Título original: The Return of the Young Prince
Idioma original: inglés
Fecha de publicación: 2011
Valoración: Se deja leer
El regreso del Joven Príncipe o Cuando Saint-Exupéry encontró a Coelho...
Vamos a ver... Voy a hacer esta reseñita (el libro de 142 páginas y letra más bien grandota que la protagoniza no creo que merezca un calificativo de mayor tamaño) en 10 puntos:
1- Sí, sí, este libro escrito en primera persona y ubicado en la Patagonia argentina es una continuación de la mítica, curiosa, humanista, tristonga, falsamente infantil, desertico-galáctica, bastante agridulce y celebérrima obra El principito, escrita en 1943 por un piloto y escritor fránces llamado Antoine de Saint-Exupéry (de vida y muerte interesantes).
2- El autor de la obra, el argentino A.G. Roemmers, no tiene parentesco con Saint-Exupéry pero es amigo de un descendiente del mismo, Bruno d'Agay, que le hace el prólogo.
3- El vínculo de Saint-Exupéry con Argentina es poderoso: adoraba sus tierras y a sus gentes, fundó y fue piloto de la primera compañía aérea del país, y se casó con una mujer de allí, Consuelo Suncin.
4- Está escrito en inglés.
5- El escritor, tal y como él declara, engendró su obra en nueve días de aislamiento tras una dura etapa de "hombre triste y deprimido".
6- Sin ser ninguna maravilla, se deja leer bien, pero en mi humilde opinión simplifica aún más la ya de por sí ligera maniobra de indagación y crítica de las peores conductas del ser humano que latía en la obra que trata de continuar.
7- A uno se le hace raro ver en este Principito resucitado en la Patagonia y amigo por circunstancias de un tipo melancólico, la continuación autorizada (por los herederos de Saint-Exupéry, se entiende), la versión 2.0 del que ya conocíamos.
8- Al leerlo, uno tiene la sensación de estar aplicándose una buena ración de autoayuda literaria y es casi imposible no acordarse de Coelho y sus alquimistas y sus sabios orientales dándonos sesudas lecciones de lo que merece la pena y lo que no entre dunas y tés humeantes.
9- De haberlo leído en otro momento de mi vida, me habría parecido algo ridículo y pretencioso, pero, qué cosas, lo he pillado en mitad de una encrucijada existencial, por lo que lo he apreciado gratamente algunos de sus simplones consejos y muchos de sus evidentes análisis de conductas humanoides.
10- Leerlo no hará daño a nadie, quizás sólo a los más puristas y fanáticos del Principito original.
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