Año de publicación: 2021
Valoración: Recomendable
¿Habéis leído "París era una fiesta (A moveable feast)", las memorias parisinas de Hemingway? O,al menos, ¿os acordáis de "Midnight in Paris", la película de Woody Allen en la que Owen Wilson viaja en el tiempo y se encuentra con el propio Hemingway, el matrimonio Zelda y Francis Scott Fitzgerald, Gertrude Stein, etc?
Opción A: habéis leído el libro y habéis visto la película.
Opción B: habéis leído el libro pero no habéis visto la película.
Opción C: habéis visto la película pero no habéis leído el libro.
Opción D: ni habéis leído el libro ni habéis leído la película.
Si tu respuesta es la A (y en menor medida la B o la C), quizá "París siempre valía la pena" no descubra nada nuevo pero servirá para imaginar, a través de la ficción o de la novelización de hechos reales, episodios apenas sugeridos o ignorados por Hemingway en sus memorias.
Si tu respuesta es la B o la C, el libro de Alejandro Padrón funcionará y tendrá su mayor valor como puesta en contexto de una generación y unos autores fundamentales en la literatura del siglo XX.
Si tu respuesta es la D (mal, muy mal), lee "París siempre valía la pena" porque ese compendio entre lo real, lo ideal y lo legendario será una lectura, al mismo tiempo, entretenida y didáctica. Además, ahora que se acercan la cenas y comidas familiares, podréis presumir ante vuestros cuñados de vuestros conocimientos sobre la bohemia parisina de los años 20.
Todo esto gracias a un texto que es, obviamente, un homenaje a la figura de Ernest Hemingway y que parte de una premisa si no 100% novedosa sí muy atractiva: la supuesta novela / memorias de Max Sterling, compañero de fatigas de Hemingway en sus años parisinos.
Además de esta premisa, Padrón opta por una estructura audaz, con mucho de juego borgiano, en la que se juntan 3 narradores y 3 tiempos para una triple búsqueda (real, ideal y legendaria) de la figura del autor estadounidense. Lo anterior hace que el texto pueda ser leído, casi a partes iguales, como novela, diario o guía de viajes. Y aunque esta triple elección sirve adecuadamente al objetivo de ofrecernos una visión global del Hemingway persona(je) y demuestra un atrevimiento por parte del autor que es de agradecer, creo que una de esas tres patas flojea ligeramente. En concreto, me refiero al juego que se establece con uno de los narradores / personajes (Nicka Dams). Me da la impresión de ser un recurso algo trillado y que se estira de forma algo innecesaria.
Pese a esto, he disfrutado de "París siempre valía la pena" y recomiendo su lectura acompañada, si es posible, de un acercamiento previo a las memorias del autor de "El viejo y el mar". Por eso de completar huecos, vaya.
P.S.: Me encanta la cubierta del libro, que incluye un fragmento de Paris by night (Konstantin Korovin)
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