Fecha de publicación: 2010
Valoración: Recomendable
"Las maletas pesaban más de la cuenta." Así comienza esta breve novela, que en pocas páginas consigue relatar el desmoronamiento de Lucio Egaña, un representante del negocio de la sastrería que observa cómo su vida se derrumba al mismo ritmo que comienzan a desaparecer los sastres, con la apertura de los primeros grandes almacenes en el Bilbao de finales de los setenta. Con un matrimonio en el que la pasión y el amor están en sus horas más bajas, un hijo a quien arropa al irse a la cama cada noche -siempre que no está de viaje-, y un padre con quien mantiene una relación distante, Lucio se siente fuera de lugar, perdido y desamparado. Un viajante solo con sus maletas.
Alejandro Fernández Aldasoro desarrolla, en su primera novela, una trama interesante y, al mismo tiempo, sencilla. El personaje principal de su historia es, en definitiva, un antihéroe, uno de esos personajes que se aferra a su mundo como a un clavo ardiente. Pero en ese afán por salvarse no hace sino cavar su propia tumba. Los lectores asistimos, a medio camino entre la identificación y el distanciamiento, a su descenso a los infiernos. Todo ello relatado con un estilo sencillo, en determinados momentos rebosante de lirismo, pero sin caer en la sensiblería simplona.
Un viajante es una novela que cuenta mucho con pocas palabras y este es precisamente su mayor logro. La única pega que quizás le encuentro es que el ritmo de la novela es excesivamente lento al principio. Han de pasar unos cuantos capítulos para sentirse dentro de la historia. Sin embargo, superados estos capítulos introductorios, la vida de Lucio Egaña se desparrama con todo su dramatismo, con su absurda rutina, con sus alegrías y sus desesperanzas, sobre el lector y no se detiene hasta la última línea, ganando poco a poco en intensidad narrativa. Sin lugar a dudas, un muy buen primer libro y una lectura recomendable.
Alejandro Fernández Aldasoro desarrolla, en su primera novela, una trama interesante y, al mismo tiempo, sencilla. El personaje principal de su historia es, en definitiva, un antihéroe, uno de esos personajes que se aferra a su mundo como a un clavo ardiente. Pero en ese afán por salvarse no hace sino cavar su propia tumba. Los lectores asistimos, a medio camino entre la identificación y el distanciamiento, a su descenso a los infiernos. Todo ello relatado con un estilo sencillo, en determinados momentos rebosante de lirismo, pero sin caer en la sensiblería simplona.
Un viajante es una novela que cuenta mucho con pocas palabras y este es precisamente su mayor logro. La única pega que quizás le encuentro es que el ritmo de la novela es excesivamente lento al principio. Han de pasar unos cuantos capítulos para sentirse dentro de la historia. Sin embargo, superados estos capítulos introductorios, la vida de Lucio Egaña se desparrama con todo su dramatismo, con su absurda rutina, con sus alegrías y sus desesperanzas, sobre el lector y no se detiene hasta la última línea, ganando poco a poco en intensidad narrativa. Sin lugar a dudas, un muy buen primer libro y una lectura recomendable.
1 comentario:
Yo pienso que el personaje de Lucio no cava su propia tumba. Al revés sale de ella. Tal vez la jugada no le sale como deseara, pero definitivamente rompe con un mundo que no quiere y es fiel a sus valores.
me encanta el momento que habla con su cuñado. Esa parte no tiene desperdicio.
Para ser su primera novela, realmente está bien. No es la novela del año, pero se deja leer y presenta una sociedad que no está tan alejada de la nuestra. Dá que pensar.
Luciernaga
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