jueves, 26 de septiembre de 2024

Florencia del Campo: Que tenga una casa

Idioma original: Español 

Año de publicación: 2024

Valoración: Recomendable 

Si vamos por el lado obvio, lo primero que nos vendrá a la cabeza será alguno de los centenares de libros en los que la casa, y qué se puede incluir en el concepto y de qué forma es otro tema, ocupa un lugar fundamental: Casa tomada, La casa verdeLa casa de Bernarda AlbaCasa de hojasSegunda casaIrse de casaCasas vacíasFormas de volver a casaetc.

Si rascamos un poco en la superficie y tiramos de memoria lectora, dos serán los libros que nos vengan a la cabeza: Siberia de Daniela Alcívar, también editado por Candaya, y Borderlands, editado por Capitán Swing). ¿Los motivos? Su carácter (semi)autobiográfico, su forma híbrida en lo genérico, su relación con el cuerpo, la autoría femenina (mujer migrante, además), etc.

El caso de que Que tenga un campo es un libro que juega con los géneros, ya que en el hay tanto de novela autobiográfica (¿o es autoficción?) como de relato o de ensayo, y que tiene, al menos en apariencia, cuatro patas que funcionan como planos paralelos: casa, cuerpo, familia y escritura. Digo en apariencia porque, parafraseando a Baroja, "pinta tu casa pero estarás pintando otra cosa". En este caso, esa otra cosa será la búsqueda de un sentido de pertenencia, de una identidad, de un asidero, de un lugar al que volver o del que huir, de un refugio que puede ser también lugar de aislamiento y soledad. 

Yendo a lo argumental, Que tenga un cuerpo es el libro que la autora escribe mientras trata de escribir un libro de cuentos relacionados con la historia de España y con la historia de su familia paterna a través de sus casas. Pero como esas humedades que van apareciendo poco a poco en las paredes, hay elementos que se filtran y van impregnando el libro: la historia personal, la reflexión sobre la infancia, la construcción de la propia identidad, del relato, etc.

Decía anteriormente que el libro posee un carácter híbrido, tanto en lo genérico como en lo temático. También en lo estilístico. Predomina en el comienzo la frase breve, cortante y el uso de la primera persona. A medida que el libro se abre a diferentes ámbitos, comienzan a intercalarse la primera y tercera persona (mención especial al capítulo 10), las frases se vuelve más "convencionales", se introducen citas, etc.

Para terminar, quizá la parte autobiográfica (¿o es autoficción?) no resulte ya sorprendente, y entiendo que pueda haber gente a la que llegue a cansar, pero creo que el libro coge vuelo cuando esa experiencia personal es utilizada para llevar el texto a lo colectivo y a una vertiente más cercana al ensayo. Me interesa mucho más y me parece más universal el plantearse, por ejemplo, qué es una casa, qué es lo propio y lo ajeno, qué sostiene una casa (y un cuerpo), etc.

P.S. 1: las reseñas de Siberia y de Borderlands llevan meses preparadas pero sin publicar. Mal hecho por mi parte, son dos muy buenos libros.

P.S. 2: justo hoy, mis padres finalmente firman la venta de la "casa de verano" de mis abuelos. Y aunque hace casi 10 años que no he pisado esa casa, vuelven de golpe imágenes de objetos (los geranios del balcón, la lámpara del salón...), personas que fallecieron hace más de 30 años, amigos de la infancia que sabe Dios dónde estarán ahora, etc.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Quizás fuera bueno publicar un fragmento, para tener una idea del ritmo y del estilo

Koldo CF dijo...

Acaso osas poner en tela de juicio el cuasi infalible criterio de este sacrosanto blog? Venga, va un fragmento:
Una casa no tanto para estar siempre en ella, pero que mis cosas sí estén allí. Un lugar a donde volver mucho más que un lugar donde estar. Un lugar simbólico que ordene el desorden, que sane algo, que compense. Un derecho a la salida como un derecho a la vida