Título original: Novice
Año de publicación: 2022
Traducción: Catalina Ginard Féron
Valoración: Está bien (recomendable para interesados)
¿Conocéis la película Tucker & Dale contra el mal (2010)? Es una hilarante comedia de terror que parodia al "slasher" jugando con los clichés del género y las expecativas de su audiencia. Principiante, de Stephanie Dompierre, hace lo propio a través de la literatura.
La novela de Dompierre narra cómo unos jóvenes (el "youtuber" que prioriza un vídeo a su integridad física, la "influencer" que sobrestima su impacto en el mundo, el "gamer" viciado a los videojuegos bélicos, el pajillero adicto al porno, etc...) que acuden a un campamento de desintoxicación tecnológica acaban enfrentándose a «la Bestia», un asesino que pretende masacrarles.
Lo que más me ha gustado de Principiante son su moderadamente original premisa, sus simpáticas objeciones a la plausibilidad de los "slasher", las siniestras descripciones de las pinturas de los chalés, las divertidas escenas iniciales de «la Bestia», las muertes de ciertos personajes y los giros "over the top" que adopta en su clímax.
Aquello que he apreciado pero me parece que no acaba de funcionar serían su sentido del humor y su crítica social. El primero porque no siempre resulta eficaz; la segunda, porque aunque sus ataques a la dependencia a la tecnología y la superficialidad de las nuevas generaciones son válidos, recurren a generalizaciones y tópicos "boomer".
En el lado estrictamente negativo de la obra se hallarían algunos fallos e inconsistencias en su lógica interna, la excesiva simplicidad de su elenco (puede que deliberada, no lo niego) y el ritmo abrupto del desenlace.
En fin: Principiante es una novela que satisfará a los amantes del género de terror que estén dispuestos a reírse de sus incoherencias. Personalmente, la he disfrutado bastante, pese a un par de altibajos. Sin embargo, creo sinceramente que el producto final hubiera mejorado notablemente de haberse empapado de una sensibilidad más actual. Y es que resulta involuntariamente cómico que una novela publicada originalmente en 2022 hable sin un ápice de ironía (o así me ha parecido a mí) de Facebook, especialmente como si fuera una red social todavía usada por una demografía joven, y en cambio apenas mencione Twitter. Al menos no referencia a las «avocado toast», aunque su énfasis en las fotos de «café latte» me lo habían hecho temer.
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