Antonio de Hoyos y Vinent (1884-1940), marqués español abiertamente homosexual, se adscribió de forma un tanto tardía al movimiento decadentista. Su literatura fue, durante algún tiempo, un éxito entre el público, aunque el grueso de la crítica de la época despreció su obra.
El martirio de San Sebastián es una de sus novelas breves más destacables. En la actualidad resulta, como poco, una curiosidad interesante, y recomiendo su lectura encarecidamente.
A mi juicio, sus virtudes son las siguientes:
- Su pionero subtexto homoerótico.
- Su reinterpretación hagiográfica.
- Su logrado escenario (un prostíbulo del barrio chino de la Barcelona de principios del siglo XX).
- Su honesto retrato de la maldad humana y las bajas pasiones que caracterizan a nuestra especie.
- Su poderoso clímax (el cual, afortunadamente, no peca de moralista, pese a que pueda parecerlo en un inicio).
- Su voluntad de narrar una historia tan sórdida como perversa, repleta de crueldad, violencia y sexualidad, sin andarse con chiquitas.
Por otro lado, éstos son los defectillos que le he visto a El martirio de San Sebastián:
- Su prosa se antoja anticuada, pues abusa de las referencias cultas y las descripciones ambientales.
- Presenta a unos personajes excesivamente simples, aunque mentiría si dijera que no cumplen sus respectivos cometidos.
Nada más que añadir. Sólo repetir que recomiendo El martirio de San Sebastián, y que sus puntuales imperfecciones no impiden que se lea con placer y, por qué negarlo, morbo.
Ah, la edición de Amistades Particulares me parece excelente. Nos obsequia con un minucioso ensayo de Begoña Sáez Martínez que habla sobre la novela, el autor y su tiempo.
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