jueves, 21 de marzo de 2019

Stephen Dixon: Historias tardías

Idioma original: Inglés
Título original: Late stories
Traducción: Ariel Dilon
Año de publicación: 2016
Valoración: Muy recomendable

Hace ya algunos meses me regalaron "Calles y otros relatos", una recopilación de historias escritas por un tal Stephen Dixon (Nueva York, 1936), autor absolutamente desconocido para mi, y la impresión fue más que favorable. Pues bien, este "Historias tardías" me ha gustado más aun que "Calles..." y ha sido la confirmación definitiva de que estamos ante uno de los grandes olvidados, al menos en España, de la narrativa estadounidense.

En "Historias tardías" se reúnen 31 textos, de una extensión media de unas 10-12 páginas y publicados a lo largo del tiempo en diferentes revistas (Matchbox Literary Magazine, Unsaid, The Hopkins Review, Harper´s, etc), protagonizados por Philip Seidel, un veterano escritor y profesor universitario (¿elementos autobiográficos, tal vez?). Además, los 31 textos que componen el libro se encuentran interrelacionados, hasta el punto de que "Historias tardías" admite varias posibles lecturas: colección de relatos independientes, novela fragmentaria, biografía de su protagonista, etc.

En mi opinión, el principal riesgo de esta clase de libros, con historias interconectadas y protagonizadas casi en exclusiva por un único personaje, es el de "caer en la reiteración". Vamos, que el libro se haga largo, los relatos repetitivos, etc. Nada de esto ocurre. Dixon tiene el suficiente oficio y habilidad como para evitar que el lector caiga en el aburrimiento. ¿Cómo lo consigue?

Primero: con un comienzo arrollador. Los primeros textos son un puñetazo en la boca del estómago.  Sirva de ejemplo "Esposa en reversa", relato que abre "Historias tardías" a modo de "índice rebobinado" de la vida en común de Philip Seidel y su esposa Abby. La posterior reconstrucción de la historia de Seidel y Abby (los comienzos, las primeras citas, el matrimonio, los hijos, la devastadora enfermedad de Abby, los cuidados, las tensiones y remordimientos que la puta enfermedad provocan en la pareja, etc ) es brillante, sobre todo en el aspecto psicológico.

Segundo: manteniendo en todo momento la tensión narrativa. Dixon va intercalando diferentes historias en distintos lugares y tiempos, ofreciéndonos así un completo y complejo (en su sencillez) retrato del personaje. Partiendo del fallecimiento de Abby, auténtico núcleo del libro y eje sobre el que pivotarán todos los relatos, Dixon nos ofrece un recorrido por la vida pasada, presente y futura de Seidel en dos planos: el "real" y el "ideal". En los relatos se mezclan cotidianeidad y ensoñaciones, sentimientos como la soledad, la culpa y el aislamiento autoimpuesto con tentativas de rehacer su vida, episodios iniciáticos del pasado con oscuros presagios, etc. 

Tercero: Pese a que se trata de un libro que parte de una situación tan jodida como la enfermedad y muerte de una persona, las historias no caen en simplismos, sentimentalismos ni histrionismos. La vida, a pesar de todo, es demasiado complicada y en ella hay lugar para momentos terribles y momentos conmovedores, tristeza y esperanza, dolor y alegría, etc. 

Cuarto (y en parte relacionado con lo anterior): "Historias tardías" refleja fielmente la complejidad humana. Como ya he dicho, no es un libro "plano" en el aspecto psicológico. Seidel evoluciona, cambia con el tiempo y las situaciones. No hay único Philip Seidel, igual que nosotros podemos ser diferentes en función del contexto en el que nos encontremos.

Quinto: Los relatos son, en el aspecto estilístico, de lo más variado. Dixon maneja con soltura diferentes registros y combina relatos de corte realista con relatos más oníricos, relatos lineales cronológicamente con rupturas de la lógica espacio-temporal, etc. Son historias similares en el tono, pero diferentes en las formas.

En fin. Ya paro. Creo que ya ha sido suficiente para que os hagáis una idea más o menos clara de lo que podréis encontrar en este "Historias tardías", una magnífico libro de un autor que merece un lugar mucho más destacado del que actualmente ocupa en nuestras librerías.

También de Stephen Dixon en ULAD: Interestatal

7 comentarios:

Gabriel Diz dijo...

Buen día Koldo:

De acuerdo completamente con respecto a la calidad de la escritura de Dixon. He leído de él “Calles y otros relatos” y “Ventanas y otros relatos” y me parecieron muy buenos. No me animé con “Interestatal” su novela por la temática y estructura. Me anoto “Historias tardías”. Hay que reconocer que Eterna Cadencia edita escritores de muy buen nivel.

Mientras escribía el comentario pensaba que tenemos una mirada parecida de lo que hemos leído.

Saludos

Koldo CF dijo...

Hola, Gabriel:

Si es que tenemos unos gustos exquisitos!!!! Por cierto, le he estado echando un ojo a "Interestatal" y tiene una pinta tremenda, aunque a este paso necesitaré 12 vidas más para leer todo lo que me gustaría.

Lo que dices de Eterna Cadencia, toda la razón. Muy buen catálogo y de lo más variado. Por suerte, ya tienen distribución en España (hasta hace poco me traían los libros desde Argentina). Y hablando de editoriales argentinas, otra que me parece muy interesante en Blatt&Ríos, aunque de esta he leído muy poco. ¿La conoces?

Un abrazo!!

Gabriel Diz dijo...

Hola Koldo, la conozco. Sus libros se ven habitualmente en librerías de Buenos Aires. Te recomiendo de su catálogo el libro de Fogwill, que es un autor que vale la pena. En relación a lo que dices de lo que te gustaría leer a mí me pasa algo parecido: las lista de pendientes crece día a día (en parte por culpa de Ulad) 😉

Salomé Ballesteros dijo...

A mi me está costando leerlo porque está traducido en Argentina y tiene muchas palabras de allá. No sé como ven este tema de las traducciones, y conste que me parecen unos cuentos formidables

Koldo CF dijo...

Hola, Salomé.

El tema de la traducción creo que lo o comentamos en la otra reseña de Dixon. Eterna Cadencia es una editorial argentina que desde hace poco tiene distribución en España, por lo que las traducciones están "orientadas" al mercado argentino. Está claro que eso hace que un lector no familiarizado con lo argentino se quede un tanto descolocado.

De todas formas, es un poco como cuando leemos un autor argentino o cubano o mexicano, no? O como cuando llegan a Argentina libros de editoriales españolas con su traducción "española".

Todo esto me lleva a preguntarme cuál es el "español bueno": el mexicano, el que se habla ahora en USA, el de Castilla?

Por acabar, y perdón por la parrafada, me alegra que coincidamos en la valoración de los relatos de Dixon. Es otro de esos grandes desconocidos.

Muchas gracias por visitarnos y comentar!

Salomé Ballesteros dijo...

¿A nadie le chirría la traducción demasiado argentina?

Koldo CF dijo...

Me temo, Salomé, que Dixon es muy muy poco leído en España (algo que me parece muy injusto, por otra parte)