martes, 29 de septiembre de 2020

Raúl Sánchez Alegría: TRAS

Idioma: español 
Año de publicación: 2019
Valoración: Está muy bien

Permitidme una pequeña explicación sobre las razones de publicar esta reseña: yo no soy un lector asiduo de poesía y mucho menos estoy al tanto de los intríngulis de ese mundo dentro del mundillo literario. Pero hace pocos días se produjo una noticia que transcendió los límites de la que podemos llamr "sociedad poética": se había concedido un notorio premio de esta modalidad a un poeta no ya sólo de los llamados "carpeteros" (quizás sería más propio llamarlos, hoy en día, "instagrameros" o "youtuberos"...), sino que, además, existían sospechas de que ni siquiera era una persona real, sino eso que se conoce como "bot"; algo que se apresuró a desmentir la editorial convocante del premio, en un gesto insólito en la ya de por sí bastante curiosa trayectoria de los premios literarios en España (como aún más jocoso remate, uno de los miembros del jurado, que es otro poeta "carpetero", además de cantautor, creo, rompió la omertà acostumbrada en estos casos con un comunicado en el que explicaba que él no había votado por el supuesto poeta-bot, cuyos versos no le parecían de la calidad suficiente. Cachondeo generalizado en las redes sociales, claro).

Yo también me reí mucho con esta historia tan chusca, en la que se unía el consabido tongo que se presupone en muchos de estos premios con el bajo nivel literario de mucha de la poesía que parece estar triunfando en los últimos tiempos, sobre todo entre la muchachada... Ahora bien, después de reirme un rato pensé en cómo se sentirían todos esos y esas poetas que siguen tomándose en serio su labor, componiendo sus versos con la misma autoexigencia y, sobre todo, honestidad; acudiendo a recitales casi clandestinos; organizándose en grupos y revistas literarias; financiándose ellos mismos, muchas veces, la publicación de su obra; sin esperar, ni pensar siquiera, en hacerse célebre con sus poemas, y no digamos ya ganar dinero, porque la poesía es un género con el que resulta imposible (al menos hasta la aparición de los "instagrameros")... Pensé en esos poetas, por lo general desconocidos fuera de su ámbito local o incluso más íntimo aún, y en que no era justo que su quehacer y su obra quedara asociada para el público lector (y más aún, el no lector) con los tejemanejes y pasteleos de la industria editorial y los poetas de relumbrón, ya sean auténticos o no...

En reconocimiento a todos, ellos y ellas, reseño hoy el último libro, hasta la fecha, del poeta vasco en lengua castellana Raúl Sánchez Alegría, uno de esos "luchadores de la carretera" (si se me permite la expresión "madmaxiana") que ya tiene varios títulos en su haber, aunque, ya digo, se mueve dentro de los círculos poéticos más tradicionales y no en las redes sociales o, no digamos, ya en el relumbrón... Este TRAS -un volumen finito, como suele ocurrir con los libros de poesía- está dividido a su vez en cuatro partes, tituladas, respectivamente: LA VIDA, LA MUERTE, EL AMOR y ¿LA FAMA? Estas cuatro partes funcionan como una suerte de rueda o de ciclo natural -más teniendo en cuenta el carácter catártico de su anterior Neko no kokoro, por si alguien lo conoce-: la vida lleva a la muerte, que sólo es redimida o superada por el amor -no por casualidad, la sección más extensa del libro-; en cuanto a la ¿fama? , no hay que interpretar ésta como la fama de las celebrities (o los poetas instagramers), sino como la huella, el legado de nuestros actos que dejamos en el mundo.

Por lo demás, los versos de este poeta, descendientes en su forma libre de algunas vanguardias de comienzos del XX, también están emparentados con la llamada "poesía de la experiencia": incluso sus poemas más embebidos de un lirismo estético mantienen un vínculo con la realidad, con la experiencia de vida del autor y casi  deal lector  cualquiera de nosotros... Sin olvidar los repentinos latigazos de rabia que sacuden de vez en cuando al lector de estos versos. Aunque también lo hacen la ironía, el sarcasmo e incluso, por suerte, un humor más socarrón y tierno, lo que siempre es de agradecer...

Es el casoo, justamente, del último poema del libro, titulado Borrones, y con el que despido la reseña:

                                                    Amigable borrón:

                                                    ser
                                                    que a palabra no llegaste,
                                                    idea
                                                    que nació muerta,
                                                    la sensatez detuvo
                                                    tu "debe ser",
                                                    la gravedad te impulsó
                                                    a estrellarte.

                                                    Amable y discreto borrón,
                                                    -tachón que no fuiste,
                                                    quizá sí arrepentimiento,
                                                    accidente, descuido, ira,
                                                    temblor inefable-:

                                                    no me tengas en cuenta
                                                    hoy,
                                                    no me afees la insolencia
                                                    de nombrarte.

                                                    Pues,
                                                    ¿quién en su expediente
                                                    no te tiene?,
                                                    ¿quién no quisiera hacer
                                                    cuenta nueva
                                                    y olvidarte?


8 comentarios:

zUmO dE pOeSíA (emilia, aitor y cía.) dijo...

Muy estimable reseña de un libro de poesía, en que no se incurre en palabrería vana, cursi y huera, ni en lugares comunes (la mayoría de las críticas y reseñas de libros de poesía son infumables o directamente ridículas).

Creo que la mejor reseña de una obra poética es reproducir uno o varios poemas, para posibilitar que el lector conozca el estilo, el enfoque y el hacer poético del autor.

Por lo demás, no me gustan mucho los llamados "poemarios", pues no creo que pueda haber un engarce temático, sistemático o de otro tipo, entre unos poemas y otros. Pensemos en un libro como "Hijos de la ira", de Dámaso Alonso. ¿Qué tiene que ver el poema "Mujer con alcuza" con "La injusticia" o "La madre", que también aparecen en ese libro?

En mi opinión es mejor leer los poemas aislados, separados unos de otros; pues cada poema es un ser único, que debe ser leído por sí, y no en (supuesta) conexión con otros poemas, aunque sean del mismo autor.

En ZdeP llevamos más de diez años publicando poemas (seleccionamos cada día uno de entre los que aparecen en la Red). [Sólo por si queréis pasaros.]

Gracias y abrazos a quienes hacéis ULAD.

Sandra Suárez

Isidoro Capdepón dijo...

Precisamente conocí el blog Un Libro al Día por estar enlazado desde ZDP. De acuerdo con Sandra en que las reseñas de poesía que salen en los suplementos culturales son de vergüenza ajena. Las lees y te quedas igual: y es que la poesía, por su propia naturaleza, no admite glosas ni resúmenes. Y como dice un famoso haiku (Si no te quema / ni te muerde al leerlo, / no es un poema), solo es poesía aquello que golpea o estremece tus adentros.

Carmen dijo...

¿Y por qué es menos poesía el texto de un instagramer por el que los veinteañeros y veinteañeras beben los vientos, que los textos del autor del libro reseñado, o los de Miguel Hernández, o de quien sea? ¿Quién reparte los carnés de poetas verdaderos?
Yo no tengo ni idea de nada (y de poesía menos aún), pero no me siento con ninguna autoridad para decirle a alguien: "sí, a ti esto te conmueve, a ti esto te llega, esto conecta contigo, pero esto no es poesía".
Es un poco como el debate de "qué es Literatura [con mayúsculas]", frente a esa otra "literatura" de premios Planeta y bestsellers, que a veces parece que es que el libro tiene que costar leerlo, o entenderlo, o yo que sé, para que sea "gran literatura".
Me gustaría de verdad una cata a ciegas de poemas entre quienes reparten carnés (igual se sorprendían dándoselos a instagramers y quitándoselos a Dámaso Alonso o a Blas de Otero).

Juan G. B. dijo...

Hoal a los tres y, ante todo , gracias por los comentarios.
Ya digo que yo no soy un lector habitual de poesía y no me siento del todo cómodo reseñándola de ahí que no me exceda en la palabrería, más que nada), menos aún dictando una valoración. Ahora bien, eso no significa que me parezca que todo es lo mismo, y que en poesía, en novela negra o en comedia vodevilesca, me da igual, tengan la misma calidad las obras originales, inspiradas y trabajadas que cualquier ripio más o menos tópico que pueda lucir la carpeta de un o una adolescente. Que todas las obras le pueden conmover o servir a alguien, de acuerdo (en el ejemplo que pongo, al o a la adolescente le vale), pero eso no significa que el resto del mundo tengamos que darles el mismo valor: hay unos criterios objetivos, por mínimos que sean que no se pueden soslayar.
En el caso del premio que menciono, en el jurado había personas muy entendidas en poesía que sin duda conoce de sobra esos criterios. Pero que se los puedan haber saltado a la torera no es lo más preocupante, sino que, al parecer, el criterio a seguir ahora es el de la presencia en las redes sociales; y no me refiero sólo a que el poeta ganador pueda ser un simple bot, sino que también se le haya concedido el premio atendiendo al número de seguidores en Twitter, Instagram o donde sea... (y aunque parezca broma, al parecer es un baremo que siguen algunas editoriales a la hora de publicar a alguien. Una absurdez si además recordamos que esos supuestos seguidores en las redes se pueden comprar y ser tan falsos como aquel a quien siguen...)
Y ya lo dejo. Gracias por todo, de nuevo y un saludo.

Lupita dijo...

Hola:

Muchas gracias Juan por traer poesía; me sonaba mucho el nombre y al buscarlo he visto que es de Vitoria, por lo que es posible que haya leído algo de él, ya que no hace mucho leí alguna publicación de poetas alaveses.

He leído tu reseña en el móvil, donde el poema queda dispuesto de una forma distinta y quería ver cuál era su escritura original, por lo que la he vuelto a leer en el portátil. Puede parecer muy raro o maniático, pero lo comento porque saber colocar las palabras, ya sea por un motivo visual o por dónde establecer pausas, es importante, como dominar la musicalidad, los recursos literarios, la ironía y tantas cosas más.

Para mí la poesía no es sólo algo inefable que viene por inspiración. Detrás de los grandes poetas establecidos por el canon literario hay mucho trabajo y aprendizaje (y de otros muchos, claro). Los poetas de instagram pueden tener su gracia y hasta yo me entusiasmé en un inicio, viendo que la gente llenaba salas donde se recitaba poesía. Pero, cuando todo queda en una serie de ocurrencias que, en muchos casos, son frases de autoayuda adornadas con puntos suspensivos, suspiros y envoltorio de surrealismo pos/neo/tras moderno.

En cuanto a los poemarios, Sandra, a mí me gustan mucho y les encuentro todo el sentido. Se me ocurren algunos poemarios muy bien hilados, si no por el tema, por el momento vital del escritor y su mirada hacia el mundo que le rodea. Me vienen a la cabeza, por ejemplo: "Poeta en Nueva York", "Ancia", "Campos de Castilla" o "Garra de la guerra", un recopilatorio de poemas sobre la guerra de Gloria Fuertes, publicado por Media vaca.

En fin, para gran asombro mío, no sólo coincidimos Juan y yo en el sentido del humor, sino que en algunas ocasiones, como esta, estoy totalmente de acuerdo con él.

Saludos poéticos

Lupita dijo...

Perdón, creo que alguna oración en el comentario anterior se ha cortado, pero creo que se entiende.

Vaya tela, Juan, número de seguidores. En mi ignorancia no lo había pensado.
El poema me ha gustado mucho.

Gracias de nuevo

Juan G. B. dijo...

Hola, Luppita:
Perdón a ti y a todos por mi torpeza a la hora de editar este poema, pero no he sabido hacerlo mejor; en efecto, sólo se lee bien en el ordenador, no en el móvil, por ejemplo (en mi defensa, he de decir que Blogger ha cambiado la interfaz y nos trae un poco fritos).
En efecto, este autor es de Vitoria y suele participar en actos poéticos, tipo lecturas, etc. en toda la zona, así que es posible que incluso lo veas algún día en directo si acudes a ese tipo de eventos.
Por lo demás, no sé si lo de mirar el número de seguidores ha sido el caso de este premio del que hablo, (aunque hay quien rumoreaba que sí), pero pareceque es un criterio que se utiliza, al menos por algunas editoriales, y no sólo en poesía.
En fin, más allá del cotilleo, lo que yo que´ria era poner en valor el tranbajo de muchos escritores, /as, y no sólo poetas, que siguen con su labor sin importarles no ya la aspiración a tener fama y fortuna, sino incluso la posibilidad de publicar lo que escriben.
Un saludo afectuoso, como siempre.

Unknown dijo...

Gran reseña juan kempes