sábado, 31 de diciembre de 2011

Juan Carlos Márquez: Tangram

Idioma original: español
Año de publicación: 2011
Valoración: está bien


1. Cada uno de los siete personajes cuenta, en primera persona, los acontecimientos que le llevaron a ese momento de la historia. Supongo que es en las distancias cortas donde un escritor se la juega: aunque Juan Carlos Márquez (Bilbao, 1967) escribe muy, muy bien, es bien difícil dotar a siete yoes de una forma específica de narrar, y por eso, en ocasiones, alguno de esos siete habla casi de forma idéntica a otro. Me sentí un poco manipulado, en esos casos: tenía la impresión de que el autor quería llevarme exactamente hasta un punto concreto del camino, y cualquier posibilidad de sorpresa se me esfumó.

2. Como soy de Bilbao y hasta hace poco he vivido en Madrid, no puedo evitar sentir un cariño especial por las descripciones de esas dos ciudades que aparecen en el libro. Especialmente de la primera, que es tal vez la octava protagonista de la obra, en la sombra. También pensé, en algún momento, que a un lector ajeno tal vez podrían resultarle excesivos algunos detalles; la obra empieza mencionando la Universidad de Deusto y continúa, durante más de 150 páginas, derramando detalles sueltos sobre Neguri y otras zonas cercanas a Bilbao.

3. Mi problema es que tengo un prejuicio: no me suelen gustar los libros de relatos. Y claro, Tangram se parece bastante a un libro de relatos, aunque la editorial se esfuerce en presentarla como la primera novela del autor. Un narrador, como digo, extraordinario, con verdadero talento, pero que ha publicado tres libros de relatos, ha ganado numerosísimos premios y ha participado en dos antologías. De relatos. No sé si me explico.

4. Es difícil comentar algunas cosas sin desvelar otras. Así que hablaré en clave: cuando terminas de leer el segundo capítulo (de los siete) ya sabes por dónde van los tiros, es decir, ya sabes (más o menos) cómo está configurado el libro, en qué medida las historias se entrelazan, dónde puede desembocar esto, etc. He leído otras críticas por ahí y a mucha gente le ha fascinado el final. Bien: a mí no. Sobre todo porque, a la vista de lo bien que escribe el autor, me esperaba algo así: pocos cabos sueltos.

5. Me cuesta creer que, al menos, dos de las historias fueran concebidas como parte de un todo de siete hasta formar el libro. No digo que no sea así, sino que me cuesta creerlo, por lo forzadas en los bordes, quiero decir, por cómo encajan con las otras cinco en la forma que deben encajar para que la obra tenga ese aspecto de novela fragmentada.

6. Y, en efecto, es un thriller: hay secuestros, asesinatos, violencia, misterios, ladrones... Pero un thriller de personajes huérfanos, que aparecen y desaparecen para siempre, que regresan o no durante apenas unos segundos. Y también es una novela con la que te ríes, porque cuando el autor se siente a gusto y se deja llevar tiene momentos totalmente hilarantes, de un humor negro agudísimo, o una mala leche excepcional. Pero pasas la página, el narrador es otro y la historia es otra, y luego, más adelante, el libro se acaba y hace rato que no te ríes y te quedas un poco así. Como si hubieras enlazado un relato con otro pensando que era una novela.

7. Impagable la descripción que se hace del concepto de "cuadrilla". Impagable. Genial. El descojono.

También de Juan Carlos Márquez en ULAD: Los últimosLos maletines

2 comentarios:

Marta dijo...

una crítica muy, muy certera, la mejor que he leído sin duda. a mí me dio la misma sensación: el autor es un escritor de cuentos que no sabe muy bien cómo escribir una novela (y quizás la pregunta sería por qué debe un escritor de cuentos escribir una novela; o quizás es cosa de la editora) y le ha quedado una cosa un poco rara, buena a ratos, decepcionante otros.

izas dijo...

Completamente de acuerdo con la reseña. El libro está bien, pero yo también me he quedado con la sensación de la que hablas. Y sí, es una pena que a partir del segundo cuento ya se sepa por dónde van los tiros, porque así se pierde la sorpresa.