miércoles, 29 de mayo de 2019

Malditas cubiertas: Cuando mil palabras sí valen más que una imagen

En anteriores entradas de Malditas cubiertas hemos aprendido, gracias a la didáctica a la par que divertida exposición -sin olvidar su encomiable minuciosidad- de nuestra compañera Beatriz que la lectura que hagamos de un libro puede estar influenciada por el diseño y cualquier ilustración que alguien haya decidido colocar en la cubierta del mismo. Así ocurría con los ejemplos que nos proporcionaba: Marianela y, sobre todo, la controvertida Lolita (controversia que, visto lo visto, quizás sea en buena medida causada por las cubiertas que se lan puesto a la novela, precisamente...).

 Ahora bien, yo pregunto. ¿os parece que es tan fácil condensar conceptualmente un libro que puede tener 500, 700 o incluso más de mil páginas en una sola imagen, en un diseño que resuma perfectamente lo que su autor nos ha pretendido contar y que además resulte atractivo y destaque en medio del proceloso y voraz océano de las mesas de novedades? Pues para nada: es un trabajo ímprobo que exige la máxima creatividad y esfuerzo por parte de los profesionales de la materia. ¿No os parece dificultoso en grado sumo encontrar conceptos originales nunca antes utilizados en el diseño gráfico y que confieran a la cubierta del libro una impronta única, inimitable, que imprima un estilo único al libro que está anticipando?




       




Una vez estrujadas las meninges para hallar un concepto original, el diseñador gráfico (bueno, o alguno de sus asistentes-becarios-estamos-pagando-por-trabajar-aquí, que los chavales tienen que foguearse) deberá dejarse los ojos revisando miles y miles de imágenes, visitando museos, consultando libros de arte y fotografía para encontrar ésa que resulte única, que represente al libro y sólo a ese libro que estamos tratando de arropar con una cubierta singular e inimitable.




¡Qué decir de aquellos creadores audaces que deciden no conformarse con las ya un poco repetidas pinturas de Jack Vettriano y apuestan por reivindicar y difundir, siquiera desde la humildad de la cubierta de un libro, la obra de artistas poco conocidos! Un aplauso desde aquí a esos valientes...


Pensemos, además, que una cubierta adecuada puede no sólo facilitar el reclamo y la venta de un libro entre su público potencial, sino abrir nuevos nichos de mercado, expandir el target hasta convertir el título en cuestión en un ansiado long-bestseller. De esta forma, se consiguió difundir la obra de Henry James entre el gremio de mecánicos de automoción, la de Virginia Woolf entre celebrantes del Día de San Patricio o de Stephen King entre seguidoras luso-brasileiras del estilo Lady Di:



La infancia puede ser un momento tan adecuado como cualquier otro de la vida para iniciarse en la lectura de los clásicos, más aún teniendo el cuenta la afición y destreza de los escolares en el manejo del tippex.

Mientras que, por otra parte, libros considerados siempre como infantiles se pueden disfrutar de forma más completa en la edad adulta (y de gustos algo más...ejem, complicados)




Ya sé lo que estarán pensando. que el recurso a imágenes con un toque erotizante es un truco ya muy manido, incluso cutre... Sí, es cierto, pero no desdeñemos el potencial de enseñar un poco de carn...quiero decir un bello rostro y una hermosa figura , a la hora de llegar a nuevos públicos lectores que descubran  las infinitas posibilidades de maravilla que ofrecen los libros.¿Cómo se explica, si no, el gran predicamento que tuvieron en USA las ideas ultraliberales en de Ayn Rand allá por los años 80?

¿O el éxito de la obra cuentística de Poe entre ese otro grupo tan vintage, pero a priori antiético que son los fans de Barbarella?

No descartemos tampoco que el prestigio de los autores rusos del siglo XIX venga sobre todo de la idea, quizás poco acertada, de que eran unos vivalavirgen que se pasaban el día bebiendo (como cosacos, no hace falta remarcarlo) y fornicando con bellas eslavas... Bueno, vale, en algún caso, tal vez no sea una idea tan equivocada, es cierto...


En esta utilización algo epatante de imágenes erótico-festivas (por decirlo así) destaca la constante y nunca suficientemente reconocida labor de Vexin Classics, cuyas cubiertas provocan en el lector asociaciones con el libro en cuestión que sin su ayuda quizás nunca hubiesen contribuido a enriquecer su lectura de esta manera...




No debemos descartar, pues, la utilización de este tipo de imágenes. Si gracias a ellas, se ha conseguido, por ejemplo, iluminar con nuevas interpretaciones la obra del Tolkien, proponiendo significados más sugerentes a títulos como Las dos torres o que los lectores chinos se den cuenta de que en la serie Crepúsculo el personaje de Bella Swan no era sino una excusa para disimular, ante el reprimido público occidental la verdadera relación amorosa que ocurre en la célebre saga vampiro-licantrópica... si ha sido posible esta apertura de miras, insisto, ¿por qué no ir más allá y -contentando además a los seguidores de la ultraderecha española, a los que tan atrayente resulta este tipo de parafilias- por qué no tratar de acercar, por ejemplo, a los aficionados a la zoofilia travestida? Haberlos haylos, seguro, o al menos en Noruega lo tienen claro:


En fin, como vemos, el camino ya está abierto y gracias a las cubiertas adecuadas, es posible potenciar la lectura entre colectivos en principio poco proclives a los libros o, al menos a ciertos libros. Con un diseño apropiado, se puede atraer  a cualquier tipo de lector o lectora hacia cualquier libro, por alejado que parezca de sus gustos. Ahora bien, todo editor ha de ser también cauto y no contratar a cualquier diseñador para su proyecto sin antes asegurarse de que es el idóneo para el encargo; el steampunk, por ejemplo, no tiene por qué ser lo más pertinente para una novela del siglo XIX ni el hecho de que salga un payaso con un globo significa que se trata de un libro infantil. Ni, por supuesto, que la obra esté ambientada en Escocia, que sea del mismo tipo que las de Megan Maxell o Monica McCarty... 





Vaya, que cada responsable editorial tiene que saber qué estilo es el más conveniente y propio para sus libros. Aunque las posibilidades son infinitas... ¡Todo sea por fomentar la lectura!






Bonus Extra: Para las personas interesadas en profundidar en el apasionante aunque turbador tema de las cubiertas bizarras, aquí unos cuantos enlaces que sin duda harán sus delicias: 


20 comentarios:

lupita dijo...

Juan, estoy epatada y estupefacta. Todo me ha hecho reír y/o asombrarme, pero no puedo dejar de destacar tres imágenes que me han impactado profundamente: la cubierta de "Charlie y la fábrica de chocolate" (la escenografía de muñecas asesinas es muy siniestra), la de 1984 con florecitas y sobre todo, la de Crepúsculo. Esta última es de una edición especial para fujoshis, ¿no?

Muchas, muchas gracias por hacérnoslo pasar así de bien.

Saludos

Koldo CF dijo...

Menudo curro, compañero! Y menudas risas! Enhorabuena por la entrada!

Marc Peig dijo...

¡Muy buena entrada, compañero! Me he reído y sorprendido a partes iguales (y me he asustado, también). Viva la creatividad, siempre, aunque no descarto que alguna de estas cubiertas esté digamos alimentada, digamos influenciada, por ciertas sustancias que alteran la percepción natural de las cosas.
Saludos
Marc

Juan G. B. dijo...

Gracias a los tres por los comentarios, ya veus que de desvaríos también se vive... Estoy un poco decepcionado, no obstante, porque nadie ha mencionado la portada de Macbeth, con lo que me costó encontrar el kilt y untarme el torso con aceite para la foto. En fin, espero que haya quien aprecie el esfuerzo...

Gabriel Diz dijo...

Jajaja......Pues entonces Juan debo decir que pasas gran parte del día en el gimnasio y también que te gustan las telas al estilo escocés! Enhorabuena!

Juan G. B. dijo...

Qué va, Gabriel: lo mío es pura genética, como los brazos de Rafa Nadal...
Gracias, en todo caso.

Carlos Andia dijo...

Qué p... locura, jejeje

lupita dijo...

Yo no he comentado nada porque viví una adolescencia marcada por la falda escocesa de Axl Rose, y es un hito erótico que me impide decir algo decoroso. Eso y la vergüenza ajena que he sentido de mi misma.
Pero el esfuerzo se valora, majo, que te has depilado y todo

Beatriz Garza dijo...

Ah, qué enfoque más divertido, Juan! la verdad es que ninguno de los ejemplos que pones tiene desperdicio alguno! alucino pepinillos...
Enhorabuena por la reseña. Auguro un gran futuro a esta serie de las cubiertas.

Mireya PO dijo...

Delicoso!!! Entre tanto disparate no sé si darle las palmas a la cubierta de Virginia Woolf o a Macbeth.
Espero se continúe esta serie acerca de las cubiertas.

Patricia dijo...

Veo falta de originalidad en muchas.. Y en otras, ¿en qué estaban pensando cuando hacían/aprobaban la portada? Las de Vexin Classics, ¿en serio? Y la de IT, el que la ha diseñado, ¿sabe de verdad de que va el libro?

Juan G. B. dijo...

Hola a todas: me congratula que tantas mujeres os hayáis decidido a comentar esta entrada, ejem... Bien, para mi vergüenza y en descargo de los diseñadores de libros he de señalar que las últimas que aparecen son responsabilidad exclusiva de un servidor, con el fin de hacer notar hasta donde puede llegar el desafuero, si alguien se lo propone. Ahora bien, os aseguro que entre los ejemplos que he descartado hay cosas aún más aberrantes, sobre todo entre los libros de los años 70 y en el género de la ciencia ficción (quizás por dar más cancha a la imaginación)... Y en cuanto alas cubiertas con imágenes repetidas, os aseguro que hay montones de ejemplos y mucho más escandalosos.
Un saludo y muchas gracias por comentar, en mi nombre y en el de todos los cosplayers de temática highlander.

Anónimo dijo...

Hola, Juan. Buena entrada y buen curro el que te ha dado.
Me gustaría comentarte un caso curioso, el de las portadas de la célebre colección de Super Ficción de la editorial Martínez Roca. No se les ocurrió otra cosa que tomar prestados los magníficos diseños que hizo David Pelham para la colección de sci-fi de Penguin en los años 70. Todo bien si hubieran podido replicar título por título con sus correspondientes portadas, pero la "barbaridad" consistió en que trasladaron cada diseño a un título diferente de aquel para el que fue concebido por el diseñador, con horribles consecuencias.
Baste este ejemplo (¡maldita sea, no puedo mostrar imágenes!): la portada para "The drowned world" (El mundo sumergido) de Ballard mostraba lo que parece la cúspide de una torre emergiendo de una superficie azul. Pues bien, los de Martínez Roca la eligieron como portada para "La espada de Rhiannon", de Brackett.
En fin, nosotros "semos ansí".

Juan G. B. dijo...

Hola, anónimo: tu comentario me ha recordado algunas portadas extrañas que he visto, como una de "El mago de Oz" con naves espaciales u otra de "Frankenstein" cona especie de Príncipe Valiente con una espada...(!) Pero me cuadra bastante lo que cuentas: que las cubiertas se hayan copiado de unas ediciones a otras y de unos países a otros sin tener el menor cuidado de si correspondían con el libro en cuestión...
Un saludo y muchas gracias por el comentario.

Anónimo dijo...

De nada. Gracias a vosotros por esta página que tan buenas lecturas me ha descubierto.

lupita dijo...

Juan, ¿tú también te has pulido a Rosamunde Pilcher? Es que en tus comentarios desde hace mucho tiempo, observo detalles..

Juan G. B. dijo...

¿Qué quieres decir con el verbo "pulir", Lupita? Dejando aparte que la buena mujer ya ha pasado a mejor vida, era un poco mayor para mí, creo...

Anónimo dijo...

Estupendo dedicar espacio de vez en cuando a las portadas. ¿quién no ha comprado alguna vez un libro por su portada?
Recomiendo un paseo por la página de la Editorial Contraseña, editorial aragonesa que cuida enormemente la selección de obras, y cuida la edición en todos sus detalles, y es que lo hace con cariño, y eso, se nota. Prueba de ello, sus hermosas portadas, delicadas, sugerentes, maravillosas
Un saludo
Paloma Martínez

http://www.editorialcontrasena.es/

Juan G. B. dijo...

Hola Paloma:
Tienes razón, Contraseña tiene unas cubiertas muy cuidadas y yo diría que hasta elegantes, gracias, elegantplmedida gracias al plantel de excelentes ilustradores que las reariza.
En otro estilo, quizá más recargado pero también cuidado, destacaría las de la también aragonesa Tropo, entre otras...
Un saludo y gracias por tu comentario.

Voz en off dijo...

Es alucinante , yo tb flipé con La sonata del silencio de Sánchez Garnica.