Título original: What am I doing here?
Año de publicación: 1989
Traducción: Alberto Cardín
Valoración: bastante recomendable
Entre las variadas ocupaciones a las que el ya casi legendario Bruce Chatwin se dedicó con no poco éxito a lo largo de su vida estuvo la de reportero (quizá llamarle "periodista" sería inexacto), tras una etapa como director de arte en el Sunday Times. Antes de su muerte en 1989, Chatwin hizo una recopilación de varios de sus trabajos, publicados en diferentes medios escritos, que tituló con el significativo, aunque para mi gusto poco satisfactorio, título de ¿Qué hago yo aquí? (póstumamente, se han publicado otras recopilaciones con otros textos). Los artículos reunidos en este volumen están divididos en once apartados que, con permiso, paso a detallar, para que se vea lo extenso de los intereses y vivencias de este escritor:
- Escrito para familia y amigos: Brevísimos textos, algunos que datan de sus últimos días, pero no tienen demasiado interés, excepto para, precisamente, su familia y amigos.
- Extraños encuentros: Aquí encontramos desde una mixtificación del golpe de estado fallido -o fingido- al que asistió Chatwin en Benin, en 1978 (aunque, según de desvela en su biografía, lo que vivió el escritor en realidad no fue en absoluto así y, probablemente, tampoco como lo contaba él de viva voz, pero digamos que Chatwin fue, en cierta medida, un adelantado a la autoficción que tanto ha cundido en las letras unos años más tarde), así como otras aventuras africanas, hasta una visita a una secta pseudo-mansónica (de Manson, quiero decir- en Boston o un encuentro con el geomántico chino experto en feng-shui que asesoró en la construcción del célebre -al menos p, por entonces- edificio del BCSH de Hong-Kong, obra de Norman Foster.
- Amigos: Semblanzas de personajes tan dispares como el millonario de origen boliviano y coleccionista de arte George Ortiz, el músico sudafricano Kevin Volans, el pintor inglés Howard Hodgkin, más una breve anécdota con la editora de revistas de moda Diana Vreeland.
- Encuentros: Entrevistas, al peculiar "estilo Chatwin", con notorios y variopintos personajes del siglo XX: la poeta Nadezhda Mandelstan; la modista de haute couture Madelaine Vionnet, María Reche, una alemana que se apsó la vida estudiando los petroglifos de Nazca, en Perú; el vanguardista arquitecto soviético Konstantin Melnikov; el escritor, aventurero y político francés André Malraux y, finalmente, una ¿crónica? del complicado rodaje en Ghana de la adaptación de su novela El virrey de Ouidah, a cargo del dúo cómico compuesto por Werner Herzog y Klaus Kinski.
- Rusia: La historia del coleccionista de arte de vanguardia ruso George Costakis y un reportaje sobre un crucero por el Volga con un grupo de turistas alemanes (alguno, ex-combatiente de la II Guerra Mundial).
- China: Reportajes sobre los llamados "caballos celestes" del emperador Wu-Ti, el botánico austro-americano Joseph F. Rock y sobre las invasiones nómadas aasiáticas y el nomadismo en general (tema que le era especialmente caro a Chatwin).
- Gentes: La historia de Shamdev, un niño-lobo de la India contemporánea, al estilo de Mowgli; la de Salah Bougrine, un inmigrante argelino que asesinó a un conductor de autobús en Marsella (y que le sirve a Chatwin para una reflexión sobre la inmigración norteafricana y la reacción en su contra, ya en 1974), y la de Donald Evans, un artista americano fallecido en 1977, cuya obra consistía en sellos de correos inventados.
- Viajes: El relato de un viaje por Nepal con su esposa Elizabeth, en busca, supuestamente, de las huellas del Yeti y un "lamento por Afganistán",a raíz de la invasión soviética de ese país, que Chatwin había visitado ya en 1962, siguiendo los pasos del escritor de libros de viajes -y modelo para él- Robert Byron. Chatwin rememora el Afganistán anterior a la guerra, que él entronca con el de la Antigüedad, y lamenta que vaya a desaparecer para siempre... menos mal que no tuvo que ver lo que ha venido después.
- Dos individuos más: Una nueva semblanza-entrevista del escritor alemán Ernst Jünger y un reportaje sobre la campaña electoral india de 1978, que hizo siguiendo a Indira Gandhi junto a la famosa fotógrafa Eve Arnold.
- Coda: Dos textos más relacionados con Chile (el segundo, concretamente sobre la isla de Chiloé y sus leyendas, que sospecho Mariana Enriquez conoce).
- Relatos del mundo del arte: Un puñado de textos breves, entre lo anecdótico y lo críptico, sobre su época trabajando en la casa de subastas Sotheby's.
Como puede verse, otra cosa quizá no -que también-, pero está claro que Chatwin era un escritor de espíritu e intereses variaditos. Que luego sus mejores novelas (porque la citada El virrey de Ouidah no acaba de resultar óptima y sus "novelas de viaje" son... pues eso, novelas de viaje) traten sobre personajes que apenas salen de su entorno habitual y además resultan un tanto monomaníacos es uno de los misterios de este escritor, por lo demás, o en apariencia, no demasiado misterioso, pues ya en vida no debía de callar ni bajo el agua y dejó cumplida cuenta de sus muchos y variados viajes y proyectos. Que el título de uno de esos libros póstumos sea Anatomía de la inquietud no es casual ni postureo, ya os lo digo yo...
Sin duda, un personaje y autor irrepetible y, en cierto modo, epítome del siglo XX al que, aunque cada pocos años suele haber reediciones de sus obras, nunca está de más reivindicar; os aseguro que, desde luego, resulta siempre de lo más recomendable.
Más libros de y sobre Bruce Chatwin reseñados: aquí
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