viernes, 7 de octubre de 2016

Luisgé Martín: El amor del revés

Idioma original: Español
Año de publicación: 2016
Valoración: Está bien

Este libro se titula "El amor del revés", pero perfectamente podría haberse titulado "Mi educación sentimental", "Mi pequeño inventario de arrepentimientos" o "Mi vida en sesenta secuencias". 

Y os preguntaréis: ¿A qué viene tanto "Mi"?
Pues a que estamos ante otro libro autobiográfico, tan de moda últimamente.

En este caso, "El amor del revés" es la autobiografía erótico-sentimental de Luisgé Martín y en ella narra el proceso que le llevó desde el descubrimiento de su propia homosexualidad, allá por 1977, hasta su boda, en el año 2006. Un proceso marcado en sus inicios por el juramento de ocultarla por siempre, no tanto por escarnio o por burla por parte de los demás, sino más por el propio sentimiento de culpa fruto de la educación de la época. Esta culpa llevará a que viva su sexualidad con fingimientos y ocultamientos, como una negación, hasta el punto de referirse a ella como tara, aberración o monstruosidad. Poco a poco irá admitiendo su homosexualidad, aunque no le abandone nunca ese sentimiento de culpa, y tendrá sus primeras experiencias furtivas, sus primeros enamoramientos, con los que, en parte, expulsará los demonios del cuerpo y con los que desterrará para siempre sus intentos de "ser como los demás". Nos hablará, a continuación, de sus aventuras y desventuras, de sus "éxitos" y sus fracasos, de sus dudas y arrepentimientos, de sus intentos por llevar una vida "normal". En resumen, de su camino de redención.

La verdad es que se trata de un libro, aparentemente, honesto y valiente. Hay que tener valor para desnudarse públicamente de esta manera. El problema es, en toda esta "literatura del yo", que la línea que separa la valentía del exhibicionismo es muy fina, y estar bordeándola sin pasar al otro lado durante 300 páginas es muy complicado. Relacionado con lo anterior está el interés que el tema o el autor puedan suscitar. Si el tema o el autor te resultan interesantes, genial; si no, te puede parecer que el libro es fruto de un ataque de egocentrismo agudo. Y yo, en este caso, creo que hay una mezcla de las dos cosas. Me explico.

La primera parte del libro, la de la adolescencia y primera juventud, el descubrimiento de la sexualidad, su negación, etc, sí que me parece "conseguida", sobre todo por el retrato sociológico de la España post-franquista que realiza. Pero la segunda parte, la más centrada es sus relaciones posteriores me resulta más anodina, menos reveladora y, hasta cierto punto, más exhibicionista.

En cualquier caso, se trata de un libro interesante. Y lo es a pesar de que hacia el final del capítulo VII "Los años felices" diga (¡oh, horror, sacrilegio, a la hoguera con él! que nunca terminé de leer En busca del tiempo perdido, pero lo empecé varias veces.

Particularmente, se trata de un libro que a los más jóvenes sorprenderá porque, afortunadamente, parece que esté hablando de otro país. Y es, además, un libro que recomendaría especialmente a los homófobos, aunque fuera solo por tratar de entrar en la mente de otras personas y por probar si de esa forma se les activan un poco las neuronas, cosa que dudo.

Otros libros de Luisgé Martín en ULAD: El alma del erizoLa mujer de sombra

jueves, 6 de octubre de 2016

Blake Butler: El atlas de ceniza


Idioma original: inglés
Título original: Scorch atlas
Año de publicación: 2009
Traducción: Javier Calvo
Valoración: bastante recomendable (pero no cenéis antes)

Apocalipsis: hay que soltar la palabra ya, de primeras: es imposible no usarla para reseñar este libro. Podéis sugerirme palabras o expresiones equivalentes, pero antes de sufrir (también) devanándome los sesos sobre cómo evitarla, la suelto a la primera de cambio. Ya estoy descansado, pues. Porque de eso trata El atlas de ceniza, de una serie de relatos conectados por su temática (aunque algo apunta a personajes coincidentes, imposible confirmarlos pues hay cuentos llenos de nombres propios y otros completamente elusivos de estos detalles). Y la temática es la dura subsistencia humana tras algo gordo que ha pasado en nuestro estimado y maltratado planeta. En un tiempo que se parece demasiado al nuestro de hoy o de aquí cinco o diez años. Y ya os digo que a mí no me encontraréis esgrimiendo frases típicas de fajines publicitarios como Si Stephen King, Lovecraft y Brett Easton Ellis se quedasen encerrados en un ascensor con un borrador de "La carretera", una colección de "Creepy", un libro ilustrado de Oncología y "Las once mil vergas" de Apollinaire. Dios me libre a mí de hacer esas comparaciones tan poco originales.

Blake Butler: parece el nombre de una nueva estrella del cine para adultos. Es un nombre que le pega al tipo (aspecto de enfant terrible), como le pegaría disponer de una banda de rock a la que aporta letras y guitarra rítmica, y de vivir en un loft compartido con una guapa escultora que no se saca de encima a los caza-talentos de las escuelas de modelos. Bueno: esto es una disquisición, pero no es así. Es un escritor joven y activo en la Red, al cual creo que conviene no colocar comerciales pero incómodos sambenitos de esos que (ya que esto lo publica Alpha Decay) hicieron que me enfadara tanto al leer a Tao Lin.

Ceniza: uno de los elementos físicos del libro. Me remito al primer párrafo. Algo gordo ha pasado en la Tierra, y parece que estamos metidos justo en sus inexorables consecuencias. Dejad que especule, aunque no estará de más recordar que, en USA, este libro se publica en el convulso 2009, digamos, primer año en que se especulaba que lo del 2007 (la niñería de Lehman Brothers) ya acababa, y ya hemos visto que no. Así que un escritor en un mundo en el que las perspectivas a corto se están dinamitando a marchas forzadas puede encontrar perfectamente una corriente inspiradora que incluya toda suerte de de elementos catastróficos combinados y alternados a palazos. El deprimente planeta post-lo-que-cojones-haya-pasado incluye toda suerte de catástrofes dignas del cine de los 90. Sin Will Smith para liberarlo, por eso.

Desgracia: pues lo que decíamos. El planeta asolado por toda variedad de barbaridades. Puede que Butler aquí especule con la cuestión medio ambiental y lo del cambio climático. Inundaciones, hundimientos del terreno, lluvias torrenciales (no solamente de agua: de muchas cosas y la gran parte de ellas muy asquerosas). Un sol enorme que todo lo arrasa. Puede que el agujero de ozono, puede que el deshielo de los polos, puede que alguna barbaridad nuclear. No se sabe. Pero los supervivientes lo tienen muy crudo. En lo físico, porque los efectos secundarios del desastre cuentan el hambre como sólo uno de ellos. Los miembros crecen y se deforman. Las cabezas. El pelo, las uñas. En un momento se habla de que esa época ha anulado ciertos sentimientos. Y no es descabellado pensar que los personajes de Butler, muchos de ellos, han quedado divididos por esa brecha. Los que recuerdan el pasado y sus sentimientos y los que no y andan movidos por el egoísmo y por un regreso al instinto más primario. Qué, si no, pensar de esa horda de hijos que ata a la madre para poder amamantarse. Uh. Quería no ser muy explícito. Pero ya que estamos, pues, lancemos una serie de palabras clave que Butler usa profusamente a lo largo de este libro. 
Ceniza, pelo, piel, larvas, cucaracha, jejen, tumor, sangre, costra, lombriz, gusano. Pudrir, y todas las palabras de su familia.

Extraño: y a pesar de todo, a pesar de que cualquiera dejaría rápido de prestar atención a este catálogo de escenas sórdidas, que achacaríamos a una mente enfermiza, resulta que es muy dificil resistirse a continuar hasta el final. No por morbo, ni por curiosidad malsana, simplemente porque Butler sabe llevar de la mano al lector incluso por un camino tan tortuoso. Y sabe narrar sin implicación (algo me ha recordado a Tom McCarthy) de manera que en ningún momento uno espera a un escritor sometiéndonos a un alegato final de esos de "cuidadito" que es a lo que vamos. Cosa muy satisfactoria que no se haga de un modo directo, pues ya está bien, ya está bien de escritores que nos dan exactamente lo que esperamos. Otra cosa es que la cosa haya calado de otra manera.

Fin

miércoles, 5 de octubre de 2016

Adam Foulds: En la boca del lobo

Idioma original: inglés
Título original: In the Wolf's Mouth
Año de publicación: 2014
Traducción: Irene Oliva Luque
Valoración: bastante recomendable


Siento un particular interés por los libros que se desarrollan o tratan de Sicilia, consecuencia, sin duda, de mi admiración por las obras de Leonardo Sciascia y, más tarde, de Camilleri (también, aunque resulte demasiado tópico, por una culpable debilidad por las historias de mafiosos). En este caso, sin embargo, se trata de una novela escrita no por un siciliano ni italiano, sino por un inglés y que, si bien ya no podemos considerar como un "escritor joven" (aunque ésta es una categoría huidiza y cambiante en el mundo de las letras), tampoco tiene demasiadas obras en su haber. Que además, parece conocer o haberse documentado muy bien sobre lo que escribe. una historia que transcurre durante la invasión -o liberación, aunque en la novela se utiliza el primer término, supongo que por fidelidad histórica- de Sicilia durante la II G.M.

En un un pueblo del interior, cerca de Palermo, concurren, tras ser vencidos los fascistas, una serie de variopintos personajes: un oficial inglés de servicio de seguridad, un cinéfilo soldado italoamercano, un "hombre de respeto" que vuelve al terruño después de haber pasado veinte años huido en Nueva York, una joven y ociosa princesa siciliana, un antiguo pastor, al servicio del padre de ésta... Entre todos tejen una trama aparentemente inconexa, que se va entrelazando de forma discreta según pasan las páginas. Una historia minuciosamente realista y, al mismo tiempo, curiosamente alegórica, como si se tratara de un irónico cuento infantil con, ya digo, princesas, pastores y soldados, pero también brujas o monarcas árabes. Una historia, además, que tiene como tema de fondo el crecimiento, la pérdida de la inocencia (entendida como el resquebrajamiento de los sueños y las aspiraciones que tiene cada cual sobre sí mismo) y el dolor que provoca ésta en muchos de los personajes.

La novela, digámoslo de una vez, está muy bien; incluso por momentos resulta excelente, no sólo por la nítida prosa que maneja Foulds (sin duda, de lo mejorcito que se escribe hoy en día, en mi opinión), sino, sobre todo, por su sensibilidad y agudeza a la hora de profundizar en el interior de sus personajes, en las honduras de una subjetividad, a veces un tanto absurdas o desconcertantes, que ocultan -u ocultamos- todos. Sin caer, no obstante, en los desequilibrios narrativos que pueden aquejar a la llamada "novela psicológica". En consecuencia, lo peor -o lo mejor-, que puede decirse de la novela de Foulds es que sabe a poco; así como hay novelas que seguramente ganarían con un buen recorte de páginas (todos tenemos alguna en mente), hay otras, mucho menos numerosas, que parecen pedir un mayor recorrido para dar lo mejor de sí. Con una mayor extensión (no me atrevo a decir cuánto más; quizás el doble de páginas o una tercera parte más), creo que En la boca del lobo habría pasado a ser de una buena novela, a una novela memorable, un "novelón" sobre la guerra, la violencia y el poder. También, como ya he señalado, sobre los sueños rotos y los espíritus  agrietados. Y si es posible restañar sus heridas.

En fin, esperemos a nuevas entregas del talento de Adam Foulds; presiento qeu como escritor, él también tiene que mostrarnos lo mejor de sí.

martes, 4 de octubre de 2016

Manuel Mujica Lainez: Bomarzo

Idioma original: Español
Año de publicación: 1962
Valoración: Imprescindible

1962 fue un año capital en las letras argentinas por la publicación de dos obras absolutamente antagónicas pero fundamentales en la literatura hispanoamericana (y mundial, ¿por qué no?) de la segunda mitad del siglo XX: "Rayuela" y "Bomarzo".

Pese a ser dos obras importantísimas, el trato que han tenido una y otra ha sido totalmente diferente. No sé si por tratarse de una novela histórica, género que quizá se considere menor, por tratarse de una obra clásica en el fondo y en la forma o por considerar a Mujica Lainez un escritor difícil, pero tengo la sensación de que "Bomarzo" ha sido injustamente tratada y me atrevería a decir, incluso, que estamos ante una obra casi olvidada.

Pero dejo ya de irme por la ramas, como si fuera el barón rampante, y me centro en "Bomarzo".

Mujica Lainez se inspiró para escribirla en los jardines del castillo de los Orsini (también conocido como el parque de los monstruos), situados en Bomarzo, provincia de Viterbo, y que el autor visitó en el año 1958. Fue tan honda la impresión le causaron las desmesuradas esculturas talladas en la roca que, a su regreso de Italia, se dedicó en cuerpo y alma a la reconstrucción de la vida de su creador: Pier Francesco Orsini, duque de Bomarzo.

Es el propio duque quien nos narra su vida, que en la ficción trascurre entre 1510 y 1572. Una vida marcada por dos malformaciones, una joroba y una cojera en la pierna derecha, y unas relaciones con sus padres, hermanos y abuelos que contribuyen decisivamente a formar su personalidad, que se caracterizará por los celos, la cobardía, el egoísmo y la venganza, aunque en palabras del propio duque "siempre ansié delirantemente, hasta las lágrimas, que me amaran".

La narración abarca la totalidad de la vida del duque, desde sus recuerdos de infancia y adolescencia hasta su retiro, ya en la vejez, en la soledad más absoluta, pasando por sus matrimonios, hijos y demás familia. Todo ello, como ya hemos dicho, en pleno siglo XVI en Italia, en pleno Renacimiento. Por tanto, seguiremos las andanzas de Pier Francesco Orsini por ciudades reales y míticas al mismo tiempo como Roma, Florencia y Venecia, nos codearemos con ilustres apellidos como Farnese o Medicis, con personajes clave de la Historia de Europa como Carlos V, con artistas como Cellini, Tiziano, Miguel Angel o Cervantes, personajes como Paracelso, reviviremos la coronación como emperador de Carlos V o la batalla de Lepanto. Y todo esto aderezado con los principales ingredientes que contribuyeron a forjar la leyenda de ese período histórico: traiciones, asesinatos, guerras, libertinaje, magos, alquimistas, religiosidad, leyendas y creencias paganas. 

Lo que, en mi opinión, sitúa a "Bomarzo" en la cumbre de la novela histórica son varios aspectos: el estilo de Mujica Lainez, clásico y barroco, el impresionante trabajo de documentación que se intuye detrás de toda la novela o la erudición que demuestra sin resultar ni pedante ni abrumador. Todo ello logrando además una obra muy entretenida y bastante accesible a todos los públicos.

No desvelaré nada más. Es mejor sumergirse en "Bomarzo", admirar el cuadro que compone, que recuerda a esos trípticos flamencos cargado de escenas, personajes y alegorías, y dejarse llevar por los vaivenes de la historia y de la Historia.

P.S.: Idea, ya que no llegamos a tiempo para el 50º aniversario, para el 75º aniversario de Bomarzo: la publicación por algún osado editor osado de una edición acompañada con algunos de los múltiples cuadros, esculturas o planos de edificios y ciudades que se mencionan en la obra. 

lunes, 3 de octubre de 2016

Miguel de Unamuno: La tía Tula

Idioma original: español
Año de publicación: 1.921 (escrito en 1.907)
Valoración: Recomendable

Resulta que, un poco por casualidad, me di cuenta de que buena parte de la producción narrativa de mi paisano Unamuno estaba ya reseñada en ULAD, y sin embargo faltaba ‘La tía Tula’. Así que me puse manos a la obra. Bueno, va, es mentira. En realidad encontré el libro por dos euretes en una librería de viejo, y no me pude resistir a oferta tan apetitosa, que me permitía reencontrarme con el viejo profesor, y de paso aportar mi reseña para romper el monopolio unamuniano de un ilustre compañero de blog. (Ya sé que hay lectores a los que no les gustan estas introducciones en plan por qué he leído este libro, o cómo llegó a mis manos. Pero, oiga, el libro como objeto físico también tiene su historia, es algo que llega a nuestra vida en un momento y situación determinados, y eso forma un todo con su lectura, que a veces tiene su importancia y a veces no, pero existe, y al mismo tiempo humaniza de alguna forma al reseñista, y bla bla bla)

Vamos al grano.

La hermana de Tula, Rosa, se ha casado con un tal Ramiro. Y es tan profundo el afecto de Tula hacia su hermana, que se hace cargo de los hijos que van llegando a esa pareja. Tula se encarga de todo, cuida de ellos y los educa como si fueran sus propios hijos. Es más, dirige la vida de Rosa y Ramiro con mano de hierro, implacable, dicta normas y las hace cumplir, mientras los esposos quedan sometidos a su voluntad, reducidos a meros reproductores. 

Como ocurre en otras ‘nivolas’ de Unamuno (el neologismo le cuadra bien a esta obra, aunque no se considere paradigma del concepto), el personaje central se come la totalidad de la narración. Tula es así omnipresente y omnipotente tanto en el texto como dentro de la ficción, ocupa todo el espacio narrativo, y los demás son meros outsiders, sin personalidad definida, figuras casi inanimadas, objetos al servicio de la protagonista y del planteamiento del autor. En este sentido, se aproxima a la novela de tesis, aunque de contenido no del todo nítido.

Aunque tratándose del siempre complejo don Miguel la narración admite diversas lecturas, la maternidad es el concepto sobre el que gira la totalidad del breve relato. La maternidad se presenta como una categoría de dimensiones descomunales, una maternidad espiritual que no sólo desborda, sino que abroga directamente la realidad física de la procreación, y pasa a convertirse en una abstracción que incluye los aspectos más profundos de la vida, no ya de los ‘hijos’, sino de cuantos rodean a la ‘madre’. La óptica de Tula no parece estar lejos de la del propio Unamuno, como se deja ver en algún otro rincón de su obra.

A ese concepto de madre como regente espiritual de su entorno llega esta sorprendente mujer transitando el camino de la búsqueda de la pureza, una búsqueda obsesiva y sin tregua. Cualquier otro sentimiento, propio o ajeno, queda por tanto sometido a ese objetivo, justificando por igual la manipulación de niños o adultos, tanto como el rechazo al amor físico. Tula es –ya desde la primera línea del relato- un personaje tiránico, absorbente, que al menos a mi me provoca una profunda aversión, aunque un par de momentos de mínima flaqueza apenas sirvan para suponerle un resto de humanidad.

Y puede que nos llame la atención lo descolorido de la parte final de la novela. Quizá con ello no se pretenda más que subrayar –a fuerza de desnudarlo- el maximalismo del planteamiento que propone. Y tampoco debería extrañarnos semejante apuesta, que ya dice Unamuno en ‘Cómo se hace una novela’ que las novelas ‘en rigor, no acaban. Lo acabado, lo perfecto, es la muerte y la vida no puede morirse. El lector que busque novelas acabadas no merece ser mi lector; él está acabado antes de haberme leído’. Toma ya.

Otros libros de Miguel de Unamuno en ULADNieblaPaz en la guerraAbel SánchezSan Manuel Bueno, mártirSombras de sueño

domingo, 2 de octubre de 2016

Michael Pfeiffer: El destino de la literatura


Idioma original: español
Año de publicación: 1999
Valoración: muy recomendable para interesados



Mucho tiempo ha pasado ya desde 1999, año de publicación de este libro, que ostenta orgulloso el 1, señal de que representó la obra inaugural de Acantilado. Curioso: la editorial entonces se llamaba El Acantilado. Y empezar con un compendio de entrevistas, por orden rigurosamente alfabéticio, a una decena de escritores dejaba las cosas bien claras. La apuesta no iba a ser para nada una apuesta mayoritaria. Y esa apuesta iba a ser arriesgada desde el primer momento. Incluso en 1999 algunos de los autores entrevistados ya debían estar en el centro de la polémica, cómo no ahora.
Las entrevistas de Pfeiffer parten de una primera pregunta común y toman diferentes caminos en función de su respuesta. Pfeiffer les pregunta primero a todos por la situación de una literatura que cada vez tiene más "material" y cómo ésta va a afrontar un eventual e incierto futuro relacionado con la tecnología.
Y diecisiete años más tarde me encuentro leyendo cómo todas esas predicciones u opiniones o especulaciones resultan igual de válidas, básicamente debido a que ese futuro no se ha definido a lo largo de tanto (o tan poco, digamos eso tan bonito de que todo es relativo) tiempo. De la obvia disparidad de opiniones, permitidme que me quede con la socarronería marca de la casa de Quim Monzó, que clava uno de los comentarios más brillantes del libro (a la vez escatológico y a la vez certero) cuando se refiere al corporaritivismo del sector editorial y a su complejo sistema de ayudas recíprocas con el avieso fin de garantizar ese futuro conjunto, esa especie de dumping  literario donde se trata de que el conjunto no pierda ni el favor del público (un conjunto monolítico, ávido de echarse lo que sea al gaznate y luego digerirlo de forma común) ni por supuesto el favor del bolsillo del público, que de algo hay que comer. Otros se expresan de forma más erudita, o aprovechan para promocionar sus propias obras o los proyectos en que andan metidos. Javier Marías hace mucho de sí mismo, Eduardo Mendoza desborda elegancia y Valente hace mucho de "poeta" con una entrevista corta y esquemática. Todas las opiniones con su personalidad y algunas compartiendo lugares comunes: es inevitable que ante un planteamiento tan abierto las respuestas se desboquen y, curioso, acaben repitiéndose ciertas menciones, sobre todo, de la cohorte de clásicos que uno ya puede imaginarse: Cervantes, Stendhal, Balzac, Tolstói, Joyce, son referencias de varios de los entrevistados.
A pesar del lógico devaneo particular (los egos pesan, amigos), este es un libro de los que se amortizan en su lectura. Apuntad referencias clásicas, faltaría, pero cada uno de los entrevistados acaba manifestando su individualidad a través de alguna cita, alguna preferencia particular, algo que despierta nuestra curiosidad. Puede que no sea la mejor de las obras que ha publicado Acantilado, pero tiene una evidente intención y constituye una muestra perfecta de por dónde irían los tiros en el futuro: rigor, seriedad, respeto, fidelidad a una línea y tesón, trazando caminos por los que otros han discurrido.

sábado, 1 de octubre de 2016

Julian Barnes: El ruido del tiempo

Idioma original: inglés
Título original: The Noise of Time
Año de publicación: 2016
Traducción: Jaime Zulaika
Valoración: recomendable

Soy un admirador incondicional de Julian Barnes como escritor, pero he de reconocer que , en mi opinión, da lo mejor de sí cuando en sus obras sigue caminos ya transitados, en lugar d e la ficción pura y dura; puede tratarse de un ensayo sui géneris sobre la vida y obra de un escritor, como en El loro de Flaubert, la profundización en un episodio de la vida de otro, como la magnífica Arthur & George, o simplemente una recreación de escenarios y situaciones ya más que establecidas dentro de la cultura juedocristiana, como ocurre en el primer y el último relatos -divertidísimos ambos- de Una Historia del mundo en diez capítulos y medio. Conste que no estoy diciendo que Barnes no sea igual de buen escritor cuando hace uso exclusivamente de su imaginación para pergeñar otros cuentos o novelas, pero sí que los resultados me parecen más satisfactorios cuando tiene una "vía abierta", como un escalador que sube una pared de roca ya explorada.

Digo esto porque la última novela hasta la fecha de Julian Barnes,sigue eoso mismos derroteros de "vía libre o abierta", en este caso, los de una biografía novelada; sólo que en El ruido del tiempo (no me gusta demasiado el título, pero tiene su explicación) el protagonista no es otro escritor, sino un músico, el compositor ruso Dmitri Shostakóvich el más célebre, junto a Prokófiev, de la Unión Soviética y considerado, al menos en Occidente, como un artista incondicional del régimen, un símbolo del mismo. Y sin embargo, Shostakóvich se las había tenido tiesas on el poder estalinista, a partir de un artículo aparecido en el Pravda, "Bulla en vez de música", a cuenta de una ópera suya y escrito, se decía, por la mano del propio Stalin. De hecho, el libro comienza con una situación escalofriante y conmovedora: el famoso compositor pasando la noche junto al ascensor de su edificio, vestido y con una maleta, esperando a que acuda la NKVD a detenerle, para evitar así que entren en su casa y se vea implicada su familia. Un circunstancia que debía ser más habitual de lo que podemos imaginar en aquel tiempo y lugar.

La novela se articula a través de los recuerdos y reflexiones que acometen al compositor en momentos como ése, cuando se haya esperando, en diversas circunstancias - el rellano de su apartamento, pero también viajes en avión o en coche, llevado por un chófer-sin nada más que hacer, excepto dejarse llevar por los pensamientos que dedica a su vida, a su música, a su familia... pero sobre todo, a su relación con el Poder, sus diálogos -a veces de besugos- con éste y cómo afectó a su carrera y, sobre todo, a su obra musical. No es una biografía, pues, que siga un hilo cronológico convencional, aunque el buen oficio de Barnes permite que esto no sea necesario para conocer -y compadecer, en el sentido más literal del verbo- la figura de este músico. No obstante, más allá de las vicisitudes de la vida privada o incluso pública, de Shostakóvich, el tema de la novela es, como cualquiera puede suponer, la actitud que debe adoptar el artista con respecto al Poder, su relación con éste y como puede condicionar -y de hecho, lo hace- su obra y su creatividad. Y no sólo el Poder político o económico (así, con mayúsculas), sino todo lo que sucede a su alrededor en la sociedad y el momento en el que vive tal artista; ese "ruido del tiempo" al que hace referencia el título. También, claro, es una novela sobre las concesiones que se puede estar dispuesto a hacer, sobre la cobardía y la traición, empezando por la que se comete contra uno mismo.

Como es obvio, la novela no deja en muy buen lugar el sistema soviético y su obsesión por controlar y  reeducar, cuando no "purgar", si lo consideraba necesario, a los ciudadanos a los que decía servir, empezando por los artistas, que debían acomodarse a sus designios o atenerse a las consecuencias. Es evidente que aquéllas eran unas circunstancias sórdidamente trágicas y en absoluto comparables a las que regían y rigen el mundo libre capitalista, pero, en fin... al leer cómo los displicentes funcionarios soviéticos echaban en cara a Shostakóvich que su música era "formalista", "izquierdista" y que debía ser más optimista para gustar y enaltecer a las masas proletarias, no al decadente público burgués, uno no puede dejar de acordarse de los artistas occidentales, ya sean músicos, escritores, cineastas, que han visto rechazadas sus creaciones por resultar poco comerciales y no tener su lugar en el Mercado. Por suerte, aquí y ahora la divergencia no tiene como consecuencia un tiro en la nuca o que envíen al discordante al Gulag; que también es de agradecer...

La novela, corta, se lee en un suspiro incluso si el lector no está demasiado interesado en la música sinfónica del siglo XX o la Historia soviética, creo yo; en gran parte, eso es debido a la competencia, sino excelencia del autor, uno de los escritores más destacados de nuestro tiempo, también en mi humilde opinión. para muestra, un botón (en el que precisamente se habla de ese título que a mí no me había gustado pero que quizás no esté tan mal) :

   "¿Qué podía oponerse al ruido del tiempo? Sólo esa música que llevamos dentro-la música de nuestro ser que algunos transforman en auténtica música. Que, a lo largo de décadas, si es lo suficientemente fuerte y auténtica y pura para acallar el ruido del tiempo, se transforma en el susurro de la historia.
      A esto se aferraba él."


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