Aunque esto es un pensamiento que ya me rondaba la cabeza desde antes de esta semana, creo que esta última semana ha terminado de confirmarse, viendo cómo en el timeline de la lista de "tuiteros literarios" (editores, blogueros, algunos pocos escritores) apenas se hacía mención a los acontecimientosde la Acampada de Sol, Democracia Real Ya o como quiera llamarse. Y este pensamiento, ahora confirmado, es el de que la literatura, o mejor dicho los escritores, han perdido (inevitablemente) o renunciado (voluntariamente) al papel de referentes culturales y sociales de que disfrutaron en otros momentos históricos, en España y fuera de España. O dicho de otra manera: los escritores han dejado de ser intelectuales, en el sentido amplio del término, para convertirse en productores de libros, profesionales de la redacción de novelas, cuentos y poemas.
No creo que sea necesario irse muy lejos para ver que no siempre ha sido así. En Francia, Sartre, Camus o Simone de Beauvoir fueron referentes intelectuales insoslayables; en España, antes y durante la Guerra Civil los escritores estuvieron al frente y en el frente, poniendo voz a los que no la tenían y creando himnos de combate para las trincheras. Yéndonos algo más atrás, durante el siglo XIX la literatura era considerada como una de las herramientas fundamentales de la tarea nacionalizadora (y civilizadora), y los poetas eran muy conscientes de ello. Incluso hoy, tengo la impresión de que en otros países tienen una mayor consideración, y su opinión se busca y se escucha ante cualquier acontecimiento o noticia significativa.
Ahora, miremos a España en el siglo XXI, y pensemos en las grandes movilizaciones sociales recientes: el "No a la guerra", el "Nunca Mais", la lucha contra el terrorismo, el 15-M que todavía tiene a miles de jóvenes en las plazas. Salvo en el último caso, en el que José Luis Sampedro, prologuista del libro de Hessel ¡Indignaos! ha actuado como voz de la conciencia del movimiento, en los demás resulta casi imposible encontrar un referente intelectual, un escritor o un filósofo que sirva como cabeza visible. En cambio, a quienes vemos es a la gente del cine: a Almodóvar, a los Bardem, a Willy Toledo. Ahora, salvo determinados escritores-opinadores, como Juan José Millás, Maruja Torres o Juan Manuel de Prada, la gran mayoría (o eso me parece a mí) se dedican a escribir como si el mundo no existiera.
Planteo por lo tanto dos preguntas: ¿es esto bueno, malo o inevitable?; y ¿es esto culpa (si puede hablarse de culpa) de los escritores, que prefieren no meterse en política para no perder lectores, o de la sociedad, a la que ya no interesa lo que los escritores tienen que decir? Yo tengo mi opinión al respecto, pero prefiero dejar las preguntas abiertas, por si alguno de nuestros lectores quiere dar su versión de los hechos.
5 comentarios:
Lo que comentas de la función "nacionalizadora" de la literatura en el XIX me ha recordado una frase de Zizek, polémica como siempre: "En el origen de cualquier genocidio, hay un poeta." Un poeta, se entiende, propenso a cantar la épica de un pueblo.
Totalmente de acuerdo. Además, el caso de Juan Manuel de Prada es terrible. Un escritor tan genial que asusta su genialidad, y la gente solo habla de sus artículos en ABC, en el suplemento y poco más. Estoy harto de esta sociedad repugnante.
Es que están tan absortos en lo que le va a gustar al consumidor de novelas para sacar la mayor pasta posible que no miran a su alrededor ni les importa lo que ven cuando no tienen más remedio. El resultado son obras superficiales o sobre la guerra civil cuando se quieren poner transcendentes. Y la guerra civil estaría muy bien si también hablaran de la actualidad (pero no, eso compromete mucho) y si la usaran como algo que realmente les interesa no como un producto que vende y que está más muerto en sus obras que en los libros de historia de dónde lo sacan.
Hablo en general, no todo es así pero sí la mayoría. No se dan cuenta de que cuando empiecen a preocuparse de lo mismo que la gente y no de cuánto van a vender es cuando realmente van a tener éxito. Justamente, cuando menos lo pretendan.
Curiosamente, hace unos meses estuve reflexionando sobre ello. Dependendo del momento que vive la sociedad, muestra más interés por unos temas o por otros. Yo, recientemente gané un premio.
No, las editoriales son las que miran hacia un lado u otro. Escritores comprometidos sigue habiendo, pero nadie los publica. A lo mejor ahora cambia esta situación.
Publicar un comentario