viernes, 16 de noviembre de 2018

Premiados con el NOVEL de ULAD, primer puesto: Mircea Cartarescu: Nimic

Idioma original: rumano
Idioma de la edición: Edición bilingüe rumano/catalán.
Título original: Nimic. Poeme
Traducción: Xavier Montoliu Pauli
Año de publicación: 2010
Valoración: muy recomendable

En esta recopilación de poesías del autor rumano, ganador del premio Novel de ULAD 2018 según votación de lectores y reseñistas, Cărtărescu destaca por hacer poesía de las pequeñas cosas, buscando el encanto de la cotidianidad, la belleza en esos pequeños detalles que abundan en la vida de cada uno, si se tienen los ojos preparados y receptivos para verlos. De igual manera que Williams Carlos Williams (por poner un ejemplo conocido, más aun después de la película Paterson), el autor rumano se centra en lo particular, en lo aparentemente común, para destacarlo y darle su justo valor, siempre bajo su mirada, interpretando y observando la vida bajo el prisma de su experiencia, sus miedos y sus deseos, realzando la realidad cotidiana con un estilo accesible para todos los lectores, aunque sin apartarse ni un milímetro de la alta calidad propia del autor.

Así, con esta intención, la poesía de Cărtărescu no está adornada en exceso de florituras, incluso diría que, a pesar de ser poesía, su estilo es incluso más accesible que su prosa, menos arriesgada, más sencilla en apariencia; tal es así, que encontramos a menudo referencias a marcas de ropa, de coches, o incluso centra un poema en torno a un amor imposible hacia Natalie Wood; también aparecen frecuentes referencias a la música, muy presente en la obra cuando menciona a The Beatles o a The Dire Straits, incluyendo en partes de sus poemas fragmentos de canciones, nutriéndolos de sus letras directamente en inglés. Así, acercando la poesía también al lector no acostumbrado a este estilo literario, el autor sabe crear el ambiente para sorprender con su poesía libre, trazando un esbozo de realidades escondidas tras los hábitos de la cotidianidad. Por eso su poesía es bella, pues no requiere de un esfuerzo para entenderla; en ella nos podemos sentir identificados y nos llega de manera natural, casi sin pretenderlo.

Además de lo expuesto, y ya entrando en profundidad y si se conoce la obra del autor, este libro se disfruta también a otro nivel, pues además de la belleza de sus poemas, uno goza enormemente viendo en él los rasgos del Cărtărescu que vendría después, pues ya asoman en sus poemas las tendencias hacia lo onírico y su interés por la anatomía, aspectos muy propios del autor. Así, vemos esos rasgos en algunos versos de sus poemas al decir «sol de invierno, aire limpio, nubes sin sistema nervioso» (siempre esas notas de anatomía, como canal a través del cual penetrar en los sentidos, como un camino que nos conduce a nuestro interior), en un fragmento que podemos encontrar en el poema «Sol de invierno». También aparecen los habituales insectos, como cuando dice «bajo el radiador, un gran escarabajo negro mueve la pata y una antena, como yace de espaldas, medio liquidado» (en «Me parece que vivo la vida») o también en «todo es romper el capullo, convirtiéndose en mariposa» en «Hacia el Mihai Viteazul», en una cita a Thomas Mann.

Viniendo del autor rumano, y como no puede ser de otro modo en él, las poesías giran, a menudo, en torno al amor y al desamor, y el autor nos las narra desde esos pequeños espacios en los que vive, y a los que nos tiene acostumbrados tras la lectura de Solenoide o Cegador. La tristeza que destila el estilo de Cărtărescu asoma en sus poemas, afirmando «Triste (porque ya no creo más en el amor, en la poesía…)» en «Hacia el Mihai Viteazul» o cuando afirma «enloquezco de tristeza, no hay nadie en mi vida» en «Hojas verdes, luces de tránsito»; y la habitual soledad que transmite la literatura del autor, al escribir «tanta soledad feliz me has dado, Dios mío», en el poema «Cuando nieva, cuando nieva y nieva...»), esa soledad que transmite encerrado en su diminuto hogar y, siempre, dirigiendo su poética mirada hacia las ventanas de su piso, esas ventanas a un mundo del que intenta atisbar su significado, buscando una salida, afirmando que «por la ventana veo otros bloques encogidos y mojados» (en «Estoy tan triste») o también «En la cortina de la ventana un rectángulo dorado — nada más que el sol al crepúsculo. Miro hacia fuera: el sol quema por encima de unos bloques…» (en «Impresión») o «he pegado la frente al cristal, como en la adolescencia, he mirado todo lo que podía ver desde aquí» (en «De repente el otoño»).

Así, desde esas ventanas, con sus vistas a Bucarest, entre la nostalgia y la esperanza, y cierta añoranza a una ciudad que le antoja triste, decadente, abatida, afirmando que «estoy desproveído del amor, de enamoramiento en las espléndida suciedad de la ciudad» (en «Tristeza idimenticable»), pero nunca olvidando su amada Bucarest, siempre presente en su obra, en una clara declaración de nostalgia al mencionar «agosto sobre Bucarest como la mantequilla sobre el pan, como el hombre encima de la mujer», en «Tristeza idimenticable».

En resumidas cuentas, un libro más que recomendable para los numerosos seguidores del autor rumano, pues en él verán muchos rasgos característicos de la obra del autor que potenciaría y sobre los que profundizaría en sus novelas posteriores; no en vano, fue después de los poemas incluidos en esta recopilación que el autor se volcaría definitivamente a la novela y a la prosa, con la publicación de Nostalgia en 1993, manteniendo en sus relatos prosísticos el tono poético que siempre le ha acompañado. Pero no se trata únicamente de un libro para los numerosos fans de Cărtărescu, sino también para aquellos que desconozcan la obra del autor, pues el libro también es recomendable por la calidad propia de su literatura, por la búsqueda y exploración de la proximidad de lo narrado, por la cercanía emocional que despiertan sus versos, y por la profundidad escondida bajo un manto de aparente sencillez. Un acierto de la pequeña editorial Lleonard Muntaner Editor que espero que tenga traducción al castellano algún día, pues los fans de Cărtărescu, y la literatura en general, se lo merecen.

También de Mircea Cărtărescu en ULADEl ojo castaño de nuestro amorSolenoideEl LevanteLas bellas extranjeras¿Por qué nos gustan las mujeres?LuluNostalgiaEl ruletista, El ala izquierda. Cegador I

6 comentarios:

Koldo CF dijo...

Mira que me parece complicado reseñar poesía, pero la reseña te ha quedado genial!
En cuanto a la poesía de Cartarescu, ni idea, pero es de esos autores que se nota que vienen de ese mundo: toda esa imaginería suya, sus mundos onírico, etc.
A ver si, como bien dices, alguien se anima a publicarlo en castellano (y ya de paso sus diarios, que tienen que ser la hostia).

Abrazo, Marc!

Marc Peig dijo...

¡Muchas gracias, compañero!
La verdad es que es mi primera reseña de un libro de poesía, pero conociendo la obra de Cartarescu todo es más fácil. Me gustó mucho el libro porque, tal como indicas, Cartarescu tiene un mundo interior que se refleja en toda su obra y siempre es un placer leerlo.
Espero que lo traduzcan pronto al castellano, a ver si alguna editorial se anima, y de paso que traduzcan también sus diarios.
Abrazo
Marc

lupita dijo...

Hola, ULAD:

Debido a una enfermedad tecnológica que a veces me ataca, me he despegado unos días de los comentarios, ya que sufro de vaguería informática. En general, me da pereza ponerme con el ordenador, y el móvil no me permite comentar. Esta tontería la digo porque creo que hay un salto generacional que también influye en nuestra forma de acercarnos a los soportes de lectura. Al final, recomendáis tantas lecturas que no hay tiempo material ni dinero para comprar todo. Y el e-book y yo nos miramos mal.
Pero estos días me lo he pasado genial: las portadas de Marianela, los cementerios y sus epitafios, los premios novel, etc...Enhorabuena

En cuanto a la reseña de hoy, un día empecé, por vuestra culpa, a leer a Cartarescu y me enamoré totalmente de su escritura, fue un flechazo. Ahora, Marc nos reseña un libro de poesía, que está plagado de esa tristeza tan delicada y peculiar que tanto me gusta. ¿Cómo explicar que hay una tristeza "bonita" que nos invade y hace de cada momento algo digno de reseñar? Mircea lo hace.

Marc, me han entrado unas ganas locas de leer su poesía y aunque sea lo intentaré en catalán. Has transmitido muy bien, a mi parecer, lo que siente alguien que no es lector habitual de poesía: un deslumbramiento, una sorpresa especiales. ¿Cómo lo sé? Porque en la reseña comentas que escribe sin florituras, y hablando de elementos de la vida cotidiana, algo que es habitual en la poesía moderna. Me ha gustado mucho esa observación más distanciada o sorprendida, que creo que yo ya la he perdido. Si me equivoco, te pido disculpas, pues me ha dado esa impresión, y, en todo caso, soy una lectora errática de poesía: lo mismo leo a Garcilaso que a Bukowsky. Y siempre, siempre, vuelvo a Gloria Fuertes.

Si encuentro algo de esta poesía y la consigo entender, te comentaré.
Por cierto, leed a Gloria Fuertes si no lo habéis hecho. Era una tía colosal.

Saludos

Marc Peig dijo...

Hola, Lupita! Gracias de nuevo por tus siempre elogiosos comentarios, y por comentar las entradas a pesar de que la tecnología (o tu relación con la misma) no te lo facilite.

Cierto es que no hay tiempo para leer todo lo que reseñamos, por eso intentamos dar nuestra opinión, a sabiendas que los gustos de cada uno son únicos y exclusivos (incluso dentro de ulad abundan las discrepancias).

Respecto a Cartarescu, me pasó lo mismo: nunca había oído hablar de él (mea culpa) hasta que Koldo y una pequeña editorial catalana (Periscopi) que tiene un catálogo envidiable, me hicieron ver que era el momento. Y sí, Solenoide fue un antes y un después en mi vida lectora. Un flechazo, como bien dices tú.

Y acerca del libro, Cartarescu describe perfectamente la belleza de la nostalgia, de la tristeza, del amor pero también del desamor. Como resumen, hay una frase en uno de los poemas que me encanta: «He engañado mi infelicidad legítima, contigo, amor». La encuentro preciosa, por cómo está narrado, y por cuanto contiene.

Gracias también, Lupita, por atreverte con el catalán, dice mucho del libro, pero dice más aún de ti.

Y aciertas en tu impresión, pues es cierto que hasta hace bastante poco no me acerqué a la poesía. Ahora ya andan por casa algunos libros de Iribarren, Rof Casagran, y probablemente caerá alguno de Erri de Luca (otro autor que me encanta como escribe). Y echaré un ojo a Gloria Fuertes, creo que va siendo hora.

Saludos, y gracias por comentar la entrada.

Marc


paula castillo dijo...

donde conseguiste el libro? estoy en colombia y es muy difícil encontrarlo

Marc Peig dijo...

hola, Paula. Lamentablemente, creo que no está traducido al castellano. La versión que yo leí es una edición bilingüe catalano/rumana, pero no tengo constancia que se haya traducido a otros idiomas. De todos modos, te mando el enlace a la editorial, por si quieres contactar con ellos: http://www.lleonardmuntanereditor.cat/product/res/
Saludos
Marc