Título original: 'Imarat Ya'qubyan
Año de publicación: 2002
Traducción: Álvaro Abella
Valoración: Muy recomendable
Antes que nada, quiero explicar que cuando sucedieron las matanzas de París del pasado día 13, me acababa de poner con esta novela. Lo comento para señalar que no hay una relación causa-efecto entre tan lamentables sucesos y mi lectura de este libro; aunque sí hay una relación indirecta: debido a las constantes noticias en los últimos años sobre los conflictos en Oriente medio y el terrorismo islamista, y, sobre todo, a la sobredosis de opiniones de todo pelaje al respecto, llevaba yo un tiempo reflexionando y admitiendo mi ignorancia sobre el mundo árabe e islámico en general (que ya sé que no es lo mismo: hasta ahí llego). Lo cierto es que nunca he sentido demasiado interés por las culturas árabe e islámica, así que mis conocimientos se limitaban a cuatro o cinco cosas sobre su Historia, dos o tres sobre la religión y apenas alguna sobre la sociedad de estos países (es decir, estaba sólo un poco por encima del nivel del tertuliano español medio). Y de literatura, aparte del consabido Naguib Mahfuz, nada de nada. Cero patatero.
Así pues, una vez decidido a subsanar, en parte, esta carencia mía, me dispuse a leer esta novela, justo el día que sucedió los de París, con la consiguiente avalancha de información y, ya digo, opiniones para todos los gustos. ¿Era el mejor momento para abordar una novela que permite una visión más amplia sobre la sociedad árabe, la egipcia, en este caso? Visto lo visto, puede que fuera un momento tan bueno como cualquier otro. Más aún, cuando este libro resulta ser, sin necesidad de echar mano a matización o justificación alguna, una novela magnífica.
Novela coral -algo que, ciertamente, siempre da mucho juego- que nos relata las vidas de los habitantes de un suntuoso edificio, pero en decadencia, en el otrora más selecto barrio del centro de El Cairo (por cierto, me resulta curioso haber enlazado en pocos meses tres libros que tratan de los vecinos de un edificio: éste, el exquisito La vida de las paredes y el decepcionante Tommaso y el fotógrafo ciego). Son personajes que pertenecen a diversas clases sociales: miembros de la antigua élite venida a menos y nuevos millonarios chanchulleros, pero también gentes de la extracción más popular posible, pues en los trasteros de la azotea del edificio se había habilitado una suerte de bidonville. La novela nos ofrece así un amplio panorama de la sociedad egipcia en los años noventa... sorprendentemente parecida a la española de la época franquista (y ya sé lo que pensarán los conocedores de las letras hispanas: que algo así es lo que ya hizo Cela en La colmena... y es cierto, aunque creo que Al Aswany siente más empatía por sus personajes que lo que demostraba "el único premio Nobel realmente existente", como escribió MVM). De hecho, en su momento tanto esta novela como la posterior película supusieron un revulsivo en su país, puesto que que sacaban a la palestra, de forma descarnada, temas incómodos para el régimen de Mubarak y su hipócrita clase dirigente: las coacciones sexuales, la homosexualidad, la corrupción política generalizada, las torturas policiales, el auge del islamismo yihadista... (por cierto, en la novela se narra el proceso de radicalización de un joven ,explicándolo todo con pelos y señales... Huelga decir que Al Aswany no es precisamente un simpatizante de esta doctrina político-religiosa, pero tampoco está ciego).
Por supuesto, la novela no sólo habla de corrupción y violencia, hipocresía santurrona y extremo clasismo; también nos habla de la nostalgia y la desesperanza, de la humillación y la derrota, del amor... y del desamor. De la miseria moral del ser humano, pero también de su -de nuestra- capacidad de ofrecer lo mejor que somos a los demás. Una lectura, desde luego, muy, pero que muy recomendable. Y si no la considero tanto como"imprescindible", es sobre todo porque su extensión, de poco más de doscientas páginas, sabe a poco. La historia que se cuenta, los personajes, y aun nosotros, los lectores, merecen -mereceríamos- más.
Así pues, una vez decidido a subsanar, en parte, esta carencia mía, me dispuse a leer esta novela, justo el día que sucedió los de París, con la consiguiente avalancha de información y, ya digo, opiniones para todos los gustos. ¿Era el mejor momento para abordar una novela que permite una visión más amplia sobre la sociedad árabe, la egipcia, en este caso? Visto lo visto, puede que fuera un momento tan bueno como cualquier otro. Más aún, cuando este libro resulta ser, sin necesidad de echar mano a matización o justificación alguna, una novela magnífica.
Novela coral -algo que, ciertamente, siempre da mucho juego- que nos relata las vidas de los habitantes de un suntuoso edificio, pero en decadencia, en el otrora más selecto barrio del centro de El Cairo (por cierto, me resulta curioso haber enlazado en pocos meses tres libros que tratan de los vecinos de un edificio: éste, el exquisito La vida de las paredes y el decepcionante Tommaso y el fotógrafo ciego). Son personajes que pertenecen a diversas clases sociales: miembros de la antigua élite venida a menos y nuevos millonarios chanchulleros, pero también gentes de la extracción más popular posible, pues en los trasteros de la azotea del edificio se había habilitado una suerte de bidonville. La novela nos ofrece así un amplio panorama de la sociedad egipcia en los años noventa... sorprendentemente parecida a la española de la época franquista (y ya sé lo que pensarán los conocedores de las letras hispanas: que algo así es lo que ya hizo Cela en La colmena... y es cierto, aunque creo que Al Aswany siente más empatía por sus personajes que lo que demostraba "el único premio Nobel realmente existente", como escribió MVM). De hecho, en su momento tanto esta novela como la posterior película supusieron un revulsivo en su país, puesto que que sacaban a la palestra, de forma descarnada, temas incómodos para el régimen de Mubarak y su hipócrita clase dirigente: las coacciones sexuales, la homosexualidad, la corrupción política generalizada, las torturas policiales, el auge del islamismo yihadista... (por cierto, en la novela se narra el proceso de radicalización de un joven ,explicándolo todo con pelos y señales... Huelga decir que Al Aswany no es precisamente un simpatizante de esta doctrina político-religiosa, pero tampoco está ciego).
Por supuesto, la novela no sólo habla de corrupción y violencia, hipocresía santurrona y extremo clasismo; también nos habla de la nostalgia y la desesperanza, de la humillación y la derrota, del amor... y del desamor. De la miseria moral del ser humano, pero también de su -de nuestra- capacidad de ofrecer lo mejor que somos a los demás. Una lectura, desde luego, muy, pero que muy recomendable. Y si no la considero tanto como"imprescindible", es sobre todo porque su extensión, de poco más de doscientas páginas, sabe a poco. La historia que se cuenta, los personajes, y aun nosotros, los lectores, merecen -mereceríamos- más.
6 comentarios:
Yo tampoco estoy muy puesto en el mundo arabe. Pero hace unos años lei "Ciudades de sal" de Abderrahman Munif y me encantó. Lo editó hace unos años "La otra orilla". Un tochazo de 700 páginas en tapa dura altamante recomendable.
Hola Kim:
Pues muchas gracias por la recomendación, porque ya digo que en este tema estoy pez. Le echaré un vistazo si lo encuentro.
¡Un saludo para todo el pueblo norcoreano!
Me intereso el libro por tu reseña, lamentablemente no está disponible en México, pero ya hice la petición para saber si es posible que lo pueda adquirir en edición para Kindle.
Saludos desde México
Hola Ana Luisa:
En España lo publicó la editorial Maeva. Es todo lo que te puedo decir.
Espero que te guste si lo consigues.
Un saludo y gracias por el comentario.
Hola Juan:
Gracias por tu reseña de esta novela que tanto promete. No la conocía pero la apunto en mi lista de "pendientes".
Sí, es un mundo cercano y lo desconocemos mucho y creo indispensable que lo hagamos todos en la medida de lo posible, sea través de vivencias propias, de la lectura, el cine o cualquier manifestación cultural, para comprender muchas de las cosas que hoy ocurren.
La historia acumula aciertos y muuuuchos desaciertos a lo largo del tiempo y en un momento determinado vomita y, la mayor parte de las veces, con lamentables resultados, de aquellos barros, estos lodos... Nada mejor que conocer al otro a través de su literatura, reflejo de la sociedad...
Amin Maalouf tiene un precioso libro llamado "Los desajustes del mundo" donde analiza sagazmente el mundo árabe en contraposición al occidental. Es un autor muy recomendable, para mí, uno de los mejores, libanés , al igual que Yasmina Khadra (argelino) auqnue ambos residentes por motivos políticos en Francia...
A los que le guste la poesía, no dejéis de leer a Mahmuh Darwish, poeta palestino maravilloso.
Os dejo este enlace a su poesía a la poesía árabe en general.
http://www.poesiaarabe.com/mahmud%20darwish.htm
Que lo disfrutéis. Saludos
Hola, Atilakaos (bonito nick, por cierto):
Muchas gracias por tu comentario y por tus recomendaciones.Tomo nota, a mi vez.
te aseguro que esta novela es de lo más recomendable, primero, por su calidad literaria y después, por su riqueza en la visión que da de la sociedad árabe y, para mencionar lo que más nos afecta últimamente, de los grupos yihadistas de allá por los 90, como la Gamaal Islamiya egipcia, que es el que sale en la novela.
Un saludo y gracias de nuevo poir pasarte por aquí.
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