El tema de la salud mental ocupó, hace no demasiado tiempo, un papel importante en el debate político de este país. El reciente proceso electoral que hemos vivido parece haber puesto un poco en cuarentena este asunto, pero imagino que volveremos a oír hablar de él ya que se hace necesaria una visibilización que desestigmatice una serie de enfermedades cada vez más frecuentes en nuestra sociedad.
Mientras tanto, podemos leer textos como este de Zach McDermott, que nos cuenta, en primera persona, el brote psicótico que sufrió cuando tenía 26 años, su diagnóstico como trastorno bipolar, sus sucesivas recaídas y su toma de conciencia acerca de su enfermedad.
En todo este proceso es de vital importancia el papel del Pájaro (mote que McDermott (Gorila) pone a su madre), apoyo inquebrantable del autor y personaje fundamental del texto.
Lo anterior podría hacer creer que El Gorila y el Pájaro es la clásica historia de autosuperación, condescendiente, lacrimógena, quizás hasta cercana al telefilm de domingo de sobremesa. Por suerte, el autor esquiva, en gran medida (quizá la parte dedicada a la madre es la que más flirtea con los aspectos comentados), esos riesgos y muestra la realidad de forma cruda. La desorientación, la psicosis, la deshumanización de las instituciones de salud mental, el papel de la medicación, etc aparecen reflejadas en toda su magnitud y en toda su complejidad.
Pero más aún que este relato en primera persona del propio descenso a los infiernos, me resulta más interesante la vertiente sociológica o antropológica que tiene el texto. Me explico. McDermott es originario de Wichita (Kansas), procede de una familia de clase media-baja y trabaja en Nueva York como abogado de oficio. Esto le permite desmontar un sistema judicial absolutamente aberrante y mostrar un retrato demoledor y tragicómico de esa América profunda, blanca, empobrecida, racista, conservadora e hipócrita que tan de moda se puso con el trumpismo.
En fin, una combinación de intimismo y "sociología" que funciona, que permite oxigenar la lectura y hacer de la propia experiencia del autor algo más amplio, más complejo y más llamativo para el lector.
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