viernes, 26 de abril de 2024

Amor Towles: La autopista Lincoln

Idioma original: inglés
Título original: The Lincoln Highway
Traducción: Gemma Rovira Ortega para Salamandra
Año de publicación: 2021
Valoración: recomendable


Hay autores que, debido a su poca proliferación literaria, son bastante desconocidos para gran parte del público. Este sería el caso de Amor Towles quien, a pesar de ello y con únicamente unos pocos libros publicados, cada libro que publica es un acontecimiento. Así que, sucumbido a los encantos de «Normas de cortesía» y «Un caballero en Moscú», debía lanzarme a por su tercer y último libro publicado hasta la fecha.

Empieza la historia el 12 de junio de 1954 con la llegada de un joven Emmet a su casa en Nebraska (donde le espera su hermano Billy) tras pasar unos meses en el correccional de Salina por haber sido el causante fortuito de la muerte de otro chico. Emmet, un chico con una gran madurez, que lamenta lo sucedido y que sabe que, a pesar de haber cumplido sentencia, «cuando has puesto fin con tus propias manos al tiempo que otro hombre tenía asignado en esta tierra, demostrarle al Todopoderoso que mereces su misericordia no debería llevarte ni un solo día menos que el resto de tu vida», ve a su vuelta del correccional como un banquero le informa que, a causa de las deudas contraídas por su padre recién fallecido, él y su hermano deberán abandonar la casa pues esta pasará a ser propiedad del banco. Así que, debido a los problemas que podrían tener viviendo en la ciudad donde se produjo la muerte del chico y sin tener lugar donde residir, deciden marcharse a California donde supuestamente vive su madre quien los abandonó ocho años atrás y que a su partida les mandó una postal cada día durante los primeros nueve días desde cada una de las ciudades por las que pasó viajando por la autopista Lincoln hasta Sant Francisco. Pero, justo cuando están planificando el viaje y están dispuestos a partir, aparecen por sorpresa Duchess y Woolly, dos chicos fugados de Salina y amigos de Emmett que tienen otras intenciones muy diferentes.

Bastan apenas cuarenta paginas para cerciorarse del talento de Towles. La familiaridad y el acierto en el retrato de los personajes es magnífica y en la lectura uno se encuentra entre graneros y zonas agrícolas, entre la camaradería entre amigos y la fraternidad entre hermanos. Towles sabe como pocos conseguir que cojas cariño a sus personajes a quienes retrata y perfila con maestría. De esta manera, en un relato que a medida que avanzamos se va convirtiendo en más coral, el autor pone voz a los cuatro chicos que, de manera intercalada, protagonizan el relato y nos trasladan la historia desde su punto de vista con una narración en primera persona que se muestra muy personal y que facilita en gran medida la empatía del lector hacia cada uno de ellos. Así, uno se forma una clara opinión de sus pensamientos y sus diferentes caracteres pues Towles sabe manejar con gran destreza el ritmo narrativo y el reparto del protagonismo, retratando así a la perfección las personalidades de los cuatro protagonistas: Billy, el más joven, pero a su vez más instruido y racional, Emmett, con sus ideales y valores y un propósito firme y constante, Duchess, aventurado intrépido y temerario y Woolly quizá el peor retratado, siempre a la estela de Duchess.

En esta road movie literaria (no me gusta la expresión literatura de viajes pues puede llevar a equívocos), el autor nos describe el día a día de los cuatro personajes durante diez días en un corto espacio de tiempo que a los ojos del lector y de los protagonistas parece mucho más; las desventuras y adversidades por las que transcurren, los cambios de planes y de intenciones, los peligros que enfrentan y las situaciones que viven les hacen madurar de golpe y constatar que el mundo es hostil y que no es recomendable fiarse de cualquiera pues es bien sabido que «la bondad empieza donde la necesidad acaba». Así, las diferentes necesidades e intenciones de los personajes los lleva a descubrir quienes son y cómo son sus relaciones a la vez que vamos descubriendo su pasado. Por ello, lo que en un inicio parece un libro con tintes de aventuras postadolescentes se va tornando reflexivo y profundo, pues Towles ha escrito un relato en el que la madurez azota de golpe e irrumpe en la personalidad de cuatro jóvenes que, emprendiendo la aventura de ir de Nebraska a California, se encuentran con situaciones imprevistas y quienes encontrarán a su vez diferentes personajes que, con voz propia y personalidad bien trazada, les abrirán su mentes y enriquecerán no únicamente su experiencia sino también el relato. De esta manera, escrito de manera coral, el libro muestra una gran variedad de personalidades que se entrelazan y se alimentan, expandiendo de esta manera el cerrado mundo que les auguraba una tierra como Nebraska y ampliando de esta manera costumbres y experiencias a las que el lector los acompaña en sus contiendas. Lamentablemente, esos personajes secundarios que funcionan perfectamente cuando intervienen de manera tangencial en la historia pierden peso y desvían la atención del relato cuando toman parte en la narración del relato, cuando tienen sus propios capítulos y cada uno de ellos se convierte también en narrador en primera persona. Aunque bien es cierto que tanta variedad de personajes expande el arco narrativo, en ocasiones lo hace de manera excesiva perdiendo tal vez foco en la trama principal dejando de lado ocasionalmente a los verdaderos y más interesantes personajes con la intención de hacer una novela que trate más temas y puntos de vista. Es evidente la intención de Towles, pues cada personaje tiene su voz y sus motivos, sus ideales y sus objetivos vitales pero, a excepción de Sally, sus apariciones rompen el ritmo narrativo y causa que el lector, consciente de que se trata de personajes secundarios, aparte a su vez el interés en la historia central. El equilibrio necesario para conseguir que funcione es difícil y el libro lo consigue, aunque solo puntualmente.

Para finalizar, debo confesar que los libros de carretera siempre me han costado. Claro que hay excepciones, como «On the road» de Kerouac pero, aún y así, me cuestan. De todos modos, y a pesar de ello, iba completamente mentalizado de cara a la lectura de este libro porque, siendo escrito por Towles, pensaba que encontraría la manera de hacerlo interesante. Y debo decir que lo consigue, aunque a veces y prácticamente solo en la primera mitad. En cualquier caso, tal y como indica Towles, «para ambicionar, para enamorarnos, para tropezar tanto y, sin embargo, seguir adelante, de alguna forma debemos creer que eso que estamos viviendo nunca lo ha experimentado nadie tal como nosotros lo estamos experimentando». Y así creo que debemos afrontar la lectura, con la mente siempre abierta deseando que los libros nos hagan sentir algo único y quizás irrepetible… hasta la siguiente lectura.

Otras obras de Amor Towles en ULAD: Normas de cortesía, Un caballero en Moscú

2 comentarios:

eduideas dijo...

No es mi género a priori pero por tu reseña le daré una oportunidad

Marc Peig dijo...

Hola, eduideas.
Me alegro de que la reseña te haya servido. Cabe decir que para mí es, de los tres libros del autor, el más flojo, pero si te interesa la historia y te decides a leerlo, ya nos contarás!
Saludos
Marc