Año de publicación: 1977
Valoración: Raro
No sé si con Juan Benet estoy empezando a deslizarme hacia el completismo, eso de leerse cualquier cosa que haya escrito un cierto autor, y que es algo que en realidad me repele un poco. Y eso que ni mucho menos he leído todo (ni casi todo) lo publicado por el autor madrileño, pero me he sentido en riesgo de caer en ese vicio al toparme con esta novela, que es sin duda una obra menor, y además extraña a lo que yo consideraba el mundo literario de Benet, incluso a su estilo, sus personajes, sus atmósferas.
La verdad es que llegué a esta novela (por llamarla de alguna manera) de forma casual, y me llamó la atención porque nunca había oído hablar de ella y por ese título que, si nos olvidamos de la minúscula, parece más propio de un ensayo político (me recordó al difícil Jellinek). Pero no, es una especie de novela corta que, como decía, se aleja por completo de todo lo que conocía de este autor. En el estado es una narración algo caótica, con un tono sarcástico y desinhibido, que cuenta (es un decir) el encuentro de tres personajes que paran en una especie de mesón tras un viaje en autobús. Es en principio el clásico escenario de los viajeros que matan el tiempo de parada contándose cosas, aunque en realidad es la mujer prácticamente la única que refiere algunas historias personales. Relatos claro está completamente disparatados, casi siempre de índole sexual, que se sirven entremezclados con cosas sin conexión aparente, como largas exposiciones, algunas dramatizadas, sobre extrañas estrategias bélicas en la guerra franco-prusiana, complicadas digresiones filosóficas, o una hábil parodia sobre la creación literaria en la que medio mundo queda paralizado en la búsqueda de una única palabra que un misterioso autor necesita para continuar su obra.
Y como esto, todo lo que vamos descubriendo tiene tintes de farsa: el mismo ambiente y algunos personajes informes hacen pensar en el esperpento de Valle-Inclán, pasajes de apariencia onírica tienen ecos surrealistas, la estaticidad y el sinsentido de los protagonistas y sus diálogos recuerdan a Beckett, y hasta hay un par de pasajes en que Benet parece parodiarse a sí mismo. Todo ello, eso sí, sin perder en ningún momento de vista esa prosa compleja pero en mi opinión especialmente brillante, capaz de emocionar con la sola mención de un árbol solitario o de arrastrar al lector a una ciénaga de sensaciones contradictorias. O de conseguir esta imagen lúbrica nada menos que del mar Mediterráneo:
'Ese aparentemente apacible pero inquieto, tortuoso y multiforme mar interior, esa líquida lengua que al penetrar, invadir y sellar las profundas invaginaciones a que diera lugar la separación de los tres continentes históricos engendrará en las interioridades de cada seno y de cada golfo, las más delicadas, perversas, sugerentes y nocivas delicias de que puede presumir nuestra moribunda civilización'
No solo la forma, también la capacidad narrativa de Benet tiene destellos extraordinarios cuando relata una absurda guerra en la que el enemigo nunca se defiende, de forma que el invasor avanza en busca de algún contendiente encontrando pueblos cada vez más lejanos y extraños, toda una demostración de que cuando quiere también sabe narrar de una forma nítida y lineal. Sin olvidar tampoco esos crípticos pero geniales juegos de palabras, como el del mismo título (una acepción en desuso de estado es la de un figón o posada), o el más increíble de uno de los capítulos, Fármaco con olor a vid, que es en realidad un ingenioso anagrama de la frase Cómo olvidar a Franco. Y seguramente descubriríamos mil juegos, alusiones y equívocos más si fuéramos capaces de (y tuviéramos humor y conocimientos para) desentrañar el texto completo.
Yo creo que está bastante claro que este libro fue un simple entretenimiento, el pasatiempo de un escritor enorme que por ese tiempo debía estar sumergido en la redacción de Saúl ante Samuel, puede que su obra más compleja, que ya es decir, publicada un par de años después. Y puede que en el fondo se encuentre también aquella reflexión que exponía en La inspiración y el estilo, según la cual (cito de memoria y aprox.) una vez conseguido un estilo personal, el autor puede librarse de la atadura del componente informativo del relato (argumento, desarrollo, desenlace) o, lo que es lo mismo o se parece bastante, tiene licencia para desparramar y lanzarse en varias direcciones sin importarle demasiado lo que piense el lector. O así lo interpreto yo al menos. Así que el libro es un poco como el pintor que se distrae improvisando una cosa ligera con sus pinceles usados, se libera la mente y disfruta un rato de total libertad, lo que crea es algo muy diferente de aquello a lo que dedica su trabajo, pero no por eso deja de tener su sello personal.
Así que tenemos varias perspectivas. Si pensamos en un lector digamos normal, puede tener cierto interés si lo que busca es algo un poco loco, fuera de los cánones aunque bien escrito. Si por el contrario es usted fan declarado de Benet, adicto a la severidad y los misterios de Región e incondicional de esa atmósfera donde el tiempo pierde su secuencia lógica, sin muchas ganas de reírle las gracias al genio cuando le da por ponerse chistoso, igual mejor que no lo intente.
Otras obras de Juan Benet en ULAD: Volverás a Región, Nunca llegarás a nada, El aire de un crimen, Sub rosa, En la penumbra, Otoño en Madrid hacia 1950
3 comentarios:
Empecé a leer un libro de juan benet, ingeniero, por más señas, si no recuerdo mal.Y lo dejé.A mi modesto entender y experiencia, este escritor aburre a las ovejas.
Hola, compa! Llevo con una recopilación de cuentos de Benet en la pila de pendientes desde hace igual 3 o 4 años. El hecho de que estés completando su obra significa que algo tiene, seguro, pero también me "acojona" un poco (no me preguntes el motivo). Lo mismo hasta me animo un día de estos y te ayudo en esta misión que te has autoimpuesto.
Abrazo!!
Pipo, tu postura es una de las dos irreconciliables que siempre se encuentran entre los lectores de Benet. A muchos les aburre y les abruma porque es de lectura difícil y tampoco es sencillo encontrarle recompensa rápida. Lo entiendo aunque no lo comparto. Me parece un autor bastante exigente que requiere calma y voluntad de disfrutar de su prosa y sus atmósferas. Pero claro, cada cual tiene sus apetencias, faltaría más. Gracias por el comentario.
Koldo, tampoco es que me haya propuesto leerme todo lo de Benet, y menos aún reseñarlo. La mayor parte de lo que he leído fue hace bastante tiempo, y a este libro he llegado un poco por casualidad, así que supongo que poco a poco irá cayendo alguno más. Hay varias recopilaciones de relatos que tienen su interés, y me encantaría conocer tu opinión si te decides por alguno. Y, por otra parte ¿cómo te va a acojonar nadie después de haber despachado el 'todo Proust' que nos dejaste hace no mucho?
Saludos, brother.
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