jueves, 29 de noviembre de 2018

Carlos Manuel Álvarez: Los caídos

Resultado de imagen de carlos manuel alvarez los caidos amazonIdioma original: español
Año de publicación: 2018
Valoración: Muy recomendable




El periodista tiene el oído volteado hacia fuera, el escritor hacia dentro” Es lo que opina el autor de esta novela, y debe saberlo bien porque él es las dos cosas. Carlos Manuel Álvarez estudió periodismo, fundó una revista en Cuba, ha escrito un libro de relatos, otro de crónicas y está cosechando los primeros éxitos de esta, su primera novela, publicada hace solo dos meses. De ahí que, sin haber cumplido aún treinta años, ya se le reconozca como uno de los mejores escritores latinoamericanos menores de 40.
Consecuente con sus palabras, Álvarez consigue que Los caídos sea una crónica sobre Cuba donde, a diferencia de las periodísticas, hay que mirar dentro para ver lo que ocurre fuera. La familia que retrata es a la vez metáfora de la sociedad cubana de una época concreta (o de la confrontación de dos períodos) y espejo de lo que ocurre en la calle. Esto es así porque en ella no se cuenta nada que no le suceda a alguno de sus miembros y es el lector quien, a partir de ciertas situaciones, tiene que ampliar el plano.
Una historia mínima que alude a otra, mucho más amplia: el presente se amplía hacia el pasado y presiente el futuro, la familia se encuentra en el centro de un círculo que abarca todo un país. Un relato poliédrico, a pesar de su aparente sencillez, que ofrece al lector cuatro puntos de vista y, en consecuencia, cuatro reacciones ante hechos idénticos. A través de ellos, y con gran economía de medios, conocemos a grandes rasgos las circunstancias socio-económicas del momento. Se habla de la precariedad del presente, y del pasado aún más precario (los años duros), de condiciones laborales restrictivas, de corrupción, de idealismo antiguo y de moderno pragmatismo, del incierto rol que cada uno ejerce en el grupo –a la ideología de los varones se opone el sentido práctico de ellas–, de autoengaño, de rencor cada vez más arraigado, de la enfermedad, que todo lo desintegra…
Se da también la oposición entre el mundo real y el onírico. Este funciona como metáfora de los hechos y las posturas personales; pero hay otras metáforas, más cotidianas, que aportan al texto una intencionalidad aún mayor y que, quizá, se puedan interpretar de varias maneras.
Con un estilo muy personal, y tan potente como expresivo, el autor nos va introduciendo en una especie de túnel donde, sin saber cómo, nos sentimos cada vez más inquietos. Poco a poco, nos sumergimos en un clima de angustia casi insoportable que parece presagiar la catástrofe. Pero estas expectativas se tuercen y nos encontramos con un desenlace un tanto apresurado para una historia que podía haber dado algo más de sí.
 Alguien me comentó que Los caídos es una muy buena primera novela y tenía razón, pero a veces la excelencia es evidente y otras hay que descubrirla. En este caso, un argumento sencillo de apenas 130 páginas puede conducir a una lectura apresurada: la tentación de ventilarla en un par de horas es difícil de resistir. Pero no es lo mismo llegar hasta el final a toda prisa que asimilar cada insinuación, sentido, paradoja, sugerencia, comparación e intencionalidad más o menos explícita. Hay mucho más de lo que parece, y si no lo vemos es muy posible que la novela nos decepcione un poco. Y tan importante como entender es disfrutar de la lectura: esos personajes tan bien diseñados merecen atención y cariño, no se pueden despachar en un par de ojeadas; esa prosa tan natural como adecuada al contenido hay que paladearla lentamente.

4 comentarios:

Gabriel Diz dijo...

Hola Montuenga.

Que cierto es lo que dices en el último párrafo de la reseña.....a veces cuando la novela no es extensa la ansiedad por terminarla puede volverse en contra de la sensación que nos deja el libro. No te digo que la reseña está estupendamente escrita porque es a lo que nos tienes acostumbrados.

Saludos

Montuenga dijo...

Jajaja. Pues gracias por no decirlo diciéndolo.
Un saludo, Gabriel.

Anónimo dijo...

Qué bueno leer sobre debuts de escritores (más o menos) jóvenes. Apuntado.

Montuenga dijo...

Hola Antonio. Me alegra que te alegre. Siempre he pensado que la novela es un género poco juvenil (como lo son la poesía y el relato), así que mejor no abordarla muy pronto. Álvarez me parece muy sensato en su trayectoria, por ejemplo dice que no ha abordado ciertos temas hasta que los ha visto en perspectiva. También lo considero un escritor con talento, en sí mismo y en comparación con lo que se publica.

Ya nos contarás.