viernes, 3 de julio de 2020

Joyce Carol Oates: Qué fue de los Mulvaney

Idioma original: inglés
Título original: We Were the Mulvaneyss
Año de publicación: 1996
Valoración: Imprescindible


Es lo que se pregunta el lector cuando las cosas empiezan a complicarse y todavía tiene por delante unos centenares de páginas, ¿qué será de esta familia? Pero solo nos importará su destino una vez los hayamos conocido como si formásemos parte del clan, cuando hayamos compartido con ellos su peculiar forma de vida, hurgado en el pasado de los padres, asistido a los primeros pasos de los niños, a su crecimiento, al desarrollo de formas de ser muy diferentes. Aquella casa es como un cajón de sastre, idílico en su imperfección hasta que…
Casi desde el principio se nos advierte de algo que nos pone en guardia, después se van dejando caer detalles que apuntan siempre a lo mismo, vamos intuyendo hasta que deja de haber dudas. Eso que intuíamos está ahí, alguien nos lo está contando. Entonces todo se desborda y nada será como era antes.
La identidad del narrador es fundamental, porque es quien nos agarra del brazo, nos invita a entrar con él y logra simular esa intimidad entre lector y personajes. En un principio parece un recurso efectivo aunque no demasiado original: un miembro de la familia, el benjamín en este caso, que ejerce el papel de narrador-testigo. Pero esta es solo una faceta de un punto de vista más complejo y poco usual de lo que parece. Y es que Judd, no solo es uno más, también –y sobre todo– es periodista, sabe escribir y fabular, de ahí que utilice recuerdos y datos para completar esos fragmentos de la historia familiar que no conoce más que de oídas o que no conoce en absoluto. De modo que, además de testigo de los hechos, Judd se convierte en narrador omnisciente cada vea que conviene a su autora. Y pasa de una fórmula a otra sin que apenas nos demos cuenta. Porque quien narra lo que le pasa por la cabeza a Marianne cuando está sola en su habitación a muchos kilómetros de la granja familiar no es la novelista omnisciente sino el omnisciente hermano pequeño que reconstruye y reorganiza lo que sabe para que nos angustiemos o disfrutemos según convenga.
Como digo, he vivido un par de semanas en una granja bastante caótica, muy divertida, repleta de gente, animales y objetos, todos con personalidad propia, hasta los relojes. ¿Quieren que describa uno por uno a sus habitantes? No lo voy a hacer pero podría, porque les conozco como si hubiera pasado diecisiete años a su lado y, además, hubiese escuchado de su boca todos los antecedentes. Pero yo les ofrecería una visión muy pobre y lo que pretendo con esto es que, ustedes que me leen, se muden por un tiempo a High Point Farm. Se enfrentarán a seis personalidades tan distintas y bien definidas como las de la gente que conocen, y a pesar de saber cómo es cada uno les verán evolucionar y nunca dejarán de sorprenderles.
Los asuntos que trata un artefacto de este calibre y casi ochocientas páginas son muchos y variados, como es lógico. Pero, además de lo evidente -el análisis de las relaciones familiares- podríamos condensarlos en uno solo: la injusticia. Alrededor de él se van tejiendo los demás: la cobardía, los prejuicios, el silencio, la culpa que siente el inocente (o le hacen sentir), la difícil posición de víctima, la venganza, la desintegración familiar y personal o su superación a través del tiempo, la necesidad de aprobación social, la vergüenza.
 “¿Por qué les acusas si solo son ranas succionadas hasta la muerte por arañas de agua?”
Esto le pregunta Judd a Patrick, el segundo hermano, y se refiere a sus padres, pero todos fueron succionados por la misma fuerza, sobrehumana y totalmente fuera de control. Oates parece conocer muy bien ciertas zonas de la América profunda, donde el orgullo se convierte en patológico. Aunque esos comportamientos son universales y ahí reside su interés; el mérito consiste en detectarlo y transmitirlo con las particularidades propias del ambiente.
Qué fue de los Mulvaney es una novela minuciosa, muy del estilo de Oates. Aunque hay quien dice que cada obra suya parece escrita por un autor distinto, yo no lo veo así. Esta forma de narrar, acumulativa, crea un mundo tan completo y convincente que parece narrarlo todo –y no es así en absoluto, si se fijan, selecciona, y mucho– recuerda bastante a la muy posterior Un libro de mártires americanos, salvando todas las diferencias. También puede compararse con el Philip Rhot de Indignación o La mancha humana. (Por cierto, no sé a qué esperan los de Estocolmo, a este paso, otro Nobel que se pierde). Son tramas complejas, muy bien trabadas, con implicaciones y conexiones que nos abruman según las vamos descubriendo, y que imitan el conglomerado de causalidad y casualidad de la vida real tan fielmente que, días después de haberlo acabado, parece que lo hayamos vivido en lugar de leerlo.

Traducción: Carmen Camps Monfá 


Otras obras de la autora en Un libro al día: Aquí

16 comentarios:

1984 dijo...

Gracias por una reseña tan buena y elaborada. Lo poco que he leído de esta autora, no me ha disgustado; pero tampoco me ha gustado tanto como para repetir. Yo creo que Joyce Carol Oates es casi una autora gótica, por ese gusto que tiene por los misterios, lo recóndito, los secretos de la vida familiar en ambientes un poco cargados de la América profunda. Es una buena escritora, pero a mí me aburre; culpa mía, no de ella. Pero tiene que gustar mucho esta escritora para devorar una novela de 800 páginas.

Un cordial saludo.

Anónimo dijo...

Oates es la mejor escritora norteamericana viva-junto con DonnaTartt- y sin duda la mas hiriente,la que cuestiona mas la moral conservadora.

Myrna dijo...

Gran reseña. Lo leí hace un mes o así. Librazo mayúsculo. Oates es muy buena .

Montuenga dijo...

Hola. Es que Oates tiene una obra abundante y variada, yo en lo que he leído de ella no encuentro eso que dices. Lo de autora gótica me parece más propio de alguien como Atwood, (que está bien pero no me entusiasma) sobre todo en El asesino ciego.

Oates, como digo en la reseña, me recuerda más a Roth. Ambos tienen la habilidad de que sus tramas vayan a más a fuerza de complicarlas. Coetzee también hace eso pero es más apocalíptico. Incluso pienso, exagerando un poco, que si eliminásemmos las portadas no sería fácil distinguir a Roth de Oates, excepto porque los protagonistas del primero son todos varones y los de ella son de ambos sexos.

Gracias por elogiar la reseña. Saludos

Montuenga dijo...

De acuerdo en lo que respecta a Oates. De Donna Tartt no he leído nada, así que para mí quien completaría el duo es Toni Morrison, que ya obtuvo su Nobel y por desgracia nos dejó hace menos de un año.

Montuenga dijo...

Gracias, Myrna. Muy de acuerdo contigo, hay que seguir leyendo y a Oates.

Gabriel Diz dijo...

Gran reseña Montuenga! Amo a Oates. Nunca me defraudó con sus cuentos o novelas. Anotada para futura lectura.

Saludos

Montuenga dijo...

Creo que quedan más bonitas cuando nos entusiasmamos con un libro, las mías y las de todos.
Si me limitara a reseñar a los 40 o 50 autores que me encantan todas mis reseñas tendrían un Imprescindible,pero se perdería gran parte de la riqueza del blog. Así que con unos libros disfruto mucho y con otros no tanto.

José Félix dijo...

La autora más sobrevalorada del mundo. Leí un libro de relatos suyo y resultó ser un bodrio. Ünicamente un ejemplo: esta señora confunde el misticismo con la cábala, la superstición y la superchería. El lector no traga cualquier cosa, al menos yo.Esta señora escribe muchísimo más de lo que sabe, Aaaadiós,

irati dijo...

Pues después de leerte tengo clarísimo cuál será mi próximo de Oates después de Un libro de mártires americanos, que me encantó. Y si encima le das un imprescindible, ya está!

Montuenga dijo...

Interesante. Todos confundimos conceptos y no lo compensamos escribiendo novelas magníficas como hace Oates. Por otra parte, se puede ser una excelente escritora teniendo ideas erróneas, no son incompatibles. Pero es que en este caso diferenciar superstición de misticismo me parece inconsistente. Supongo que hablas desde la creencia de la fe, yo desde la certeza de quien tiene a la ciencia de su parte. Respetemos lo todo si queremos que nos respeten y nos irá mejor.

Montuenga dijo...

¿Te has fijado en que le he dado las décimas que le quité a los Mártires?
No creo en predicciones, y aun así predigo que no te vas a arrepentir. Espero tu feed back :)

irati dijo...

Así que es mejor aún! Yiahaaaaa!!!! :D

Montuenga dijo...

Jajaja

Anónimo dijo...

Si no recuerdo mal los Mulvaney es una reedición. Se publicó a primeros de los 2000 o finales de los 90. Aqui debió pasar rápido por las librerías y desaparecer. He leído los libros que citas de Roth y el de los Mártires. Intuyo que si me gustará. Es una autira muy prolífica y tiene de todo.
Tiene tanto que en español no traducimos ni la mitad.:) Asegurar que es mala escritora sólo por un libro de relatos es muy arriesgado.

Montuenga dijo...

¡Claro! Aquí no reseñamos ediciones concretas, por eso en la ficha de cabecera figura la fecha de publicación: 1996, tal como dices.

A mí, todo lo que he leído de ella me parece excepcional. Si te han gustado los libros que citas, creo que te va a gustar este. Es largo y lento, pero en mi opinión no le sobra ni una página. Eso no se consigue fácilmente.