Título original: Lillias Fraser
Año de publicación: 2001
Traducción: Santiago Pérez Isasi
Valoración: recomendable
Lillias Fraser es una niña escocesa, única superviviente de su familia a la batalla de Culloden y a la matanza posterior desatada por las tropas inglesas. por los vericuetos del azar, acaba en el convento de las inglesas de Lisboa donde también se salva, milagrosamente, del terremoto que asoló la ciudad en 1755. Bueno, milagrosamente, pero porque Lillias tiene un "don": el de ver a los muertos -sí, como el niño de la película- pero antes de que se produzca el deceso, lo cual le permite saber, esa noche, que algo terrible iba a suceder en la ciudad, de lo que debe huir. En su periplo, conoce a otros fugitivos del desastre con quienes acabará ligada... de momento. Porque ésta no será sino una etapa más de l largo periplo, de la huida de la -ya no tan- pequeña Lillias...
Novela de la escritora portuguesa Hélia Correia, aún poco conocida en España, me parece, aunque últimamente la editorial La Umbría y la Solana está realizando la encomiable labor de darla a conocer, igual que a otros escritores lusos. Novela que va transitando entre la novela histórica bien documentada (reconozco que no han convencido demasiado algunas roturas de la "cuarte pared" por parte de la autora para explicarnos tal o cual pormenor de la Historia... pero no me hagáis mucho caso. es cosa de mi aversión por todo lo que huela, siquiera un poco, a la "autoficción), cierto realismo mágico y el folletín sobre las aventuras y desventuras de sus jóvenes protagonistas, como Pamela o Moll Flanders, tan típicos del siglo XVIII. Quizás por ello la sensación que me ha dejado la lectura de esta Lillias Fraser es que se trata de una novela, no incompleta, pero sí resumida, que pide más espacio para poder desarrollarse en toda su amplitud y que en las 275 páginas de que consta se ve un tanto constreñida.
A esa sensación contribuye, creo, el estilo de Hélia Correia, que escribe, o al menos aquí, con casi ningún diálogo, haciendo más hincapié en las explicaciones que en las propias acciones y, sobre todo, en la creación de los ambientes y las situaciones, inciertas y equívocas, en las que se desarrolla la historia: la pobre Lillias deja a su familia en la primera página del libro y desde entonces va pasando de un remedo familiar a otro, sin que ninguno sea definitivo, ni siquiera para el resto de sus componentes -de hecho, esta precariedad y provisionalidad de las familias es uno de los temas del libro, junto con la inexorabilidad caprichosa del destino-; también se debe al tono de la prosa, poética por momentos, pero también tendente a una sensación distante, en otros... Tampoco se ha aprovechado lo suficiente, a mi entender, las visiones sobrenaturales que asaltan a la protagonista, aunque tienen su importancia sobre todo al comienzo de la novela, dándole un toque de terror gótico muy interesante. Quizás, como digo, si la autora se hubiese decidido por una mayor extensión para esta historia, hubiese desarrollado su aspecto con más desahogo.
En todo caso, tampoco quiero dejar una idea negativa sobre este libro, que resulta ser, sin duda, una novela notable y que creo puede agradar a los lectores y lectoras más adictos al dramón histórico, las vicisitudes de la existencia humana y, por qué no, a cierta turbiedad que inevitablemente la acompaña, sobre todo en los momentos de inestabilidad y desorden, como guerras y desastres naturales, cuando el ser humano se siente ma´s libre para dar tienda suelta a sus instintos.
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