jueves, 17 de julio de 2025

Metaentrada: Ni Akutagawa, ni Naoki

¿Qué pasó? 

En 1998, un hecho inusual sacudió la escena literaria japonesa: no hubo ganadores de los premios literarios Akutagawa ni Naoki. Ninguno de los candidatos alcanzó la calidad necesaria para obtener una decisión unánime del jurado. Entre las razones oficiales por las que, en el pasado, no se ha otorgado alguno de estos premios se incluyen la imposibilidad de alcanzar un consenso, preocupaciones éticas y, por supuesto, la interrupción causada por la Segunda Guerra Mundial. 

El pasado 16 de julio, los asistentes a la ceremonia de premiación apenas pudieron contener su asombro al revelarse que, por primera vez en 27 años, ningún autor sería premiado: ¡¿Naaaniii?!

¿Qué es un Akutagawa? 

En resumidas cuentas, el Premio Akutagawa y el Premio Naoki son los galardones literarios más prestigiosos de Japón. Se suele decir que el primero está dirigido a escritores emergentes, en su mayoría jóvenes, mientras que el segundo reconoce a autores consolidados, valorando su trayectoria y popularidad, casi como una versión japonesa del Nobel, pero centrada en la ficción. 

La repercusión comercial de estos premios es enorme. Ganar el Akutagawa, en particular, puede convertir al autor en un idol literario de la noche a la mañana. Un ejemplo claro es Hibana, la novela de Naoki Matayoshi galardonada en 2015, que vendió más de dos millones de copias. Puede que esa cifra no parezca impactante a escala global, pero considerando que solo en Japón se habla japonés, equivale a que casi el 2% de la población del país haya adquirido el libro. En términos internacionales, sería como si una novela escrita en inglés vendiera tanto como Harry Potter en su momento. 

Sin embargo, el propósito original de estos premios, fundados en 1935, era mucho más claro. El Premio Akutagawa fue concebido para distinguir obras de literatura “jun” (純文学), es decir, literatura “pura” o artística, centrada en la introspección, el estilo y la exploración de la condición humana. Por otro lado, el Premio Naoki estaba orientado a la literatura “taishū” (大衆文学), o literatura popular, con énfasis en la narración, la accesibilidad y el entretenimiento. 

Ambos premios, creados en memoria de los escritores Ryūnosuke Akutagawa y Sanjugo Naoki, respectivamente, reflejan desde sus inicios una dualidad fundamental en la literatura japonesa: la tensión entre arte y consumo. 

Jun y Taishū 

Me parece necesario hacer un paréntesis para hablar sobre una dicotomía fundamental, aunque hoy en día bastante desdibujada, en la literatura japonesa: la división entre junbungaku (純文学) y taishūbungaku (大衆文学). Comprender esta separación es clave para entender no solo el propósito original de los premios Akutagawa y Naoki, sino también la evolución de la industria editorial japonesa. 

Junbungaku: La literatura "pura" 

El término junbungaku se refiere a la "literatura pura" o "literatura seria", centrada en la introspección, la psicología de los personajes, los dilemas existenciales y la búsqueda estilística. Sus obras suelen publicarse en revistas literarias de prestigio como Shinchō, Gunzō, Subaru o Bungakukai. Estas revistas han sido, desde principios del siglo XX, el semillero de escritores de alto calibre y un espacio donde la experimentación formal y temática es bienvenida. En estas revistas han publicado figuras como los Murakamis, las Kawakamis, Ōe, Abe, entre otros.

Publicar en estas revistas era (y en cierta medida aún es) una especie de rito de paso para los escritores serios. Los textos se publicaban como cuentos o novelas cortas completas, muchas veces seguidas de críticas o reseñas por parte de otros escritores o críticos. 

Taishūbungaku: La literatura "popular" 

Por otro lado, la taishūbungaku, o "literatura popular", está orientada al entretenimiento y al consumo masivo. Incluye géneros como el misterio, la aventura, el romance o el drama histórico. Estas obras eran tradicionalmente serializadas en revistas semanales o mensuales de gran tirada como Kingu o Sunday Mainichi, pensadas para un público más amplio y menos especializado. 

La publicación por entregas no solo respondía a criterios económicos y editoriales, sino que también moldeaba el estilo narrativo: los autores debían mantener al lector enganchado semana tras semana, con giros argumentales, cliffhangers y personajes cómicos y carismáticos. 

Aunque la frontera entre jun y taishū se ha ido desdibujando, con autores que transitan entre ambas categorías, e incluso obras que combinan ambas tradiciones, los premios Akutagawa y Naoki aún reflejan esa división originaria. Hoy, plataformas digitales, editoriales independientes, y fenómenos como el web-novela (webu shōsetsu) han reformulado completamente las formas de publicación, distribución y legitimación de la literatura en Japón. Sin embargo, las revistas literarias tradicionales siguen siendo un símbolo de prestigio, y el sistema de premios mantiene viva, aunque sea de forma simbólica, esta antigua tensión entre arte y mercado. 

Un escaparate llamado Akutagawa 

Aunque el Premio Akutagawa fue concebido originalmente como un reconocimiento a la calidad literaria en su forma más pura, hoy resulta ingenuo pensar que se mantiene ajeno a intereses editoriales y dinámicas de mercado. Las revistas literarias que tradicionalmente han sido las plataformas del junbungaku no solo publican las obras candidatas: también hacen lobby activamente para impulsar a sus autores y asegurar que su publicación sea premiada. 

El mecanismo es más o menos el siguiente: una revista promueve a un autor emergente con una novela corta o media, acompañada de reseñas favorables y entrevistas estratégicas. Una vez nominada al Akutagawa, comienza una campaña de visibilidad: eventos, portadas, menciones en medios literarios. Si el premio se concreta, el libro pasa a imprimirse bajo un sello comercial del mismo grupo editorial, por ejemplo, Bungeishunjū o Shinchōsha, y, en muchos casos, se adapta para cine, televisión o manga. La saturación es tanta que la calidad de estas adaptaciones es, en el mejor de los casos, mediocre. El Akutagawa se convierte así en un escaparate para transformar papel en moneda. 

Un caso polémico que puso en evidencia esta lógica fue el de Akio Miyahara, ganador del Akutagawa en 1972 con Derek ga Sawatta. Poco después de recibir el premio, se descubrió que su obra incluía fragmentos plagiados de trabajos académicos. Aunque no se le retiró oficialmente el galardón, el escándalo provocó un intenso debate sobre el proceso de selección, la presión editorial y la responsabilidad crítica del jurado. 

Más recientemente, en 2024, se desató otra controversia cuando Rie Kudan admitió haber utilizado herramientas de inteligencia artificial para generar fragmentos de su novela Tokyo-to Dojo-to. Aunque la autora fue transparente y defendió su decisión como parte del proceso creativo, críticos literarios y escritores reaccionaron con escepticismo, cuestionando si un texto parcialmente generado por IA podía representar el espíritu del junbungaku

Estas situaciones demuestran que el Akutagawa, lejos de ser una torre de marfil literaria, funciona también como un dispositivo de visibilización y, en ocasiones, como una maquinaria de legitimación mediática y comercial en un ecosistema editorial altamente competitivo. 

Dazai vs Kawabata

El Premio Akutagawa no siempre ha sido una celebración pacífica del talento literario. Ya desde su primera edición, en 1935, hubo tensiones, desilusiones y acusaciones veladas. Uno de los protagonistas de aquel primer episodio fue un joven Dazai Osamu, apenas debutante, luchando contra una adicción a los barbitúricos y con deudas acumuladas por el costo de sus medicamentos. Los rumores daban por ganador a Dazai, por lo que él ya tenía ese dinero gastado. El premio de 500 yenes era, para él, más que un reconocimiento: era una tabla de salvación. Y sin embargo, no lo ganó. 

En el proceso de deliberación, uno de los jurados, nada más y nada menos que el Nobel Yasunari Kawabata, hizo comentarios que dejaron una marca en Dazai. Según Kawabata, aunque Dōke no Hana (La flor del bufón), la obra defendida por el círculo cercano a Dazai, contenía talento y una visión literaria clara, el propio autor estaba envuelto en “una nube desagradable” que empañaba su expresión creativa. Para Kawabata, el genio de Dazai no fluía con honestidad ni transparencia. 

Lejos de aceptar en silencio el veredicto, Dazai reaccionó con furia (supongo que no estaría en sus cinco sentidos). En un texto titulado “Carta a Kawabata Yasunari”, publicado en Bungei Tsūshin, le respondió con palabras cargadas de resentimiento, casi odio. Cuestionó la autoridad moral de Kawabata, ironizó sobre su estilo de vida refinado: “¿acaso criar pajaritos y mirar danzas es una vida admirable?”; y lo acusó de representar una falsa objetividad, una hipocresía “dostoievskiana” disfrazada de frialdad crítica. Incluso sugirió que hubo presiones externas o favoritismos en el proceso de selección, alimentadas por las expectativas que su amigo Dan Kazuo había depositado en Kawabata como posible aliado. 

La carta no solo fue un acto de rebeldía, sino también una declaración de principios: Dazai se negó a participar de ese desfile de las vanidades que, desde entonces, y hasta hoy, acompaña a los premios literarios. En su amarga pero brillante respuesta, se revela no solo el orgullo herido de un escritor rechazado, sino también una temprana intuición: el Premio Akutagawa no sería un simple laurel literario (por no decir un buen apoyo economico para un escritor joven), sino una mescolanza de estética, poder, mercado y rivalidad. 

Las razones oficiales 

El pasado 16 de julio de 2025, durante la 173ª edición de los premios, el anuncio fue inesperado: ningún ganador del Premio Akutagawa ni del Premio Naoki. Era la primera vez en 27 años que ambos galardones quedaban con el anticlimático 該当作なし (sin obras aplicables).

En el caso del Premio Akutagawa, la escritora Hiromi Kawakami, miembro del comité, explicó que “cada una de las obras finalistas tenía aspectos atractivos, pero todas compartían una carencia indefinida, como si algo esencial estuviera ausente.” Ninguna, según su criterio, alcanzó el nivel de madurez o contundencia necesario para representar con dignidad la literatura japonesa contemporánea. La declaración es vaga, pero revela algo claro: se espera que el ganador del Akutagawa no solo demuestre talento, sino que encarne una visión sólida del mundo y una maestría técnica de la forma literaria. 

Por el lado del Premio Naoki, el presidente del comité, Natsuhiko Kyogoku, fue más directo: “Todas las obras estaban al mismo nivel; había un empate de calidad. Aunque debatimos durante más de cuatro horas, no pudimos llegar a una decisión unánime.” La afirmación pone en evidencia un problema distinto: la abundancia de buenas obras (tal vez un eufemismo para decir que todas eran igual de mediocres), pero la ausencia de una que destacara claramente por encima del resto. En el mundo de la literatura popular, donde el atractivo narrativo suele ser más valorado que la complejidad estética, esta indecisión sugiere que ninguno de los finalistas logró cautivar completamente al jurado. 

Ambas declaraciones, con sus matices, revelan un trasfondo común: la crisis de la literatura japonesa contemporánea. En un panorama literario cada vez más diverso, híbrido y mediado por nuevas formas de circulación, ¿qué significa hoy “merecer” un premio literario? ¿La obra más innovadora, la más legible, la que más se vende, la que conmueve a un jurado en particular, la que más apoyo reciba por parte de sus agencias literarias? 

Epílogo 

En un mundo editorial cada vez más dominado por el marketing, las cifras de ventas y la necesidad de visibilidad inmediata, la decisión de no otorgar ni el Premio Akutagawa ni el Premio Naoki en 2025 puede leerse también como un gesto de resistencia. Al abstenerse de premiar por compromiso, por impulso mediático o por simpatías editoriales, el jurado reafirma, aunque sea simbólicamente, el principio de que la literatura debe sostenerse primero en su calidad, no en su conveniencia comercial. 

Es cierto: esta decisión conlleva costos. Las obras nominadas, al no recibir el respaldo oficial de un premio, tendrán menos impulso en librerías. Las editoriales no podrán imprimir la ansiada faja roja con letras doradas, y las librerías verán disminuidas sus ventas, especialmente en una industria que ya vive tiempos precarios.

Pero hay algo profundamente valioso en esta negativa. Un premio que se niega reafirma su importancia. En este silencio institucional hay, paradójicamente, una forma de respeto: hacia los lectores, hacia los escritores, y, sobre todo, hacia la literatura misma. 

Pueden ver la (no) ceremonia de premiación del 16 de Julio de 2025: 第173回「芥川賞・直木賞」

Referencias 

1. 朝日新聞デジタル「芥川賞と直木賞、27年ぶりの該当作なし 『何かが足りず』『拮抗』」2025年7月16日 

https://www.asahi.com/articles/AST7J31J8T7JUCVL01KM.html 

2. 毎日新聞「芥川賞・直木賞ともに『該当作なし』 27年ぶり」2025年7月16日 

https://mainichi.jp/articles/20250716/k00/00m/040/281000c 

3. 日本文学振興会(日本文学賞): https://www.bunshun.co.jp/shinkoukai/award/akutagawa/ 

4. 芥川龍之介賞: https://ja.wikipedia.org/wiki/芥川龍之介賞 

5. 直木三十五賞: https://ja.wikipedia.org/wiki/直木三十五賞 

6. 中村真一郎「純文学と大衆文学」『日本文学史概説』岩波書店、1998年 

7. Fowler, Edward. The Rhetoric of Confession: Shishōsetsu in Early Twentieth-Century Japanese Fiction. University of California Press, 1988. 

8. 角田光代「純文学って何ですか?」NHK出版、2012年 

9. 片山倫太郎・田村嘉勝「文豪をめぐる八人の作家たち」『別冊太陽 川端康成』平凡社、2009年  

10. 太宰治「川端康成へ」『文藝通信』1935年10月号 

11. Fuente de la foto: 2025年7月16日午後7時55分、東京都内、浅野哲司撮影


miércoles, 16 de julio de 2025

Tuli Márquez: 365 momentos estelares de la música


Idioma original: 
español

Año de publicación: 2025

Valoración: recomendable 

No deja de ser curioso que Tuli Márquez siga inédito en español por sus cuatro brillantes novelas y, en cambio, su primer título publicado en este idioma sea esta colección de artículos de título inequívocamente zweigiano, casi un guiño o un juego privado, como un acto de levantar la mano y apuntar, sotto voce, en realidad soy un novelista que pasaba por aquí. 365 momentos estelares de la música es un curioso experimento a medio camino entre aquellas añejas agendas que, aparte del santoral del día, añadía citas o aforismos y una de los fetiches habituales de los entornos culturales: las listas de referencias.

Márquez juega con una doble ventaja: la del senior que ya acumula una experiencia de cómo han ido las cosas por este planeta nuestro y la del abnegado pero incansable oyente de todo tipo de música. Me cuesta no imaginar al hombre entregado febrilmente a su oficio de escritor mientras la música desfila por la amortizadísima cuenta premium de alguna plataforma, cuestión que, si el algoritmo se comporta, acaba resultando más práctico y confortable que levantarse cada cierto rato de la silla y elegir ese vinilo, ese CD. O, por despojarlo de tanta alharaca trasnochada, es un freak de la música. Y el reto aquí es vincular efemérides del mundo musical con fechas señaladas de la historia contemporánea, y hacerlo para todas y cada una de las fechas de un año no debe haber resultado sencillo, y ello es perceptible en el ritmo del texto. No hacía falta, por eso, esos tres apuntes en la portada que parecen recomendar el libro como si se tratara de una enciclopedia comprimida, algo impersonal. De impersonal, este libro no tiene nada. Por el, ahora sí, enciclopédico conocimiento de Márquez, que es capaz de saltar de Nino Bravo a Japan, de los Beatles a Kraftwerk, en elecciones que pueden resultar chocantes o incluso antagonistas, y de salpimentar tantas menciones a fechas de publicaciones de discos, de conciertos, con las fechas clave de la historia contemporánea, como recordando esa coexistencia de realidades globales, con una lógica preponderancia de los acontecimientos del mundo occidental (bullidero, por otra parte, de una buena proporción de la producción musical más difundida), lo que acaba procurándonos una excitante y refrescante lectura de esas que empujan a la exploración de nuevos territorios.

Más reseñas de Tuli Márquez en ULAD: aquí 

martes, 15 de julio de 2025

Wilkie Collins: El fantasma de John Jago

Idioma original:
Inglés
Título original: John Jago's Ghost
Traducción: Miguel Ángel Herranz
Año de publicación: 1874
Valoración: Prescindible

Un abogado londinense se toma un tiempo de descanso en la granja de Estados Unidos de un pariente de su madre. Aunque nuestro protagonista anhela paz y tranquilidad lejos de su exigente profesión, no las halla en absoluto. Al contrario: descubre que sus anfitriones no se llevan nada bien y es testigo de una desaparición que la opinión pública no tarda en tildar de asesinato.

Esta es la premisa de El fantasma de John Jago, novela corta de unas cien páginas. Su autor, Wilkie Collins, era sumamente habilidoso, por lo que está correctamente escrita. Sin embargo, da la sensación de que fue elaborada de una manera algo rutinaria y carece de la chispa de otras obras de Collins (quizá esté demasiado apegada a los hechos reales en los que se basa). Por lo tanto, no sólo es inferior a clásicos como La dama de blanco o La piedra lunar, sino que también se queda corta al compararla con propuestas menores tan entretenidas y solventes como El hotel encantado.

Ya digo que El fantasma de John Jago está correctamente escrita. Desgraciadamente, es una novela insulsa por culpa de su argumento lineal, sus personajes acartonados, su ambientación desaprovechada y su prosa meramente funcional. Algunos de sus apartados relucirían un poco si se hubiera puesto mayor esmero en ellos. Por ejemplo, el elenco principal de la obra podría enriquecerse con matices si no se situara en un marco puramente dicotómico, en el que sólo hay personas buenas o mezquinas. Asimismo, la trama despertaría más interés si no fuera tan sencilla y obvia, y si las pocas revelaciones que la salpican, como la que le hace John a Naomi, suvbirtieran las expectativas del lector, en vez de reafirmarlas.

Yo comparaba inevitablemente El fantasma de John Jago con La bestia en las sombras, de Edogawa Rampo. Ambas son novelas cortas con toques de misterio y romance en las que un protagonista varón trata de ayudar a una mujer de quien se ha enamorado. Sin embargo, en la obra del japonés la intriga y tensión están mucho más conseguidas, la atmósfera está mejor plasmada, las revelaciones son inesperadas y gratificantes en vez de previsibles, el argumento es harto complejo, el protagonista tiene una verdadera participación en la historia y todos los personajes ofrecen claroscuros.


También de Wilkie Collins en ULAD: Aquí

lunes, 14 de julio de 2025

Samanta Schweblin: El buen mal

Idioma original: 
español
Año de publicación: 2025
Valoración: recomendable (pero esperaba más)
 
Cada libro que saca Samanta Schweblin es todo un acontecimiento. Primero, porque son pocos (seis libros en total en 23 años: cuatro volúmenes de relato y dos novelas), y después, porque son muy buenos. Pájaros en la boca o Siete casas vacías tienen legiones de fans (aunque a Juan no le gustase demasiado el segundo); por mi parte, tengo Distancia de rescate en un altar, lo he leído media docena de veces (la suerte es que es corto), lo he elegido como lectura para varias de mis clases, y me parece una de esas joyitas de ciento y pico páginas que se pueden leer de una sentada, pero que dejan poso para unos cuantos días. Con estos antecedentes, El buen mal tenía todos los ingredientes para ser una de las lecturas del verano, en sentido individual y colectivo.
 
Bueno, pues como dice la valoración ahí arriba, no diría que es un mal libro pero, siendo un libro de Samanta Schweblin, esperaba más... De los seis relatos que componen el libro, uno me ha parecido buenísimo; dos, buenos, y los otros tres, ni fu ni fa. Habrá quien diga que un relato buenísimo justifica un libro, y quizás sea verdad, pero personalmente esperaba una regularidad algo mayor, y que más cuentos me sorprendiesen, me impactasen, me hiciesen volar.
 
Empiezo por el cuento que me parece buenísimo: "El ojo en la garganta", la historia de un niño que sufre un terrible accidente que condiciona su relación con el mundo y su (in)capacidad para comunicarse con quienes lo rodean. Algo que hace que el cuento sea aún más impactante es el punto de vista, que es el del propio niño protagonista, que refleja los miedos, las inquietudes, los miedos, los errores de los adultos (incluso aquellos que no ha presenciado directamente, pero, a pesar de esta aparente inverosimilitud, es una voz que funciona). Uno de estos errores en particular marcará el destino de la familia, como una herida traumática que nunca se acaba de cerrar. Es un cuento angustioso, por la historia que cuenta, pero también por la atmóstfera que construye, a través de un conjunto de personajes y situaciones inquietantes (me gusta mucho el inglés ominous para referirse a este tipo de sensaciones) que hacen que, a pesar de este ser un cuento esencialmente realista, en el sentido de no incluir ningún elemento fantástico o sobrenatural, este sea también sin duda un relato de terror.
 
Lo mismo puede decirse del primero, "Bienvenida a la comunidad", que arranca con la escena de una mujer que intenta suicidar ahogándose, y que continúa con la vida después de la casi-muerte, pero ahora teñida de una especie de maldición, de desconexión con la realidad y con el mundo que solo el dolor puede paliar. Un vecino, otra figura "ominosa", sirve como su cicerone en esta nueva condición que en términos psicoanalíticos podríamos denominar como "abyecta". El tercer y último cuento que me ha gustado, aunque algo menos, es "El Superior hace una visita", un cuento de una violencia brutal y ligeramente absurda que hace pensar en algunas películas de los hermanos Coen o de Tarantino. 
 
Los tres cuentos restantes, ya lo he dicho, me han dejado bastante frío, por muy bien escritos que estén. "Un animal fabuloso" y "La mujer de la Antártida" comparten el retorno doloroso, y al mismo tiempo mágico, de ciertas memorias terribles de la infancia; en el segundo vuelve también el tema, ya explorado por la autora en relatos anteriores, de la invasión de casas ajenas, con mejores o peores intenciones (tema que, por cierto, también resuena en cierto modo en "El Superior hace una visita"). Por último, "William en la ventana" es, como confiesa la propia autora en una nota final, un cuento autobiográfico, y aunque contiene la insinuación de un cuento de fantasmas, acaba por integrar la larga tradición de relatos sobre escritores que escriben sobre otros escritores, y que personalmente me resulta bastante cargante...
 
Naturalmente, no me arrepiento de haber leído el libro, aunque solo sea por haber disfrutado de "El ojo en la garganta". Y aunque esta obra no me haya terminado de llenar, no creo que por eso deje de comprarme la siguiente. Solo he echado de menos, en la mitad de sus cuentos, esa vibración oscura y extraordinaria que hace que su lectura sea profunda e inolvidable. 
 

domingo, 13 de julio de 2025

John Steinbeck: El invierno de mi desazón

Idioma original: Inglés
Título original: The winter of our discontent
Traducción: Miguel Martínez-Lage
Año de publicación: 1961
Valoración: Recomendable

Now is the winter of our discontent
Made glorious summer by this sun of York;
And all the clouds that lour'd upon our house
In the deep bosom of the ocean buried.

El invierno de mi desazón es el shakesperiano título de la que fue la última novela del estadounidense John Steinbeck, Nobel de Literatura en el año 1962. Una buena novela, sin duda alguna, aunque algo lejos de obras como Las uvas de la ira, Los vagabundos de la cosecha, De ratones y hombres o  Al este del Edén. Esto se debe, en mi opinión, a que El invierno de mi desazón carece de la fuerza y del toque casi épico de las anteriores, en parte a causa de que el protagonismo de la novela recae sobre un personaje más terrenal.

Recapitulemos. Ethan Allen Hawley, "abnegado" marido y padre de dos "simpáticos" adolescentes, es el protagonista casi absoluto de esta novela. Se trata de un hombre que desciende de una de las grandes familias de New Baytown, una familia de pioneros y acaudalados armadores, entre otras cosas, a los que diversas circunstancias llevan a perder buena parte de su fortuna, lo que hace que nos encontremos a un Ethan que en la actualidad trabaja como dependiente en la que fue su propia tienda. Para más inri, ¡la tienda es ahora propiedad de un italiano!

Como podréis imaginar, todo esto es algo que ni Ethan ni su familia llevan demasiado bien. Por suerte (o no), a Ethan se le presenta la ocasión de progresar de una forma no demasiado honrada, lo que le convertirá en una suerte de Raskolnikov moderno, lleno de dudas, dilemas y remordimientos provocados por las presiones que recibe, en un sentido o en otro, por parte de familia y amigos. 

Así, Steinbeck construye toda la novela en base a personajes y situaciones u opciones contrapuestas. Algunos ejemplos: la esposa de Hawley (Mary) y la amiga de esta (Margie), los viejos y los nuevos amigos, los nuevos ricos y las familias de siempre venidas a menos, los valores tradicionales y los nuevos "valores", etc. Unos y otros tironean de un Hawley que se verá enfrentado a la necesidad de tomar decisiones. 

En su conjunto, El invierno de la desazón es un dura crítica a los valores de la sociedad estadounidense. La acción transcurre entre los días de Pascua, días de recogimiento y de exaltación de valores como el sacrificio o la redención, y el 4 de julio, fiesta nacional y día de glorificación de los "valores americanos", pero los personajes que protagonizan la novela se pasan unos valores y otros por el Arco del Triunfo. Para colmo, la novela llega a su clímax, aparentemente bastante contrario a los "valores americanos", el día 4 de julio.

Además de lo anterior, y pese a que el individualismo parezca uno más de esos "valores americanos", quisiera destacar la importancia que concede Steinbeck a este "valor". La inmensa mayoría de los personajes, pese a ser miembros respetados de la comunidad, viven en soledad. Y aquellos que no viven en soledad apenas son capaces de reconocer la capa exterior de sus seres más cercanos. Por momentos, incluso, son incapaces de conocerse a sí mismos.

Resumiendo, y como decía al comienzo de la reseña, quizá esta no sea la mejor novela de John Steinbeck, quizá nos parezca algo "light" comparada con otras obras del autor, pero es una novela plenamente vigente en la actualidad, sólida, bien construida y absolutamente disfrutable y recomendable. 

Unos cuantos libros de John Steinbeck en ULAD AQUÍ

sábado, 12 de julio de 2025

Karina Sainz Borgo: El Tercer País

Idioma original: castellano

Año de publicación: 2021

Valoración: Entre Recomendable y Está bien


El Tercer País es un cementerio, un camposanto alegal situado en alguna zona fronteriza, quizá entre Colombia y Venezuela, y gestionado por Visitación, una mujer negra que recoge y da sepultura a cadáveres de las localidades próximas, cuerpos de gente desconocida o sin medios para pagarse un enterramiento oficial. Al lugar llegan Angustias y su marido, huyendo como tantos otros de una epidemia de peste y cargando con sus dos hijos recién nacidos y recién muertos, cuyos ataúdes son sendas cajas de zapatos.

Toda esta crudeza nos va a acompañar sin respiro durante las casi trescientas páginas de este volumen a través de tierras inhóspitas y polvorientas donde el calor es una maldición y donde campan a sus anchas los personajes más abyectos y los más bajos impulsos del ser humano: la ambición del terrateniente, la cobardía del alcalde corrupto, la bestialidad de los paramilitares, la rapacería del juglar, la ignorancia, el miedo, la indiferencia, el ansia de sangre. Solo Visitación mantiene la dignidad y el apego a la vida en su extraño reducto, sin que conozcamos sus motivos ni su historia.

El ritmo de la narración es de una regularidad aplastante, con capítulos muy cortos que le dan cierto aire cinematográfico y la hacen adictiva, aunque a veces se permite algunos guiños que quieren sonar a García Márquez y cambios de perspectiva no del todo justificados. Pero fundamentalmente lo que la autora no quiere es perder la pulsión dramática, añadiendo horrores con precisión de cirujano: violaciones, perros feroces, incendios, amenazas, desapariciones y mucha sangre, la violencia como vicio, diversión, como forma de vida.

Ciertamente el libro está muy bien escrito, responde a un patrón claro y lo cumple a rajatabla sin un vacío y con total eficacia. También los personajes, al menos los principales, están bien definidos, aunque en mi opinión tienen más bien poca profundidad, es más, con el paso de las páginas empiezan a caer un tanto en el estereotipo. Y por este mismo camino viene mi principal crítica: me da que tanta crudeza en todas sus variantes, tantos personajes tan marcadamente despreciables, el tono tan brutal, casi apocalíptico, a la hora de describirnos ese mundo ¿no está conduciendo la narración por el camino del efectismo?

Es una impresión que solo surge cuando la lectura está bastante avanzada, pero me parece inevitable, porque todo, personajes, situaciones, entorno, prosa, parecen estar al servicio de un objetivo, que no es otro que buscar el mayor impacto, dejar al lector sin aliento y sumergido en la atmósfera viciada y cruel de esos parajes de la sierra infestados de maldad, pobreza y violencia. Sin dobleces ni recorrido, la narración se sostiene por sí sola en ese medio hostil y solo en él, y lo que empezaba pareciendo una aproximación interesante a la gran literatura latinoamericana se convierte en algo diferente, un producto muy bien hecho, eso sí, potente y construido con destreza, pero algo que igual se aproxima un tanto al mero entretenimiento.

También de Karina Sainz Borgo reseñado en ULADLa hija de la española

viernes, 11 de julio de 2025

A. S. Byatt: Posesión

Idioma original: Inglés
Título original: Possession
Traducción: María Luisa Balseiro
Año de publicación: 1990
Valoración: Recomendable

Menudo librazo es Posesión. No me extraña que ganara el Premio Booker de Ficción de 1990. Y es que la novela de A. S. Byatt lo tiene todo: por un lado derrocha calidad y ambición, pero también resulta amena y entretenida; asimismo, apela a lectores sibaritas sin por ello dejar de complacer a quienes buscan escapismo.

La premisa de Posesión es sencilla: dos académicos investigan el rastro documental de la vida amorosa (previamente desconocida) de los poetas victorianos ficticios Randolph Henry Ash y Christabel LaMotte. Pero Byatt exprime dicha premisa al máximo, y la ramifica en direcciones de lo más interesantes. 

Así, la investigación de Roland Mitchell y Maud Bailey no sólo sirve para desarrollar el romance de Ash y LaMotte, sino que también permite examinar la relación de los primeros, indagar en torno al afán por saber y el amor, asomarnos a los entresijos de los especialistas en literatura inglesa (con sus obsesiones, rencillas y extravagancias) y descubrir el complejo universo poético de dos autores inventados.

La estructura de Posesión incorpora registros variados, que le dan una textura y estructura únicas al texto: además de prosa hallamos cartas, diarios o textos poéticos y narrativos.

El elenco de Posesión es fascinante y complejo. De él desaco a Michell y Bailey (por las dinámicas que su alianza va generando) y a LaMotte (cuya obra, tierna a la par que siniestra, me recuerda a la de autoras como Lucy Clifford, aunque el personaje parece basado en la poetisa Christina Rossetti).

Sólo le pondría una pega a Posesión. Y es que, al menos a mi juicio, su último tercio flojea. En él, Byatt logra reunir a casi todo el elenco y enlazar múltiples subtramas, cosa que tiene su mérito. Sin embargo, su resolución y revelaciones son algo tramposas y no están a la altura, o esa impresión tuve yo, de todo aquello que las precede.

Sea como fuere, Posesión es una novela arriesgada y apasionante harto recomendable, que gustará tanto a lectores exigentes como a otros más casuales. Tiene una factura estilística exquisita, toques de misterio, investigación y romance, un elenco bien trazado, un ambicioso manejo temático y un elegante sentido del humor británico. 

Ah, Posesión fue adaptada al cine bajo el mismo nombre en 2002, y se transmitió serializada en la radio de 2011 a 2012.

jueves, 10 de julio de 2025

Paulina Flores: La próxima vez que te vea, te mato

Idioma original: español

Año de publicación: 2025

Valoración: Entre recomendable y está bien

Una historia de amor sin moraleja.

Cada vez que leo autoficción, recuerdo el documental de Barbet Schroeder The Charles Bukowski Tapes. En uno de los episodios, un amigo le reclama a Bukowski haberlo retratado como un borracho violento en uno de sus cuentos, mientras que él mismo se mostraba como un ser magnánimo. “Fue completamente al revés”, le increpaba su amigo. Bukowski respondió tranquilo, como si fuera una obviedad: “En mis historias, yo siempre soy el héroe”. Creo que tenía razón. Leer autoficción (y ni hablar de escribirla) es un acto de fe. Bajo esas condiciones, veo innecesario considerar a la autoficción como una categoría independiente; llamémosle, simplemente, ficción.

En La próxima vez..., Paulina Flores nos cuenta la experiencia de Javiera (sería muy avaro de mi parte no derle el lugar de alter ego) como inmigrante chilena en Barcelona, primero como estudiante, luego como desempleada indocumentada. Además de lo que cabría esperar (choques culturales, aislamiento, nostalgia, etc.), se nos presenta una historia de amor. Pero amor amor, de esos que acaban en tragedia y muerte; ya saben de cuál. No se trata solo de un amor a la antigua: Javiera incursiona en el poliamor, lo cual, considerando que proviene del tercer mundo católico, resulta una aventura destinada al fracaso. Además, se relaciona con un catálogo de personajes, cada uno más extravagante que el anterior, lo que enriquece su mundo con ideas profundamente contrastantes respecto a su vida anterior.

La novela es breve, entretenida, e incluso tiene momentos reveladores. Es la segunda novela de Flores y, aunque se nota su juventud (referencias a la cultura pop millennial, reflexiones propias de una novela de formación, un tono desenfadado), también revela una escritura madura, aunque aún no se logre distinguir un estilo propio. (Por alguna razón, en la descripción del libro se lee “una voz a medio camino entre Violeta Parra y Bad Bunny”; no sé si eso es bueno o malo).

Por último, quisiera mencionar algunos reparos:

1. Entiendo que cada quien descubre el mundo a su manera y a su debido tiempo, pero esperaría que una protagonista inmadura, impulsiva, que descubre el mundo y el amor pasional, fuese una adolescente o una joven en sus veintes. Que la protagonista tenga 31 años me resultó un tanto anticlimático. Además, se relatan aventuras de secundaria, lo que deja un hueco en el curriculum de más de diez años (supongo que la escritora estaba demasiado ocupada con los estudios y el trabajo como para que le ocurriera algo interesante en ese periodo).

2. A falta de un mejor adjetivo en español, la trama me resultó, por momentos, demasiado edgy: pasiones exaltadas, intentos de asesinato y suicidio que rebasan mi gusto personal.

La próxima vez que te vea, te mato es una novela visceral más que confesional, que se mueve entre el drama amoroso y la búsqueda de identidad. Aunque su protagonista y sus decisiones pueden generar cierta resistencia, Flores logra construir una voz narrativa potente y honesta. Puede que no todos (digase yo) se identifiquen con el torbellino emocional que atraviesa Javiera, pero pocos quedarán indiferentes ante la intensidad con la que se cuenta su historia. Una apuesta arriesgada, con sus aciertos y excesos.


miércoles, 9 de julio de 2025

Seicho Matsumoto: Un lugar desconocido

Idioma original: japonés 

Título original: 聞かなかった場所 (Kikanakatta Basho)

Año de publicación: 1975

Traducción: Marina Bornas

Valoración: bastante bien

Tsuneo Asai es un modesto, aunque de lo más eficiente, funcionario del Ministerio de Agricultura japonés que, en el transcurso de un viaje de trabajo con su jefe, recibe la noticia de que su esposa Eiko ha fallecido de forma repentina. Tras el estupor inicial y una vez cumplidas las debidas ceremonias funerarias Asai se pone a indagar sobre las circunstancias concretas de la muerte de su esposa, quien, por lo visto, sufrió un infarto y por ello hubo de refugiarse en una tienda de cosméticos de un barrio que no era el suyo, donde al fin falleció. Pero el viudo empieza a sospechar que hay algo raro en todo el asunto y comienza a investigar sobre una posible doble vida de su mujer.

La novela nos va desgranando, al menos en sus tres cuartas partes, toda esta pesquisa del infausto Asai para averiguar la verdad. No se trata, en todo caso, de un thriller trepidante, ya que el protagonista actúa exactamente como lo que es: un funcionario discreto e incluso gris, pero concienzudo y persistente, que va dando todos los pasos necesarios, uno a uno, pera llegar a su objetivo. Lo mismo que hace, por cierto, autor del libro, que elige una narración no diré que morosa, pero sí pausada y exhaustiva, con frecuentes recapitulaciones (quizá innecesarias, aunque tampoco es que molesten demasiado) sobre lo que ha ocurrido hasta ese momento. En todo caso, es una lentitud engañosa, puesto que llega un momento en que los acontecimientos se precipitan y de qué manera... No voy a adelantar nada, claro, salvo que el cuitado Asai acaba metiéndose por caminos que nunca pensó que fuera a transitar...

A Matsumoto, prolífico escritor de novelas no sólo policíacas (también de carácter histórico) se le considera, al parecer, el "Simenon japonés", al haber sido el primero en introducir una importante carga psicológica en la novela negra -más bien noir, en este caso- de su país. No digo que no, pero a mí esta obra me ha recordado más a las de la gran Patricia Highsmith, con sus personajes aparentemente inocuos pero proclives al crimen y sin remordimientos por ello -aunque sí con miedo al castigo-; sus tramas que transcurren en buena medida dentro de los pensamientos de sus protagonistas, su mundo de secretos y recelos... y también de los imprevistos de los que está trufada cualquier vida, por controlada que parezca y que determinan en muchas ocasiones nuestro devenir. Su comprensión de los rincones no sólo oscuros, sino turbios del alma humana y la empatía que no podemos dejar de sentir por sus personajes. Lo mismo que ocurre en este libro de Matsumoto, un escritor al que habrá que seguir leyendo y descubriendo pequeñas joyas como ésta, bisutería de aspecto modesta que pueden esconder brillantes quizá no perfectos del todo pero, precisamente por eso, más interesantes.

martes, 8 de julio de 2025

Catherine Lacey. Altar

 Idioma original: inglés

Título original: Pew

Año de publicación: 2020

Traducción: Núria Molines

Valoración: bastante recomendable

Decidí, a raíz de mi anterior reseña de Catherine Lacey, indagar en la obra de la autora estadounidense. Cosa aparentemente sencilla, es una autora joven y ha publicado sólo cuatro novelas, que reseñaré en un orden cronológicamente inverso a su publicación, veré si se aprecia una progresión, ya que la escena literaria norteamericana suele responder a estallidos iniciales que, en demasiadas ocasiones, la lista es extensa ya, no suelen cuajar en carreras continuas, regulares, coherentes; cualidades éstas que quizás  en estos tiempos no son necesariamente la panacea, pero ciñéndonos a los patrones clásicos, suele funcionar así: algunas novelas de tanteo hasta que se define estilo, consolidación, obras de madurez.

Biografía de X encajaría en este grupo. Novela de temática y estructura ambiciosa, muy bien acogida. Altar, en este sentido, es una obra que tiene poco en común pues es una novela mucho más introspectiva. Altar es el nombre que recibe una persona, no llegaremos a conocer ni su género en toda la novela, y su nombre es el que se le da cuando se la encuentra durmiendo cerca del altar de una iglesia a la que ha ido a refugiarse. La de un pueblo del sur de Estados Unidos, en un momento que no acabamos de identificar. La pequeña comunidad actúa de una manera hospitalaria, y Altar va siendo acogida en diversos hogares, entiende lo que se le dice pero no habla, no da indicio alguno sobre su pasado, sobre cómo ha llegado allí, a pesar de la insistencia de quienes le prestan cobijo, muestra una actitud pasiva y tenaz, incluso rehusando una pretendida revisión médica con la intención de comprobar su estado de salud. Altar es persistente en esa actitud, pero la comunidad empieza a no aceptar su actitud esquiva, su ensimismaniento, empiezan a urdir teorías sobre su pasado y la actitud hospitalaria pasa a tener matices, a acusar fisuras.

Altar funciona, obviamente, como  una parábola, y tiene no pocos equivalentes audiovisuales, aunque a mí me ha recordado bastante, en su desarrollo, en su intriga reptílica, a Dogville, el clásico de Lars Von Trier, una de esas que yo llamo películas cabronas en el sentido de que revelan, a un nivel casi faulkneriano, la larva de maldad que anida a veces escondida tras la aparente bondad, el inevitable rechazo a lo que no se amolda a lo establecido. Creo que la pura elección del perfil del personaje, de edad y género inciertos, está hecha con una pura intención de universalizar la narración y hacerla adaptable a muchas situaciones, cuestión que entraña asumir cierto riesgo, por cuanto la historia que se nos relata, aunque su ubicación temporal no se identifica, posee arraigos contemporáneos, diría que lamentablemente, por el señalamiento del diferente a nosotros por su mera diferencia, aunque esta sea inocua y pasiva. Altar pasa de familia en familia y apenas intercambia unas palabras con otro personaje que ha sufrido circunstancias parecidas a las suyas, no causa más problemas má allá de su actitud hosca y esquiva, no es violenta, no es molesta, parece solo pendiente de que su presencia sea anónima y no tenga impacto. 

lunes, 7 de julio de 2025

Néstor Reina: La naturaleza nos acabará abrazando

Idioma original: Español 
Año de publicación: 2025
Valoración: Bastante recomendable

Hay una canción de Hidrogenesse (*) que alguno podría aplicar a este librito de Néstor Reina. Dice algo así como "No me digas que no hay nada más triste que lo tuyo. Hay miles de cosas en el mundo que son mucho peor...". Porque sí, la crisis de los 30 y una ruptura son tristes, pero eres ¡el putomejor estilista de Barcelona! y, además, "un turno de noche, eso mucho más triste, en la cadena de montaje esperando la sirena con lo peor de Rubí contando sus miserias...". ¡Por no hablar de los caballitos pony, claro! 

También puede haber alguien, probablemente miembro de "El club de los heteruzos chungos y fachas" que lea el libro y diga que vaya gilipollez, que eso le ha pasado a todo el mundo (o casi), que está hasta los cojones de libros autobiográficos en los que el autor expone sus lujos y miserias (**), etc. ¡Pues no, queridas y queridos míos, porque hablando de lo personal se puede hablar perfectamente de lo general (aquello de hablar de tu aldea para hablar del mundo "revisited")!

Así que yendo más allá de lo estrictamente autobiográfico, este libro es una mezcla de Sexo en Nueva York Fleabag (serie casi imprescindible y crush absoluto con Phoebe Waller-Bridge, por cierto), una tragicomedia sobre el amor y el miedo (***) o los miedos, sobre esa sensación de que "algo falta", sobre rituales o asideros, sobre ganas de llorar (¿los chicos no lloran?, como decía la canción del subnormal de Bosé), sobre nuevos comienzos y sobre ensoñaciones acerca del pasado y del futuro. Especialmente descacharrante, y muestra del tono del libro, es una visión que tiene de su propio funeral con parada final en la sala 1 de Apolo (****).

En resumen, que lo que leemos en La naturaleza nos acabará abrazando es un desinhibido ejercicio de introspección bajo la forma de diario de pensamientos, citas y duelos alejado de estructuras narrativas más o menos convencionales. Claro que esto último no debería sorprendernos cuando el libro lleva el sello Jekyll & Jill, ¿no?

Bueno, el caso es que esa estructura, obviamente, condiciona el texto y hace que no haya una continuidad o un desarrollo del autor-personaje (y de ahí ese final también un tanto abrupto), pero contribuye de forma decisiva  a que el libro transmita frescura y sinceridad. Estas cualidades, además, se ven reforzadas por ese distanciamiento que marca el autor, por ese mirarse desde fuera y verse, según el momento, gigante, patético, triunfante, perdido, radiante, etc.

Termino diciendo que dejéis de lado prejuicios, clichés y demás familia. Este es un buen libro que, sea de la forma que sea, habla de algo tan universal como el amor y la belleza, quienes por cierto "siempre, siempre, siempre se abrirán paso para hacer de este mundo un sitio más bello". Ojalá sea siempre así, Néstor, ojalá.

(*) La foto de Néstor Reina que aparece en la solapa del libro me lleva a la imagen de Genis (Hidrogenesse, Astrud...)? ¿Es Néstor su estilista, son colegas?

(**) Lujo y miseria es el título de un recopilatorio del sello AustroHúngaro en el que se incluía, entre otras, la magnífica "Vente conmigo a Italia" de... ¡¡¡¡HIDROGENESSE!!!! Demasiada casualidad, ¿no?

(***) El miedo que tengo es el título de una canción de Astrud

(****) En Apolo, pero en la sala 2, actuó Hidrogenesse el día 14 de marzo de 2025

domingo, 6 de julio de 2025

Spike Milligan: Mala pinta

Idioma original: inglés

Título original: Puckoon

Año de publicación: 1963

Traducción: Julia Osuna

Valoración: entre recomendable y está bien

En la irladérrima localidad de Puckoon, que por su pintoresquismo, mayor aún que el de Innisfree, habría hecho las delicias de John Ford, el advenimiento de la República de Irlanda resultó un acontecimiento gozoso, por razones obvias, a la par que perturbador, pues los miembros del comité encargado de trazar la frontera entre la nueva república y el Reino Unido, hartos ya de no llegar a un acuerdo y deseosos de irse al pub, decidieron tirar por la calle de enmedio, que casualmente pasaba por el citado pueblo de Puckoon y, sobre todo, por algunos de sus lugares más emblemáticos , como el pub local -que quedó dividido entre el territorio irlandés, mayoritario pero con los precios de las bebidas alcohólicas más altos y un rincón británico, más barato y, por lo que sea, más concurrido- o el cementerio, que quedó en el territorio de Su Graciosa Majestad, con el consiguiente trastorno para los vivos y aun los muertos irlandeses.

¿Me ha salido un parrafito más bien largo y algo abarrocado, verdad?, Bueno, pero es que cierto abarrocamiento, por no decir una afectación forzada, es precisamente el estilo predominante en la novela, trufado tanto con expresiones que imitan el habla popular, como con  sorprendentes hallazgos que podríamos considerar poéticos ..  además de un recurso "metaliterario" (quizás sea excesivo utilizar este término), con alguna que otra ruptura de la "cuarta pared", por decirlo así. Todo ello, de forma paradójica (o no), al servicio de una historia evidentemente humorística que, sin renunciar en ningún a la ironía, tiende al absurdo, la astracanada y el slapstick literario... Así, nos podemos encontrar desde difuntos que deben sacarse el pasaporte para poder ser enterrados o contrabando de ataúdes hasta verdaderos  cataclismos en los que se ven envueltos miembros del IRA vestidos de romanos, militares británicos retirados y tropas de granujientos boy-scouts. Por no hablar de cierta pantera negra, claro...

Spike Milligan fue un humorista indo-anglo-irlandés -lo de "indo" es porque nació en la India, hijo de un oficial del Ejército británico, cuyo recuerdo, por cierto da lugar a unas hermosas páginas de este libro-, muy popular en los años 60, al parecer (lo digo porque yo no lo conocía), colega de Peter Sellers -de hecho, hay momentos catastróficos en esta novela que parecen sacados de El guateque... O viceversa- y maestro, según decían ellos, de los mismísimos Monty Python, nada menos. Me creo que, como dice su nota biográfica, fuera una de las grandes figuras del, por otro lado, muy concurrido humor británico porque está novela está plagada de personajes peculiares, momentos hilarantes e incluso crítica social. Quizás su único problema es que el autor se recrea tanto en la descripción de esos personajes peculiares y de los momentos hilarantes que la crítica social y, más aún, la propia trama de la novela quedan un tanto deslucidas... Pero vaya, al menos las risas están aseguradas, lo que, tal y como están las cosas del mundo (y tal y como estaban cuando apareció el libro, hace más de sesenta años), ya me parece bastante.

sábado, 5 de julio de 2025

Edgar Cotes i Argelich: Un àngel cruel

Idioma original: Català
Año de publicación: 2023
Valoración: Está bien

Un àngel cruel, de Edgar Cotes i Argelich, es una novela breve de terror sobrenatural. En ella, un padre y sus hijos abandonan Barcelona (después de vivir una tragedia familiar y el confinamiento causado por el Covid 19) y se trasladan a un pueblo rural de Lleida. Su intención es dejar atrás el pasado, afrontar un futuro mejor y liberarse de sus respectivos fantasmas. Sin embargo, su nueva causa alberga una fuerza ominosa que se aprovechará de sus conflictos personales y tensiones internas.

Vaya por delante que Un àngel cruel me ha gustado. Es breve, está escrita con solvencia y se lee con interés. No obstante, reconozco que su inicio me ha parecido mucho mejor que su desenlace, que su desarrollo es demasiado lineal, que sus personajes (tanto protagonistas como villanos) son demasiado básicos y que la revelación de su misterio principal, sin caer en lo anticlimático, resulta algo decepcionante.

Entre los apartados más logrados de Un àngel cruel destacaría dos. El primero sería las voces narrativas que permean la obra. No sólo resultan moderadamente originales, pues pertenecen a una especie de narradores omniscientes diegéticos (cuyas identidades me niego a revelar) que hablan en segunda persona e interpelan directamente a los protagonistas, sino que también permiten relatar el argumento desde distintas perspectivas y explorar la psicología de los personajes.

La segunda virtud de Un àngel cruel, mucho más discreta que la anterior pero aun así reivindicable, es su trasfondo catártico. Y es que Cotes la aprovecha para abordar (entre otros muchos temas, como la muerte de una madre, el amor de adolescencia o la reconciliación entre padres e hijos) el del acoso escolar, puesto que él lo vivió de pequeño y sabe dotarlo de una nada desdeñable autenticidad. 

En definitiva, Un àngel cruel es una novela entretenida, ágil y solvente, que hace gala de algún apartado particularmente logrado. Si bien se hubiera beneficiado, al menos a mi juicio, de una mayor profundidad de su elenco y argumento, y de una mayor intensidad en su imaginería terrorífica, funciona a la perfección como historia sencilla   

viernes, 4 de julio de 2025

ZOOM: Retratos: de Cézanne a Picasso, de Ambroise Vollard

Idioma original: francés
Traducción y selección: Paul Châtenois
Año de publicación: Libro completo: 1936 Extracto: 2014
Valoración: Se deja leer


Como seguramente sabrán los lectores del blog, utilizamos eso de Zoom cuando se trata de un libro muy breve, o que de alguna manera es un extracto de otro más extenso, algo inconcluso, un suelto o cosas por el estilo. En este caso casi podríamos llamarlo mini-Zoom, porque llega justito a las sesenta páginas, incluido un (obviamente) pequeño prólogo y una docena de ilustraciones. Pero, además de escueto, me parece insuficiente.

Ambroise Vollard fue un marchante de arte que adquirió gran relevancia en los últimos años del siglo XIX y primeras décadas del XX. Su éxito despegó con la adquisición, un poco por casualidad y otro tanto por su buen ojo, de ciento cincuenta obras de Cézanne cuando este era todavía un pintor casi desconocido, rechazado por los Salones oficiales. Vollard fue en buena parte responsable de su proyección, y mantuvo estrecha relación con los demás artistas de la época, especialmente con los impresionistas, aunque también con Derain, Vlaminck o Picasso, entre otros muchos. 

Escribe Vollard una voluminosa autobiografía llamada Memoria de un vendedor de cuadros, que era mi lectura prevista, pero me dejé seducir por este opúsculo, quizá como aperitivo, y ha resultado ser una especie de selección de aquella obra mayor, un pequeño extracto que pone el foco en los retratos. No sé si de forma deliberada o casual, la idea de retrato tiene en este caso, o así lo quiero ver, una doble perspectiva: de una parte, como reproducción pictórica que algunos de estos grandes artistas hicieron del propio Vollard (quizá un tanto egocéntrico el hombre), y por otra, como semblanza muy rápida de aquellos pintores. 

Efectivamente, el autor describe casi siempre cómo fue a veces el encargo y otras la ocurrencia de hacerse retratar. No hay sin embargo muchas explicaciones, con la única excepción de Cézanne, que tiene el honor de ocupar buena parte de las pocas páginas del libro. Le define Vollard, generalmente con gracia y buena mano, como un tipo bastante obsesivo, capaz de destrozar unas cuantas obras en un arrebato de cólera, despedir a sus modelos, o tiranizarlos (incluido su propio marchante) obligándoles a posar durante horas en completo silencio y sin mover un músculo si el artista consideraba que la luz del momento era la adecuada. El pasaje concreto es entretenido e interesante, claramente por encima de los demás, que apenas aportan unas pocas pinceladas, nunca mejor dicho, en relación al resto de pintores de la época.

De manera que esta especie de abstract puede tener cierto interés para los aficionados al tema, da la impresión de que Vollard puede ser un buen narrador, pero estas páginas dan tan poquito de sí que personalmente no me saca de dudas sobre si merece la pena despachar la autobiografía completa. Y además, es que las selecciones (de textos más amplios, me refiero) no me gustan, quizá porque en mi tierna juventud me tragué unos cuantos ejemplares del Reader´s Digest y eso seguramente ha dejado alguna huella.

jueves, 3 de julio de 2025

Bekim Sejranović:De ningún lugar a ninguna parte

Idioma original: Croata
Título original: Nigdje, niotkuda
Traducción: Patricia Pizarroso y Marc Casals
Año de publicación: 2008
Valoración: Recomendable

Un funeral según el rito islámico, un montón de hombres acuclillados y un solo hombre que permanece en pie, sobresaliendo por encima de los demás y sin saber dónde poner los brazos. La viva imagen de la desubicación, de estar fuera de lugar o de no saber cómo hacer para "pertenecer" a ese sitio. 

Esa es la imagen con la que se abre De ningún lugar a ninguna parte, novela en la que se (re)construye un pasado en forma de mosaico, en la que se entrelazan biografía personal y álbum familiar y en la que el desarraigo y voluntad de pertenencia protagonizan un texto con un aparentemente alto contenido autobiográfico, si bien esto haya que cogerlo con pinzas ya que según confiesa el narrador "no confío en el recuerdo y la verdad no la puedo soportar"

(Re)construir un pasado en forma de mosaico. That is the question! Y de ahí se derivan las infinitas idas y venidas espaciotemporales (desde la época de la Segunda Guerra Mundial hasta el siglo XXI, desde el pueblo bosnio de la infancia hasta la isla de Svalbard) Siempre en fuga, siempre huyendo a cualquier rincón del mundo que nos de una nueva oportunidad.

Pero también de ahí los diferentes estilos y tonos que encontramos en el texto. Porque Sejranović puede ser una especie de Delibes deslenguado cuando habla del Brcko de su infancia o un Unamuno del vacío y la soledad balcánica o un Knausgard o un Saeterbakken pasado de rosca en esa parte final del libro en la que destroza la idílica imagen de los países escandinavos. Porque, ¿qué opción es la menos mala: emborracharse o dejar que los recuerdos te devoren como termitas?

En cualquier caso, una buena y amarga crónica del desarraigo a través del tiempo y el espacio (Alija, Lars, Marko, el propio narrador), a la que acuden a dar oxígeno ciertas dosis de humor negro, una historia de perdedores, de búsquedas y huidas, muchas veces grotescas y absurdas, de intentos de felicidad que se van diluyendo con el transcurso de las páginas; un texto que crece a medida que avanzamos en él y se aleja de aparentes arquetipos y/o estereotipos, un texto jodido pero altamente recomendable.

miércoles, 2 de julio de 2025

Grace Ellis & Hannah Templer: De otro planeta

Idioma original: inglés

Título original: Flung out of Space

Año de publicación: 2022

Traducción: Esther Cruz Santaella

Valoración: recomendable y, sobre todo, para fans

Una vez más, resulta aconsejable acudir  al subtítulo de este libro para enterarnos de qué va... Pues bien, dice así: Las indecentes aventuras de Patricia Highsmith. En realidad, con esto ya sería suficiente para dar por hecha la reseña o al menos, dos tercios de la misma. El resto sería dar mi parecer ("me ha gustado mucho, bla, bla, bla"), aconsejar su lectura ("no os lo perdáis y menos aún quienes seáis fans de esta escritora, bla bla bla"), cobrar mi suculentos honorarios y pa' casa... Pero vaya, uno es un profesional prestigioso del mundo de las reseñas y vosotros/as os merecéis algo un poco más elaborado y además, si no, me echan de este chollo, así que aquí va la de esta ¿biografía ficcionada gráfica? ¿Ficción biográfica gráfica? ¿Lo que sea, pero gráfica? Bueno, da igual la taxonomía que apliquemos a esta obra; el caso es que se trata de una recreación de la época juvenil de la gran escritora Patricia Highsmith, justo en el momento previo -meses, en verdad- a que comenzara a publicar novelas, cuando se dedicaba, para su desespero, a escribir guiones para cómics, algo que le resultaba bastante degradante -y muy gracioso a las autoras de este otro cómic, puesto que insisten bastante en ello-, mientras se dedicaba a crear sus primeras obras literarias de enjundia: las novelas Extraños en un tren y Carol (que primero se llamaba así, luego se publicó como El precio de la sal, firmada con un pseudónimo, y en 1989 volvió a ser Carol, ya con la autoría declarada de Highsmith). Momentos complicados para esta escritora, en primer lugar por las cuitas propias de cualquier escritor o escritora que trata de publicar su primer libro (a no ser que sea algún presentador/a de televisión, influencer, tiktoker o cualquier otra gansada por el estilo), pero también -al menos es sobre lo que las autoras de este cómi... novel... biografía gráfica o lo que sea, hacen mayor hincapié- por su lesbianismo galopante, que no sólo se ve obligada a disimular -tampoco mucho-, sino que le crea un fuerte sentimiento de culpa y le impulsa a buscar ayuda psicológica e incluso a seguir lo que hoy llamamos "terapias de conversión". Esta situación nos puede parecer hoy un despropósito (y con razón) a las personas de bien, pero recordemos que la historia está ambientada a finales de los años 40 del pasado siglo, por más que sea en Nueva York, una gran ciudad donde era esperable encontrar un poco más de tolerancia. Aún así, la homosexualidad era considerada una enfermedad que debía ser tratada por psicólogos y terapeutas, algo a lo que incluso una personalidad tan indómita como la de Patricia Highsmith no pudo resistirse. 

Este libro se centra en gran medida en esta circunstancia de la vida de Highsmith no sólo por el "interés humano" que pueda tener, sino porque El precio de la sal/Carol se convirtió en una novela emblemática para el colectivo homosexual LGTBIQ+, al menos en EE.UU. y, por motivos que se me escapan, para su autora suponía la continuación natural de Extraños en un tren, novela que, por cierto, le supuso un éxito no menor, con adaptación cinematográfica dirigida por Hitchcock, etc. A partir de estas dos primeras novelas, la carrera y la vida de Patricia Highsmith cambiaría para siempre, permitiéndole su éxito dejar el mundo de los cómics -atención, por cierto, a la aparición de un joven Stan Lee- que tanto aborrecía. Ahora bien, que nadie piense que estamos ante una suerte de ficción hagiográfica sobre una de los iconos del colectivo LG+ o algo así. Para nada, puesto que las autoras de este libro no han pretendido en ningún momento ocultar los "defectillos" de su protagonista; a saber: un borderío bastante acentuado -esto era previsible, dada su fama de arisca- y, peor aún, arraigados prejuicios contra ciertas etnias o religiones -básicamente los judíos-; la razón para ello no se explica, pero recordemos que esta escritora fue criada por su abuela en la Texas de los años 30, que sospecho no era el mejor lugar para quien no fuera blanco, anglosajón y protestante... Precisamente, en la nota preliminar a la novela gráfica (vamos a llamarla así) la guionista de la misma, Grace Ellis incluye estas palabras al respecto:

"La historia de la humanidad está llena de seres humanos complicados y destructivos. Creo que es importante que no olvidemos eso. No todas las figuras influyentes o relevantes merecen que se las ponga en un pedestal, lo que incluye a mujeres y personas LGBTQ. Las hagiografías simplificadas tienen sus objetivos, pero considero que, en última instancia, nos hacen un flaco favor al mostrar a personas reales reducidas a simples héroes y villanos, cuando la verdad casi siempre es más rica y compleja (...)"

No puedo estar más de acuerdo, aunque también cabe preguntarse qué ocurre para que la autora de un libro sobre otra escritora real, en este caso, tenga que incluir esta nota a modo de prólogo para evitar herir susceptibilidades y, en última instancia, poner la venda antes que la herida, por si las moscas... No sé, casi se diría que el público lector (por no hablar del público televidente o usuario de las redes sociales) no está formado por adultos conscientes de la complejidad del mundo, de la variedad de personalidades y comportamientos humanos y de las interacciones entre las personas, sino por pre-púberes incapaces de entender las cosas de forma no binaria: bueno/malo; me gusta/no me gusta; salvación/condenación eterna en los fuegos del Infierno (lo digo por decir, ¿eh?, que ya sé que no es así y todos nosotros nos movemos en la sutileza, ambigüedad y tolerancia como peces en el agua).

Por apuntar alguna cosa sobre el aspecto gráfico del libro, el trabajo de Hannah Templer me parece magnífico, desde el planteamiento de cada página y el uso de una gran diversidad de planos -por cierto, muy eficaz e inteligente el recurso a repetir las viñetas finales de algunas páginas en la siguiente, para enfatizar el efecto que se quiere transmitir... además de ahorrarle algo de trabajo a la dibujante-, hasta el estupendo trazo, claro a la par que expresivo y detallista. Además de al cómic clásico norteamericano (el de superhéroes, por entendernos), a mí, que ya soy un señoro machirulo de ésos, me ha recordado al de dibujantes franceses e italianos de los 80-90, como Vittorio Giardino e incluso, cuando se trata de mujeres, a... ejem, Milo Manara. Pero no, debo de estar equivocado... ¿Cómo va a ser un referente para una historia donde la protagonista se acuesta con un buen número de macizas gentiles congéneres a lo largo de la misma (perdón por el spoiler, si es que lo es) un tío que las dibujaba de maravilla, para solaz de los salidos de media Europa? Y que conste que yo sólo leía sus cómics por los guiones...

Un montón de títulos de (que no sobre) doña Patricia Highsmith reseñados: aquí

martes, 1 de julio de 2025

Alain Finkielkraut: Pescador de perlas


Idioma original: 
francés

Título original: Pêcheur a perles

Año de publicación: 2025

Traducción: Elena M. Cano e Ïñigo Sánchez-Paños

Valoración: muy recomendable 

 

Dos portadas en riguroso blanco y negro coinciden en las cotas altas de mi tsundoku, las que presagian una lectura inmediata. La de la siempre postergada (y no traducida aún al español) The age of David Bowie de Paul Morley y la de este Pescador de perlas de Alain Finkielkraut. Juego a las similitudes, pues desde la portada de ambos libros hay una mirada frontal de dos personajes desinhibidos sin demasiados reparos en expresar las cosas como las ven, a través de sus cauces artísticos o culturales. Y también sometidos a la posibilidad de ser malinterpretados o sacados de contexto por ciertos sectores, usemos cierto eufemismo rebuscado, de puristas poco bregados en el sentido crítico, siempre ávidos de saltar a la yugular de quien disiente, de quien se expone a la polémica. Cierto es que comparar a Finkielkraut con Bowie pueda parecerle a más de uno como algo aberrante o pretencioso, pero las voces discordantes son bienvenidas aquí.

En Pescador de perlas, Finkielkraut - que se fotografía con estantes repletos de libros al fondo - parte de frases de autores favoritos para desarrollar sus artículos. El filósofo francés elige sobre todo a autores clásicos como punto de partida de estas quince piezas, permitiéndose algún ligero desvarío heterodoxo (el último artículo, casi un manifiesto, toma prestada una célebre frase de una estrofa de The Beatles) pero desplegando a partir de ahí algunas claves del argumentario que lo ha convertido, gracias a su presencia en medios francófonos, en objeto de vivas polémicas. Y hay que agradecer que su actitud sea, a la par que erudita y basada en un extenso conocimiento filosófico, literario, social, la de alguien que no tiene que rendir cuentas por sus opiniones ante nadie. Ni audiencias ni electorado, especialmente. Aunque no suelo sentirme cómodo con las alusiones a la izquierda woke, sus planteamientos de cómo las izquierdas tradicionales, en su ciego empeño de abarcar toda minoría o sector desfavorecido, asisten a un desgaste y un descrédito que han ido abonando a base de división y estupor ante algunas incongruencias en sus planteamientos, condenadas a decidir entre uno u otro oligarca, entre uno u otro integrismo religioso. Y esa es la punta del iceberg de estos escritos, que abarcan, y nadie se libra en sentido metafórico de recibir, desde las cómodas lagunas de memoria de los educadores, la obsesión por la tábula rasa con el pasado, al auge del antisemitismo, la mala digestión de la sociedad francesa - conservadora, envejecida - de la creciente influencia de las comunidades procedentes, no solo de las antiguas colonias, sino del constante flujo migratorio. 

Uno puede alinearse con algunos planteamientos o no, por supuesto, pero Finkielkraut es valiente (o  incluso temerario) en mostrar los suyos sin interponer personajes. Me gusta su estilo y su contundencia firme y considerada, su escaso señalamiento de otro enemigo que no sea la pasividad, la abulia o incluso la deserción por abrumamiento, por comodidad, por suscripción de la opinión que da mejores réditos, que tanto se da en las sociedades europeas. Pide educadamente, cierta reacción, y le da igual que ello pueda adjetivarlo como reaccionario. Reivindica no cancelar el pasado per se y logra no parecer alzar la mano a favor de la nostalgia, ese concepto temido, denostado y anquilosado. Coincidirás o no con él, pero hacen falta más filósofos así.

Otros libros de Finkielkraut reseñados en ULAD: aquí

lunes, 30 de junio de 2025

Jeremy Robert Johnson: Ciudad revientacráneos

Idioma original: Inglés
Título original: Skullcrack City
Año de publicación: 2015
Traducción: Hugo Camacho
Valoración: Recomendable para raritos

En Ciudad revientacráneos hay un poco de todo: un antihéroe drogadicto, una conspiración sobrenatural que amenaza al mundo entero, penes retorcidos, monstruos come cerebros, famosetes que someten sus cuerpos a insospechadas alteraciones físicas, armas que afectan al cuerpo humano de formas la mar de peculiares, etc...

La novela, de Jeremy Robert Johnson, es entretenida, dinámica y moderadamente original. Se lee en un suspiro, de tan adictivo que es su argumento, y combina con asombrosa solvencia "thriller", acción, crimen, ciencia ficción, terror, bizarro, romance, humor y los excesos de la serie B más genuina.

Trata sobre S. P. Doyle, quien, después de servir durante trece años a un banco, decide estafarlo. Para ello sucumbe a su adicción a la hexadrina, droga que le permite llevar a cabo su plan sin apenas descansar. Doyle pronto desentrañará una conspiración a gran escala y se verá obligado a elegir bando en una guerra que lleva años gestándose en las sombras.

De Ciudad revientacráneos destacaría:

  • Su expansión del universo explorado por el autor en su relato "La Liga de los Céroes".
  • Algunas de sus ideas, creativas, alocadas y desacomplejadas.
  • Su humor, por lo general razonablemente efectivo y protagonista de momentos brillantes.
  • El pasaje dedicado a relatar el escalofriante pasado del doctor Tikoshi.
  • El arco de personaje que experimenta Doyle, un tanto abrupto pero hábilmente planteado.

Por otro lado, señalaría algunas cosillas que, aunque no lastran significativamente al conjunto, me han hecho fruncir el ceño durante la lectura:

  • La irregularidad de su ritmo, que no logra mantener todo el tiempo el mismo nivel de interés.
  • El romance entre Doyle y Dara, aunque bien llevado y convincente, es en esencia algo forzado y cliché. Personalmente, hubiera preferido que el amor de Doyle fuera unilateral y no correspondido.
  • Las armas extravagantes que aparecen en estas páginas son bastante creativas, pero me hubiera gustado que se usaran más a menudo, y ver otros tipos.

Sea como fuere, Ciudad revientacráneos es un pastiche adictivo y desacomplejado que nos hará pasar un rato estupendo, al igual que lo hace la serie B más absurda, macarra y sangrienta que, de tan buena que es, puede incluso tomarse un pelín en serio a sí misma con éxito.


También de Jeremy Robert Johnson en ULAD: Aquí