martes, 27 de junio de 2017

Kirmen Uribe: La hora de despertarnos juntos

Idioma original: euskera
Título original: Elkarrekin esnatzeko ordua
Traducción: José María Isasi
Año de publicación: 2016
Valoración: decepcionante

Una muy mala señal en relación con esta tercera novela de Kirmen Uribe: me ha costado horrores terminármela; de hecho, si no llega a ser de Kirmen-Uribe-el-autor-de-Bilbao-New York-Bilbao, muy probablemente la habría abandonado por la mitad. Pero siempre he defendido a este autor frente a los ataques de algunos de sus críticos (que son críticos por razones literarias, y a veces por razones extraliterarias), y me sentía casi obligado a seguir leyendo hasta el final, como que por lealtad.

La hora de despertarnos juntos repite algunos elementos de las anteriores novelas, Bilbao-New York-Bilbao y Mussche (Lo que mueve el mundo). Por ejemplo, la técnica de dejar (entre)ver el proceso de investigación y escritura, aunque lo haga de forma mucho más esporádica que en la primera, así como la mezcla de lo individual y familiar con lo histórico y colectivo, hacen pensar en Bilbao-New York-Bilbao. Por su parte, el tema (la historia de una familia de exiliados vascos, desde la Guerra Civil hasta la Transición) y su tratamiento lineal y cronológico recuerdan más a Mussche, y esto no es precisamente una buena noticia.

El gran problema de esta obra es, en mi opinión, que el material recopilado se ha comido a la novela. (Algo parecido le pasaba a El sueño del celta de Vargas Llosa). Kirmen Uribe ha reunido una cantidad ingente de información sobre Txomin Letamendi, músico que estuvo vinculado con el Gobierno Vasco en el exilio y con el espionaje vasco; sobre su mujer, Karmele Urresti, exiliada en Venezuela durante el Franquismo; sobre Manu Sota, intelectual y propagandista del Gobierno Vasco; o incluso sobre el lendakari Aguirre, al que idealiza excesivamente en varios momentos.

Pero para crear una buena novela no es suficiente con tener mucha información: hay que transformar esa información en una trama, en una obra artística, con personajes complejos con los que el lector pueda identificarse, y una estructura narrativa que ayude a articular tantas fechas, nombres y eventos. Sin todo esto, lo que termina saliendo es una reconstrucción histórica, aparentemente más trabajosa que inspirada, a la que no se puede negar cierto mérito como tal reconstrucción histórica pero que como lectura o creación artística deja bastante que desear. Dado el largo arco temporal de la novela (1927-1979) y la gran cantidad de personajes que pasan por ella, por momentos la sensación es de confusión y empacho de datos.

Y luego está el problema del famoso "buenismo" de Kirmen Uribe: su deseo de mostrar a las personas como bondadosas y guiadas por el corazón, o su deliberada interpretación de los hechos históricos a través de los sentimientos y no de la ideología; una interpretación bienintencionada, pero que se queda corta en muchas ocasiones, como cuando se plantea la bondad o maldad (en términos éticos y políticos) de los primeros asesinatos de ETA, una cuestión peliaguda que Kirmen Uribe despacha con una serie de preguntas abiertas y un párrafo lleno de buenos deseos para el futuro. 

Este mismo "buenismo", algo blando o naïf, afecta también a sus historias de amor, que a veces parecen escritas por un monaguillo. Lo más a lo que llegan los amantes de las novelas de Kirmen es a besarse tiernamente, agarrarse por la cintura, bailar y tener hijos. Todo lo que pasa en medio, queda fuera de la visión del lector. Habrá quien encuentre esta sentimentalidad delicada y entrañable; a mí me parece un poco ñoña o, como diría mi abuela, un poco txotxola. No digo que tenga que escribir las 50 sombras de Kirmen, pero un poco más de mala leche y de espíritu rompedor se agradecería.

En fin, strike two para Kirmen Uribe, que después del home run de Bilbao-New York-Bilbao sigue sin dar con la tecla para alcanzar de nuevo ese nivel. Sus críticos dirán aquello de "sonó la flauta", pero yo, personalmente, todavía le tengo fe. Eso sí, no prometo acabarme la próxima novela si se me hace tan cuesta arriba como esta.

2 comentarios:

Koldo CF dijo...

Santi: parece que con esta pedazo de reseña confirmas lo que ya sospechábamos. Tanto bombo, tanto bombo con este libro y, al final, decepción.
Como a ti, también me gustó Bilbao-New York-Bilbao y me lleve un pequeño chasco con Musche, así que este me lo voy a "ahorrar". Eso sí, tampoco pierdo del todo la esperanza con Kirmen, aunque creo que necesita un cambio de registro.
Por otra parte, y es algo que digo siempre que puedo, el libro que más me gusta (con diferencia) del ondarrutarra es su poemario "Bitartean heldu eskutik", del que creo que hay edición bilingüe en Visor, por si a alguien le interesa.

Abrazo!

Carlos Andia dijo...

A mi me gustó Bilbao-NY-Bilbao, relativamente, sin exagerar, con esa atmósfera tenue, un poco melancólica, pero bueno, bien. Ahora bien, Santi, si me pones en paralelo con 'El sueño del celta', prometo que ni me acerco a esta novela.

Y yo creo que Kirmen tiene talento, pero no sé, parece que no encuentra el camino para brillar.

Saludos!