sábado, 17 de febrero de 2024

Bora Chung: Conejo maldito

Idioma original:
Coreano
Título original: 저주 토끼
Año de publicación: 2017
Traductor: Álvaro Trigo Maldonado
Valoración: Muy recomendable (aunque algo irregular)

Corea (la del Sur) está de moda: en la música, el K-Pop hace estragos entre los/as más jóvenes; en cine, Parásitos arrasó hace solo unos pocos años; en series, El juego del calamar es un éxito mundial; en literatura, Han Kang es quizás la más visible y reconocida de un conjunto de escritores, y sobre todo escritoras, que han conquistado a los lectores globales en los más diferentes géneros y estilos. A este grupo, y a esta tendencia, se une ahora Bora Chung, una autora con una obra ya moderadamente extensa (tres novelas y tres libros de relatos), y cuya última colección de cuentos, Conejo maldito, fue seleccionada para el International Booker Prize en 2022. Ahora, este libro llega a España de la mano de AlphaDecay, en traducción de Álvaro Trigo Maldonado, y ha sido recibido, al menos entre los aficionados a lo fantástico, lo ominoso o lo extraño, con bastante alborozo.

Realmente, es muy difícil asignar un género específico a este volumen de relatos, en primer lugar porque los propios límites entre unos y otros son borrosos y móviles, sino porque la propia autora parece querer ofrecer un muestrario de las diversas variantes de la imaginación ficcional, de lo maravilloso al estilo de Las mil y una noches a la ciencia ficción de robots; de lo fantástico a lo bizarro; de lo mítico a lo cotidiano, aunque siempre con un giro inesperado y sorprendente. De hecho, lo único que creo que vincula a todos los cuentos es precisamente eso: contener algún elemento imposible, inverosímil, no necesariamente sobrenatural, que a veces se inserta en un mundo "realista", mimético del nuestro, y en otros casos existe en un universo propio y diverso. 

Personalmente, los cuentos que más me han gustado, con diferencia, son los del primer grupo: aquellos que se sitúan en universos semejantes al nuestro, en contextos muchas veces cotidianos y vulgares, en los que lo ominoso, lo sobrenatural, se entromete con consecuencias humorísticas o terroríficas. El primero, "Conejo maldito", es un perfecto ejemplo de esto: la historia de una familia dedicada a crear artefactos malditos (como el conejo del título, que en realidad es una lámpara de porcelana) se entrelaza con una historia de luchas empresariales y artimañas legales con una naturalidad maravillosa. En la misma línea que cruza el realismo (casi) social con lo fantástico se sitúa "Mi dulce hogar", que habla sobre las desventuras de un matrimonio que acaba de comprar un edificio desvencijado, que quizás esconda entre sus paredes algo más que la basura de una de sus últimas inquilinas.
 
También es magnífico y sorprendente "La cabeza", en el que una mujer descubre un ser que le habla desde el váter, que le llama "mamá" y que dice estar compuesto por sus excrementos y otros residuos corporales. Bora Chung consigue llevar hasta una conclusión redonda un cuento escatológico que se podía haber confundido en un chiste fácil. Algo parecido sucede en "La regla", el cuento más transparentemente reivindicativo del libro, en el que una mujer se queda embarazada por tomar sus comprimidos anticonceptivos de forma incorrecta, y es presionada por su familia y por la sociedad para encontrar un marido cuanto antes, porque lo contrario sería, en fin, desastroso. "El reencuentro" y "Los dedos fríos" podrían incluirse en este grupo, aunque son menos originales, configurándose como historias de fantasmas bastante tradicionales.

Frente a estos cuentos que encajarían, mejor o peor, en el género de lo fantástico, y que en mi opinión componen lo mejor del libro, otros cuentos se sitúan en mundos de fantasia o de magia que relacionamos con los cuentos tradicionales maravillosos o con lo que en inglés se llama fantasy. El mejor de este segundo grupo es en mi opinión "Cicatrices", en que un niño es mantenido prisionero en una cueva por un monstruo gigantesco que solo lo visita para picotearlo salvajemente - hasta que el chico consigue escapar. Algo menos me ha gustado "La trampa", que parte de un encuentro fortuito con un zorro que sangra oro fundido, lo que, como suele suceder en estos cuentos, despierta una avaricia inhumana en el hombre que lo encuentra. "El amo del viento y la tierra" se sitúa en un mundo exótico, desiértico y mágico, en el que un barco puede volar y un pez puede aparecer enterrado en medio de la arena. Por último, aislado del resto y, en mi opinión, en un escalón inferior, se encuentra "Adiós, amor mío", una historia de amor entre un ingeniero y un robot que no me parece que añada mucho a relatos semejantes de Ted Chiang, o a películas como Her o Ex Machina.

En conjunto, no hay duda de que el nivel de los cuentos de Conejo maldito es muy alto, y que este libro atesta tanto la inventiva aparentemente inagotable de la autora, como su capacidad para manejar diferentes géneros y registros. Tampoco me parece que haya duda de que no todos los cuentos están al mismo nivel, ni todos son igual de originales. En cualquier caso, es un libro que seguro que hará disfrutar a casi cualquier amante de la fantasía, el terror o lo bizarro, porque tiene algo para cada tipo de lector.

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