lunes, 9 de noviembre de 2015

Terry Southern: El cristiano mágico

Idioma original: inglés
Título original: The Magic Christian
Año de publicación: 1959
Traducción: Enrique Gil-Delgado
Valoración: recomendable (o no)


Ácido. Irónico. Insólito. Cínico. Sarcástico. Lunático. Metafórico. Excéntrico. Hiperbólico. Sardónico. Estentóreo. Vitriólico. Lúcido. Anárquico. Esperpéntico...

Bien, ya se me han acabado las esdrújulas; ahora pasemos a las llanas... nooo, tranquilos, es broma. Pero sí que es cierto que todos esos adjetivos le cuadran a este libro; novela (si es que se puede llamar así) cuando menos peculiar, escrita por un no menos peculiar Terry Southern, heterodoxo y underground escritor, periodista, guionista (de joyas como El coleccionista, ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú, Barbarella o Easy Rider y del televisivo Saturday Night Live), creador del "Nuevo Periodismo", según Tom Wolfew, autor del celebrado y y practicado (al menos por lo que respecta al título) A la rica marihuana, referente para beatniks y hippies, combatiente en la II G.M., frecuentador de los existencialistas franceses y de los Rolling Stones... un tipo que se bebió el siglo XX como hoy los modernos un gin-tonic, pero sin tantos perifollos y cosas dentro.

En esta novel... libro... lo que sea, Southern se dedica a sacarle los colores a la sociedad de su tiempo (tampoco tan diferentes de los nuestros como creemos) a través de las andanzas de un multimillonario, Guy Grand, que dedica buena parte de su fortuna a divertirse sembrando el caos, la estupefacción y la contradicción por doquier. Como un misántropo nihilista -incruento, eso sí-, un revolucionario anti-establishment -del que forma parte- o un Tyler Durden pre-Palahniuk , Grand concibe, financia y disfruta de una serie de acciones que muy bien podrían ser obra de los dadaístas o los situacionistas contemporáneos a este libro. Con ellas, dispara con bala hacia todo tipo de actividades y estamentos que componen la sociedad: la industria, el cine, la publicidad, el periodismo, la literatura (genial la idea del Shakespeare o Dickens-Hágalo-Usted-Mismo... que sin duda tendría hoy gran predicamento entre los letraheridos) y hasta la gastronomía... Acciones quizá de no muy buen gusto, en ocasiones, pero reveladoras en extremo y que parten, en general, de una simple premisa: todo el mundo tiene un precio. Aunque lo que Southern por medio de Grand denuncia, creo yo, no es tanto la indignidad a la que somos capaces de caer a cambio de dinero, sino que nuestra dignidad no tenga otra medida, precisamente, que la que señala el dinero.

Entre estas "acciones" -casi estoy tentado en denominarlas performances, sino fuera porque trascienden lo meramente artístico- está la que da título al libro: "El cristiano mágico" resulta ser un trasatlántico fletado por Grand (lo siento, amigos madridistas: no se refería a CR7), lujoso a más no poder, a cuyos pasajeros les aguarda una travesía plagada de sorpresas y que, sin duda, habría hecho las delicias de David Foster Wallace. Un viaje inolvidable como inolvidable resulta este libro: a buen seguro que nadie que lo lea volverá a mirar con los mismo ojos el mundo que nos rodea, la sociedad contemporánea en la que tan satisfechos nos encontramos... incluso de nuestra insatisfacción.

Recomendable... o no, según gustos. A más de un lector, me temo, se le puede atragantar el libro, de tanta hiel que rezuma, al fin y al cabo.


Otros libros de Terry Southern reseñados en Un Libro Al DíaA la rica marihuana y otras especias

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es como ir al mercado, pedir uvas moscateles, pagarlas y que te den cagarrutas de cabra.No hay derecho que te vendan esto y encima te lo cobren.Creo que es suficiente penitencia con leerlo.

Juan G. B. dijo...

Hola amigo anónimo.
Si te has gastado el dinero es este libro por culpa de mi reseña y no te ha gustado,créeme que lo lamento. A mí sí que me divirtió bastante, pero reconozco que seguramente hace falta una predisposición hacia cierto sentido del humor ácido y absurdo.
En todo caso, gracias por tu comentario y por disentir de mi valoración. Un saludo.