Año de publicación: 2012 (2017 con "Guía de lectura")
Valoración: Bastante recomendable
¿Quién ha dicho que la vida de un gris oficinista, de un simple chupatintas, ha de ser monótona y aburrida? Que se lo digan al protagonista de este cómic, un buen señor que sale de trabajar y en el trayecto hasta su casa le ocurre de todo. Pero cuando digo de todo, quiero decir DE TODO... ¿Qué se os ocurre, a ver? ¿Que le persiga un rollito de sushi gigante? Pues le pasa. ¿Que se cuele en la morada de unos gaijin caníbales? Pues pasa también. ¿En una secta satánica que maneja el servicio de Correos? Ídem. ¿Ser deglutido y... ejem, defecado en forma de bola gigante de chicle por un alienígena? Pues igual. ¿Que se enamore en medio de tanto ajetreo? En fin, no os voy a contar todas las vicisitudes del buen hombre, pero insisto: le pasa de todo, cualquier cosa que os podáis imaginar...
Por supuesto, señalar que el artífice de esta genial "ida de olla" es el aragallego (o gallegonés), al que imagino levantándose cada mañana dispuesto a plasmar en el papel las flipadas oníricas que había soñado infligirle, quizás a modo de terapia, al pobre oficinista japonés de su historia. O tal vez no lo soñara, sino todo sea el resultado de una imaginación desbocada, lo cual, huelga decirlo, está requetebién, más aún viendo el resultado... (tanto que este cómic recibió, en su momento, el premio nacional del Salón de Cómic de Barcelona y llegó a estar nominado para el Eisner). Como sea, es una obra especialmente disfrutable. Y, además, aquellos a los que se nos va de vez en cuando la pinza, se lo agradecemos a su autor: sabemos que no estamos solos...
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