martes, 2 de abril de 2024

Fernando Savater: Ética para Amador

Idioma original: castellano

Año de publicación: 1991

Valoración: Está bien


Libros sobre ética hay un montón, desde clasicazos de la filosofía hasta basurillas de diversas tendencias, porque a fin de cuentas es una disciplina que analiza la conducta humana e intenta definir lo que está bien y mal, en definitiva una reflexión de tales dimensiones que muy bien podría terminar siendo una página en blanco que cada uno, desde sus convicciones, va llenando de contenido. En todo caso, como es lógico, es algo que siempre ha preocupado a los pensadores y filósofos, que han intentado en cada momento encontrar las respuestas correctas.

Savater, que fue o es profesor precisamente de Ética, seguramente no podía evitar escribir un libro sobre la materia, uno (no sé si hay más) entre la imponente producción ensayística y literaria del filósofo donostiarra. Lo enfoca el autor, como bien indica el título, como un libro dirigido a su hijo Amador cuando este tiene quince o dieciséis años, y por extensión a los adolescentes y jóvenes en general. La decisión es arriesgada, porque semejante enfoque parece implicar el uso de un tono ligero, salpicado de humor y ejemplos accesibles a ese tipo de público, y esto es un poco andar sobre el alambre. Personalmente, no me gustan este tipo de textos (estoy pensando en cierto título de moda hace unos años, también de materia filosófica, absolutamente infumable), porque el esfuerzo de un adulto por acercarse al lenguaje y la perspectiva de un adolescente no solo me parece abocado sin remedio al fracaso, sino de resultado bastante patético. Pero bueno, es la apuesta de Savater, que al parecer le granjeó cierto éxito, supongo que por el tirón que puede tener un libro sobre asuntos muy serios formulado de forma llana y accesible.

En algún momento viene a decir el autor que tampoco es un texto sobre Ética ni contiene reglas para conducirse por la vida. Entiendo que lo que pretende es más bien mostrar esa página en blanco y subrayar la importancia de vivir conforme a unos principios que cada cual debe ir elaborando. La clave de todo esto es la libertad, máxima expresión del ser humano que le diferencia de otras especies, el margen para decidir en base al raciocinio y a los valores que uno vaya asumiendo como propios. La libertad, claro está, no es plena, o no lo es siempre, está mediatizada por las órdenes, las costumbres, y a veces sometida al capricho o confundida con él. La libertad, entonces, no deja de estar sometida a cierta tensión, generalmente procedente del entorno, aunque a veces también mediatizada por las circunstancias propias del individuo.

La oferta de Savater consiste en tener claro este espacio y disponer de él para construir una vida plena, en la que la satisfacción radica en haber optado por el camino correcto, solo eso, o nada menos que eso. Aunque no encontraremos apenas recetas para identificar ese camino, la más importante tendría que ver con el acercamiento a otros seres humanos, la conciencia de que todos formamos parte de un colectivo donde lo que le ocurre a uno repercute en todos, para bien o para mal, algo que podríamos llamar empatía, y que tiene un parentesco muy claro con lo que exponía Nuccio Ordine en este libro que trajimos aquí hace poco. Se plantean dilemas, algunos ya clásicos, en los que uno debe decidir entre varias opciones, incógnitas que hay que resolver, encrucijadas ante las que uno mismo decide en base a sus valores. Humanidad o sentido de la justicia serían conceptos que vendrían a contribuir a la elección correcta, pero conviene analizar todas las opciones y sopesar las consecuencias, porque el ejercicio de la libertad implica también responsabilidad.

En este aspecto creo que encontramos lo más valioso del libro: al carecer de un listado de normas a seguir, la decisión es de cada uno, en base a esa libertad y a un criterio propio, que es justamente lo que se pretende poner en primer plano. Lo dice ya en el prólogo: 'el objetivo no es fabricar ciudadanos bienpensantes, sino estimular el desarrollo de librepensadores'. Algo tan viejo, de lo que muchos otros hablaron antes, pero tan difícil de conseguir, y tan necesario ahora mismo, no sé si más o tanto como en otras épocas.


4 comentarios:

Antonio R. dijo...

Está bien. Lejos, no obstante, de ser una obra brillante. Suele ser del gusto de muchos padres que piensan que su adolescencia fue un ejemplo de responsabilidad y de buen criterio, fruto, claro, de la excelente educación que ellos recibieron y de los valores que entonces abundaban por doquier, no como ahora...

Libro bien intencionado, sin duda. Y que suma, no resta. Pero,ojo, que nadie pretenda resolver con él ahora los problemas de sus vástagos adolescentes, que básicamente son y serán siempre los mismos.

Última recomendación: absténgase de regalárselo a sus hijos, háganme caso.

Carlos Andia dijo...

Por un momento yo también pensé dárselo a leer a mis hijos, pero no hizo falta mucho tiempo para que me diese cuenta de que ese lenguaje aparentemente llano no les iba a llegar casi nada. Efectivamente, buenas intenciones, pero no sé si llega a alcanzar el objetivo.

Carmen dijo...

Lamento discrepar de tu valoración/percepción sobre este libro: lo leí siendo adolescente y no por obligación ni porque me lo sugirieran mis padres sino porque pillé en algún lugar (puede que la habitación de mi hermano mayor) el mucho menos conocido "Política para Amador" y me gustó mucho. Y decidí seguir con la ética. No recuerdo nada del contenido, la verdad, pero sí que me gustó.
Quizá con mis ojos (y mi edad) de ahora lo vería de otra manera (este libro y casi todo lo que haya leído hace más de diez años, supongo), pero creo que si es un libro dirigido a adolescentes, sería injusto que no prevaleciera el hecho de que me gustó cuando lo leí.

Carlos Andia dijo...

Pues desde ese punto de vista no puedo contradecirte en nada. Supongo que todo dependerá de la madurez del lector, si el chaval la tiene, y le pone interés, puede ser una buena lectura. Lo que dudo un poco, al menos en lo que yo conozco, es que a esas edades haya suficiente de lo uno (madurez) y lo otro (interés) para sacarle provecho.