lunes, 21 de octubre de 2019

Antonio Orejudo: La nave

Idioma original: castellano
Año de publicación: 2003
Valoración: Curioso, tal vez

Mira que andaba yo con ganas de leer algo de Antonio Orejudo, a quien mis compañeros han valorado en general tan alto: dos Imprescindibles, un Muy, un Recomendable y sólo uno de esos tibios Está bien. Así que investigo un poco y veo que toda la obra de ficción de este buen señor está ya reseñada (S.E.u O.). Mal asunto, porque no quiero quedarme sin catar lo que con tanto éxito pasa el exigente tamiz de mis colegas y por otra parte, aunque mis derechos de imagen están a salvo gestionados por una Sociedad holding, mi contrato millonario con el blog me obliga a un ritmo de reseñas casi inhumano. ¿Cómo leer a Orejudo y poder reseñarlo, cuando todo está ya visto? Pues sigo escarbando un poco más y me encuentro con La nave.

Se trata de una narración muy cortita que citaba ya Juan en su reseña de Grandes éxitos, y efectivamente se encuentra en la bibliografía de este autor, aunque muy escondidica, como algo anecdótico, publicado en 2003 por la Junta de Andalucía (¿?) y actualmente imposible de encontrar. ¿Imposible? Pues será en papel, porque en internet se encuentra en formato Word sin ninguna dificultad. No solo eso, sino que el propio autor se presta a leernos, muy serio él, el primer capítulo, con lo que inauguramos en ULAD la era del video-libro. Vean:


Tuve suerte al encontrar el video, porque al poco de empezar a leer se abatió sobre mí la sospecha de si no estaría siendo víctima de una de esas bromitas de la red, una especie de fake-book, podríamos decir. Ya lo han oído ustedes si se han molestado en mirar el video: año 25890, la ingestión de unas lechugas en mal estado procedentes de fruteros piratas provocan una epidemia de esterilidad poco menos que universal. A partir de ahí todo sigue la misma tónica: los basureros forman un lobby que impone su ley, la Coca-cola esponsoriza las misas católicas, un socio muerto (asesinado) al comer un boquerón y, entre un sinfín de disparates parecidos, la aparición de La Nave (industrial), un local de copas, o gastro-bar, o no se sabe bien qué, que ejercerá una suerte de contrapoder hasta que… En fin, que si sigo un poco más termino contándolo todo.

El librito es así desde el principio hasta el final (un final que llega enseguida, ya digo), una sucesión de ocurrencias que yo, la verdad, reconozco que no soy capaz de valorar. A veces parece la redacción escolar de un alumno imaginativo (como aquel que, en plena crisis de la austeridad, dibujaba un monstruo al que dio el nombre de Invasor Merkel). Otras me viene a la cabeza aquella estupenda distopía de los residuos llamada Wall-E, pero también se dejan ver algunos, o muchos, manotazos hacia algunos de los arquetipos más reconocibles de la sociedad políticamente correcta. E indudablemente asoman rasgos de una creatividad rotunda y brillante, como esa fantástica y un poco angustiosa partida de ajedrez con todas las piezas del mismo color.

Todo con un ritmo endiablado, todo fluidez, como escrito en menos tiempo del que me está llevando componer esta ¿reseña?, y para ocupar un espacio que, si no termino pronto, va a ser más breve que estas modestas líneas. ¿Un simple pasatiempo? ¿Una loca incursión en lo fantástico que oculta más capas de las que he podido detectar?

El reseñista se rinde. Pero ustedes, lectores todos, lo tienen muy fácil: no les llevará más de media hora, se lo leen y completan lo que yo no he sido capaz.

Todas las reseñas de Antonio Orejudo en ULAD: aquí


5 comentarios:

Juan G. B. dijo...

Hola, compañero:
Como responsable que soy de algunas de esas valoraciones elogiosas que comentan (y comparto las demás, aunque hubiese subido un poco el Está bien a "Un momento de descanso"), me siento impelido a dejar algún comentario... Orejudo, sin duda me parece de lo mejorcito que escribe en España y en español ahora mismo, y, desde luego, su humor, que oscila entre lo sutil y los absurdo a veces (este cuento es un buen ejemplo), me encanta: con pocos libros me he reñido más que con "Fabulosas narraciones por historias", que te recomiendo para empezar con este escritor o "Ventajas de viajar en tren".
Dicho este panegírico (prometo que no remunerado), me encanta que hayas puesto el "video-book", primero por la originalidad y segundo porque al parecer el hijo de Antonio Orejudo es un conocido youtuber de ésos (según le he oído en alguna entrevista, hay quien le conoce a él como "el padre de..."), así que no deja de ser una irónica forma de reseñarle.
Un saludo a todo el mundo.

Luis dijo...

Buenas tardes:
Comparto la opinión de Juan G.B. A. Orejudo me parece un escritor importante en el mediocre panorama literario español."Reconstrucción" me parece una novela excelente y, en menor medida, "Ventajas de viajar en tren". Lamentablemente, también opino, sin embargo, que la reseña de Carlos tiene más calidad que el libro reseñado. Curiosamente, una novela corta publicada, creo, entre los dos anteriores. Estaría tomando aire. Os recomiendo encarecidamente los tres libritos "Diarios" de Iñaki Uriarte. ¡Qué difícil es escribir sencillo!
Un abrazo y enhorabuena por vuestro trabajo.

Carlos Andia dijo...

Parece muy evidente que las virtudes narrativas del señor Orejudo se encuentran sobre todo en las obras que vosotros conocéis y yo no, así que poco puedo decir. Seguramente, como dice Luis, este librito es más bien un pasatiempo, que no deja de ser curioso e imaginativo, pero que no da la medida del escritor 'de verdad'.

Saludos y gracias por los comentarios.

Lupita dijo...

Pues yo me lo he pasado en grande, y se reconocen tantas referencias culturales, sociales..que. además, es muy interesante. Claro, que yo siento debilidad por el humor absurdo y las tonterías; si alguien me dice que se llama Germán Tequilla, me estoy riendo hasta mañana.

Me han dado muchas ganas de conocer su obra literaria. Además, si tiene un hijo youtuber, va hacia él mi solidaridad, pobre.
Saludos

Carlos Andia dijo...

¿Veis? Entre todos vamos sacando adelante esta medio-reseña. A mí digamos que el cuento, o lo que sea, me ha hecho sonreir, y me ha gustado la espontaneidad y la ausencia de prejuicios. Por lo demás, cada uno le encuentra sus virtudes.

Saludos de nuevo.