En 1998, un hecho inusual sacudió la escena literaria japonesa: no hubo ganadores de los premios literarios Akutagawa ni Naoki. Ninguno de los candidatos alcanzó la calidad necesaria para obtener una decisión unánime del jurado. Entre las razones oficiales por las que, en el pasado, no se ha otorgado alguno de estos premios se incluyen la imposibilidad de alcanzar un consenso, preocupaciones éticas y, por supuesto, la interrupción causada por la Segunda Guerra Mundial.
El pasado 16 de julio, los asistentes a la ceremonia de premiación apenas pudieron contener su asombro al revelarse que, por primera vez en 27 años, ningún autor sería premiado: ¡¿Naaaniii?!
¿Qué es un Akutagawa?
En resumidas cuentas, el Premio Akutagawa y el Premio Naoki son los galardones literarios más prestigiosos de Japón. Se suele decir que el primero está dirigido a escritores emergentes, en su mayoría jóvenes, mientras que el segundo reconoce a autores consolidados, valorando su trayectoria y popularidad, casi como una versión japonesa del Nobel, pero centrada en la ficción.
La repercusión comercial de estos premios es enorme. Ganar el Akutagawa, en particular, puede convertir al autor en un idol literario de la noche a la mañana. Un ejemplo claro es Hibana, la novela de Naoki Matayoshi galardonada en 2015, que vendió más de dos millones de copias. Puede que esa cifra no parezca impactante a escala global, pero considerando que solo en Japón se habla japonés, equivale a que casi el 2% de la población del país haya adquirido el libro. En términos internacionales, sería como si una novela escrita en inglés vendiera tanto como Harry Potter en su momento.
Sin embargo, el propósito original de estos premios, fundados en 1935, era mucho más claro. El Premio Akutagawa fue concebido para distinguir obras de literatura “jun” (純文学), es decir, literatura “pura” o artística, centrada en la introspección, el estilo y la exploración de la condición humana. Por otro lado, el Premio Naoki estaba orientado a la literatura “taishū” (大衆文学), o literatura popular, con énfasis en la narración, la accesibilidad y el entretenimiento.
Ambos premios, creados en memoria de los escritores Ryūnosuke Akutagawa y Sanjugo Naoki, respectivamente, reflejan desde sus inicios una dualidad fundamental en la literatura japonesa: la tensión entre arte y consumo.
Jun y Taishū
Me parece necesario hacer un paréntesis para hablar sobre una dicotomía fundamental, aunque hoy en día bastante desdibujada, en la literatura japonesa: la división entre junbungaku (純文学) y taishūbungaku (大衆文学). Comprender esta separación es clave para entender no solo el propósito original de los premios Akutagawa y Naoki, sino también la evolución de la industria editorial japonesa.Junbungaku: La literatura "pura"
El término junbungaku se refiere a la "literatura pura" o "literatura seria", centrada en la introspección, la psicología de los personajes, los dilemas existenciales y la búsqueda estilística. Sus obras suelen publicarse en revistas literarias de prestigio como Shinchō, Gunzō, Subaru o Bungakukai. Estas revistas han sido, desde principios del siglo XX, el semillero de escritores de alto calibre y un espacio donde la experimentación formal y temática es bienvenida. En estas revistas han publicado figuras como los Murakamis, las Kawakamis, Ōe, Abe, entre otros.
Publicar en estas revistas era (y en cierta medida aún es) una especie de rito de paso para los escritores serios. Los textos se publicaban como cuentos o novelas cortas completas, muchas veces seguidas de críticas o reseñas por parte de otros escritores o críticos.
Taishūbungaku: La literatura "popular"
Por otro lado, la taishūbungaku, o "literatura popular", está orientada al entretenimiento y al consumo masivo. Incluye géneros como el misterio, la aventura, el romance o el drama histórico. Estas obras eran tradicionalmente serializadas en revistas semanales o mensuales de gran tirada como Kingu o Sunday Mainichi, pensadas para un público más amplio y menos especializado.
La publicación por entregas no solo respondía a criterios económicos y editoriales, sino que también moldeaba el estilo narrativo: los autores debían mantener al lector enganchado semana tras semana, con giros argumentales, cliffhangers y personajes cómicos y carismáticos.
Aunque la frontera entre jun y taishū se ha ido desdibujando, con autores que transitan entre ambas categorías, e incluso obras que combinan ambas tradiciones, los premios Akutagawa y Naoki aún reflejan esa división originaria. Hoy, plataformas digitales, editoriales independientes, y fenómenos como el web-novela (webu shōsetsu) han reformulado completamente las formas de publicación, distribución y legitimación de la literatura en Japón. Sin embargo, las revistas literarias tradicionales siguen siendo un símbolo de prestigio, y el sistema de premios mantiene viva, aunque sea de forma simbólica, esta antigua tensión entre arte y mercado.
Un escaparate llamado Akutagawa
Aunque el Premio Akutagawa fue concebido originalmente como un reconocimiento a la calidad literaria en su forma más pura, hoy resulta ingenuo pensar que se mantiene ajeno a intereses editoriales y dinámicas de mercado. Las revistas literarias que tradicionalmente han sido las plataformas del junbungaku no solo publican las obras candidatas: también hacen lobby activamente para impulsar a sus autores y asegurar que su publicación sea premiada.
El mecanismo es más o menos el siguiente: una revista promueve a un autor emergente con una novela corta o media, acompañada de reseñas favorables y entrevistas estratégicas. Una vez nominada al Akutagawa, comienza una campaña de visibilidad: eventos, portadas, menciones en medios literarios. Si el premio se concreta, el libro pasa a imprimirse bajo un sello comercial del mismo grupo editorial, por ejemplo, Bungeishunjū o Shinchōsha, y, en muchos casos, se adapta para cine, televisión o manga. La saturación es tanta que la calidad de estas adaptaciones es, en el mejor de los casos, mediocre. El Akutagawa se convierte así en un escaparate para transformar papel en moneda.
Un caso polémico que puso en evidencia esta lógica fue el de Akio Miyahara, ganador del Akutagawa en 1972 con Derek ga Sawatta. Poco después de recibir el premio, se descubrió que su obra incluía fragmentos plagiados de trabajos académicos. Aunque no se le retiró oficialmente el galardón, el escándalo provocó un intenso debate sobre el proceso de selección, la presión editorial y la responsabilidad crítica del jurado.
Más recientemente, en 2024, se desató otra controversia cuando Rie Kudan admitió haber utilizado herramientas de inteligencia artificial para generar fragmentos de su novela Tokyo-to Dojo-to. Aunque la autora fue transparente y defendió su decisión como parte del proceso creativo, críticos literarios y escritores reaccionaron con escepticismo, cuestionando si un texto parcialmente generado por IA podía representar el espíritu del junbungaku.
Estas situaciones demuestran que el Akutagawa, lejos de ser una torre de marfil literaria, funciona también como un dispositivo de visibilización y, en ocasiones, como una maquinaria de legitimación mediática y comercial en un ecosistema editorial altamente competitivo.
Dazai vs Kawabata
El Premio Akutagawa no siempre ha sido una celebración pacífica del talento literario. Ya desde su primera edición, en 1935, hubo tensiones, desilusiones y acusaciones veladas. Uno de los protagonistas de aquel primer episodio fue un joven Dazai Osamu, apenas debutante, luchando contra una adicción a los barbitúricos y con deudas acumuladas por el costo de sus medicamentos. Los rumores daban por ganador a Dazai, por lo que él ya tenía ese dinero gastado. El premio de 500 yenes era, para él, más que un reconocimiento: era una tabla de salvación. Y sin embargo, no lo ganó.
En el proceso de deliberación, uno de los jurados, nada más y nada menos que el Nobel Yasunari Kawabata, hizo comentarios que dejaron una marca en Dazai. Según Kawabata, aunque Dōke no Hana (La flor del bufón), la obra defendida por el círculo cercano a Dazai, contenía talento y una visión literaria clara, el propio autor estaba envuelto en “una nube desagradable” que empañaba su expresión creativa. Para Kawabata, el genio de Dazai no fluía con honestidad ni transparencia.
Lejos de aceptar en silencio el veredicto, Dazai reaccionó con furia (supongo que no estaría en sus cinco sentidos). En un texto titulado “Carta a Kawabata Yasunari”, publicado en Bungei Tsūshin, le respondió con palabras cargadas de resentimiento, casi odio. Cuestionó la autoridad moral de Kawabata, ironizó sobre su estilo de vida refinado: “¿acaso criar pajaritos y mirar danzas es una vida admirable?”; y lo acusó de representar una falsa objetividad, una hipocresía “dostoievskiana” disfrazada de frialdad crítica. Incluso sugirió que hubo presiones externas o favoritismos en el proceso de selección, alimentadas por las expectativas que su amigo Dan Kazuo había depositado en Kawabata como posible aliado.
La carta no solo fue un acto de rebeldía, sino también una declaración de principios: Dazai se negó a participar de ese desfile de las vanidades que, desde entonces, y hasta hoy, acompaña a los premios literarios. En su amarga pero brillante respuesta, se revela no solo el orgullo herido de un escritor rechazado, sino también una temprana intuición: el Premio Akutagawa no sería un simple laurel literario (por no decir un buen apoyo economico para un escritor joven), sino una mescolanza de estética, poder, mercado y rivalidad.
Las razones oficiales
El pasado 16 de julio de 2025, durante la 173ª edición de los premios, el anuncio fue inesperado: ningún ganador del Premio Akutagawa ni del Premio Naoki. Era la primera vez en 27 años que ambos galardones quedaban con el anticlimático 該当作なし (sin obras aplicables).
En el caso del Premio Akutagawa, la escritora Hiromi Kawakami, miembro del comité, explicó que “cada una de las obras finalistas tenía aspectos atractivos, pero todas compartían una carencia indefinida, como si algo esencial estuviera ausente.” Ninguna, según su criterio, alcanzó el nivel de madurez o contundencia necesario para representar con dignidad la literatura japonesa contemporánea. La declaración es vaga, pero revela algo claro: se espera que el ganador del Akutagawa no solo demuestre talento, sino que encarne una visión sólida del mundo y una maestría técnica de la forma literaria.
Por el lado del Premio Naoki, el presidente del comité, Natsuhiko Kyogoku, fue más directo: “Todas las obras estaban al mismo nivel; había un empate de calidad. Aunque debatimos durante más de cuatro horas, no pudimos llegar a una decisión unánime.” La afirmación pone en evidencia un problema distinto: la abundancia de buenas obras (tal vez un eufemismo para decir que todas eran igual de mediocres), pero la ausencia de una que destacara claramente por encima del resto. En el mundo de la literatura popular, donde el atractivo narrativo suele ser más valorado que la complejidad estética, esta indecisión sugiere que ninguno de los finalistas logró cautivar completamente al jurado.
Ambas declaraciones, con sus matices, revelan un trasfondo común: la crisis de la literatura japonesa contemporánea. En un panorama literario cada vez más diverso, híbrido y mediado por nuevas formas de circulación, ¿qué significa hoy “merecer” un premio literario? ¿La obra más innovadora, la más legible, la que más se vende, la que conmueve a un jurado en particular, la que más apoyo reciba por parte de sus agencias literarias?
Epílogo
Es cierto: esta decisión conlleva costos. Las obras nominadas, al no recibir el respaldo oficial de un premio, tendrán menos impulso en librerías. Las editoriales no podrán imprimir la ansiada faja roja con letras doradas, y las librerías verán disminuidas sus ventas, especialmente en una industria que ya vive tiempos precarios.
Pero hay algo profundamente valioso en esta negativa. Un premio que se niega reafirma su importancia. En este silencio institucional hay, paradójicamente, una forma de respeto: hacia los lectores, hacia los escritores, y, sobre todo, hacia la literatura misma.
Pueden ver la (no) ceremonia de premiación del 16 de Julio de 2025: 第173回「芥川賞・直木賞」
Referencias
1. 朝日新聞デジタル「芥川賞と直木賞、27年ぶりの該当作なし 『何かが足りず』『拮抗』」2025年7月16日
https://www.asahi.com/articles/AST7J31J8T7JUCVL01KM.html
2. 毎日新聞「芥川賞・直木賞ともに『該当作なし』 27年ぶり」2025年7月16日
https://mainichi.jp/articles/20250716/k00/00m/040/281000c
3. 日本文学振興会(日本文学賞): https://www.bunshun.co.jp/shinkoukai/award/akutagawa/
4. 芥川龍之介賞: https://ja.wikipedia.org/wiki/芥川龍之介賞
5. 直木三十五賞: https://ja.wikipedia.org/wiki/直木三十五賞
6. 中村真一郎「純文学と大衆文学」『日本文学史概説』岩波書店、1998年
7. Fowler, Edward. The Rhetoric of Confession: Shishōsetsu in Early Twentieth-Century Japanese Fiction. University of California Press, 1988.
8. 角田光代「純文学って何ですか?」NHK出版、2012年
9. 片山倫太郎・田村嘉勝「文豪をめぐる八人の作家たち」『別冊太陽 川端康成』平凡社、2009年
10. 太宰治「川端康成へ」『文藝通信』1935年10月号
11. Fuente de la foto: 2025年7月16日午後7時55分、東京都内、浅野哲司撮影