Idioma original: español
Año de publicación: 1958
Valoración: Recomendable
Perteneciente a la generación de Aldecoa, Sánchez Ferlosio o los Goytisolo, José Vidal Cadellans, triunfó con su primera obra. “No era de los nuestros” ganó el Premio Nadal de 1958, y dos años más tarde, falleció. De triunfador podría haber pasado a autor de culto, pero ni siquiera, directamente acabó en autor olvidado. Tras su muerte se publicaron dos obras más que pasaron desapercibidas (una de ellas, “Ballet para una infanta”, es extraordinaria y merece otra reseña), y con el paso de los años nuestro autor desapareció del mapa de la literatura española. No aparece en los libros de texto, no ha sido reeditado y sus libros son difíciles de encontrar. Habría que englobarlo en una generación de escritores de posguerra que, en mayor o menor medida, han sido invalidados o directamente ignorados. Hablo de Antonio Ferres, Armando López Salinas, Andrés Bosch, Mario Lacruz, José Luis Castillo-Puche y tantos otros. Todos grandes desconocidos para el gran público y todos excelentes autores. Muchos de ellos tuvieron la mala suerte de publicar en la época en que aterrizó el boom latinoamericano. Otros sencillamente pasaron de moda. La literatura de corte realista, social, o existencialista, a la que pertenece nuestro autor, había dejado de despertar interés. La literatura había cambiado. “No era de los nuestros” trata de Jaime, hijo de una familia acomodada, que roba seiscientas mil pesetas de la empresa de su padre y se da a la fuga. Este hecho trastoca la vida de su círculo más íntimo que se preguntará por qué alguien con un futuro prometedor, una posición desahogada y un pasado amable, arroja por la borda su porvenir. Bajo la técnica del perspectivismo múltiple o caleidoscopio, y una voz en tercera persona, la novela avanza en un juego de espejos en el que el robo servirá de excusa para que diez personajes reflexionen sobre sus propias vidas. El robo, el conflicto principal, provoca una decisión irremediable: Jaime era uno de los nuestros y ahora tiene que dejar de serlo. No sólo ha robado dinero, sino que les ha fallado, les ha traicionado, y su culpa les mancha, les desnuda, y revela sus propios conflictos personales. A partir de entonces se suceden las preguntas. ¿Verdaderamente son felices con lo que han alcanzado?, ¿sus profesiones, parejas, familias... era esto lo que deseaban?, ¿romperían, como ha hecho Jaime, con todo lo que les rodea?. Durante las páginas asistimos al repaso de sus trayectorias, de sus éxitos y sus fracasos. Todos los personajes se sienten protegidos, pero todos se encuentran solos. La desaparición de Jaime revela que sus vidas son tristes, aburridas y cobardes. Y todos terminan con la misma pregunta: ¿Debo actuar o debo permanecer al margen?.
Vidal Cadellans usa un lenguaje de frase corta, sencilla, con pocos nexos, pero de una gran profundidad, y de ese modo asistimos a las vivencias sus protagonistas: Una madre, a la que todos odian, encerrada en su fe católica; una amante a la espera de un hombre que no le pertenece, un empresario sin amigos... Temas universales tratados desde una perspectiva existencialista. Dramas personales que el autor exhibe sin una trama clásica de puntos de giro y golpes de efecto, sino que recurre a la naturalidad de los diálogos cotidianos, a un dominio asombroso del tiempo narrativo y a la exposición diferenciada y amena de las voces de sus protagonistas.
Una obra de enorme interés, de compleja construcción e inexplicablemente olvidada. Una obra a recuperar, perteneciente a la España de 1958, una época de exilio interior y exterior, de susurros, secretos y silencios. Una época de olvido.
Autor: Fernando Castro Priego
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