Idioma original: alemán
Título original: Manifest der kommunistischen Partei
Fecha de publicación: 1848
Valoración: imprescindible
Marx y Engels redactaron este manifiesto a finales de 1847 y principios del año siguiente, a petición de la que se convertiría en la primera organización internacional en dar cauce político a las aspiraciones de los trabajadores: la Liga comunista. Su antepasado inmediato era la llamada Liga de los justos, en realidad un órgano de los socialistas radicales alemanes exiliados en París. En 1847, y tras mucho debate, la Liga aceptó las posiciones de Marx y Engels, cambió su nombre y su estructura, y les encargó la redacción de un texto que pusiera en claro los puntos centrales de su doctrina política. Curiosamente, los primeros esbozos del texto tenían forma de catecismo, como era usual entre los grupúsculos socialistas de la época. Es decir, estaba estructurada en forma de una serie de preguntas y respuestas destinada a aclarar a los iniciados el contenido de la fe del grupo. (Parece que los vínculos de los primeros utopistasa franceses con la masonería tienen mucho que ver con esta conservación de formas de expresión religiosas.)
Sin embargo, los autores pronto se dieron cuenta de que la estructura en preguntas y respuestas no permitía dar una cumplida justificación de sus posiciones, y empezaron a pensar en un manifiesto. El resultado, así, es un texto algo más largo (unas 30 páginas en formato de bolsillo), que hace todo un repaso histórico del modo de producción capitalista, diagnostica su inevitable crisis y señala el camino de su superación a través de la revolución del proletariado. Para tratarse de un manifiesto, destinado a una divulgación masiva entre los trabajadores, el texto es conceptualmente exigente. Esto queda quizá compensado por la prosa apasionada de Marx, que ha legado algunos pasajes memorables. El amenazador comienzo es justamente célebre: "Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro del comunismo."
El Manifiesto hace un recorrido magistral por las transformaciones sociales traídas por la burguesía, detecta con gran agudeza las condiciones que las hicieron posible y arriesga también un pronóstico de su evolución futura. Sorprende percatarse de que muchas de los juicios que hacen Marx y Engels eran una completa exageración en el XIX y son hoy, sin embargo, una descripción neutra de la realidad social, sobre todo en lo referente a la globalización de la economía capitalista y la mercantilización de todos los ámbitos de la existencia.
Los puntos que han quedado más obsoletos son aquellos en los que el análisis depende excesivamente del modelo industrial del primer capitalismo. Así, por ejemplo, se atribuyen las crisis periódicas únicamente a la sobreproducción. Marx y Engels no hubieran podido ni siquiera imaginar algo como la debacle actual, debida a la burbuja inmobiliaria y a todos los juegos especulativos montados sobre ella. El giro consumista de la economía tampoco está previsto en el texto, que, al revés, pronostica una miseria creciente para las masas trabajadoras. Se trata, en cualquier caso, de un escrito esencial, no sólo por su importancia histórica y filosófica, sino por la mirada descarnada que arroja sobre unas condiciones de vida que en gran parte son todavía las nuestras.
También de Marx y Engels en ULAD: Escritos
1 comentario:
Hmm, no sé si Marx y Engels no podrían ni haber imaginado el tema de las burbujas inmobiliarias. Eran grandes conocedores de la Grecia antigua, y creo recordar que la especulación inmobiliaria fue uno de los grandes problemas de esa época, y no recuerdo quién ni cómo decidió, en un momento, cortar por lo sano y declarar nulas deudas por tierras, o algo así. Fue hace mucho que leí sobre el tema, pero creo, incluso, que lo tratan Marx y Engels en alguno de sus libros, aunque no estoy muy seguro. Saludos.
Publicar un comentario