miércoles, 19 de julio de 2017

Ana Rossetti: Alevosías

Idioma original: castellano
Año de publicación: 1.991
Valoración: Decepcionante (por lo menos)

Mal asunto. Literatura erótica, escrita además por una mujer, y servidor empieza por calificarlo de Decepcionante. Demasiados boletos para la rifa de los improperios (reprimido, machista, facha…) Pero qué le vamos a hacer. Eso ocurre por echar mano del primer libro desconocido que aparece por la estantería. A veces el resultado es bueno y por tanto la sorpresa más agradable. Y otras… pues eso. La curiosidad mató al gato.

Pues efectivamente, este ‘Alevosías’ (me ahorro comentarios sobre el título) es una colección de ocho relatos de corte erótico que recibió en su día el premio Sonrisa Vertical –que es, por cierto una marca de prestigio en ese ámbito. Y, oiga, no nos andamos por las ramas: a las primeras de cambio nos encontramos ya a un par de primos preadolescentes metiéndose mano en tareas de exploración recíproca, y en un visto y no visto pasan a no dejar miga en el mantel. Los dos chicos son sustituidos en el siguiente relato por dos hermanas, la pequeña de apenas ocho o nueve años, que se ponen como motos en menesteres parecidos con el pretexto del juego y todo eso. Sí, bueno, después se deja caer algo sobre sus diferentes trayectorias sexuales en la edad adulta, pero esto resulta poco más que un simple adorno. Siguen sueños de alto voltaje en un tren de esos de larga distancia, con compartimentos y tal, un escenario bien propicio para este tipo de aventuras. Y todo así.

Naturalmente, línea tras línea nos encontramos con distintos tipos de fluidos y oleajes, 'cuevas resbaladizas y anhelantes’, cierto ‘succionador cilindro de terciopelo’, ‘bocas húmedas’ y ‘salvajes embestidas’. Y, sobre todo, pezones ‘de frambuesa’ y de texturas, sabores y morfologías semejantes aunque diversos, muchos pezones erectos, desafiantes, acusadores, todo un catálogo. Yo no sé si esto es exactamente literatura erótica, es decir, si el mérito consiste precisamente en describir el acto sexual y sus mil y una variantes, de mil y una formas diferentes, tirando todo el tiempo de metáforas para poner de manifiesto el grado superlativo que alcanzan el deseo y la excitación. De ser así, y si no hay nada más (como pasa en este caso) tengo que confesar que la cosa me aburre profundamente.

Hay que admitir que a la señora Rossetti  -que para eso es poetisa y autora de textos para niños, todo versatilidad- se le ve hábil en el manejo de esa miríada de adjetivos, alegorías, figuras y símbolos que se suceden sin pausa a lo largo de todo el volumen. Pero, claro, una vez que hemos asistido a un polvo, una masturbación o una felación (sin olvidarnos de los pezones), la lectura no da más de sí, es como asistir a un concurso para ver quién lo describe mejor, cuántas piruetas pueden utilizarse para el mismo fin, cuáles son las ocurrencias o imágenes más sorprendentes. Seguro que alguien dirá que no hay que quedarse sólo con el momento voluptuoso y las temperaturas extremas, que hay un mensaje profundo (con perdón), sensibilidad, agudeza psicológica. Pero, sinceramente, no soy capaz de encontrar nada de esto.

Incluso estaría dispuesto a reconocer que –si no hemos tirado la toalla antes- el libro coge algo de vuelo más o menos a la mitad, donde encontramos un par de relatos con un ambiente algo más oscuro, una pizca más de interés, y algún otro donde afloran ramalazos de humor que lo hacen más llevadero. Como uno es cicatero en las valoraciones pero también tiene su momento generoso, estas dos pinceladas me han movido a dejarlo solo en Decepcionante. Pero, no obstante lo dicho, vean ustedes: los últimos dos o tres relatos tienen un hilo común donde se toca de soslayo el tema de la infidelidad, y ahí aparece un personaje llamado Txomin, que tiene la osadía de dejar con el trabajo a medias a la señorita protagonista. Ella, con un rebote colosal, urde una sofisticada y claramente desproporcionada venganza dirigida a cargarse su matrimonio (el de Txomin). Ahí queda eso, para que se entere el vasco, cobarde, mediohombre, capullo, que a una mujer no se le hace eso. Ese es el nivel.

P.S. Aviso a mis colegas que si a alguien se le ocurre montar una semana de literatura erótica, conmigo no contéis, gracias.

También de Ana Rossetti: Señales y muestras

10 comentarios:

Squirrel Ardilla dijo...

Algunos libros de La sonrisa vertical no son para leerlos con una mano, como es su pretensión, sino con las dos o se te caen a la segunda página. Un saludo

Lupita dijo...

Tienes razón, pero hay otros que están muy bien. Quizás "Las edades de Lulú" sea mi favorito. Pero debo reconocer que me gusta la literatura erótica, que no tiene porqué ser toda como la que tanto abunda en las estanterías de novedades. Un saludo

Carlos Andia dijo...

Pues sinceramente, este 'Alevosías' ni con una mano ni con dos ni con nada.
Sobre otras obras de este palo, sólo recuerdo haber leído un volumen con varios relatos de Louis Aragon, 'El coño de Irene' y alguno más. Me pareció bastante ida de olla aunque con un cierta gracia disparatada. Pero, claro, era Louis Aragon.

Muchas gracias a los dos por vuestras opiniones.

julian bluff dijo...

"El acto sexual y sus ¡mil y una variantes!" ¡Huala nen!

Va a tener usted que explicármelas, don Carlos, por que a mí, que quiere que le diga, se me escapan. Con que me diga cien, me vale. O, incluso diez ¡Ya me conformaría yo con saber diez variantes, como usted las llama, del acto sexual! Ja ja ja... ;-)

Lupita dijo...

Vaya..y a mí mil me parecen pocas. Con todas las parafilias, gustos distintos y gente con flexibilidad y pocos escrúpulos..calcula. Un saludo y gracias por las risas.

Carlos Andia dijo...

Don Julian, seamos un poco imaginativos! En todo caso, no estoy seguro de que este blog sea el lugar adecuado para entrar en detalles. Puede que me plantee crear otro donde podamos explayarnos del todo con el asunto. Lupita seguro que estaría encantada de participar.

(Todo ello dicho en tono irónico, que luego se me malinterpreta casi siempre)

Gracias a los dos por vuestra participación.

Lupita dijo...

Para acabar con el tema, estaría encantada de participar, como en todo que sea para echarse unas risas. Tampoco es que sea yo una experta, pero sí he leído varias cosas del palo..ejem..erótico-festivo. Y hay de todo, desde la línea femenina de rápido consumo y fácil escritura, cosas muy raras, otras bobas y algo que me dejó patidifusa: el marqués de Sade. Es lo más patológico, desagradable y desequilibrado que jamás he leído. Es vomitivo. Y con este apunte, me despido de la conversación. Ha sido un placer..intelectual, mal pensados!!

Carlos Andia dijo...

De todo se aprende algo, Lupita. Gracias por tu buen humor.

Javier Mariscal dijo...

Hola. Lo primero que tengo que decir es que me gusta su franqueza. Soy un escritor peruano, tengo algunos premios en España y Perú en diferentes géneros narrativos. Ya sé que eso no garantiza nada. Acabo de publicar digitalmente, por primera vez, un libro: "69 relatos eróticos", en este enlace: https://www.amazon.com/dp/B0742H811Y
Si bien hay una opción para previsualizar algunas páginas, me gustaría enviarles el PDF y probar si convoco su atención, para reseñarlo. Escribí el libro con el afán de ayudar a llenar el vacío que me parece que hay en la literatura erótica actual, tan venida a menos: en internet solo encuentro pornografía sensiblera y cursi y he tratado de producir algo de valor literario. Confío en su juicio, y gracias de antemano por la atención. Me avisan. Suerte y éxitos.

Carlos Andia dijo...

Amigo Javier, la costumbre del blog es no realizar reseñas 'por encargo'. De lo contrario, puedes comprender que no haríamos otra cosa que leer textos que se nos ofreciesen. En todo caso, para lo que nos quieras enviar está la dirección de correo que aparece en el blog.

Muchas gracias por tu amabilidad. Un saludo.