Título original: Els angles morts
Traducción: Rubén Martín Giráldez
Año de publicación: 2021
Valoración: Muy recomendable (aunque quizá algo excesivo por momentos)
Puede que estemos ante uno de los libros del año. Así de claro. Y eso pese a ciertas reticencias iniciales (otra novela sobre la crisis de un profesor universitario (de literatura, para más inri) de mediana edad, novela premiada por la "crítica", etc) que, por suerte, se disipan a las pocas páginas de comenzada la lectura gracias a la estructura, al enfoque y al tono del texto.
Estructuralmente, el libros se divide en 3 partes (¿actos?), protagonizadas por el ya citado profesor universitario (Morella (algo del Morelli de Rayuela, quizá?), su esposa y el sobrino de ambos y marcados por dos sucesos epifánicos que provocan el derrumbe del mundo interior y exterior de todos ellos. Así que lo que parecía que podía ser "otraputanovelasobreintrigaspalaciegasuniversitarias" se expande y se convierte en un artefacto literario en el que se habla de lo divino y de lo humano. Por ejemplo, de la relación entre arte y vida, de los entresijos del mundillo laboral / estudiantil (claro que algo de eso hay), de la eterna lucha entre lo viejo y lo nuevo, de las formas...
Pero hay formas y formas. Unas nos traen a la cabeza a Foster Wallace o a Saer, tanto por el festín del lenguaje como por sus párrafos interminables, incisos, digresiones o notas al pie; otras nos recuerdan a Julián Ríos y su LARVA o a la mejor tradición kafkiano-esperpéntica gracias a ese humor cáustico, cabrón, escatológico o irónico, a esas escenas estiradas y deformadas hasta lo grotesco.
Creo que la combinación de estos dos aspectos es uno de los puntos más destacables de la novela ya que con ello consigue que los personajes adquieran una profundidad y complejidad que quizá de otro modo no hubiesen tenido. Bagunyá escarba en la mente de sus personajes y los sitúa entre el elitismo, la vanidad y la vacuidad, entre la lucidez y el absurdo.
Otro aspecto a tener en cuenta es el ritmo que el autor imprime a la novela. No es fácil, con tanta paja mental digresión, que la lectura tenga una "continuidad" (¿no os pasa a veces con DFW que tiraríais sus libros por el balcón?). Bagunyá consigue, pese a la exigencia, esa "legibilidad" y lo cierto es que es de agradecer, pese a algún que otro pequeño exceso de pirotecnia verbal.
Por último, quisiera mencionar también que me han llamado mucho la atención algunas de las metáforas o imágenes utilizadas por el autor. Demuestran que hay otros recursos y otras posibles escrituras que seguro maneja a la perfección.
Vaciar un cajón era como extraer una de esas muestras de hielo antártico.
Los miramientos eran una forma de cortesía, y la cortesía era lo contrario de la intimidad.
Sesé no entendía como funcionaba casi nada de lo que utilizaba día a día, al igual que sus pacientes no entendían nada de lo que les pasaba dentro del útero. Eran el jamón humano entre dos rebanadas de ignorancia monumentales, pero nadie parecía preocupado por las mandíbulas que vendrían a masticarlos.
Así que libro en mi opinión muy recomendable, especialmente para aquellos que disfruten de este tipo de "experimentos narrativos".
P.S.: ¿Quién cojones me mandará a mi hablar (sin sonrojarme) de la novela de todo un Doctor en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada (todas con MAYÚSCULAS)?
2 comentarios:
Tranquilo Koldo, Borja fue profe mio y en la vida real es tal y como escribes: " caustico, cabrón, escatológico y irónico". Lo de doctor en mayúsculas seguro que le viene grande. Recomiendo Plantas de interior para ver como se desenvuelve con el cuento/historias cortas.
Pues habrá que buscarlo. El caso es que me daba hasta apuro reseñar este libro, pero ya está hecho!!!
Publicar un comentario