jueves, 2 de febrero de 2012

Jean Teulé: La tienda de los suicidas

Idioma original: francés
Título original: Le magasin des suicides
Fecha de publicación: 2007
Valoración: Se deja leer

Vaya por Dios... El Día de la Marmota, y yo escribiendo sobre suicidas. Qué se le va a hacer...).

La tienda de los suicidas es uno de esos libros que podrían haber sido una maravilla si su autor hubiera aprovechado mejor la buena idea que tuvo y no se hubiera conformado con plasmarla de forma decepcionante ya fuera por pereza, ya fuera por falta de pericia. Pero como no he leído nada más de Jean Teulé, el escritor del libro que hoy nos ocupa, no me aventuraré a opinar sobre el tema.

Vayamos al argumento...

Este libro nos sitúa en un futuro cercano nada alentador donde el cambio climático causa estragos, los políticos son aún más facinerosos que los de la actualidad y la gente, enganchada a la religión y a la desesperación, tiene la nada sana costumbre de considerar seriamente la idea de acabar con su vida. Vamos, que el suicidio está a la orden del día. De ahí que en semejante contexto a nadie le resulte chocante que exista una tienda especializada en artículos para suicidas, a saber: pistolas con una única bala, venenos varios, eficientes horcas, etc... Un curioso lugar regentado por una suerte de familia Monster donde la rubia sobrina de la serie (asquerosamente normal y nada macabra) es aquí un crío llamado Alan, de sonrisa perenne y como recién salido de una serie de Disney Channel.

Y a ver... El libro no está mal. Se lee con una sonrisilla en la boca en todo momento (vamos, el humor negro es su savia reina), pero tampoco es que el escritor haya utilizado chanzas y ocurrencias especialmente loables, y por eso es que a mí me ha decepcionado tanto: semejante tema en manos de un autor más maquiavélico, ingenioso y cómico podría haberse convertido en un tótem para los amantes de la carcajada siniestra.

Y el argumento tampoco es nada del otro jueves... Se empieza contanto cronológicamente anécdotas que ocurren en la tienda, describiendo a sus clientes y a sus tétricos propietarios sin demasiado detalle, para pasar a enredar un poco las cosas hasta llegar, rápidamente y casi sin avisar, a un, en mi opinión, grotesco final que le dejará a más de uno con la boca abierta. Sólo diré que el feliz Alan es el protagonista absoluto de este nada convencional The End...

Así que dejémoslo en que se deja leer para que nadie se lleve un chasco. Es breve y..., bueno, curioso. Que cada uno decida. Quien avisa...

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hace dos veranos, en un festival de teatro popular, vi una versión de esta obra y estuvo muy entretenida...

Blair dijo...

La verdad es que el título es llamativo, y aunque tu crítica no es del todo favorable quizá un día llegue a leerlo, más por curiosidad que con la intención de encontrarme con una gran obra. Besos y gracias por tu opinión!!

Enrique Hormigos dijo...

Pues a mí me encantó.

escalerasytoboganes@gmail.com dijo...

La reseña de este libro me parece en exceso generosa.
A mí no me ha gustado nada, no me ha resultado nada creíble y no le he encontrado la gracia.

susana dijo...

A mi personalmente me ha gustado, los personajes son cínicos y tétricos y es lo que hace llamar la atención del lector, un libro diferente y con ocurrencias visionarias sobre una empresa realmente surrealista, y con un final que me esperaba pero no de esa forma. Cierto es que no es una novelaza, pero es un libro original y divertido.