Idioma original: inglés
Título original: The Last House on Needless Street
Año de publicación: 2021
Traducción: Cristina Macía
Valoración: bastante recomendable
Hay libros, sobre todo novelas, cuya apreciación a su respecto va cambiando según transcurre el tiempo desde que los hemos leído. No me refiero sólo a si nos parecen buenos o malos, si nos gustan más o menos, sino a lo que creemos que hemos leído, exactamente. En otras ocasiones este cambio de lo que opinamos (o más bien, sentimos) sobre ellos puede suceder durante el transcurso mismo de su lectura. Es normal que esto ocurra, pero generalmente de forma involuntaria por parte de su autor/a; pero cuando es algo provocado ex-profeso por quien a escrito el libro (y además nos queda claro que ha sido así) lo que leemos deviene aún más interesante y, cuando menos, merece cierto análisis o reflexión por nuestra parte.
Esto es lo que ocurre con esta novela de Catriona Ward. Uno comienza a leerla y piensa que se halla ante un thriller policíaco sobre la desaparición de una niña. Después, que estamos ante una historia con tintes sobrenaturales, quizás de fantasmas... Por último, parece claro que se trata de una novela psicológica -o psiquiátrica-... más o menos. Al acabar, la sensación es haber leído una combinación de todas las variantes anteriores y, sobre todo, que la señora Ward nos ha llevado por donde le ha dado la gana.
Para entendernos, resumen muy resumido (si es posible tal cosa): en un lago del estado de Washington frecuentado por los turistas, un día de verano desaparece una niña pequeña. Se sospecha de Ted Bannerman, un tipo harto peculiar que vive cerca del lago, pero tras un registro de su casa la policía lo descarta como sospechoso. Once años después, asistimos a la narración que hace Ted de su día a día, sus problemas con su hija preadolescente, sus visitas al "hombre bicho" -esto es, su psiquiatra-, su relación con los vecinos, su búsqueda de amistades femeninas, etc. Pero Ted no es el único que nos cuenta su historia: también lo hace Olivia, su gata (sí, amigas y amigos, habéis leído GATA), su hija Lauren -también bastante peculiar- y, por último, Dee, la hermana de la niña desaparecida, cuya vida se trastocó a partir de ese suceso y que no ha dejado nunca en la búsqueda.
Entre todas estas voces van componiendo un puzzle cambiante que, como ya he dicho, nos obliga a reconsiderar lo que estamos leyendo en varias ocasiones. Hay que destacar, sin duda, la pericia de la escritora a la hora de que todas esas voces parezcan naturales y creíbles -sí, incluso la de la gata Olivia-; bien es cierto que a partir de un momento nos olemos que ahí hay gato encerrado... es decir, aparte de Olivia... bueno, ya me entendéis. Pero eso no conlleva un demérito narrativo; simplemente, las reglas del juego cambian... y aún lo hacen más veces antes del final. No puedo resistirme a añadir (aunque espero no "spoilear" nada) que la última parte de la novela, a partir de cierto acontecimiento que no mencionaré, en la que ya nos queda claro que es lo que ha sucedido y cómo encaja en ello cada personaje, me ha resultado innecesaria o, al menos, innecesariamente extendida. De todas formas, me ocurre bastante en los últimos tiempos que las novelas o relatos me gustan más cuando no las entiendo con exactitud, al comienzo de las mismas, que cuando todo queda explicado con total certidumbre... pero ni caso, son cosas mías...
Una novela, por otro lado, con un indudable aire "kingneano", incluso en esa última parte que no me convence del todo... De hecho, es un libro que ha adquirido cierta notoriedad a partir de un elogio que le hizo el mismo Stephen King en Twitter ( cierto es que el Rey suele ser muy generoso al opinar de las obras ajenas); es indudable que tiene buen ojo, aunque no digo que haya que considerar a Ward como heredera de King, ni nada parecido... Pero de que su novela puede interesar y gustar a mucha gente, no tengo dudas; menos aún, de que a nadie dejará indiferente.
1 comentario:
A mí me ha aburrido mucho. Estaba deseando terminarlo. no entiendo cómo ha podido impresionar tanto a la gente.
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