sin ánimo de hacer sangre, viendo esta entrada ya tengo candidato para la cubierta más fea de 2024, y estamos a 2 de febrero.
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