jueves, 8 de febrero de 2024

Günter Grass: El gato y el ratón

Idioma original: alemán

Título originalKatz und Maus

Traducción: Carlos Gerhard

Año de publicación: 1961

Valoración: Recomendable


Günter Grass publicó El gato y el ratón solo dos años después de El tambor de hojalata, sin duda su libro más celebrado, aunque el aplauso no sea unánime ni mucho menos. Los dos libros tienen en común el escenario temporal, la Segunda Guerra mundial, y geográfico, la ciudad libre de Danzig en la que nació el propio Grass, enclave de cultura alemana en Polonia rápidamente anexionado por el Reich. Y creo que poco más, porque aquí se trata de una novela más bien breve y cortada por un patrón de carácter mayoritariamente realista. Así que los detractores del Tambor no tienen mucho que temer.

Nos presenta Grass una historia de adolescentes que probablemente tiene bastante de autobiográfica, chavales que matan el tiempo haciendo incursiones hasta un dragaminas semihundido que es su punto de encuentro y el escenario de las pequeñas aventuras típicas de la edad. En el grupito destaca un tal Mahlke, un joven con un punto extravagante y una profunda devoción a la Virgen (no estoy muy seguro de si es la de Czestochowa). 

La narración nos llega de boca de Pilenz (sabemos su nombre en la página 130, pasada la mitad del libro), el mejor amigo de Mahlke, de quien es una especie de escudero. La vida cotidiana de estos chavales llena el relato con las incidencias de la vida estudiantil, la ayuda en misa (no olvidemos la fuerte influencia católico-polaca), y naturalmente el sexo, que sobrevuela suavemente pero de forma intensa toda la narración, dejando ver la indefinición y las oscilaciones propias de la edad. Hasta se podría pensar que El gato y el ratón fuese, por la temática, una obra de juventud anterior al Tambor (hay un pequeñísimo guiño a la obra mayor, aunque esto tampoco cancela la posibilidad). 

En todo caso Mahlke es un personaje singular y bastante interesante El chico es individualista, va por libre y despierta admiración por sus originalidades, a la vez que cierta envidia y una especie de rechazo respetuoso. Quizá algo narcisista, le gusta llamar la atención y tal vez comprobar cómo los demás imitan sus iniciativas, para inmediatamente abandonarlas y sustituirlas por otras. Esta especie de liderazgo mudo y puede que involuntario se mantiene cuando la guerra, hasta entonces presente en un segundo plano, comienza a tocar de cerca la vida de los chavales, con charlas para arengar el espíritu combativo e invitaciones a sumarse voluntariamente a filas. La realidad del momento histórico no irrumpe en sus vidas sino que va empapando el día a día hasta que termina por señalarles, como un signo de su llegada a la edad adulta.

La narración resulta entretenida y al mismo tiempo exige un pequeño esfuerzo, porque a Grass le gusta escamotear información, sugiere  y obliga a leer entre líneas, y no tiene reparo en dejar caer preguntas sin apuntar ninguna respuesta. Eso que podría parecer un rasgo de soberbia creadora tiene creo yo más bien el carácter de juego, como lo tiene la misma prosa, caprichosa y quebradiza, atropellada, que salta sin previo aviso de la primera persona a la segunda, introduce de improviso un nuevo narrador que enseguida vuelve a desaparecer, o combina detalladas descripciones (a veces injustificadamente detalladas) con imágenes fugaces o breves diálogos sumergidos en el relato. Un conjunto que a veces resulta algo desconcertante pero que a cambio deja una agradable sensación de frescura y espontaneidad. 

Queda la impresión de una obra más bien ligera, que de forma algo tangencial es un retrato de esa Alemania interior vista por unos adolescentes desde sus calles mientras no tan lejos, dentro y fuera, se está sembrando la devastación y la muerte. Y resulta curioso cómo un relato de pequeña extensión y más bien escasa relevancia se encuentra, dentro de esa famosa Trilogía de Danzig, como emparedado entre El tambor de hojalata y Años de perro, las dos obras de gran magnitud que Grass dedica a esa misma etapa histórica.

También de Günter Grass reseñado en ULADEl tambor de hojalata

5 comentarios:

Eduardo Bonachera Sorní dijo...

Hola!

Vaya por delante que no he leído el libro ni tengo nada que opinar al respecto.

Quería recomendar una lectura, pero no se si tenéis un cauce más adecuado, si es así ruego me lo expliquéis para no ser molesto.

Quería recomendar Nembrot, de José Mª Pérez Álvarez (un autor ourensán excepcional -aviso: escribe en castellano-), libro recomendado por Juan Goytisolo como el mejor del año en el tiempo de su publicación. Es un pastiche encantador de historia social española, gallega, y plagios prácticamente descarados de las grandes obras de la literatura inglesa e hispánica (en sentido amplio), con una enorme sensibilidad emocional y un grandísimo sentido del humor.

Además, solo por no quedarme sin decirlo, la última de sus ediciones (Trifolium) tiene un gramaje, una textura y un color de hojas que hace las delicias de los que somos un pelín maniáticos con el tema.

En definitiva, una grandísima lectura, que me gustaría ver reseñada aquí (ojalá con un "imprescindible"...)

Un saludo a todos y todas, y que tengáis un día magnífico!

Juan Carlos dijo...

La leí hace muchos años. Recuerdo que me agradó. Cuando se cuestionó, casi al final de sus días, la postura política del escritor durante la existencia de las dos Alemanias, yo me acordaba de esta novela y la utilizaba como argumento para disculparle y apoyarle.
Es una novela de las que se denominan primerizas, pero a mí me gustó más que otras suyas, excepción hecha de El también hojalata.
Buena reseña la tuya, Marian, que te agradezco porque me ha servido para recordar este librito.
Un beso grande

Carlos Andia dijo...

Esto... Marian? De momento no he cambiado de nombre ni de nada más, sigo siendo Carlos. Al margen de eso, yo creo que la polémica brotó, si no estoy equivocado, cuando se supo que Grass había formado parte de las Juventudes hitlerianas. Y justamente el aspecto autobiográfico que le veo al libro podemos relacionarlo con su juventud en Danzig y los llamamientos de los nazis a los chavales para atraerlos a sus filas, que están muy bien descritos.

A Eduardo le agradezco su recomendación, aunque efectivamente no era un lugar muy indicado. En realidad, no tenemos un espacio para estas cosas, así que tampoco eres el primer comentarista que nos sugiere algún título.

Gtm dijo...

A mi este libro de me encantó. Tan diferente al Tambor, no pondría por lo que dejó en mi a uno por encima del otro. Obviamente, el Tambor es una novela más ambiciosa, más excesiva, más loca, más inabarcable y más durilla de leer y que me flipó, pero está me dejó un regusto, un poso indeleble.
También hace mucho que la leí y tendría que volver a hacerlo (previa compra porque, error le dejé el libro a la novia de un amigo que pronto fue ex novia y nunca lo recuperé) pero me encantó ese pequeño relato de adolescencia encaminada a la adultez, de búsqueda, de dejarse llevar. y la recuerdo siempre, tal vez equivocadamente, con un cierto tono de melancolía.

Carlos Andia dijo...

Pues me alegro que te gustase, seguramente es un libro que, leído en la adolescencia o juventud, puede dejar un recuerdo bonito años más tarde.

Un saludo y gracias por participar.